domingo, 28 de fevereiro de 2010

Imagen

Bueno, si antes ya me gustava escribir, ahora que -finalmente- estoy con computador, teclado -con el que tengo que acostumbrarme todavía porque es menor que el otro que tenía- impresora, mouse y hasta una silla nueva, imagínense entonces!... Simplemente, estoy en la más completa gloria! Con certeza, después de esto, mi querido hijo queda excento del regalo del día de las madres y del de mi cumpleaños!... En realidad, créo que él no tiene la menor idea de lo que realmente significó para mí esta actitud suya, no sólo porque necesitaba cambiar mis equipamientos, mas porque ella demuestra cuánto se preocupa y se interesa en las cosas que yo amo. Y esto, sí, no tiene precio; es la parte más valiosa de su regalo... Es como haber recibido un tremendo ánimo y un poderoso voto de confianza para continuar y mejorar en esta vocación. No me canso de permanecer aqui sentada creando y digitando; no me duele la espalda, ni los brazos, ni los ojos, porque la pantalla es más grande y más clara, entonces puedo trabajar por mucho más tiempo que con mi Viejo Samurai (que, a propósito, fué donado a una escuelita de la periferia. Imagínense si lo iba a descartar! Todavía puede servirle a mucha gente y yo estoy muy agradecida por su compañía y fidelidad durante los años en que trabajamos juntos. Y se lo dije cuando la chica estaba llevándoselo)... En realidad, este computador está pareciendome algo de ciencia-ficción, porque es extremadamente rápido (uno no tiene ni tiempo de arrepentirse de haber cliqueado!) y posée un montón de acesorios que ayudan al usuario a trabajar mejor. Hay cosas que todavía ni sé para qué sirven y otras que probablemente nunca voy a usar -porque mis necesidades son bastante básicas- pero esta sensasión de confort y modernismo, de nuevas -y veloces- posibilidades que toma cuenta de mí cada vez que me siento aquí vale cada giga de esta preciosidad!...
Bueno, y vamos a dejar un poco de lado este entusiasmo contagiante -porque estoy realmente pareciendo un niño con un juguete nuevo, pero yo soy así mismo, sobre todo cuando me dan o compro alguna cosa relacionada a lo que más amo en este mundo: escribir- y vamos a la crónica de esta semana... Pero que no saldría nunca más del frente del computador, ah, eso es la más pura verdad!...
Ah, y antes que se me olvide, esta semana habrá una nueva historia en el pazaldunate-historias. blogspot.com, ok? Hagan una visita por allá!.

El hombre pasó por mí, veloz y silencioso como una sombra, flaco y mal vestido, oliendo a colonia barata. Yo ya había escuchado sus pasos apresurados atrás de mí hacía algún tiempo, y cuando ví sus piés adelante de mí percibí por qué los escuchaba tan claramente: el hombre calzaba dos zapatos diferentes, uno café y el otro negro, ambos demasiado grandes, viejos y medio deformados y, para mi sorpresa, medias soquete femeninas, también de pares distintos. Pantalones cortos, chaqueta unos dos tamaños mayores que su tronco, cubierta de manchas y zurcidos, de un color indefinido, cabello negro domado con mucho gel, rostro consumido, de pequeños ojos apagados y vagos, mal afeitado, manos llenas de callos, uñas largas y sucias... Mirando su nuca color tierra me pregunté cuántos años tendría, cuál sería su destino, o de dónde estaba viniendo. Cuál era su pasado? Cuáles eran los personajes de su história? Cuál era su letanía de desgracias y mala suerte, de humillaciones, errores y fracasos? De quién era hijo? Tenía esposa, hijos, casa, perro, empléo?... Sin embargo, no me parecía el padre de alguien, sino un niño abandonado, desilusionado, engañado por los espejismos de un mundo que prometía mucho y, al final, sólo hacía zancadillas y dejaba con las ganas. Debía tener unos treinta años, pero parecía cargar un siglo de desgracias sobre los hombros estrechos y curvados.
Me quedé con la imagen del hombre en la cabeza por mucho tiempo -como suele sucederme cuando encuentro algo o alguien que me impresiona- y cuando llegué a mi casa tiré la cartera y las bolsas encima de la cama y, sin ni siquiera tomar un vaso de água a pesar del calor que casi me derretía el cerebro, fuí a pararme delante del espejo de mi cuarto. Me quedé em pié allí, contemplando mi imagen en silencio, comparándola con la de aquel hombre... La suya nada escondía, al contrario, todo revelaba, todo contaba, pues parecía no tener nada que perder mostrando su verdad; no necesitaba mantener una imagen, engañar o impresionar a los otros, mentir o inventar sobre su historia... Entonces pensé en aquellas personas que tienen que hacer esto: esconder, maquillar, disfrazar, crear y sostener una imagen para sobrevivir, para no ser despreciadas, juzgadas o castigadas por la sociedad. Y pensé en mí misma, en los dolores que ya cargué y de los cuales todavía tengo que terminar de librarme, y que tan bien escondo para parecer fuerte, sobre control, sábia y serena... Desgraciadamente, nuestra imagen ni siempre condice con lo que está en nuestro corazón... Y ahí se me ocurrió, inesperadamente: "Y si yo fuera como ese hombre, que mostraba su verdad para que todo el mundo la viera? Qué pasaría? Cuál sería la reacción de las personas? Se compadecerían? Se ofrecerían para ayudarme, para consolarme, prestarme dinero, amarme? O simplemente me ignorarían, así como yo lo había hecho con el hombre?... Qué peso era más aplastante: tener que fingir o soportar la indiferencia?...

terça-feira, 23 de fevereiro de 2010

La plaza

La semana pasada casi me quedé sin postear la crónica porque tuve un weekend realmente tempestuoso... Primero, mi impresora -tan jurásica cuanto mi computador- entró e colapso definitivo y tuve que salir corriendo a comprar otra, cosa que no estaba ni de lejos incluída en mis cálculos financieros, pero como es imprescindible para mí, tuve que hacer el sacrificio y usar por primera vez mi tarjeta Visa (no la hábía usado nunca desde que la tengo!) para poder pagarla. Aí, en la tienda estaban en oferta los reclados y los mouses (yo todavía tengo uno de esos con la bolita debajo, en serio!) entonces, como había juntado algo de dinero, decidí invertirlo para pagar al contado estos accesorios, ya que mi hijo me contó que había comprado un computador para mí (no es un amor?) -no es nuevo, un XP, pero de cualquier forma es mejor y más moderno que el que tengo ahora- y que me lo traería el fin de semana. Hasta ahí, todo bien, yo estaba completamente exultante, pero cuando fuí a instalar el mouse, la impresora y el teclado nuevos en el CPU... Dónde estaban las entradas?... Eso mismo, esta cosa es tan, pero tan antigua que no tiene entradas para accesórios más modernos!... Resultado? No puedo usar ni el mouse ni la impresora ni el teclado nuevos en el computador viejo.... Bueno, todo no habría pasado de una historia divertida si no fuera porque, a final de cuentas, mi hijo acabó no trayendo del computador, lo que significa que me quedé con todo por la mitad. Quiero decir, puedo escribir, pero no puedo imprimir (y yo confío más que nada en el papel en mis manos) y continúo peleandome con la bolita del mouse porque ella insiste en no rodar e ir donde se le antoja toda vez que voy a usarla. En fin, créo que lo único que me queda es armarme de paciencia y esperar que mi hijo se digne aparecer con el computador y me lo instale para que pueda usar mis nuevos juguetes... Pero les juro que las manos están picándome de tanta ansiedad!...
Por otro lado, y para ponerle más emoción al tumulto del fin de semana, no conseguí escribir una única línea de un trabajo sobre la historia del café que tengo que entregar la próxima semana en la fundación porque no me enviaron por e-mail las informaciones que necesito, entonces ya me estoy preparando para llevar un tirón de orejas, a pesar de que no es mi culpa.
Pero mismo que lo hubiesen hecho, créo que, de todos modos, no habría conseguido escribir nada porque mi hija llegó el Sábado con un tremendo problema y tuve que darle toda mi atención y mi apoyo. Imagínense si iba a tener cabeza para producir cualquier cosa! Mi hijita (con 30 años y todo) estaba sufriendo! No podía dejara en aquella angustia para sentarme a digitar un texto sobre la maldita historia del café!... Entonces, opté por dejar que el mundo se viniera abajo y me quedé a su lado escuchandola, aconsejandola y consolandola. Y cuando volvió a su casa el Domingo en la tarde, yo estaba tan exhausta y preocupada que decidí salir a dar una vuelta para relajar, pedir fuerzas e inspiración. Ahí, ya imaginan, ni me acordé de crónica, blog, historia del café ni nada!... Sin embargo, hoy estoy mejor, confiando en los designios del buen Dios y muy contenta porque acabé de ganar una semana más de vacaciones por cuenta de unas horas extras que me aparecieron no sé de dónde; tiempo que, claro, pretendo aprovechar escribiendo. Esto incluye la crónica de esta semana. Bueno, de la semana pasada, para ser más exacta... Y sin más demoras, que esto ya está pareciendo una novela y el blog de historias es otro, aquí vá.

El viento corre por las calles y patios, entre el follaje de los árboles, entra por las ventanas y sale por las puertas y tejados, amenizando el calor recalcitrante del verano. Las hierbas crecen en el alcantarillado, agarrandose a las paredes de concreto liso y obscuro, siempre húmedo, con una fuerza y tenacidad que desafían a cualquier expectativa. Crece y se asoma por entre las rejas de fierro para mostrar su verde triunfante. Los gorriones, zorzales y tordos cantan mientras un diluvio inunda la tierra y hace a los hombres rehenes en sus propias casas... Y así sucede con todo: a pesar de cualquier cosa, de todas las dificultades y desafíos, la vida siempre encuentra una forma de manifestarse, de hablarnos, de alimentarnos y guiarnos... Extasiada delante de esta verdad, quise salir corriendo para hablar con las personas y ver si encontraba por lo menos a una que concordase con mi corazón tan magníficamente iluminado!... pero no la encontré, y entonces me sentí sola e incomprendida, ingenua, casi engañada por los milagros que acababa de presenciar. Cómo era posible que solamente mi corazón se diera cuenta de ellos? Será que realmente sucedían o se trataba tan sólo de mi imaginación exacerbada? Nadie quería oírme, nadie quería ver!... Entonces, la venganza pareció ser lo más adecuado, rápido y efectivo. Fué el primer pensamiento que me vino a la mente, fué el movimiento instintivo, casi de sobrevivencia... Porque el otro se lo merecía, ya que era incapaz de ver lo que yo veía, porque el otro tenía la culpa de mi infelicidad, porque al otro siempre le fué mejor, porque el otro era feo, ordinario, ignorante, pobre, insignificante, peligroso y así en adelante continué cavando más y más hondo en mi resentimiento y mi pesimismo, enterrando no sólo a aquellos que aparecían frente a mí, sino a mí misma también... Sin embargo, antes de llegar al fondo de este abismo, me detuve, sin saber por qué, y permanecí observando atentamente lo que había dentro de mí. Después de algunos instantes de esta expectante inmobilidad que parecía esperar algo sentí, emergiendo de entre los escombros de la plaza arruinada en que mi corazón se había convertido, um perfume, um murmullo de água corriendo, un viento de alas moviendose sobre mi cabeza humillada y decepcionada, y fuí obligada a levantarla, fuí obligada a ponerme nuevamente de pié y respirar hondo porque percibí que, de otra forma, sería tragada por aquel abismo que yo misma había cavado. Pero también me di cuenta, encantada, de que ese perfume, ese murmullo, esas alas no eran otra cosa sino los ojos de Dios que me miraban, me jalaban hacia arriba... Entonces, de repente, al sentirme delante Suyo, mi corazón dió un salto, hizo una pirueta de payaso y se sacudió, lanzando lejos todo el resentimiento y la rabia, y reflexionó, con un qué de osadía y hasta de buen humor: "Por qué no intentar la nobleza, la paciencia, el perdón, la humildad? Por qué no desear el bien del otro en vez de despreciarlo y castigarlo por las faltas que yo mismo cometo, y que son tan humanas a final de cuentas?... Sí, por qué no hacer las cosas diferentes esta vez? Por qué no?"... Y súbitamente, sin un aviso, antes de que concluyera mi última interrogación, la plaza se reconstruyó en un segundo, se llenó de colores y música, de flores y pájaros. Un pedazo de cielo intensamente azul se abrió encima de ella y un sol de oro y fuego entibió mis entrañas, devolviendoles la vida. Entonces, al contemplar este cuadro y saber que hacía parte de él, sentí que una inmensa paz tomaba cuenta de mí, porque supe que Dios me había escuchado y ya había respondido todas mis preguntas y concedido todos mis pedidos.
Lo que realmente importa, a despecho de cualquier apariencia, es lo que tenemos en el corazón, y si éste está en sombras, enfermo, solitario o resentido, todo a su alrededor también estará obscuro, frío y muerto, porque habremos dejado al amor fuera de él.

domingo, 14 de fevereiro de 2010

"Hermano asno"

Como el carnaval no es algo que tenga mucho sentido para mí (todavía no consigo entender cómo un país simplemente deja de funcionar durante tres días "para ver a la banda pasar"!) y no pretendo celebrarlo saliendo por ahí disfrazada de Colombina tocando una corneta y soltando papel picado e serpentina, voy a hacer algo que realmente valga la pena en estos días de feriado, que será descansar y aprovechar para poner al día la corrección y digitación de mis diarios antiguos -de los cuales, como ya saben, salen estas crónicas- porque estoy empezando a quedarme con poco material, a pesar de tener una montaña de apuntes que hice el año pasado para desarrollar; porque es así que trabajo: estoy siempre haciendo anotaciones sobre cosas que me impresionan o me emocionan especialmente, para más tarde meditar sobre ellas, desenvolverlas y llegar a conclusiones o descubrir la lección que encierran. También quiero ver si dá tiempo, antes de empezar a trabajar de verdad, de revisar mis cuentos antiguos (porque esta es una línea en la que no trabajo hace mucho tiempo, entonces vá a servirme para practicar y retomar la creación de historias) y corregirlos -hasta reescribirlos, aprovechando la madurez que tengo hoy- para tener material para poner en el otro blog. Tengo hasta el fin de Febrero para hacer esto, ya que las aulas comienzan el dia 1 de Marzo y a partir de ahí no voy a tener tanto tiempo y aliento para trabajar en esto porque mi agenda estárá llena de actividades en la Fundación... Pero no piensen que estoy reclamando, no! Al contrario, estoy loca para empezar a trabajar! Créo que este año tiene todo lo que necesito para sentirme feliz, creativa, valorada, desafiada y muy, muy gratificada. Hasta estoy considerando la posibilidad de darle una ojeada a mis novelas para ver la posibilidad de publicarlas también! Me vá a dar bastante trabajo, pero tengo certeza de que vá a valer la pena... Bueno, cuando uno hace lo que ama todo vale la pena, no es verdad? Nunca nos falta disposición, inspiración, creatividad, paciencia y horas extra (mismo que éstas no séan pagadas)...
Y aquí está la crónica de esta semana; espero que les guste.

Le hablo bajito, le hablo con el pensamiento y, algunas veces, en voz alta y clara. Le confío todos mis secretos -mismo sabiendo que los conoce de memoria- y escucho los suyos que, a veces, son verdaderas y ni siempre agradables sorpresas. La conciencia de su existencia es una de las sensaciones más fuertes e íntimas en mi vida, es concreta, inmediata, exigente. Siento sus movimientos, todos ellos, hasta los más distantes y sutiles. A veces me dá unos buenos sustos, tal vez porque hago con él cosas que no debería, cosas que lo perjudican, lo hacen sufrir, lo ponen a prueba... Entonces tengo miedo de sus reacciones, igual a un niño que sabe que merece un castigo por haberse portado mal, por haber sido irresponsable. Otras veces, osada y demasiado alegre, me burlo de él, trato de olvidarlo, lo acuso injustamente e invento castigos estúpidos para él... Entonces, se rebela, protesta, arma un escándalo para llamar mi atención y no sosiega hasta conseguirlo. Ahí, yo recupero el sentido común y hago las paces, porque generalmente, él tiene la razón.
Hace un tiempo atrás, hasta pretendía negar su existencia, su participación en mi vida, la importancia vital de sus acciones como reflejo de mis pensamientos e intenciones, de mi deséo de expresión y realización, pues lo encontraba demasiado problemático, muy inestable, indigno de confianza o crédito, lleno de reglas de "buen comportamiento", siempre rehén del tiempo y del espacio, de las enfermedades, de los estados de mi espíritu... Hasta que, en un cierto momento de esta crisis de incompatibilidad, entendí que todo lo que él deseaba era, simplemente, participar saludablemente de mi vida, la material y la espiritual, quería ser feliz -así como yo- aprender, madurar dignamente, darme todas las sensaciones posibles para que así yo pudiera tornarme alguien mejor, más sábia y cercana a todo lo que me rodéa y forma parte de mis experiencias y realizaciones... Y fué ahí que me pregunté: "Por qué no? Para qué continuar esta peléa estúpida con él? Esta actitud me vá a llevar a algún lugar, me está trayendo algún beneficio?" Porque me quedo dividida cuando estoy enojada con él, y dividida me vuelvo débil, dispersa, pobre. Tengo que aceptar y lidiar con sus límites en vez de condenarlo por ellos, pues no están allí en vano, sino para protegerme, para darme una vida mejor y más larga. Por qué castigarlo, entonces, si no está más que cumpliendo su deber? Al final de cuentas, es por causa suya que estoy aquí!.
No te voy a llamar "Hermano asno", como san Francisco lo hacía, pues no te desprecio ni te considero la causa de todos mis pecados y flaquezas. Después de todo, tú también provienes del espíritu! Estamos aqui para recorrer el camino juntos, en armonía y equilibrio, con alegría y sensatez, en paz y compartiendo todas las experiencias, y no para pasar el tiempo entero peleandonos. Sólo permaneciendo unidos, actuando como uno solo, creceremos y nos volveremos útiles para los demás. Tú tienes tu parte en este proceso -que debe ser respetada y valorada- y mi espíritu y mi mente tienen la de ellos, entonces la cosa no puede volverse una guerra ni una competencia con unos invadiendo el espacio y las taréas de los otros, pues todos son igualmente importantes para que yo pueda ser este alguien concreto y peculiar que todos conocen. Eres tú, como materia, que existe en este plano; eres mi vehículo, mi voz, mi instrumento para todo. Sin tí yo no estaría aquí ni pasaría por todas esas experiencias maravillosas que me suceden a cada paso. Sin tu carne, tu sangre, tus músculos y huesos, tus órganos y procesos tan efímeros y frágiles, tan sutiles y fascinantes, mi alma, que es poderosa e inmortal, no tendría casa. Y no es una paradoja fascinante que ella te tenga escogido justamente a tí como morada sagrada?... Esto debe significar alguna cosa, entonces es mejor que empiece a llevarte más en sério. Sé que esto te vá a gustar y estoy cierta de que a mí también, cuerpo mío.

sexta-feira, 5 de fevereiro de 2010

Hilos sueltos

Bueno, y finalmente, el día tan temido llegó: la vuelta al trabajo... Entretanto, de temido tuvo sólo el nombre porque, ya empezando con la reunión del jueves con los jefes y todo el equipo de profesores para ponernos al día de las novedades para este año, las cosas se mostraron sorprendentemente cambiadas y abiertas. Pareció que, de repente, las nubes, los abismos, las puertas cerradas, los rencores y los resentimientos, los obstáculos y la negatividad que reinó imperturbable a lo largo del año que pasó habían sido barridos por algún viento milagroso -y, dígase de pasaje, totalmente inesperado- y lo que había en aquella sala era sólo optimismo, buena voluntad, disposición y ganas de que todo funcionara bien, de llegar a un mismo objetivo de la mejor forma posible, sin castigos ni cobranzas... Era como estar empezando de cero!... Yo me lo pasé las vacaciones enteras luchando para no hacerme ningún tipo de expectativas -ni buenas ni malas- para no vivir de antemano cualquier situación o enfrentamiento que pudiera surgir por causa de diferencia de opiniones, para no predisponerme a nada, para ni siquiera parar para pensar en lo que podría estar aguardandome, ya que estaba demasiado escaldada como para sentirme optimista al respecto, y créo que lo conseguí. Disfruté mis vacaciones, me relajé, me ocupé de mi salud (bastante afectada por tantos disgustos) y escribí mucho, cosa que, para mí, es el mejor remedio para todos los males. Entonces, cuando me telefonearon el miércoles avisandome que tendríamos la tal reunión, redoblé mis esfuerzos para no ponerme ansiosa o agresiva. El jueves en la mañana respiré hondo y, con ese pequeño escalofrío revoloteando en mi estómago a pesar de mi autocontrol, fuí a la fundación de corazón abierto y despojado, serena y bien dispuesta, optimista pero sin expectativas específicas. En vez de llevar dos piedras en la mano, fuí decidida solamente a defender lo que considerase mejor para mí personal y profesionalmente... Y qué fué lo que pasó?... Pues que Dios -ese pillo, de nuevo!- me había preparado una sorpresa y tanto, de esas para quedarse boquiabierto!... A medida que la reunión fué pasando, pareció que todo y todos habían cambiado del água para el vino, que no existían más desconfianzas, irritaciones, resentimientos o confusiones. Nos presentaron dinámicas nuevas, frescas, ágiles, prácticas, en las cuales todos podríamos participar y ayudarnos mutuamente... Puchas, no sé si fuí yo o si fuimos todos que nos reunimos con la misma disposición positiva y equilibrada, abierta, pero de repente las cosas entraron en los ejes, las puertas se abrieron, las oportunidades reaparecieron (bueno, créo que no fuí solamente yo quien sufrió con los acontecimientos del año pasado. Cada cual, por lo que percibí, tuvo su cuota de dolor, revuelta y desánimo, pero todos aprendimos con ello, ciertamente) En un pestañear -tan fácilmente, Dios mío!- recuperé mi lugar, mis funciones; voy a ser aprovechada en todas las áreas y voy a poder crear, crear y crear mucho, que era lo que yo más deseaba. Hasta parecía que habían leído mis pensamientos con respecto a ciertos aspectos profesionales y prácticos y la forma en que yo -y todos los demás, para decir la verdad- pensaba que deberían ser realizados!... Mis horarios van a ser medio locos y las horas extra van a continuar no siendo pagadas, pero, quieren saber una cosa, amigos? Me importa un pito!... Voy a hacer lo que sé hacer mejor, voy a tener la oportunidad de cooperar con todas las otras áreas con todo lo que tengo a ofrecer y esto me deja completamente feliz, mismo sabiendo que vá a significar mucho trabajo, mucha creación y mucha organización, sobre todo para no descuidar mi glicemia... Pero en comparación, vá a ser extraordinariamente gratificante y enriquecedor, entonces... Quién podría deseár más?... Bueno, tal vez un salario un poco mejor, que uno no es de fierro y las cuentas no desaparecen como "ballenas azules" en el cielo, pero por el momento, la felicidad de volver a ser útil y valorada, de poder usar mis talentos para ayudar a las otras áreas y así tener resultados espectaculares que dejen a todo el mundo contento, no hay dinero que pague. Claro que voy a quedarme muuuuy feliz si nos dan un aumento -en Marzo, espero- pero si no nos lo dan, no me vá a robar ni una gota de la felicidad profesional de este año. Ahora, sólo me falta ganar algo escribiendo también!...
Y después de este verdadero testamento, aquí vá la de esta semana, después de la cual espero no haberme derretido encima del teclado, porque está haciendo un calor de matar...

A veces es un olor, un color, una ráfaga de viento, un paisaje o un sonido que viene sin avisar, cuando menos lo espero, y allí estoy, volviendo al pasado de un salto vertiginoso... Es una cosa realmente impresionante estar a tantos años y kilómetros de distancia de los hechos y de los lugares y de repente, gratuitamente, tener una impresión tan nítida y presente de ellos, como si bastara abrir la puerta para penetrar en ese pasado y continuar viviéndolo como si el tiempo no hubiese transcurrido. Me quedo totalmente paralizada mientras el recuerdo va tomando cuenta, creciendo, envolviendome, volviendose a cada instante más presente y real, y cuando finalmente me transporta entera hasta su realidad, es una mezcla de placer, alegría y nostalgia... Créo que, en verdad, existen dos personas dentro de mí: la actual, que vive, trabaja y tiene una familia aquí, y la otra, que vivenció las experiencias y, de cierta forma, está presa al pasado por su significado...
Viajando en el auto, pasamos delante de una casa sin terminar, circundada por un pequeño bosque y con un porche lleno de plantas, e inmediatamente vino a mi mente la imagen de aquella gran casa frente al mar, todavía sin terminar, paredes de cemento crudo y vigas desnudas, rodeada de pinos y arena, en la cual el tío Willy y la tía Nana nos invitaban a pasar las vacaciones, en Concón. Cuátnos veranos agradables y llenos de diversión y alegría pasamos junto con esa familia original y cantora! Era una fiesta permanente, todos siempre animados, riendo y jugando -a despecho de las peléas y las caras feas de nuestros padres- siempre inventando desafíos y paséos liderados por el tío Jaime, hermano de la tía Nana, un lindo y encantador payaso, totalmente deschavetado, que vivía vidas secretas que dejaban a la familia con los pelos erizados. Aquella casa y todo lo que había en ella tenía un olor todo especial, de cosa sin terminar, improvisada, pero extremadamente acogedora y segura.. Me acuerdo de escuchar el ruido del mar desde el balcón, en la noche, y de s entir su aroma salado y pegajoso abrazandome con fuerza, como si quisiera contarme sus secretos o llevarme hasta sus entrañas obscuras y misteriosas. El viento lo traía en ondas rítmicas y constantes, como si fuera la respiración de un gigante adormecido, y éste flotaba sobre las casas y las personas, penetraba por todas las rendijas, mezclandose con el perfume de la comida, del bronceador, de las toallas y sábanas...
Estos recuerdos, como en un flash, acudieron a mi mente mientras pasábamos delante de aquella casa al lado de la carretera, y fuí capaz de sentir el olor, de escuchar las voces, de ver nuevamente las imágenes y sentir las sensaciones de esa época de mi infancia. Pareció que hasta podía recordar los pensamientos, las miradas, cada descubrimiento, los insectos y las hojas de los árboles, la arena amarilla y sedosa; parecía que podía escuchar el click de la máquina fotográfica que sacó aquella foto mía apoyada en la cerca de troncos con los pinos al fondo, delgada y de cabellos cortos y desordenados, medio sonriente en mi vestido suelto, que está guardada en la caja de cartón dentro del estante de la sala... Verdaderamente, el recuerdo es algo mágico, tiene poder de cura, de rejuvenecimiento, de comprensión y hasta de perdón. Pues al recordar, a veces conseguimos entender nuestra vida y sus procesos, nuestras acciones y las de los otros y sus consecuencias, las palabras y gestos, las decisioes, las pérdidas, las victorias y fracasos. Resentimientos, alegrías, frustraciones, tristezas, conquistas, el despertar del entendimiento, de la vocación, de la búsqueda de la felicidad, el principio de la realización, todo eso viene a flote y nos coloca delante de nuestra historia con otros ojos, abriendo nuestro corazón para que la veamos con madurez y compasión. Recordar es retomar los hilos sueltos para integrarlos a la trama del tejido de nuestra existencia, es rescatar opciones y objetivos, es ganar nuevas fuerzas y despertar sueños antiguos, es nostalgia, es comprensión, es perdón.
El pasado es pasado, como se dice, pero yo créo que él no está ahí en vano, sólo para adornar nuestros relatos o dejarnos nostálgicos, felices, arrepentidos o resentidos; no es lo único que les queda a los viejos. Parar la caminada hoy y dar una mirada en él a veces es como entrar en un oásis del cual podemos salir revigorizados y más sabios para continuar la jornada en dirección al futuro.

segunda-feira, 1 de fevereiro de 2010

Ballenas azules

Bueno, dicen por ahí que todo lo que es bueno, termina -menos mal que hay siempre más, verdad?- y sólo para confirmar este dicho infeliz, mis vacaciones acaban este jueves. Bueno, en realidad parece un chiste retornar al trabajo un viernes y, una semana después, parar de nuevo por causa del feriado de Carnaval (siempre me pregunto por qué este país no toma una actitud razonable y empieza el año escolar, comercial, político y cultural después del carnaval ya que, de todos modos, todo para durante esos días) pero como la burocracia impera orgullosa e irreductible en todo órgano público que se precie, acá estoy yo, volviendo a la fundación -y sin conocer mi destino todavía porque con los cortes en el presupuesto todos los proyectos dejaron de existir- en pleno viernes para decir: "Hola!", y tratar de encontrar un rincón para pasar la tarde sin hacer nada... Bueno, puede ser que mi jefe ya haya pensado alguna cosa para mí y me llame para ponerme a trabajar de inmediato, pero como ese momento no llegó, no voy a desperdiciar mi tiempo y mi creatividad, mi tranquilidad y mis últimos días de relajamiento y glicemia baja, preocupandome con este asunto... Es divertido, pero en los últimos días de vacaciones uno empieza a volverse loquito de ganas de volver a trabajar porque no aguanta más quedarse en la casa sin hacer nada, pero como estas vacaciones han sido muy productivas y relajantes para mí, no tengo ni un poco de ganas de regresar, a pesar de adorar mi trabajo... que espero poder realizar a contento este año, porque otro como el que pasó, ni muerta!...
El otro día abrí los blogs de cuentos y me encontré con tres visitas (calma, mi hijo puso la misma cara, pero recuerden que los abrí solamente hace dos semanas!) lo que me dejó totalmente animada, entonces hoy voy a postear el primer capítulo del segundo cuento. Hoy no los abrí aún, lo que significa que puedo tener otra sorpresa agradable. Al final, la esperança es la última que muere, no es verdad?.

Como inmensas ballenas azules, las nubes surcan pesadamente el cielo gris sobre nuestras cabezas y algunas gruesas gotas de lluvia ya chocan contra el vidrio da la ventana entreabierta... Las contemplo desde el suelo, donde estoy tendida sobre un colchoncillo, y su vista me trae sensaciones y recuerdos de algo indefinido... De mi infancia, tal vez; el cielo infinito e inmaculadamente limpio sobre el desierto y los solitarios rieles del tren de los mineros. La ventanía indomable de Quinteros. Los bosques de pinos susurrando y embalsamendo el aire con su perfume picante y salvaje. Las calles de Santiago y sus mil alambres y vitrinas, los buses y las personas arrebujadas en sus abrigos. El mar azul, verde, gris, anaranjado, en eterno movimiento, empujando su sal y su olor hacia las playas de arenas amarillas... Pienso en todo esto, y en las formas que la vida toma para comunicarse con nosotros, para enseñarnos e interactuar con nuestra historia. Y pienso en las formas que mi vida vá asumiendo, conforme los acontecimientos. Formas lentas, completas, de movimientos grandes y suaves, llenas de mudanzas sutiles, pero definitivas, tal cual as ballenas en el cielo o la entrada del otoño, cuando el escenario se transforma y pinta nuevos paisajes, trae otras temperaturas, días de viento y sol, de lluvias repentinas, de hojas amarillas e rojas, tazas de té y veladas junto al fuego... El pasaje del verano para el invierno. El tránsito que es el vehículo para las definiciones. El eterno movimiento que transforma, irreversiblemente, todo lo que vive. Todo lo que se mueve cambia, no vuelve atrás, siempre renace, construye, crece...
Estoy sola en la sala, tendida en el suelo, esperando a mi próxima alumna -que, por lo visto, no vendrá, ciertamente por causa de las ballenas azules que toman cuenta del cielo- El edificio está en absoluto silencio. Mi corazón latiendo parece ser la única cosa viva allí, que se mueve y procura algo en las sombras calladas. Tal vez el próximo capítulo de mi historia? Pero, eso es posible? Hay cómo saber lo que viene después, o es todo como aquellas nubes que ahora son ballenas, ahora pájaros, árboles o borboletas, caballos o ángeles? Cada foma depende de la velocidad y la dirección en que el viento sopla, así como nuestro futuro depende de lo que hacemos en el presente, de cómo y por qué lo hacemos, de lo que pretendemos. Las nubes se rinden al viento. Nosotros nos rendimos a los planos de Dios...
De repente, una bandada de golondrinas invade el cielo gris. Las ballenas se deshacen perezozamente, y van a nadar sobre otros lugares... Mi vida camina, serena, en permanente transformación, a veces silenciosa, a veces ruidosa, veloz o lenta, brillante o poblada de sombras. Siento que las cosas se aproximan y créo que estoy preparada para recibirlas, no importa cuáles séan pues, como las ballenas azules en el firmamento, soy capaz de transformarme, de moldearme, de construirme o desconstruirme sin perder nunca mi escencia.