domingo, 25 de dezembro de 2011

"Vejez"

    Pasé las últimas dos semanas resolviendo unos asuntos impostergables y por eso dejé de cumplir mis compromisos literarios con ustedes, pero ahora que las cosas están empezando a moverse con más facilidad, rapidez y serenidad, y como estoy a punto de salir -finalmente!- de vacaciones el día 02, voy a volver a tener tiempo para escribir y poner en día todas mis cosas. En realidad, estoy yendo a la fundación solamente para cumplir horario porque todos los espectáculos de navidad terminaron, pero como yo no quería salir de vacaciones ahora porque tendría que volver en el medio de enero para cocinar en este calor y no hacer nada, decidí esperar hasta el día 02 de enero, ya que todas las actividades de la fundación están en receso hasta marzo. Felizmente descubrí que tengo cuatro semanas y media de banco de horas, entonces mis vacaciones (que en realidad vencen en abril) van a ser más largas de lo que pensé... Ah, qué gloria! Vá a ser tan rico quedarme lejos de la fundación y todo su stress, de las clases, reuniones, ensayos, presentaciones y jefes problemáticos! Sinceramente, ya estaba totalmente exhausta (como si no bastara todo el stress del divorcio) con tanto trabajo y tanta presión y disgusto. Si trabajar con cultura ya es difícil, imagínense tratar de hacerlo en un lugar en el cual, en vez de que todos estén unidos por un mismo objetivo, cada uno se preocupe solamente con su parte y que el resto se vaya a la cresta!... Desgraciadamente, las cosas por aquí están más para intenciones políticas que para objetivos culturales. Y ahora que tenemos año electoral, no quiero ni imaginarme cómo vá a ser!... Y es por eso mismo -y otras cositas más que después les cuento- que saldré de la fundación en abril el próximo año. Después de trabajar aquí durante 25 años -y de adorarlo- llegué a la conclusión de que, desgraciadamente, mis objetivos y métodos no tienen más nada que ver con los de la fundación, entonces encontré mejor salir en busca de otro lugar u otro trabajo en el que me sienta bien, séa valorada, respetada y pueda trabajar y crear con libertad, porque es así que se crece, cosa que es vital para alguien como yo.
    Vieron que mudanzas radicales de fin de año? Divorcio y cambio de empléo de una sola vez!... Y a lo mejor otras sorpresitas... Puchas, qué revolución! Y miren que a mí me  cargan las mudanzas y las sorpresas!...  Pero estos cambios eran impostergables, necesarios para mi felicidad, realización y tranquilidad. Estoy segura de que, pasados los primeros momentos de  dificultades y dudas, de desafío y readaptación, me espera una vida plena y feliz, llena de nuevos proyectos y realizaciones, de paz y equilibrio. Qué más se puede pedir para el año que viene?Todo vá a valer la pena, créanme.  Pues sólo se gana algo cuando se acepta perder algo a cambio.
    Y después de todo este rosario de explicaciones, aquí vá la crónica de esta semana. Espero que les guste.


    Acontece algunas veces, si cierro los ojos o me quedo durante un buen tiempo delante del espejo, que consigo verme vieja, de cabellos blancos y rostro surcado de arrugas y marcas, cuerpo curvado, manos arrugadas y llenas de manchas... Sin embargo, esto no llega a asustarme, porque lo que véo, más allá del exterior decrépito, es una anciana sabia y sonriente, con la certeza de que los años y las experiencias que vivió y las decisiones que tomó la transformaron en alguien mejor, útil, serena, satisfecha, que construyó algo para dejarle a los que vendrán después... Sin embargo, esto es algo que puede no ser definitivo, porque pueden suceder muchas cosas que cambien el resultado, pero mismo así, créo que, a final de cuentas, somos nosotros mismos los que tenemos el poder de construír la imagen de nuestra vejez. Pero entonces, viene la pregunta: en qué momento ocurre esta opción? Existe un marco, un acontecimiento, un encuentro, alguna revelación íntima que marca este instante? Es esto lo que nos quedamos esperando, parados, mientras vemos el tiempo pasar con la velocidad de la luz?  Existe realmente una señal que nos dice que el momento llegó? O esta opción es hecha, en verdad, a cada día, en cada gesto, con cada pensamiento, a través de nuestras palabras y acciones más simples y rutineras? Es de esta forma que construímos la imagen de nuestra vejez?... Esta imagen del futuro, en realidad, no existe. Nosotros la estamos moldeando hoy, ahora, pero somos capaces de presentirla, de esbozarla mientras caminamos... Entonces, por qué dejamos tantos espacios vacíos? Por qué no nos envolvemos? Por qué ignoramos las consecuencias? Pues cada segundo tiene una consecuencia que tal vez no seamos capaces de medir ahora (pero que sabemos que sucederá) y es por eso mismo que tenemos que ser tan cuidadosos y sembrar buenas semillas, en tierra fértil e irrigada, tenemos que abonarla y al final, compartir los frutos.
    Me quedo sentada aquí en la hamaca, balanceandome lentamente mientras contemplo la calle, los árboles, los pájaros en los alambres eléctricos, las nubes que se reúnen para una lluvia, y pienso: debemos tener algún sentido en esta historia, fué para eso que vinimos,  debemos ser una de las piezas de este quebra cabezas fantástico que es la vida. Créo que, en el fondo, todos sabemos quiénes somos, entonces, por qué a veces nos resulta tan difícil actuar de acuerdo con este conocimiento?... El tiempo corre, no vuelve; las cosas acontecen, las personas van y vienen, nada detiene lo que no es dominado por el hombre: llueve, hace viento, sale el sol, llega el otoño, las mariposas mueren, los hombres envejecen. Esto sucede, pues los ciclos son sagrados e impertubables, y tienen su propósito: todo tiene que renovarse... Entonces, por qué nos quedamos sentados aquí, perdiendo el tiempo, si hay tantas coisas que hacer? Es nuestro propio futuro lo que estamos construyendo! Cuál es el motivo de este desierto de tédio y auto compasión, de inconciencia y superficialidad en que estamos presos? No son los otros los que tienen la llave de nuestra jaula! Depende de nosotros abrir las puertas y volar atrás de nuestros sueños, porque éstos no nacieron en nuestra alma para pasar en blanco. No envejezcamos para lamentar no haberlos realizados, sino para sentarnos al atardecer en el porche y contemplarlos sonriendo.  Es de este modo que la vejez tiene sentido y la muerte se vuelve menos cruel.

domingo, 11 de dezembro de 2011

"Tránsito"

Y después de dos semanas de silencio y suspenso puedo, finalmente, decir que todo en mi vida empieza a resolverse y a desenredarse, corriendo como un río sin piedras (por lo menos unas no tan grandes!)... Quien apostó en un divorcio acertó y, gracias a Dios, todo transcurrió bien, armoniosamente, a pesar de que al principio parecía lleno de malos resentimientos, miedos y desconfianzas. Pero créo que como somos dos adultos pudimos darnos cuenta y admitir que las cosas no estaban funcionando y que la separación era la salida más civilizada. Yo no le deséo mal a nadie, pero también quiero ser feliz, sentirme realizada y tranquila, y cada día que pasa me queda menos tiempo para conseguirlo, entonces no tengo tiempo que perder. Tengo que aprovechar todas las oportunidades!... Espero sinceramente que, así como yo tengo planes y proyectos para el futuro, y coraje, fé y ánimo para tratar de hacerlos realidad, mi esposo también encuentre un nuevo camino para su vida. Desgraciadamente, no será a mi lado... Hasta mis hijos concordaron en que fué la decisión cierta a tomar! Y miren que yo estaba bien preocupada con la reacción de ellos, a pesar de que ya son audltos y tienen sus propias vidas con que preocuparse. Bueno, ustedes ya saben, un hijo es siempre un bebé indefenso para los padres, no es verdad?...
    Todavía faltan algunas etapas de esta jornada, pero créo que van a correr con una cierta facilidad, pues el primer paso -y el más importante- ya fué dado con éxito y no tiene retorno, entonces lo que queda por hacer es levantar la cabeza, respirar hondo y continuar por este camino enfrentando las dificultades, las novedades y las incertezas que significan recomenzar la vida a los 55.
    Y como todo ya está más definido y tranquilo y estoy a punto de salir de vacaciones, puedo volver a mi rutina con los blogs y las crónicas. Estoy medio desanimada con el diário porque ya hace cuatro meses que no me publican nada, pero puede ser algún tipo de indirecta para que pare de ahogarlos con mis textos cada semana. Todo en mi vida está lleno de significados, mensajes y simbología últimamente, y no puedo dejarlos pasar por alto porque están siendo como luces que me guían durante esta transición.
    Entonces, volviendo a la dulce rutina, aquí vá la crónica de esta semana, dedicada especialmente a la Sol, mi hermana del alma, de la cual nunca me olvido a pesar del silencio y la distancia. Gracias por el apoyo, hermanita, y ten por cierto que siempre seremos como una sola!.

    Definitivamente, los seres humanos somos criaturas en tránsito, siempre envueltos en procesos, en constante movimiento físico, mental y espiritual, queriendo alcanzar algo, ir más allá, llegar más adelante. Pero pienso que, a pesar de las ansias de ganar estabilidad e identidad definitivas como un requisito para sentirnos seguros, lo que más debería importarnos no es de dónde vinimos o para dónde vamos, porque estas son solamente referencias, puntos fijos de partida y llegada, espacios y tiempos muertos porque demasiado definidos y estáticos; lo que verdaderamente es importante, interesante, lo que nos hace realmente crecer y aprender, es el proceso, el recorrido entre estos dos puntos "muertos": el tránsito. Y cabe a nosotros percibir y aprovechar esta caminada, que puede traernos informaciones, descubrimientos y encuentros capaces de cambiar nuestro destino. Cuando se parte hay una expectativa, una incerteza, pues todo está para ser hecho a partir de la inmovilidad, de la intención. Cuando se llega, esto no  existe más, la búsqueda termina, el ciclo se completa y tenemos que proponernos nuevos objetivos y partir para otros procesos.
    El bailarín marca el paso de su coreografía: primero está en el suelo, depués de pié, listo para una pirueta, entonces la ejecuta y regresa a la inmovilidad que la inició. El tiempo y la acción entre estos dos momentos pre-determinados del movimiento, ya visualizados respecto a impulso, equilibrio, tiempo y espacio (el plano imprescindible) es pasado por alto. Queda entonces este vacío, esta ausencia de conciencia, este agujero inexpresivo, sin ninguna importancia aparente. Sin embargo, este lapso, este tránsito que envuelve el proceso de ejecución, y que nos pertenece por completo, en el cual todavía no decidimos nada y del cual mal tenemos conciencia, focados como nos encontramos en el resultado final, es lo que tornará  el final de nuestra acción un éxito o un fracaso. Solamente tenemos la noción del punto de partida a medida que nos alejamos de él y del puntto de llegada mientras nos acercamos a él, pero durante el tránsito somos capaces de evaluar nuestro potencial, nuestras posibilidades, las consecuencias de nuestras acciones, nuestra capacidad de asimilar y aprender lo que el proceso tiene que enseñarnos, de avanzar, de encontrar caminos y respuestas, porque no estamos estáticos, sino en movimiento simultáneo con la creación. Este es el tiempo de las preguntas, de las transformaciones, de las percepciones, del aprendizaje real, porque estamos cien por ciento vivos y atentos.
    El secreto del conocimiento y el aperfeccionamiento se esconde en el tránsito y en la percepción y provecho que conseguimos sacarle, tal vez debido al hecho de experimentar el tiempo real de los acontecimientos, de asumir y vivenciar las dudas y los cambios con serenidad y libertad. Tal vez hasta de acercarse a la muerte inevitable que nos aguarda el final de cada ciclo y nos abraza todas las veces que alcanzamos nuestro objetivo. Entender y aceptar estas muertes porque vemos la posterior resurrección nos vuelve osados, nos lleva a vivir experiencias radicales y profundas, absolutamente verdaderas y únicas. Es entonces que nos damos cuenta de que nuestro punto de partida es siempre una resurrección, pues venimos de una muerte anterior. Cuando partimos no sabemos nada, estamos llenos de dudas y recelos. Cuando llegamos, no necesitamos preguntar nada más, porque todo lo que tenía que ser aclarado, respondido y comprendido ya aconteció.
    Créo que, de una cierta forma, las definiciones pueden paralizarnos si permitimos que se acomoden dentro de nosotros y nos impidan continuar caminando, creciendo. Mientras estamos en tránsito permanecemos en constante movimiento buscando, pasando por etapas sucesivas de descubrimiento y conclusión.. Intentamos todas las posibilidades e llegamos a la respuesta asombrosa de que nada es, en verdad, definitivo, nada está parado. Vida y muerte no son inicio y fin, mas segmentos ininterrumpidos de una energía infinita y perfecta. Nosotros estamos en el medio de "algo", del "todo", de la "nada", del tránsito de la propia creación.... Estupefacción, tristeza, revelación, beatitud, resignación, conciencia de lo pasajero, de lo efímero, de alguna forma inmaterial: con esta carga de sentimientos respecto a nuestra existencia y nuestro aprendizaje, nos reposicionamos en la histotia. Con certeza, somos el paradoxo por excelencia, la ambivalencia perfecta, porque el tránsito así lo permite, dandonos la oportunidad de escoger... Lejos, cerca. Hombre, mujer. Santo, demonio. Cuerpo, espíritu...

sexta-feira, 25 de novembro de 2011

"Animales y plantas"

Estoy perfectamente conciente de que pueden terminar odiándome porque parece que estoy haciéndome la difícil sobre ese asunto que no se resuelve nunca, pero créanme, estoy tan paranóica y frustrada cuanto ustedes con esta demora. Sinceramente, no quería tener que salir por ahí dando ultimatos, pero a lo que todo indica, voy a tener que terminar haciendo esto, lo que puede significar un atraso todavía mayor de mis proyectos... Es como dicen: "Si correr, le león ataca, si parar, el león come"!... Por qué a las personas les gusta tanto complicar las cosas en vez de aceptar la realidad y actuar según ella? Yo estoy haciendo todo de mi parte para que la situación se resuelva pacífica y rápidamente, estoy tratando de continuar con mi vida a pesar de esta horrible sensación de inmovilidad, de limbo, de expectativa casi insoportable. Estoy luchando contra el desánimo, el pesimismo, la rabia, el resentimiento y el stress, porque sé perfectamente que son sentimientos que nos  dejan enfermos, pero hay momentos en que es casi imposible. No estoy consiguiendo trabajar, producir, crear, concentrarme, interesarme por nada que no séa la actitud de "alguien" debería tomar para que mi vida vuelva a moverse, para que yo pueda llevar adelante mis planes... Menos mal que ya estamos casi saliendo de vacaciones en la fundación, entonces no hay mucho que hacer a no ser preparar las presentaciones de navidad, lo que no es muy complicado porque estos alumnos ya tienen experiencia, entonces no tengo que estar encima de ellos. Si tuviera más responsabilidades no daría cuenta de ellas, para que véan cómo la cosa está fea... Pero como no puedo hacer nada a no ser esperar y tener paciencia y continuar con mi vida para no volverme loca o salir insultando o dándole unos puñetes a "alguien", trato de mantener aquellas rutinas saludables. Por lo menos sirven para hacer cuenta que todo está bien. En diciembre voy a tener más tiempo todavía porque voy a volver a trabajar solamente en las mañanas (se acabaron las horas extra!) entonces voy a retomar mis caminadas diarias, que me hacían tan bien física y espiritualmente. Tal vez esto ayude a hacer soportable la demora.... Pero la solución sería, realmente, que "alguien" tuviera coraje y tomara una actitud de una vez por todas!
    Entonces, vamos a la crônica:

   Animales y plantas son, definitivamente, una estupenda terapia para cualquier neurosis, depresión, angustia o miedo, pues al ocuparnos -y preocuparnos- con estos otros regando, podando, alimentando, bañando, cavando o jugando, somos obligados a salir de nosotros mismos y de nuestro mundo pequeño y opresivo y a envolvernos y encantarnos con lo que existe fuera de nosotros, con esta creación milagrosa y llena de detalles reveladores, nos responsabilizamos por algo fuera de nuestras propias aflicciones y necesidades y, de una forma o de otra, aprendemos a sobrellevar, a perdonar, a encontrar salidas y respuestas al interactuar con algo que no interfiere, no cobra, no juzga ni condena nuestro comportamiento, no pone plazos ni deséa otra cosaí cada planta, cada árbol, dibujé los canteros y dispuse el lugar de flores, arbustos y piedras, escogí el tipo de césped, las baldosas y enredaderas, por lo tanto, tengo una ligación con él y sé que si no lo riego vá a terminar secándose, pero, mismo así, ni una palabra o gesto de recriminación saldrá de él. Me siento libre y leve toda vez que trabajo en la tierra, cuando podo los arbustos o riego los maceteros y canteros, cuando desparramo migajas encima del muro o le cambio el água al bebedor de los pajaritos; pues no hay prisa, no hay exigencias, no hay reglas; este jardín es una interminable sucesión de pequeñas maravillas y milagros que le hacen bien a mi alma, me dan alegría y ánimo, me recuerdan que la vida es superior a cualquier problema, a cualquier pérdida o fracaso y que siempre debemos continuar, virar la página, porque las estaciones vienen y van, los ciclos se cumplen, se nace y se muere, y ni una gota de toda mi preocupación puede cambiar esto.
    Ya con los animales -mis dos perritas y todos los pajaritos que vienen a comer pan- la compañía, la fidelidad, el amor incondicional, la lealtad y la capacidad de vivir cada momento plenamente que demuestran son un ejemplo para nosotros, que vivimos planeando y sufrieno por un futuro que no existe, corriendo, chismorreando, traicionando, pisando y despreciando a os otros, valorándolos por sus posesiones y por lo que podrían hacer a nuestro favor en vez de aproximarnos a ellos por lo que son, por lo que podemos aprender y compartir. El perro se conforma alegremente con un pedazo de pan seco, si es solamente eso lo que su amo tiene, con unas carícias en la cabeza o la panza, con algunas palabras o simplemente una mirada de cariño; nunca se enojará porque no somos perfectos ni hará escenas de celos, no exigirá comportamientos ni belleza, atención absoluta, no mentirá ni traicionará nuestra confianza. Entonces, quién mejor para sentirnos confortables y hacer confesiones que a nadie más le diríamos?...
    Animales y plantas, decididamente, curan, enriquecen, nos vuelven seres humanos mejores.

sexta-feira, 18 de novembro de 2011

"Regar"

Bueno, si yo pensaba que las cosas iban a estar resueltas esta semana, tengo que admitir que estaba equivocada, lo que, desgraciadamente, vá a significar un poco más de espera, stress y oraciones... Sí, porque a esta altura del campeonato, sólo me resta poner todo en las manos de Dios que, como deben suponer, nunca me decepcionó. Honestamene, no quiero tener que dejar de lado los buenos modos, pero encuentro que es completamente inútil, un verdadero desperdicio de energía y creatividad, el hecho de querer prolongar una situación que no tiene más vuelta. Entonces, por qué no aceptarla y seguir adelante en vez de querer detener los acontecimientos naturales? Por qué no dejarlos fluir y virar la página en vez de hacer rabieta y prolongar el sufrimiento, la ansiedad, el disgusto, el clima funesto?... Es una cosa que no consigo entender. Pero créo que aquí se puede aplicar el dicho: "La esperanza es la última que muere", y yo misma ya hice esto várias veces en mi vida. Supongo que el factor sorpresa y la firmeza de mi decisión es lo que está pesando en esta demora. Pero nada vá a  cambiar por el hecho de ser obligada a esperar un poco más. Eso ya está absolutamente claro.
    Y ustedes no deben tener la menor idea de lo que estoy hablando, verdad? O entonces, ya debe haber algunos que entendieron la historia y están haciendo barra para que mis planos tengan éxito. Ojalá, porque estoy necesitando toda la vibración positiva que pueda conseguir!... Tal vez la semana que viene las cosas se aclaren y quién sabe pueda revelar, finalmente, este misterio. Pero en cuanto continúe esta negación de la realidad, el resentimiento, el miedo y la falsa esperanza, el asunto vá a continuar enroscado. Por eso pido la luz, la misericordia y la serenidad de Dios para que todo termine bien para todos, lo más brevemente posible.
    Y después de tanto misterio y tantos enigmas, aquí vá, de una vez por todas, la crónica de esta semana! Gracias a Dios estoy teniendo un poco más de tiempo y calma, pues las clases en la fundación terminan la semana que viene y después nos van a quedar solamente los ensayos y presentaciones de la programación de navidad. También tendremos algunos eventos de los cuales seremos obligados a participar, pero solamente como espectadores. Mi horário vá a cambiar de nuevo y voy a volver a tener las mañanas libres -menos los lunes porque tenemos reunión administrativa- pero volveré a la casa tarde por causa de esas presentaciones... Adiós horários civilizados para cenar y tomar los remedios!... Bueno, pero serán sólo 18 días de sacrificio; después saldré de vacaciones y mi rutina de diabética obediente vá a volver a valer... Y espero que algunas otras cosas positivas sucedan también!...


     No sé por qué, pero para mí, existe algo de redención, de catarsis, de bendición, algo como un bautismo y una libertación en el simple acto de regar las plantas. Ver el chorro de ága cruzar el aire y caer sobre el pasto y las flores, sobre la tierra seca, en aquella mezcla de violencia y carícia tan necesaria para mantener la vida, me dá la sensación de alivio, de milagro. Es como una pequeña revelación sobre la resurrección, sobre la omnipresencia divina en nuestra vida -que nos hidrata a cada paso- es darse cuenta de que en todo lo que hacemos, por más banal que parezca, existe un mensaje, un detalle precioso a ser observado, asimilado y agregado a nuestras propias vidas. Todo lo que nos rodéa está allí para ser percibido, meditado, incluído en nuestra rutina diaria, porque todo es valioso... Al ver las gotas cayendo sobre las hojas y pétalos, sobre el tapete verde y obscureciendo la tierra sedienta, que parece esperar ansiosa y agradecida este instante, tengo la impresión nítida de que estoy regando mi própio corazón, limpiándolo y renovándolo, dándole nuevas fuerzas e inspiración, haciendo crecer sus raíces en dirección al amor...
    Sostener la existencia con este simple gesto, ayudar a generar vida y luego ver los brotes surgiendo, primero tímidos y pálidos, y después firmes y vigorosos, coloridos y perfumados, adornando la planta o el árbol, la plaza, el cantero, el macetero, el jardín, nos dá esa sensación de victoria, de belleza, de perfección, de un verdadero milagro del cual somos participantes directos... El água es realmente milagrosa, porque promueve transformaciones vitales, profundas, a veces inesperadas, pues alcanza las raíces y es capaz de revivirlas. Es la fuerza renovadora y purificadora por excelencia, cuando no llega demasiado tarde...

terça-feira, 8 de novembro de 2011

"Miedo o amor"

   Ya sé que he andado medio desaparecida estos últimos días, pero es porque las cosas andan medio complicadas por aquí, entonces es un poco difícil conseguir tiempo y dejar que la inspiración fluya. Pero como hoy día es el aniversario de Ibiporã y tengo algunas horas libres antes del maldito desfile  de todos los años (que esta vez será, no temprano en la mañana, sino a las 19:00h... No me pregunten de quién fué la idéa, pero como el desfile es siempre una lata absoluta, en realidad dá lo mismo a la hora que séa) créo que voy a dar cuenta de postear las dos crónicas, la del blog y la del diário, y hasta voy a tener tiempo de dar una dormidita después de almuerzo porque ayer en la noche, entre mi vecino que pone el despertador a las 3 de la mañana (créo que tiene que levantarse tan temprano para ir a la chacra) y algún gato desgraciado que inventó pasearse por mi patio y dejó a las perras locas corriendo y ladrando, amanecí completamente para la cagada. Entonces, si pretendo no tener un faniquito bien en medio del desfie, es mejor que trate de descansar un poco antes de ir para la fundación... Es divertido cómo ese tipo de cosa, más algunas otras que están demorando mucho para definirse, lo afectan a uno para desempeñar cualquier actividad. Yo, sin dormir, soy como el Titanic hundiéndose en el mar, y no existe rezo que me haga flotar de nuevo!... Debe ser la edad llegando, no? Los viejos parece que están siempre buscando algún rincón para tirarse una siestecita. Bueno, también puede ser el cansancio normal de fin de año, o entonces el stress de esta otra situación que no se resolve luego (calma, ya van a saberlo todo!) pero últimamente ando cayéndome sola de tanto sueño y falta de energía.
    Entonces, antes de sucumbir a esa sensación de arena cerrandome los ojos, aquí vá la crónica de la semana.

    Nuestros disfraces son numerosos, uno para cada ocasión, simples o elaborados, permanentes o esporádicos, pero siempre a la mano, como una carta escondida en la manga... Y por qué los usamos? Para defendernos, para esconder debilidades, humillaciones, fracasos, para crear ilusiones de éxito y poder, para seducir, para manipular. Pero en realidad, todas las razones se remiten a una sola: miedo. Quien se disfraza lo hace porque recela mostrar su verdadera faz, porque no quiere correr el riesgo de dejar el corazón expuesto, sin saber que éste es fuerte y determinado y que soportará todas las probaciones que le séan impuestas. No confiamos en él porque no confiamos en nosotros mismos ni en los demás, entonces preferimos engañar y ser engañados para vivir en una paz fictícia... Pero Dios sabe cuál es nuestra verdadera cara y, no importa de que laya nos la pintemos, El  siempre nos reconocerá y nos llamará por nuestro nombre. Inventamos mil motivos, disculpas e historias, pero El sabe cuál es el verdadero motivo de nuestro dolor y de nuestra felicidad. Creamos opciones, salidas y soluciones que nunca duran lo bastante, sabiendo que solamente existe un camino. Somos porfiados, vanidosos, orgullosos y queremos las cosas a nuestra manera, dentro de nuestros plazos y condiciones... Pero lo que nos atormenta es tan simple, tan básico, tan óbvio! No necesitaríamos salir por ahí contando cuentos, representando personajes, construyendo status!... Todo lo que nos aflige, nos hiere, nos aisla y nos castiga es, meramente, la falta de amor, y por eso somos víctimas de las infiitas expresiones de este mal, de todos los pecados que esta falta nos hace cometer. Podríamos describirlo de tantas formas, darle tantas caras y voces! Podríamos hacer una lista interminable de sus síntomas y efectos colaterales y afirmar que, sin duda, se no nos curamos, esta falta de amor podrá volverse una enfermedad mortal.
    Es increíble, pero todo en nuestra existencia se reduce a esta palabra: amor. Su presencia ou ausencia hace realmente toda la diferencia en la vida de alguien, porque con él puede tenerse todo o no tenerse nada, puede erguirnos o destruirnos. Todo viene del amor, vivimos por él y por él morimos, todas nuestras acciones son comandadas por el amor. Lo buscamos sin descanso a lo largo de toda nuestra vida, durante cada segundo, en cada acción y pensamiento, en cada encuentro; lo practicamos -bien o mal- lo enseñamos, lo mendigamos, somos sus dueños y sus esclavos. Todo es generado por él, mismo distorcido o extraviado. Nada hay en nosotros que no séa movido por este ideal. Podemos conocer tan sólo una parte de él o conocerlo por entero, pero nunca nos sentiremos saciados de su dulzura, de su paz, de sus milagros. Nos entregamos a él sin reservas, porque confiamos en su sabiduría y poder; o lo rechazamos porque nos hace sufrir y nos exige demasiado, pero nunca podremos olvidarnos de que él existe y espera por nosotros... El amor es el gran movimiento, el movimiento total y perfecto, pues contiene todas las acciones, todos los pensamientos, las intenciones, los esfuerzos y sueños del ser humano, de un modo o de otro. Es de donde vinimos y adonde retornaremos al final de nuestra jornada; es nuestra raíz, nuestro alimento, nuestro puerto. Cómo podríamos entonces existir sin él, sentirnos humanos, civilizados, completos, si no lo practicásemos de alguna forma?... Buscar, encontrar y vivenciar el amor es la gran misión del hombre, lo que lo torna humano y divino; es su deber y su recompensa, su filiación. Es lo que lo mantiene vivo y le confiere esa chispa divina que lo vuelve hijo de Dios.

sábado, 29 de outubro de 2011

"Edifícios y esclavos"

Puchas, ya hace tanto tiempo que no me siento a escribir aquí que casi se me está olvidando cómo es la página inicial de mi propio blog!... Pero es que he andado tan ocupada con tantas cosas -desde el festival de teatro a un departamento en el centro de Santiago- que realmente no he tenido tiempo ni cabeza para escribir mucha cosa. Todo en mi vida está a punto de dar una vuelta tan grande que mal consigo dormir, trabajar, comer, qué dirá escribir!... Pero no se preocupen, porque en cualquier lugar donde vaya a parar pretendo continuar manteniendo este blog y compartiendo con ustedes mis experiencias, reflexiones, lecciones y conclusiones, las historias y las enseñanzas. Esto es algo que está en mi  sangre, como ustedes saben, es una rutina que forma parte de mi vida, entonces, no importa lo complicadas que se pongan las cosas, voy a continuar escribiendo... Bueno, debo estarles pareciendo tremendamente misteriosa, pero por el momento no puedo decir mucha cosa, por lo menos no hasta que ciertos asuntos no estén completamente resueltos. Entonces, van a tener que contentarse solamente con las crónicas, porque la historia de mi propia vida está momentáneamente tomada por un delicioso status quo... Pero como ya saben que yo no consigo guardar algo en secreto por mucho tiempo, no van a tener que esperar mucho para saber las novedades. Por el momento sólo puedo decir que ellas son interminables, sorprendentes, emocionantes, medio asustadoras, pero al mismo tiempo sensacionales. La aventura y la renovación está en mi puerta y yo pretendo dejarlas entrar y abrazarlas como a dos viejas amigas largamente aguardadas... Tal vez debería haber hecho esto hace tiempo, pero uno no hace las cosas en cuanto no está preparada. Ya aprendí que no sacamos nada colocando la carreta al frente de los bueyes, porque invariablemente alguien sale herido. No se puede empujar al río, porque él corre solo, hay que tratar de entenderlo y acompañar su curso con serenidad y atención, pois solamente así sabremos cuándo actuar, cuáles son las respuestas, dónde están las puertas y los caminos que tenemos que abrir y recorrer para encontrar la felicidad... Y es exactamente esto lo que estoy haciendo. Y parece que el universo entero está conspirando a mi favor! Qué más puedo pedir?...
    Y ahora, aquí vá la crónica de la semana.


    Hacía mi caminada usual temprano en la mañana cuando, casi llegando a una esquina con menos movimiento, tuve que detenerme abruptamente porque aquella moto barullenta subió sin ningún aviso a la vereda y estacionó bien delante de mí, sin la menor ceremonia. Yo me quedé parada ahí, mirádola con expresión incrédula, y esperé para ver lo que sucedería. Del vehículo decendieron dos muchachos, que se sacarorn los cascos zurrados y se arreglaron la ropa con ademanes desanimados. No dijeron nada ni parecieron darse cuenta de que yo continuaba allí con mi cara de reprobación... Uno de ellos se acercó entonces a un anorme portón de metal compacto, pintado de un amarillo mostaza y lleno de abolladuras y descascarado, sacó un manojo de llaves del bolsilo del pantalón, llevó algunos segundos para encontrar la que necesitaba y finalmente la introdujo en el candado. Cuando la hizo girar, la cerradura soltó un sonido profundo, que casi parecía un lamento, y el muchacho abrió el candado bruscamente, como para hacerlo callar. Su amigo esperaba atrás de él con aire cansado y apático, el cuerpo pesadamente apoyado en la moto. El joven se guardó la llave en el bolsillo y, agarrando la manija, tomó aliento y empezó a empujar el portón con visible esfuerzo. Este corrió por el riel oxidado haciendo un ruido de trizar los dientes. Dentro apareció una pequeña área de cemento con una construcción de dos pisos al fondo, la parte de abajo transformada en un garage obscuro y abarrotado. En el piso de arriba, una grande ventana de vidrios estriados y opacos cubierto por una cortina blanca y amontonada, llena de manchas y agujeros. En los espacios en que estaba más arrugada se podía ver las siluetas de algo que parecían muebles -escritorios, armários, estantes, kardex- sepultados bajo montañas de papel que amenazaban venirse abajo a cualquier momento... El otro muchacho empujó lentamente la moto hasta el garage y la estacionó junto a algunas bicicletas y  a un coche viejo, que dividían el espacio con cajones, escritorios y sillas quebradas, esqueletos de computadores y hasta unas jaulas oxidadas... En seguida, regresó a la calle y esperó otro poco, sin perder ese aire de triste desagrado, hasta que el amigo cerró y trancó el portón de nuevo. Entonces, ambos se dirigieron hacia una puerta, vecina al portón, también de metal medio abollado y rejas protegiendo el vidrio estriado en la parte superior, estrecha y sucia, mostrando unas dos o tres manos de pintura de diferentes colores, todas descascarándose, sosteniendose medio chueca en los goznes sobre un peldaño que un dia había sido rojo, pero que hoy aparecía gastado e inmundo, el dibujo de la baldosa casi borrado por el ir y venir de los zapatos. Sacando otra llave del bolsillo, él la abrió y yo pude ver que daba para una estrecha escalera flanqueada por una pared de color  indefinido, techo alto de tablas carcomidas y una luz mezquina en el fondo. Mirando hacia arriba se veía solamente una pared clara llena de manchas de humedad, como si después de la escalera no hubiera nada más... Los muchachos se miraron entre sí, como juntando coraje, y entraron con andar pesado. Cuando el último se volvía para cerrar, de repente apareció corriendo una muchacha, gorda y pálida, de largos cabellos rubios prendidos con un cintillo de plástico. Vestía la típica falda de los protestantes, cara lavada, anteojos viejos, zapatillas de plástico, y llevaba una bolsita amarilla de vinil en bandolera. Les hizo señas a los muchachos y los llamó, jadeante, pidiendoles que la esperaran. Los chicos se detuvieron y permanecieron al pié de la escalera hasta que ella llegó, mostrando en la cara la misma expresión de resignación y secreta rabia al enfrentar la escala de baldosas rojas. El cuadro desapareció de mi vista cuando el último joven cerró la puerta, no sin antes dar una larga e indefinible mirada hacia la calle, como si estuviera despidiendose de ese mundo... El ruido seco de la cerradura pareció algún tipo de destino aciago siendo cumplido por aquellos que entraron en el edificio féo y descascarado, con esas manchas negras de lluvia descendiendo por las paredes como garras o colmillos de un monstruo, las ventanas de vidrios sucios y cuartos obscuros e indefinidos atrás de ellos... Virando la esquina, sin embargo, y destacandose como una ironía o un insulto, me encontré con un pequeño conjunto de casitas modestas, pero con muros de colores claros, jardines verdes y llenos de flores, porches con sillas y maceteros, perros echados al sol, ventanas abiertas y olor a café y a porotos en el aire... Mirando hacia el edificio lúgubre y callado, me pregunté si los que trabajaban ahí no se asomarían de vez en cuando para espiar la vida de estos vecinos y huír de esa tumba en la cual eran obligados a pasar buena parte del día. Me pregunté si no abririan algunos centímetros las ventanas y pondrían la nariz para respirar aire puro, para sentirse vivos, para crear coraje y continuar trabajando en aquel mausoléo decrépito. Me pregunté si la chica habría traído algún macetero con violetas o cardenales, o por lo menos una de esas plantas que, por superstición, las personas colocan en la puerta; o si alguno de los muchachos habria traído una foto, un afiche, algún adorno, si habría traído una radio o alguna otra cosa que le recordase que existía vida fuera de allí... Pero, podrían estos detalles sobrepujar a oscuridad y el moho, el silencio opresivo? El sonido tímido de una radio o los colores de una violeta  encima del escritorio conseguirína alegrar y barrer el olor a papel parado, a rutina, a tiempo parado?...
    Me quedé algunos minutos más parada allí, delante del edificio, donde se leía en una placa desteñida, en letras negras e incompletas, medio chuecas: "Oficina de contabilidad", y me pregunté qué jefe  obliga a sus funcionarios a trabajar -exigiendo eficencia, rapidez, clareza y compromiso- en un lugar así, cómo es capaz de trancarlos allí dentro, con certeza aprovechandose de su necesidad de trabajar, y abandonarlos así, sepultados en medio de papeles, calculadoras, computadores viejos y ventiladores barullentos, baños minúsculos y hediondos, y salir por ahí en su coche último modelo, con aire acondicionado y asientos suaves... Será que le pasa por la cabeza la imagen de sus empleados almorzando marmita recalentada -o fría- en un cuarto que es una mezcla asquerosa de baño y cocina? Será que se acuerda de ellos en el invierno, cuando tienen que trabajar con guantes, bufandas y gorros porque el edificio no tiene calefacción? Piensa en sus ojos cansados mientras cambia la única ampolleta amarilla que cuelga de un alambre pelado?... Peór aún, será que realmente sabe quiénes son estos infelices para los cuales firma un miserable cheque todo fin de mes?...
    Dí un suspiro profundo, mezcla de desagrado y tristeza, y continué mi camino, concluyendo que, definitivamente, hay edificios que son la cara de sus dueños y que, desgraciadamente, hay dueños que todavía practican la esclavitud dento de ellos y que nadie se entera porque éstos usan el edificio féo y deprimente como si fuera un perro guardián que no deja que nadie entre para descubrir la verdad.

sábado, 8 de outubro de 2011

"El libro de la vida"

Bueno, tengo que aprovechar bien mi último fin de semana libre antes de nuestro festival de teatro estudiantil, que empieza el próximo sábado. Van a ser diez días de correría y stress -a pesar de que todo indica que las cosas está bajo control y que no me olvidé de ninguno de esos detalles antipáticos de logística. Pero de cualquier manera sé que mi jefe vá a encontrar alguna cosa para atormentarme, entonces ya estoy medio conformada con llevar una reprimenda...- y espero que sin incidentes fuera los pequeños contratiempos normales de trabajar con aficionados. Este año el número de escuelas y grupos interesados en participar disminuyó dramáticamente, por eso, en vez te durar dos semanas o más, este año el evento tendrá sólo diez días, incluyendo los espectáculos de abertura, cierre y la noche de entrega de los premios, días en que no hay competición. Por un lado, todos damos gracias a Dios porque estamos extremadamente sobrecargados y exhaustos, pero por otro, es triste percibir la falta de interés de las escuelas y grupos. Créo que el próximo año vamos a tener que sentarnos y discutir seriamente sobre este evento, porque todo indica que la fórmula cansó y dejó de ser atrayente para el público.
Fuera eso, todos los otros eventos hasta el fin de año están civilizadamente programados y parece que vamos a conseguir llevarlos a cabo con una relativa calma, inclusive los 20 días de espectáculo al aire libre en la navidad (de ese yo estoy encargada). Sólo espero que no nos aparezca nadie con alguna sorpresita de aquellas a las cuales no se les puede decir que no porque si no, algunas cabezas pueden caer... Ya saben, cuando la orca manda, las sardinas se ponen en filita y obedecen sin soltar ni una burbuja...
De cualquier forma, voy a ver si consigo algún tiempecito para postear la crónica, pero créo que vá a ser bien difícil porque no puedo hacerlo en los computadores de la fundación porque ellos no tienen acceso a blogs. Entonces, si no consigo cumplir con este compromiso la próxima semana, ustedes van a saber el por qué.
Y pasando a cosas más agradables e importantes que decirle "sí, señor" al jefe, aquí vá la de esta semana.

    Llego a la conclusión, después de tanto tempo y altos y bajos de todo tipo, de que es imprescindible que pasemos por la experiencia, que vivenciemos todo lo que nos toca, no importa lo que séa, pues es el únco medio de aprender y crecer, de conocernos y conocer a los demás y así volvernos seres humanos mejores. No podemos negarnos a vivirla, no podemos detenerla, impedirla o manipularla según nuestras conveniencias, debilidades o planes. Toda y cualquier experiencia forma parte de nuestro crecimiento, de nuestro destino, pues la vida no es más que una sucesión de ellas -pequeñas o grandes, felices o infelices- que a veces ocurren primero en el cuerpo para después alcanzar la mente, o vice versa. Todo acontecimiento, todo encuentro, éxito o pérdida contiene una lección, tiene un objetivo y sirve para que lleguemos a conclusiones que podremos utilizar más adelante. El cuerpo es semejante a un libro en el cual registramos -conciente o inconcientemente- todas las experiencias por las que pasamos, y no tan sólo las nuestras, las actuales, sino también las ancestrais, las históricas. Cada experiencia abre una nueva puerta, desencadena un nuevo ciclo -o lo termina- nos tráe nuevas oportunidades, otras opciones, a veces sorprendentes, nos revela algún camino que nos ayuda a dar el paso siguiente, justamente porque él engloba la pregunta que nos inquieta y su respueta. Entonces, cómo podemos perfeccionarnos en el arte y en la vida si no vivenciamos las experiencias?... Tenemos que preguntar, trabajar para encontrar las respuestas, y para que esto suceda, debemos correr el riesgo de vivir, de ser y estar donde el plan divino nos coloque; debemos tener nuestos encuentros y despedidas, nuestras dudas, nuestras noches oscuras y nuestros instantes de iluminación. Trancados en algún rincón lejano, escondidos y acobardados delante de la vida y sus desafíos, moriremos, seremos inútiles, habremos perdido nuestra oportunidad de participar de la aventura que es la historia de esta humanidad y, peór, nuestra parte -única e intransferible- quedará faltando en la trama de ella y nunca sabremos su importancia. Nos preguntaremos si habríamos hecho alguna diferencia, pero jamás sabremos la respuesta.

sexta-feira, 30 de setembro de 2011

"Derrotados o arrepentidos?"

Bueno, después de haber pasado la mañana entera recorriendo todas (las cuatro) zapaterías de esta ciudad atrás de un par de sandalias -que necesito con urgencia, porque andar todo el tiempo de salto alto está acabando con mis piés-  de casi enloquecer a las vendedoras llevando y trayendo cajas y más cajas sin que nada me convenciera o me quedara bien y de por poco no morir derretida bajo este sol calcinante, aqui estoy, finalmente en mi casa, más repuesta después de un almuerzo leve en el restaurante del mall (es verdad, en este agujero también tenemos un shopping!  Hasta tiene dos pisos!) y de una breve siesta, ya me siento un poco más inspirada y animada para cumplir con mi ritual semanal. Las dos perritas están desparramadas sobre mi cama todavía, disfrutando el aire más o menos fresco del ventilador en el techo... Puchas, si estamos soportando un calor de 37 grados en el início de la primavera, qué nos espera en el verano? Tiemblo sólo de pensar que voy a tener que salir a trabajar en Diciembre o Febrero!... Claro que podríamos pasarnos los meses de calor encerradas en la casa con el aire acondicionado prendido, pero créo que no sería muy práctico... Si de Chile detesto los temblores, de Brasil odio, entre otras cosas pero más que nada, el calor, que no me afecta tan solamente a mí que soy extranjera, sino también a los brasileros. Simplemente, nadie lo aguanta!... Bueno, esto prueba que nada es absolutamente perfecto en esta vida, no es verdad?... A no ser nuestro viaje a Chile, claro. Eso sí fué perfectamente perfecto! rsrsrsrsrs
    Bueno, y antes de que termine de derretirme o que mi inspiración perezca ahogada en mi propio sudor, aqui vá la crónica:

    "Es preferible vivir derrotado que arrepentido": sábia frase dicha por el patético protagonista de una serie que ni es una de mis preferidas, pero que en aquella tarde perezosa me pescó desprevenida. El tipo -un fracasado congénito, según sus amigos, pero siempre lleno de optimismo- es de esos que siempre están tratando de hacer las cosas más bizarras de las maneras más absurdas, lo que significa que nunca le resultan, fato que ni por un segundo lo hace pensar en desistir de sus planes. Todos se ríen de él y lo hacen pasar todo tipo de embarazos por cuenta de su ingenuidad, pero él no se amedrenta y persiste en sus proyectos, mismo contra todas las señales de fiasco que parpadéan bien delante de su nariz... El resultado de todas estas confusiones y desencuentros son lecciones extremadamente originales y positivas, mostrando que, a veces -o muchas de ellas- las derrotas no son tales, sino pequeñas y poco ortodoxas victorias capaces de transformar la vida. Porque, realmente, es mejor arrepentirse por haberlo intentado -mismo fracasando- que quedarse con la duda paralisadora sobre lo que habría sucedido si no hubiésemos desistido... Hay que arriesgarse, a pesar del miedo, de las dudas, mismo contra los pesimistas y todas las dificultades que créan, porque nada es fácil así, todo tiene su precio, sin embargo, depende de nuestra actitud y nuestra persistencia si vamos a pagar más caro o más barato por el éxito. Hay que luchar, lanzarse, creér, buscar salidas, abrir puertas, cuestionar; hay que tener coraje para cambiar si es necesario, para reinventarse, para quebrar y reconstruir los  moldes viejos y viciados. Hay que tener la visión, la fuerza, la creatividad, la fuerza de voluntad para embreñarse por los nuevos caminos y tratar de vencer a los enemigos (empezando por nosotros mismos) porque es preferible ser derrotado en batalla que perder sin haber movido un dedo para ganar. De este tipo de fracaso siempre podremos sacar una lección, pues nos envolvimos, creímos de corazón, hicimos al universo caminar a nuestro lado y mover sus fuerzas a nuestro favor, entonces, nada de amargo o triste tendrá la derrota, porque tendremos medido lealmente nuestras fuerzas, nuestro valor, nuestra fé...
    Podremos ser derrotados una, diez, cien, mil veces a lo largo de nuestra existencia, sin embargo, nuestro consuelo será saber que no tenemos de qué arrepentirnos porque hicimos todo lo que podíamos y aprendimos la lección. Las derrotas pueden, muchas veces, traernos no tristeza o frustración, sino sabiduría, madurez, sagacidad, iluminación.

sexta-feira, 23 de setembro de 2011

"Animales"

Este vá a ser uno de esos finales de semana de los cuales voy a sentir nostalgia, ciertamente... Y por qué? Pues porque en vez de tener mis tres días habituales de descanso, voy a tener cuatro días y medio, lo que vá a ser una bendición para mis escritos... En realidad, hoy tenía agendada una presentación de mis alumnos como parte del Festival Estudiantil, un evento que al alcalde se le ocurrió inventar de última hora no sé por qué motivo y que nos dejó a todos con los pelos de punta, pero como no le puedes decir que no al alcalde que te paga el sueldo... Menos mal que cancelaron nuestra presentación y será la escuela de danza quien hará las honras para esta chiquillada mal educada. Ahora, estos cuatro goriosos días no se deben a ninguna regalía, sino a mi checkup anual, entonces el lunes tengo consulta y el martes en la mañana me haré algunos exámenes. Sólo apareceré en la fundación el martes en la tarde, pero no estoy preocupada porque Leander estará tomando cuenta de todo hasta que yo vuelva. Ya les comenté que este joven es mi ángel de la guardia, no? Aaah, si lo conocieran, con certeza sentirían envídia de mi suerte, porque tener a alguien así en un equipo de trabajo hace que todo funcione perfectamente. Fuera eso, créo que me merezco estos días de descanso anticipados considerando el despelote que me aguarda la última quincena de octubre, cuando tendremos nuestro festival de teatro, lo que vá a significar que voy a pasármelo el día entero en la fundación corriendo atrás de directores, actores, tarjetas, diplomas, ensayos, etc, etc... Menos mal que hasta mi jefe está cooperando, sino no conseguiría hacer todo!... Otra cosa buena de estos días libres es que voy a aprovechar para hacerme una "desintoxicacón de porquerías" y organizar mi agenda para poder ir a la academia en las mañanas, porque aparecer por allá a las 6 y media de la tarde cargando bolsas y carteras, de zapatos de taco alto y aritos, no está funcionando. A esa hora ya estoy irritada, cansada y el local está lleno, ruidoso, caluroso y los aparatos están todos ocupados. Sinceramente, no tengo cuero para este tipo de sacrificio. Prefiero levantarme un poco más temprano e ir en la mañana, que está más fresco, vacío e menos ruidoso. Tengo que retomar en serio mis rutinas saludables porque mi glicemia está un escándalo y si quiero llevar adelante mis proyectos tengo que estar saludable, no es verdad?
Y con esta nota optimista y decidida, madura y leve, empiezo mi nuevo esquema saludable y productivo, claro, con una crónica.


    Me quedo mirando a mis perritas jugando en la sala con la pelota verde de goma o beatíficamente tendidas en la alfombra,  a los gatos que se desperezam majestuosamente encima de los muros; a los gorriones y zorzales que saltan de rama en rama y bajan a comer las migajas que coloco para ellos o a tomar un rápido baño en el bebedero de la pared y, a no ser que suceda algo muy fuera de lo normal, percibo en ellos aquella expresión de felicidad, de paz, de satisfacción que se encuentra en las estatuas de Budah. Véo en sus ojillos aquella centella de conciencia del presente (si es que se puede decir esto de un animal) aquella falta de vanidad, de maldad, de ambición que tantas veces toma cuenta de los corazones humanos y los transforma en verdaderos campos de batalla. Parece que los animales no tienen un pasado que lamentar ni un futuro con el cual preocuparse, no tienen metas financieras o profesionales que alcanzar, cuentas que pagar, explicaciones que dar. No, ellos viven, simplemente, el presente, y se contentan con lo que les aparece, lo disfrutan hasta donde es posible y  en seguida lo dejan, listos para encarar la próxima aventura que la vida les depara. Se mojan en la lluvia, se calientan al sol, cazan o revuelven los basureros cuando sienten hambre, duermen bajo la sombra de los árboles en el verano, o debajo de los coches en el invierno, recorren las calles sin prisa, descubriendo con calma y placer los olores, los sonidos y los paisajes, la bondad y la maldad de los seres humanos. No tiene compromisos sociales ni de negocios, no marcan consultas, no hacen fila, no reclaman, no pican tarjeta... Envejecen y mueren cuando es llegada su hora y tengo certeza de que no sufren de este mal tan humano llamado ""arrepentimiento", porque siempre son verdaderos y leales. Vienen, van, viven, se divierten, procrean, pasan sin quejarse por su cuota de dolores y dificulades y, cuando miembros de una familia o compañeros de algún solitario, dejan solamente buenos recuerdos cuando se van. Son únicos y, mismo así, luego substituídos, y no con culpa sino con el deséo de continuar disfrutando de su cariño, su lealtad y su complicidad... Qué más se podría deseár?.
    Definitivamente, me gusta mirar a los animales y aprender con ellos.

sábado, 17 de setembro de 2011

Fotos antiguas

Créo que, a pesar de todos los cambios y los constantes y a veces casi intransponibles desafíos que implican trabajar en un lugar como la Fundación Cultural, que está siempre llena de sorpresas -agradables y desagradables- mi vida está empezando a entrar en los ejes de nuevo, inclusive en los disgustos, que son aquellos viejos conocidos con los cuales, por un momento, olvidé cómo lidiar (demasiada felicidad tiene este efecto colateral)... Pero qué es la vida sin uno o dos contratiempos, sin las personas antipáticas que ponen a prueba nuestra paciencia y sólo nos hacen las cosas difíciles? Créo que sin la presencia de sus "maldades" lo pasaríamos bien aburridos y terminaríamos estacionados por falta de desafíos y aventuras, no es verdad?... Entonces, un modesto "bravo!" para los hinchadores, los tiranos, las chismosas, los chupamedias y los miedosos, para los brutos e insensibles, porque, a final de cuentas, no sabríamos apreciar las cosas buenas de la vida si no nos encontráramos de vez en cuando con estas criaturas.
Entonces, antes de que me aparezca alguno (porque ayer, cuando fuimos al shopping mi hija y yo, parece que estaban haciendo fila esperándonos!) aquí vá la crónica de la semana.


    A veces, tomar un viejo álbum de fotos, de esos que se llenan de polvo en la parte más alta - o más baja- del estante de la sala o en el fondo de algún armário, acomodarse confortablemente en un sofá con una taza de té y algunas tostadas en la mesita al lado, y abrirlo para dar una ojeada en aquellas fotografías de nuestra infancia o juventud puede resultar una estupenda forma de terapia e reevaluación, pues esta simple actividad puede ayudarnos enormemente a entender o interpretar de nuevas formas los hechos y a las personas que estuvieron envueltas en ellos (y que a veces dejaron tanto resentimiento y tristeza, tantas preguntas sin respuestas  y arrepentimientos) porque la madurez que la vida nos vá proporcionando puede, con certeza,cambiar hasta radicalmente la visión que teníamos de los acontecimientos y las acciones de los otros, inclusive de las nuestras. Rever y reformular los eventos es como entender las raíces de un árbol y acompañar su desarrollo bajo la tierra, pues solamente entonces sabremos cómo creció y por qué tomó aquella dirección y no esta otra, cómo se volvió el árbol que vemos hoy, cuán fuerte es y por qué dá los frutos que dá. Comprendemos la forma de sus ramas, la frescura de su sombra, el sabor de sus frutas, el color de su follaje, y le perdonamos las ramas sueltas, la suciedad del otoño y la desnudez en el invierno... Ver fotos antiguas nos hace reflexionar, reconsiderar, sentirnos contritos o iluminados, nostálgicos y llenos de ternura... Algunos fantasmas se desvanecen, o por lo menos,  se vuelven menos amedrentadores y poderosos, y así podemos tener la oportunidad de enfrentarlos y exorcizarlos para que borren todos los espejismos que crearon para controlarnos y mantenernos en su pasado morboso.
    Recorro las páginas adornadas del álbum y véo a mi madre, mi padre, mis primos y primas, tíos y abuelos en paisajes rurales, en calles cuesta arriba o flanqueadas de tilos verde claro, en pátios soleados, bajo parreras y árboles centenarios, en salones de fiesta o alrededor de mesas de navidad o cumpleaños, en playas y parques, y sé que estoy delante de mis raíces, que soy una de las ramas de este árbol inmenso que es una familia, y que de mí están naciendo nuevas ramas, hojas y frutos, todos alimentados por una única raíz... Pero ahora cierro suavemente el álbum y una pregunta me asalta: cuáles son nuestras verdaderas raíces? Dónde están enterradas? Son físicas o espirituales, divinas o humanas? Será que podríamos zambullirnos y alcanzar el inicio, la semilla, el milagro primero de la existencia para comprobar que, efectivamente, somos todos hechos de la misma materia, hijos de un mismo corazón, venidos del mismo útero, hermanos y herederos de la eternidad, hojas del árbol inmortal que es Dios?...

sábado, 10 de setembro de 2011

Madre, patria

Ustedes deben estar pensando que desistí, que perdí la inspiración, sufrí algún tipo de accidente que me dejó incapacitada o fuí abducida por un ovni y por eso ya hacen dos semanas que no póstéo nada, pero la verdad es bien diferente. Antes que nada, voy a afirmar que en ningún momento me pasó por la cabeza la idéa de parar de escribir -eso sería la muerte para mí!- a pesar de todo lo que ha sucedido. Acontece que este último tiempo ha sido muy difícil, lleno de pérdidas y cambios fenomenales en mi vida, a los cuales estoy tratando de adaptarme y, como soy una persona de rutinas y rituales bastante arraigados, no está siendo nada fácil... El dia 24 de Agosto perdí a mi madre y luego en seguida hubo un cambio radical en mis horarios de trabajo -lo que botó por tierra todos mis esquemas- y uno de mis grupos de teatro fué arbitrariamente disuelto, por motivos muy excusos, mas inapelables (ya saben, cuando el jefe manda..) Ahora trabajo todos los dias -de lunes a jueves- en la mañana y en la tarde, entonces se acabaron mis inspiradoras caminadas matinales y las sesiones de escritura, la academia pasó para el final de la tarde, a las 6 y media, cuando salgo de la fundación, lo que es un pésimo horario para mim, porque a esa altura del día ya no tengo más energía para nada. También voy a tener que almorzar, o en el restaurante, o llevar una marmita y recalentarla en el microondas de la fundación, lo que no es muy saludable que digamos... A pesar de estos inconvenientes, tengo que admitir que la nueva situación también tiene sus ventajas, como el hecho de que no voy a trabajar más hasta tan tarde, voy a llegar en casa más temprano y voy a cenar a una hora decente, lo que será estupendo para mi glicemia, que actualmente, y con toda esta revolución, está una mierda. Tampoco voy a trabajar más los fines de semana, a no ser que haya algún evento que requiera mi presencia, cosa que, créo yo, ahora no vá a ser tan frecuente porque hay otra persona que hará esto en mi lugar( gracias a Dios!)... La otra cosa positiva es que, a pesar de todos nuestros choques y desacuerdos, mi jefe tuvo la dignidad de mantener las horas extras que habíamos combinado al comienzo del año, cuando era sólo yo con todo el trabajo del área de teatro, entonces mi salario no va a sufrir cortes con este cambio de horario, lo que sería na verdadera catástrofe para mi presupuesto... Bueno, en realidad no se trata exactamente de un favor, porque no voy a ganarlas sin hacer nada, voy a tener que trabajarlas, y mucho!. Menos mal que estamos con una cantidad de proyectos suficientes como para que no me quede ociosa. La otra cosa positiva -y haya positiva en eso!- es que, finalmente, voy a poder trabajar en equipo con Leander, mi alumno más antiguo -y actual director del musical- que es un tipo más que sensacional, creativo, bien humorado, eficiente, sensible y totalmente de acuerdo con mi línea de trabajo... Resumiendo, es casi mi ángel de la guardia, por eso créo que el pobre va a terminar sirviendo de mediador entre mi jefe y yo, que somos como el água y  el vino respecto a cómo desenvolver montajes teatrales: él es todo visual, com poco contenido y calidad. Ya yo, sou enjuta y con total foco en el actor y no en escenarios y ropas... Imaginen entonces cómo es la cosa cada vez que nos sentamos para discutir alguna pieza!...
Otro punto positivo es que, también finalmente, tendré a mi disposición uno de los computadores de la fundación -desgraciadamente no será en mi sala, pero uno es mejor que ninguno, verdad?- con una seña personal y todo, entonces voy a poder ocupar mi tiempo vago  -que créo no será mucho- escribiendo textos, planes de aula y todo tipo de trabajos que antes era obligada a digitar e imprimir aqui en mi casa (Voy a tener que comprar mi propio papel porque la fundación no tiene plata ni para eso, pero no me importa, será para mí misma)
En fin, como ven, la cosa quedó entre féa y bonita, y ahora me resta encotrar el equilibrio para continuar trabajando, creando, creciendo y aprendiendo, entrenando la paciencia con estos furúnculos que la vida nos pone en el camino... Uno siempre reclama, pero en el fondo, sabe que es para nuestro bien. Como siempre, tenemos que pensar que las dificultades pueden parecer algún tipo de castigo al principio, pero en realidad son lecciones, y si sabemos esperar y ver, al final nos daremos cuenta de que todo valió la pena.
Y ahora, basta de demoras, que ya pasé demasiado tiempo lejos de este teclado! Vamos a lo que interesa. Aquí está la crónica de esta semana, aliñada con el sabor delicioso del regreso a las viejas y libertadoras rutinas.

    Es muy extraño perder a la madre... Mismo estando lejos, mismo peleada, enferma a punto de no reconocernos, mismo sin noticias o aparentemente dejada en segundo plano por las preocupaciones y afanes de nuestra vida adulta, a pesar de estar conscientes de que su hora se aproxima y que no podremos hacer nada para impedir su partida, mismo convencidos de que esto es lo más piadoso y justo para ella, para que no sufra más, quando la voz al otro lado de la línea dice, en un tono bajo y contenido:
    -Estoy llamándote para avisarte que la mamá falleció.
    Alguna cosa para, se queda helada y muda en el fondo del pecho, y una ola de extrañeza y torpeza recorre cada rincón del cuerpo. Queda aquel silencio en la línea, como si mi hermana y yo estuviéramos mirándonos durante una eternidad, tratando de creér, de asimilar... Instantáneamente, un alud de imágenes, sonidos y episódios vienen a mi cabeza, sobre todo las de aquel único viaje que hicimos las tres, ella, mi hija pequeña y yo, durante el cual descubri quién era realmente mi madre: una mujer a la que le gustaba divertirse con las cosas simples, compartir sus experiencias, reírse y descubrir los pequeños milagros a nuestro alrededor... Del lado opuesto a estas visiones y sensaciones, no consigo dejar de imaginar su coazón ahora parado, su cuerpo menudo y tan debilitado quieto y frío, sus ojos chispeantes cerrados, la quietud de la muerte invadiendolo todo sin despedidas, y aquel sentimiento de vacío se agiganta de un soplo monstruoso. La carne, los huesos y la sangre de los cuales fuí generada dejaron de existir, la corriente se rompió y yo me quedé ahí, estupefacta huérfana, más todavía que cuando mi padre murió, porque en aquella ocasião tuve una espécie de aviso, de presentimiento, algo como su voz cuchicheando en mi oído: "Ya llegué, no se preocupe, estoy bien", y ese sueño en el que alguien se me aparecía para avisarme que él había fallecido... Sin embargo, en el momento en que mi madre partió, yo estaba trabajando, en la calle, haciendo mi juego de lotería, preocupada con la presentación del fin de semana, participando de otra reunión frustrante y aburrida... Con todo, curiosamente, todo en ese miércoles resultó bien, como si manos invisibles clareasen los caminos para que mis planes corrieran sin tropiezos. Ningún presentimiento sombrió empañó mi día, ningún aviso, ninguna repentina sensación de pérdida, a pesar de saber de lo delicadp de su situación (casi murió mientras estábamos en Chile, pero superó la crisis y continuó resistiendo) No, al contrario, fué un día próspero y optimista, sereno, lleno de buenos presagios, como ella misma... Ahora estoy convencida de que era mi madre despidiendose, enseñandome su última lección: "Tenga fé, porque todo tiene su tiempo. No hay mal que por bien no venga"... Y fué así que me sentí a lo largo de esa jornada: llena de disposición e inspiración, de optimismo... Inclusive ahora, después de haber escuchado las palabras de mi hermana y ser lentamente tomada por la extrañeza y el negro vacío de la horfandad, una chispa, en algún lugar, todavía se mantiene encendida y cálida, mismo amenazada por el viento de mi desconsuelo... Ven un nada, una apatía, un actuar automático, lento, contenido. Los ojos se llenan de lágrimas y siento el abrazo firme y emocionado de mi hija sosteniendome Alguna cosa inmensa y dolorosa, asustadora, se enrosca en mi garganta, casi ahogandome. Parece que una parte de mi cuerpo fué arrancada, algo en las entrañas, allá en el fondo, en lo primordial, lo instintivo, y aquel agujero crece, crece y me devora... El mundo a mi alrededor se aleja, se vuelve opaco. Ahora no me falta tan solamente la patria, sino tambiém mi madre... Y cómo elas significan lo mismo, percibo en este momento! En Santiago me sentía como si estuviera en los brazos de mi madre, siendo acariciada por ella, escuchando su voz, sintiendo su perfume, aspirando sus aires, compartiendo sus recuerdos... La madre patria, la tierra que me vió nacer y crecer, que me amparó y me enseñó, que jamás me abandonó, que estuvo siempre cerca, acojedora y comprensiva, real, fuerte, imperturbable a pesar de terremotos y enfermedades, que continuaba entera e íntegra a pesar del tiempo y de la distancia, que me recibió como si yo nunca la hubiera dejado. Tierra y madre que traigo dentro de mí como una marca indeleble, que encierra todo lo que soy de más verdadero y eterno... Regresar a Santiago -no sólo a la ciudad, a mi calle o a mi casa, mas al país y todo lo que él es material y espiritualmente- fué como regresar a los brazos de mi madre, por eso todo lo que había de malo en mí desapareció como por encanto y nada consiguió perturbarme. Por eso mi paz y felicidad eran perfectas. Estaba, finalmente, de nuevo, como un guerrero que retorna de la batalla, el el regazo conocido y regenerador de mi madre.
    Ahora sólo me resta la madre pátria, y ella habrá de llenar el vacío que la otra madre acabó de dejar.
    Créo que fué por eso que ella no se manifestó de otras formas al morir. Ya lo había hecho a través de la tierra, del aire, de los días de sol, de los paisajes y sonidos, de los sabores y reencuentros que me envolvieron a lo largo de los doce días que pasamos en Santiago... Qué regalo precioso! Cuánta delicadeza de su parte! Cómo antes de partir me dejó en los brazos de mi madre pátria!... No podría haber escogido una despedida mejor, más llena de significado!... "Gracias mamachita!"

sábado, 20 de agosto de 2011

"Éxtasis y vacíos"

Tengo que confesar que todavía se me hace bien difícil acostumbrarme con las cosas aquí después que volví, lo que me tiene bien desinspirada, medio lenta, medio desubicada... Juro que no pensé que la ida a Chile iba a tener tantos efectos colaterales!... Yo no sé lo que está sucediendo -y es lo mismo con mi hija- pero tengo que ponerme las pilas luego y desenterrar de un agujero bien hondo mi ánimo, mi inspiración (tengo que escribir una pieza para el encerramiento de la oficina de teatro de la fundación este fin de semana!!!!) las ganas y el envolvimiento con mi trabajo, tengo que reencontrar aquella sensación deliciosa de felicidad y realización que me movía al escribir y montar mis piezas, y aún el coraje para encarar los desafíos que me aguardan hasta el fin de año... Mas lo que en verdad deséo es salir de vacaciones permanentemente, mandarme mudar para Chile y no volver nunca más... Sin embargo preciso luchar contra esto, porque a final de cuentas tengo deudas para pagar, toda una vida familiar y profesional aquí y no puedo, simplemente, largar todo así, de repente. Cada acontecimiento tiene su lugar exacto en nuestras vidas y tenemos que respetar esta línea de tiempo para no cagarnos la existencia por actuar precipitadamente. Ya hice mucho esto y parece que todo el arrepentimiento del mundo nunca es bastante, créanme...
   Ayer en la noche fué el reestreno del musical con el nuevo elenco bajo la dirección de mi alumno y, a pesar de todas mis dudas y recelos (y todas aquellas peloteras gratis), la cosa hasta que fué muy bien. Al público le encantó -sobre todo porque ahora los actores son niños y no adultos, lo que le confiere una gracia toda especial- y los chicos fueron muy eficientes a pesar de haber tenido no más que ocho o diez ensayos. Hay muchas cosas que tienen que ser trabajadas para que mejore y adquiera una calidad más profesional, pero créo que el objetivo fué alcanzado y me siento realmente felz por ello. Sin embargo, todo este trabalho de perfeccionamiento no estará más en mis manos. En realidad, estoy metida en un montón de otros proyectos, inclusive las presentaciones de mis propios alumnos en los próximos dos fines de semana, el encerramiento de la oficina de circo, los espectáculos de fin de año de la danza y la música y todavía nuestro festival de teatro estudiantil, entonces, trabajo no me vá a faltar... Pero es que es tan tremendamente extraña esta súbita certeza de que uno es substituible, de que hizo un trabajo tan eficiente con los alumnos (especialmente con el que tomó mi lugar en la dirección del espectáculo) que nuestra intervención no es más necesaria para que la cosa funcione!... Cuendo pienso en esto soy tomada por todo tipo de sentimientos encontrados: alivio por un lado, porque estaba realmente muy cansada con toda la correría que el musical implica, pero también preocupación porque tal vez mi tiempo esté pasando y me estoy volviendo obsoleta; una cierta y honda tristeza, una sensación de despedida y al mismo tiempo, el sentimiento de haber recuperado mi libertad creativa... Ustedes entienden?... Bueno, créo que todavía me vá a llevar un tiempo asimilar este descubrimiento y aprender a lidiar sin angustias con este proceso de substitución (que, por lo demás, es lógico y natural... hasta que le acontece a uno mismo, claro) Porque la vida continúa y hay muchas cosas esperándonos más adelante, no es verdad? Entonces, no podemos parar cada vez que acontece un cambio, porque ellos ocurren, justamente, para hacernos crecer y avanzar, y no para detenernos o dejarnos deprimidos. Pero ya sé que aprender esto vá a demorar un tiempito bien sufrido, desgraciadamente. De cualquier forma, estoy convencida de que será para el bien de todos, entonces, voy a respirar hondo, virar la página y lanzarme a la próxima aventura!.
    Entonces, aquí vá la de esta semana que, escogida al azar, parece que fué escrita para mí -por mí misma- para aliviar la situación por la que estoy pasando. Es divertido, mas parece que a veces sabemos o que vá a sucedernos en el futuro, no es verdad?


    Plenitud o vacío? Luz o obscuridad? Acción o inmovilidad? Ruido o silencio?... Créo que  ambos, siempre, pues no conoceríamos ni sabríamos apreciar uno sin la existencia del otro. El vacío puede haber sido el origen de la creación que conocemos y la plenitud podría ser el sentimento que precede a la muerte, por qué no?... No existen reglas sobre los opuestos, que pueden manifestarse en cualquier ocasión. El vacío tiene su fin cuando comenzamos a crear nuevamente, y la plenitud, por su vez, tiene su ocaso cuando e ciclo que vivenciamos se completa y nos damos cuenta de que tenemos que "partir para otra". Entonces, precisamos darle un final; y es inevitable, casi instintivo, que nos desestructuremos después del clímax, que nos sintamos perdidos y asustados... Sin embargo, nadie permanece en el vacío para siempre -a no ser que no séa dueño de sí mismo física o mentalmente- y nadie créa sin cesar, esta es una ley, el proceso del péndulo que nos mantiene en equilibrio, es por eso que en nuestra vida existen estos períodos de  descanso, de "limbo", de muerte y aparente vacío. Ellos son imprescindibles para que nos reevaluemos y podamos reformularnos cuando séa necesario, ya que reciclandonos y abriendo nuevas puertas podremos dar un paso más en nuestro desarrollo, pues tendremos un nuevo impulso, una nueva perspectiva, una claridad que no alcanzaríamos sin esta parada... No es en vano que el ser humano carga vida y muerte dentro de él y está siempre manifestando estos dos extremos en todos los ámbitos de su vida... Sostener indefinidamente el vacío o la plenitud, la luz o la obscuridad, la felicidad o el dolor acaba por dejarnos exhaustos y estacionados, nos pudre, nos descompone por la rutina y la acomodación, pues no hay renovación, no tenemos nuevas opciones ni actitudes, no existen desafíos ni descubrimientos porque nos acostumbramos con aquello que conocemos y aprendimos a manipular con seguridad. Le tenemos miedo a los cambios, a la novedad, al desafío, a la conquista de nuevos caminos, al encuentro con personajes desconocidos y a la relación que estableceremos con ellos. Pero es justamente el fin de cada experiencia lo que nos lleva automáticamente al início de la siguiente, lo que siempre significará crecimiento y sabiduría. No podemos viciarnos en clímax o vacíos, en dolor o felicidad, pues con el tiempo fatalmente van a perder su significado y detendrán nuestra evolución.  Tenemos que recordar que todo está en constante movimiento, siempre cambiando, expandiendose, pidiendonos idénticas transformaciones y acciones. Así, el éxtasis y el vacío no son estáticos -mismo que tratemos de sujetarlos, robandoles su real significado y objetivo- e invariablemente darán lugar a nuevas experiencias... Y es de ésto que la vida está hecha: de novedad, de expectativa, de cambios, desafíos, fé y, principalmente, de lucha.

sábado, 13 de agosto de 2011

"Extremos"

Bueno, si estaba pensando que tendría menos trabajo ahora que no estoy más dirigiendo el musical, tengo que admitir que estaba totalmente engañada, porque parece que, de repente, en vez de disminuir, las montajes e proyectos están multiplicándose! Esto incluyendo aquellas del tipo:"Necesito una interferencia para mañana!" (esto dicho a las 8 y media de la noche del día anterior!)... La lata es que siempre conseguimos dar cuenta de este tipo de locura de una manera satisfactoria, entonces la tendencia es estar siempre recibiendo estos pedidos lo que, tengo que confesar, es un desafío delicioso, sobre todo cuando resultan un éxito y somos elogiados, haciendo que toda la correría y la creatividad  valgan la pena; pero también debo decir que significan mucho stress y horas extras inesperadas. Por ejemplo, ayer en la noche fué la abertura de la exposición sobre el Taró de Henrique Aragão, para la cual tuvimos que montar una interferencia de última hora -que por suerte salió linda  y enriqueció el evento- y yo, que ya estaba creyendo que finalmente volvería a disfrutar de mis tres días libres, acabé teniendo que quedarme y llegué a mi casa a las 11 y media de la noche, sin haber podido tomarme mis remedios, con un tremendo dolor de piés y una seria amenaza de indigestión por cuenta de los comes y bebes que sirvieron y tuve que comer porque, como no sabía que iba a tener que quedarme hasta tan tarde, no llevé nada civilizado para cenar... Entonces, imagínense cómo estoy hoy día! Totalmente podrida!... Créo que ya no tengo aliento para este tipo de correría, a final de cuentas, acabé de cumplir 55!... Lo que me consuela es que voy a poder dormir hasta que me dé puntada después de almuerzo y que en la reunión administrativa del lunes tal vez reciba un elogio de mi jefe.
    Sin embargo, como no existe casi nada que me impida cumplir con mis obligaciobes literarias, aquí vá la crónica de esta semana, mismo  en medio de bostezos e con los ojos medio empañados.

    A veces me espanto al comprobar cómo es mezquina nuestra visión de los acontecimientos y  de las personas!... A pesar de saber que todo sucede para un bien mayor, no importa lo malas que séan las apariencias, si no conseguimos ver o experimentar este bien en el momento de nuestra probación, inmediatamente nos abandonan la fé y el ánimo, la inspiración y el optimismo, y nos sentimos injusticiados, castigados por un capricho arbitrario de Dios, olvidados y despreciados por su amor. En vez de que las dificultades o derrotas sirvan para inyectarnos coraje y persistencia, para hacernos luchar y continuar creyendo en nuestros sueños y objetivos, en un segundo nos derrumbamos y nos quedamos tirados allí, lamentandonos y tratando de despertar la compasión del mundo para que ellos hagan lo que es nuestra parte para que las cosas funcionen... Bien que podríamos ser como los santos y usar los ojos de nuestra alma, que siempre ven la verdad!... Pero, en vez de eso, nos dejamos llevar por la ilusión de fracaso que nosotros mismos creamos, y le damos el poder de destruirnos, de desviarnos de nuestro destino, de hacernos desistir. No nos damos cuenta de que la dificultad no es un castigo, sino una lección, una forma de entrenamiento para que aprendamos a ser fieles, justos y compasivos, pacientes y persistentes, creativos, solidarios, para que nos unamos en las dificultades y en la superación... Porque la muerte no es realmente el fin, los acontecimientos negativos y las pérdidas no son castigos, sino oportunidades, desafíos, puertas hacia transformaciones, cambios y renovación. Créo que Dios permite la existencia de aquello que llamamos de "mal"-o de este mal dentro de nosotros- simplemente como un medio para que aprendamos y crezcamos. Sin embargo, tenemos que saber que no es solamente a través de estos capítulos obscuros y amargos que maduramos, sino también a través de la experiencia de la felicidad, del éxito, de los días de serenidad, de la belleza del amor y la unidad. La existencia necesita de los extremos, pues uno le dá valor y sentido al otro, poniendo a prueba y sosteniendo  nuestro equilibrio. Estos son indivisibles, necesarios, parte de la conciencia y la realidad de ser humanos...
    Dios es felicidad y amor, pero también puede ser dolor e ira cuando es necesario, en la forma de las consecuencias de nuestros actos.

sábado, 6 de agosto de 2011

"Viento"

Cómo empezar a describir lo que fué este viaje?... Todavía no acabé de asimilar los milagros,los paisajes, los sabores y sonidos con los que fuí regalada durante aquellos diez días en Santiago. Encuentros, novedades, recuerdos, reencuentros, rituales, renovación, raíces... Para que tengan una idéa, todavía ni empecé a desenvolver los pocos apuntes que conseguí escribir, porque son tantas las cosas que me vienen a la cabeza cuando me siento a digitar, que el trabajo de relatar esta verdadera jornada espiritual, sicológica e histórica me vá a llevar algún tiempo todavía, pero ciertamente ustedes van a saber todo, porque créo que algunas de las experiencias que pasé valen la pena ser compartidas, pues van más allá de visitar la tierra natal, reencontrar parientes o comer comida típica... Y como ahora no estoy más al frente del musical (otro de los pequeños milagros que recibí a la vuelta), voy a volver a tener mis tres días libres para reflexionar sobre todo lo que sucedió y poder escribirlo como es debido.
    No digamos que este hecho me pescó muy de sorpresa, porque después de todas las peloteras y desacuerdos con mi jefe, esperaba algo así de su parte. Sin embargo, al contrario de lo que podría esperar,  su decisión no me dejó triste o resentida, sino al contrario, extremadamente feliz y aliviada, porque ahora puedo dedicarme a otros proyectos, cosa que ya estaba dejándome angustiada porque no consigo quedarme presa a una sola actividad y este espectáculo ya había dado lo que tenía que dar, por lo menos para mí -y por lo que parece también para el primer elenco, ya que decidieron abandonarlo, dejando a todo el mundo con los pelos de punta- y yo siempre digo que cuando alguna actividad (A no ser que se trate de sobrevivencia) deja de ser placentera, divertida y desafiante, y empiezas a tener puros disgustos, a sufrir demasiada presion, a estresarte y a pelearte con todo el mundo, significa que llegó la hora de cambiar el rumbo de las cosas o, simplemente, partir para otra, como se dice acá. Y como m jefe no estaba  en absoluto dispuesto a cambiar el rumbo de nada, optó por sacarme de la dirección y poner a un alumno mío, cosa que encontré estupenda porque este es mi mejor alumno y merece totalmente este privilegio y así, mismo que continúe ayudándolo en lo que pueda, ahora estoy libre para dedicarme a otras cosas que me dejen realmente feliz y realizada. Para que véan cómo estaba la cosa de féa, lo único que me dejaba angustiada cuando estaba en Chile era pensar que, al regresar, tendría que encarar este musical, lo que significaba volver a las peléas, las humillaciones y a la presión absurda que venía sufriendo antes del viaje, pero cuando mi jefe me telefoneó el sábado para decirme que no precisaba comparecer al ensayo el domingo porque ya había colocado a otra persona en mi lugar, juro que fué lo mismo que sacarme un tanque de encima de los hombros. Me sentí leve, feliz, orgullosa de mi alumno que, con certeza vá a dar cuenta de la taréa, y lista para seguir adelante, lanzarme en nuevos desafíos y volver a crear y a producir como antes. Hay que seguir en frente, hay que moverse, hay que renovarse, reciclarse, porque quedarnos parados no nos llevará a ninguna parte y era esto lo que estaba sucediendo conmigo.
    Entonces, retomando viejos y deliciosos hábitos, libre, leve y suelta nuevamente, aquí vá la crónica de la semana:


    El viento, caprichoso y temperamental, juguetón o destructor, misterioso movimiento que no vemos pero que, mismo así, nos toca, nos habla, afecta el universo, dirige água y fuego, nubes, arenas, montañas y valles. No sabemos de dónde viene ni hacia dónde se dirige, pero esto, en verdad, o importa. Lo que importa es que él se manifiesta, interactúa con la creación, genera y destruye, se mueve incesantemente, como si buscase un puerto, un final, un descanso que no encuentra. Su danza es ancestral, viene del espacio, de las estrellas y constelaciones, del pesamiento de Dios, y no conoce el tiempo ni el espacio. Es una energía invisible mas real, como tanta cosa en nuestra vida y, mismo sin poder verla, creémos en ella más de lo que creémos en las manifestacioes divinas que acontecen a cada instante bien delante de nuestras narices. Nada es insensible al paso del viento... Podemos sostenerlo en la mano? Podemos guardarlo en una caja, en una bolsa, en una redoma? Podemos darle órdenes, direccionarlo, detenerlo?... Cómo, si no tiene cuerpo, a pesar de que su toque es tan sólido y absoluto? Al contrario de nosotros, el viento es realmente libre, no está contenido en forma alguna, no hay cómo describirlo; sólo podemos sentirlo. A veces hasta nos parece que es medio humano, que posée una personalidad, intenciones, inteligencia, voluntad, porque puede ser bondadoso y juguetón, ayudar en los días de calor, secar nuestra ropa y transportar semillas, puede amansar las olas y hacer danzar a los trigales.  Pero también puede ser cruel y vengativo, destructor, inmisericorde, derribar árboles y destejar casas, congelar el aire, huír de los pulmones, apagar el fuego que nos calienta... Todos nosotros, alguna vez, ya tratamos de comprenderlo, de volvernos sus amigos, sus cómplices, de clasificarlo, traducir su lenguaje, adivinar sus intenciones, que siempre vienen acompanadas de señales visibles. Creémos que conversa con nosotros porque eleva nuestros volantines al cielo, empuja a las nubes delante del sol abrasador, inventa coreografías con las sábanas en la cuerda, hace cantar a las campanas, juega con las hojas secas y las bolsas de plástico vacías,  desparrama los aromas de la vida y de las estaciones, aviva el fuego, esculpe las rocas, mueve desiertos, y en todas estas manifestaciones pensamos encontrar un intento de comunicación, de interacción, de complicidad de su parte que nos transforma em compañeros. Es poderoso, fuerte e invisible, pero mismo así, creémos en él y lo transformamos en parte de nuestra existencia, tal vez porque nos recuerda que algún día, por un milagro portentoso, nosotros también podemos ser libres como él.
    Y ahora me pregunto: cómo danzamos el viento? Tal vez aceptando su misterio y sus mil disfraces? Tal vez creando alas y siguiéndolo? Tal vez curvandonos a su voluntad?... Nada es él y él es todos. Así como nosotros, que no somos nada en nuestra brevedad y fragilidad y, al mismo tiempo, somos todo porque contenemos el milagro de la existencia dentro de nosotros. Aceptamos las peculiaridades porque somos nosotros mismos quienes las creamos y cultivamos, porque necesitamos ser diferentes unos de los otros, porque la diversidad es lo que enriquece la experiencia de vivir y nos lleva a crecer . Somos vanidosos  y demasiado densos, escépticos, ambiciosos, presuntuosos, mezquinos y egoístas, pero llevamos en nuestro interior la chispa divina que es capaz de apagar todo esto y transformarnos no en un huracán arrasador -eso ya somos de sobra, en realidad!- sino en una brisa benéfica y constante, que puede llevar armonía, sabiduría, paz y compasión a los cuatro cantos del mundo. Somos tremenda, absurdamente individualistas, pero pienso que, en el fondo, sabemos que no somos uno, éste, aquel, sino todos, en todo momento; partes de un cuerpo infinito, en constante expansión. Pasamos por las diferentes partes de este cuerpo ejerciendo diferentes funciones, vivenciando experiencias que nos conducirán hasta su centro. Nos movemos sin nunca salir de él, pero cada experiencia -o lugar de él- nos dá una nova visión, otro ángulo, una comprensión un poco mayor de cómo funciona este cuerpo. Vamos viéndolo en su totalidad hasta confundirnos, fundirnos con él. Entonces adquirimos la comprensión total. El centro, descubrimos, es el todo, no se encuentra en un solo lugar, lejano y aprisionado, sino en todo, siempre. Estando en él, estamos conectados a todo, entonces. No necesitamos más hablar, movernos, pensar. Simplemente somos.

sábado, 9 de julho de 2011

Nuestro padre

Bueno, esta será la última crónica que voy a postear antes de mi viaje (parto el viernes 15 al mediodía) pero si puedo, voy a tratar de publicar una desde allá la semana que viene. No sé si voy a conseguirlo, pero no será por falta de un computador (dónde NO hay un computador?) sino por cuenta de las emociones por las que estaré pasando y que, tal vez, me roben un poco de concentración e inspiración... Bueno, eso es lo que sucede cuando uno se acostumbra a vivir y hacer todo en una ciudad pequeña: el día que aparece un viaje importante uno se despelota toda, le sube la glicemia, a presión y la ansiedad, y la gastritis ataca a traición hasta cuando tomamos un vaso de água. Puchas, me acuerdo de que cuando vivía en Santiago me las arreglaba para andar por la ciudad para arriba y para abajo sin ningún problema! Será que es la edad, que la deja a uno más frágil e insegura? O será que me transformé mismo en una palurda que crée que el avión se la vá a comer?... "Mi, Tarzán. Tú, Jane"... Estoy sintiendome más o menos así!... Pero créo que voy a conseguir hacer todo lo necesario sin mucho pánico porque no es en vano que soy extremadamente organizada y vá a haber otras personas conmigo, entonces... Quien boca tiene a Roma llega, no es verdad?.
    Y antes de que empiece a divagar de nuevo sobre el viaje, aquí vá mi última crónica desde acá:


     "El reino de Dios está dentro de tí, a tu alrededor, en cada manifestación de vida, en todo tiempo y espacio, y no solamente en edificios, rituales o imágenes. Arranca una astilla de madera y Me encotrarás. Levanta una piedra y Yo estaré allí. Mira a tu izquierda, mira a tu derecha: Yo estoy allí. Escucha de lejos, escucha de cerca: es Mi voz que resuena en todos los lugares..."
    Así estaba escrito en el viejo pergamino que el conocido pesquisador sostenía en sus manos temblorosas, después de haberlo desenterrado de entre las piedras de un tempo en ruínas, y sus ojos, acostumbrados a las maravillas y sorpresas que sus descubrimientos le traían, se abrían, brillantes de emoción, mientras su mente y su corazón asimilaban las palabras delante suyo, tan claras y simples, tan lógicas, pues si era realmente Dios quien había creado todo lo que existía, entonces era obvio que El estaba en cada criatura, en cada proceso, en todos los acontecimientos y manifesaciones... Cómo podía ser que ya en aquella época hubiese alguien que había comprendido esta magnífica verdad y escrito sobre ella y, a pesar de ello, hoy día las personas se encontrasen tan lejos de Dios?, se preguntó, admirado. Por qué ese pergamino había sido enterrado en vez de revelado? Por qué los hombres continuaban con tanto miedo de la cercanía de Dios?...
    Las verdades eternas están allí, delante de nosotros, a cada paso, en cada acontecimiento. Las respuestas para nuestras preguntas y dilemas flotan a nuestro alrededor como mariposas en torno de la luz, y podríamos pescarlas a cualquier instante, bastaría sólo un gesto: abrir los ojos y el corazón para percibirlas, para escucharlas, y la fé para aceptarlas. Son nuestras y están ahí para que las usemos a fin de mejorar nuestra vida. Están en los encuentros que tenemos, en las músicas que escuchamos, en el arte de cuadros y esculturas, en las películas y séries que acompañamos, en los diarios y libros que leemos, en la propaganta a veces tan tediosa, en el sermón en la iglesia, en la boca del mendigo, del niño, del campesino; están en las personas, en las estaciones, aeropuertos y esquinas, en los animales, en cada detalle que rellena nuestra rutina diaria... Sin embargo, continuamos buscando, clamando, desesperandonos, reclamando y cobrándole a Dios una intervención, un milagro, una señal, sin darnos cuenta de que El ya hace todo eso y que nosotros no nos damos cuenta simplemente porque, en el fondo, no creémos que pueda estar tan cerca y mostrarse tan simple -hasta banal!- tan constante y original, tan accesible, diverso e ingenioso. Pero si dejamos de lado preconceptos, falsas humildades, culpas y la tan famosa "seriedad adulta", vamos a descubrir que, por más fantástico e ingenuo que pueda parecer, El está realmene a nuestro lado en todo momento, hablandonos, escuchandonos e interactuando con nosotros de las formas más inesperadas, y que para cada uno tiene un plan y un método, una manera toda especial de hacernos entender que es nuestro padre y se preocupa por nosotros porque nos ama... Y que siempre encuentra medios originales y tiernos a través de aquello que conocemos y con que convivimos a cada día para demostrarlo.

sexta-feira, 1 de julho de 2011

El espejismo del dolor

Releyendo mi última publicación me dí cuenta de que hablo de una maleta, pero no explico el por qué... Bueno, es que ando tan traumatizada con este negocio de la presentación del musical -que ciertamente vá a ser el fiasco del año porque nadie quiso darme oídos- que ni me acordé de contar que durante as vacaciones de los alumnos de la fundación voy a viajar... En realidad, desde  que lo supe, parece que sólo pienso en esto y que todo lo demás perdió la importancia: las clases, los ensayos, la catástrofe inminente del espectáculo, los problemas con mi jefe... Mi hija decidió darme este regalo maravilloso para conmemorar mi cumpleaños, entonces ya me estoy preparando para las emociones y el frío, que debe estar de matar donde estamos yendo. Pero anduve comprando unas parcas y unas ropas pesadas, medias de lana, gorros, bufandas y guantes y una maleta extragrande para guardar las ropas gruesas y las botas, entonces el clima no me vá a pescar tan desprevenida... Puchas, ahora me doy cuenta de cómo me desacostumbré con el frío de verdad, ese que hacía en Santiago! Ahora, cualquier vientecito helado y ya estoy con el trasero y la nariz congelados!...Menos mal que estos últimos días han sido como una previa de lo que me aguarda allá, entonces no ando reclamando mucho del frío porque, con certeza, voy a enfrentar algo bien peor allá.... El único problema es que con todas estas compritas de última hora mis cuentas aumentaron un poquitín y más encima, como ya usé mis días de vacaciones, el sueldo de agosto vá a venir bien disminuido porque van a descontarme los días -menos mal que el abono de julio vá a compensar un poco mi desfalco!- entonces me voy a quedar bastante arruinada un par de meses, cosa que anda robándome el sueño, pero si comparo este viaje  todo lo que él significa con el montón de carnets dentro de la bolsa de nylon en el cajón de mi escritorio, créo que consigo encarar a mis acreedores con más tranquilidad -y cara dura- Hasta porque ellos saben que no soy una sinvergüenza y que este "imprevisto" fué algo absolutamente irrecusable. O hacíamos este viaje ahora, aprovechando las vacaciones de mi hija y las de los alumnos de la fundación, o no sé cuándo podríamos volver a tener la oportunidad.... Y otra cosa buena: hoy en la mañana mi empleada encontró el diario en el garage (que es el que publica mis crónicas) lo que significa que tal vez mi esposo renovó el contrato -estoy rezando por ello- y no voy a tener que ir más a la farmacia todos los miércoles para dar una ojeada en el cuaderno dos, cosa que ya estaba dejándome muy embarazada!...


    Sé que existen numerosos espejismos e ilusiones en nuestras vidas -la mayor parte creados por nosotros mismo por las más diversas razones- y que a veces nos dejamos envolver completamente por ellos, lo que nos hace pasar por momentos extremadamente difíciles que, con certeza, no lo serían tanto si percibiésemos que se trata solamente de eso: una ilusión, un espejismo que sólo empeora la situación porque creémos en él. Por ejemplo: todas las veces en que nos encontramos sumergidos en el dolor, séa físico o espiritual, tenemos la aplastante y terrible impresión de que nunca más vamos a conseguir salir de él, de que continuaremos hundiéndonos en el abismo del abandono y el pesimismo y nada bueno volverá a sucedernos. A veces, las heridas que cargamos o recibimos son tan profundas y nos provocan angustias tan grandes que morir desangrados nos parece el único fin lógico e inevitable. Nada nos consuela, ni una luz ilumina nuestra obscuridad, ni una mano nos sostiene para que no caigamos en el abismo... Es entonces que aprendemos que e dolor y la desesperación  desaparecen solamente cuando su ciclo se completa, y sólo entonces. Aprendemos que es necesario pasar por él y llegar al fondo de la experiencia para aprender la lección en ella contenida, para solamente despues libertarnos de las sombras y retornar lentamente a la luz, a la vida, a lo que todavía nos aguarda... Regresamos entonces, porque el instinto de supervivencia es el más poderoso que  poseémos y, recogiendo los pedazos destrozados y en carne viva, retorcidos e exhaustos, vacíos, que sobraron de nuestra batalla, los vestimos heróica y porfiadamente e retomamos nuestro camino, continuamos con nuestros planes, amamos, reímos, comemos, conversamos, nos acostamos y nos levantamos con algunas nuevas cicactrices, es verdad, sin embargo concientes de lo que ellas nos enseñaron; seguimos adelante más fuertes y sábios, más valientes y compasivos, habiendo comprendido que el  espejismo del dolor no pasa de esto: una ilusión de la cual siempre seremos capaces de resurgir. Y este es otro de los milagros que nos es dado realizar en esta vida.