sábado, 26 de dezembro de 2009

Lo que quiero es ser feliz!

Bueno, pasados los inevitables excesos de la cena con la familia y del almuerzo al día siguiente en la casa de la suegra con ese montón de parientes que más parecen una de las plagas bíblicas, recomenzamos la vida el día 26, entre antiácidos y dietas de desintoxicación, lánguidas y temblorosas miradas al cake de nueces y una total falta de imaginación para reaprovechar las sobras de tanto banquete... Sin embargo, a pesar del estómago en ruínas, el puntero acusador de la balanza y la llegada de una empleada nueva, nada puede abatirme hoy. No tengo la menor intención de no cumplir mis promesas de fin de año, entonces créo que mi cena de año nuevo consistirá en algunas hojas de lechuga y berro, siete tomatitos cereza, pecho de pollo asado con papas cocidas y un potecito de helado diet que devoraré en la más santa alegría. Créo que esto es suficiente para alimentarme ( y todavía tengo el bono del helado) dejar mi espíritu -y mi intestino- leve y prepararme para enfrentar todo lo que me aguarda en 2010. Por un lado, el puntero de la balanza vá a bajar, pero por el otro, el de mi felicidad vá a subir, y espero que séa mucho!....
Y aquí vá la de esta semana, la última de este año, porque la próxima ya será en el año nuevo.



Me gusta que mi día séa ocupado, activo, una hora envuelto con los alumnos, otra con mis textos, o entonces con películas, paséos, meditaciones, ollas, pájaros, perros y plantas; con compras y cuentas, con siestas y mudanzas en la decoración. Me gusta estar en constante contemplación para así aprender, me encanta vivir creando, enseñando, reflexionando. Me gusta percibir todo lo que me rodéa y estar siempre en esta batalla por el perfeccionamiento, por la mejoría de mi salud física y espiritual y, especialmente, por el crecimiento y la conciencia de mi felicidad, pues tengo certeza de que todo y cualquier bien que consiga irá a reflejarse automáticamente en el ambiente y en las personas que están a mi alrededor. En el fondo, todos somos generadores y propagadores del bien, del crecimiento, de la salud, de la sabiduría, del consuelo y de la compasión, pero ni siempre tenemos una conciencia clara de este hecho y por eso lo dejamos pasar como si ni siquera existiese, perdiendo oportunidades únicas y preciosas de experimentar esta sensación maravillosa, mágica, distinta a todas las otras, renovadora y poderosa que es la felicidad... Sin embargo, y a pesar de esto, somos nosotros mismos los que propiciamos y difundimos el paraíso a nuestro alrededor, ésta es la verdad, y el toque de amor con que lo hacemos puede verdaderamente ser capaz de transformar a los otros y de resolver la situaciones más difíciles de las formas más inesperadas... Nosotros poseémos este poder!... Cielo e infierno habitan dentro de nosotros, volviendonos mortales y eternos al mismo tiempo, pero cabe a nosotros escoger y aceptar las consecuencias. Ser feliz o infeliz es, a final de cuentas, una opción solamente nuestra que puede aparecer delante de nosotros a cualquier hora, en cualquier lugar, ya que nada es definitivo y siempre podemos cambiar nuestro camino.
Me acuerdo de cuando era adolescente y todos en la familia me preguntaban lo que planeaba ser cuando terminara mis estudios, tremendamente preocupados con mi aparente falta de ambición y definición en esta área. "Qué es lo que vas a ser? Qué vas a estudiar? Dónde vas a trabajar? Cuánto pretender ganar? Y qué es lo que vas a hacer con tu salário?"... Era la letanía, y yo, invariablemente, tenía siempre la misma respuesta: "Lo que quiero es ser feliz!", cosa que era un disparate de pésimo agüero para los tiempos en que vivíamos, exigentes y ferozmente competitivos, donde lo que valía era el status, la especialización, la post-graduación, la ambición... "Pero ser feliz no es una profesión! No dá dinero! Nosotros estamos hablando de algo concreto y no de esos sueños utópicos tuyos!", arguían, escandalizados. Y yo porfiaba, perpleja delante de su total falta de lógica: "Pero existe algo mas concreto e importante en la vida que la felicidad? Nada vá a valer la pena si uno no es feliz! No quiero un futuro próspero e infeliz!"...
Y todavía créo píamente en esto, hoy más que nunca, sobre todo viendo todo lo que conseguí entregandome sin reservas a esta "utopía", pues mi convicción en esta premisa era tan grande que consiguió cambiar mi vida, trazó mis caminos y dictó las reglas, que no dudé en seguir. Ser y construir la felicidad es lo que realmente nos realiza, no importa dónde, cómo o con quién. La verdadera ansia por la felicidad nos muestra los caminos, nos abre las puertas, nos coloca en los lugares ciertos, nos presenta a las personas y a las situaciones que irán a perfeccionar nuestros potenciales y a acelerar nuestro crecimiento para que así podamos seguir el rumbo cierto y alcanzar nuestros objetivos de vida. Con certeza, las ganas de ser feliz son siempre la luz que podemos encender en la más profunda obscuridad. Créo totalmente que perseguir y alcanzar la felicidad es "el buen encuentro", como diría Spinosa, pues es encontrar a Dios en sí mismo, encontrarse a sí mismo y esto puede cambiar todo dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Apoyados en el deséo de ser felices nos volvemos capaces de encarar cualquier desafío o probación, ya que a la felicidad se alian naturalmente el optimismo y la fé, que impregnarán nuestros actos, nuestras decisiones y procesos, facilitando así el descubrimiento de soluciones para los problemas... Y si por ventura fracasamos, la felicidad aún nos sostendrá y nos hará reunir nuevas fuerzas para continuar batallando, haciendo que de este fracaso saquemos una lección valiosa que nos ayudará en otras situaciones difíciles. No existe un solo motivo que nos haga felices, la felicidad no se basa en una única cosa, persona o situación, sino en un conjunto de todas ellas, que están diseminadas en todas las áreas de nuestra existencia. Entonces, si no tenemos éxito en una, todavía nos quedan todas las otras para mantenernos felices y dispuestos a abrir nuevas puertas y recorrer nuevos caminos
No interesa lo que se posée, lo que se hace, donde se vive, quién se es. Viviendo en felicidad, la realización es segura, mismo que ésta no signifique riqueza, fama o poder, porque ser feliz no es una profesión, sino una opción de vida.
"Lo que nos define no son nuestras habilidades, son nuestras opciones." (Dumbledore, Harry Potter)

domingo, 20 de dezembro de 2009

Mañana, tarde y noche

Finalmente de vacaciones (ahora sí que pueden hacer carita de envidia!) y créo que voy a poder empezar a cuidar un poco más de mí misma, que lo estoy necesitando de veras. Para esto pretendo volver a mis caminadas matinales, a la dieta cierta y a la producción literaria, que anda bastante perjudicada con tanto disgusto, tanto trabajo y tanta enfermedad. No voy a esperar el dia de año nuevo para hacer mis promesas, voy a empezar a cumplirlas a partir de ahora mismo!... A final de cuentas, fin de año no es solamente para evaluaciones, cobranzas, arrepentimientos o críticas, sino también -y principalmente, pienso yo- para nuevos comienzos, reciclaje, para una renovación física y espiritual, para una limpieza y la renovación de la fé y del optimismo. Y si puedo comenzar ahora, por qué esperar hasta el día 31?... Mi año nuevo ya está coriendo!...

Es tan diferente sentarse aqui afuera al atardecer para escribir!... Es increíble cómo el escenario cambia desde la mañana hasta esta hora! Al final del día viene la penumbra, rápida y bella, dramática, y en seguida la obscuridad, poblada de sombras, misterios e insectos que sueñan en besar la luz de los postes y los garages y, cual Romeos desengañados, acaban muriendo en el instante en que lo consiguen. En la noche, la ciudad se llena de luces artificiales, de una expectativa sin respuestas, de aquella languidez que llama a la cena, a la ducha, a la novela, a la cama... Los sonidos y los movimientos son otros. Los pájaros, veloces y vibrantes en la mañana, desaparecen, confundiendose con el follaje obscuro y silencioso de los árboles; la frescura es diferente, cansado y denso, impregnado de perfumes y sudor; el paisaje se muestra menos nítido, algo morbosa, sin definiciones... Este no es, definitivamente, el mejor período para que yo produzca cualquier cosa, mismo si, raramente, existen algunas buenas excepciones. Soy una persona totalmente diurna, Me encanta el amanecer, la mañana, el sol, los pájaros y su algarabía, la energía del nuevo día y su frescura -mismo en nuestro verano recalcitrante- la expectativa, los desafíos que nos esperan, esa incomparable sensación de renacimiento constante, de posibilidades creativas, de estar despierta y viva... Ya el atardecer me lleva al reposo, a una cierta letargia, a un qué de inquietud, de evaluación -casi siempre positiva, gracias a Dios- de término. Es un apagarse, desvanecerse, un diluirse en el sueño que empieza a rondar nuestros gestos, palabras y pensamientos, nuestras miradas e intenciones. Es esa flojera deliciosa y llena de remilgos que no quiere saber de nada más. Luego después de almuerzo empiezo a ser tomada por esta sensación de que todo vá parando -pues mi mente ya está llena de imágenes, voces, personajes, acontecimientos, revelaciones y conclusiones, lo que significa que es hora de parar y meditar- adormeciendo, de que el período de actividad fué concluído una vez que la última cucharada de comida cayó en el estómago. Duermo mi antológica siesta y después voy al trabajo, donde soy obligada a producir, a moverme, conversar, tomar decisiones y enfrentar grupos de alumnos inquietos y ruidosos, ansiosos para aprender. Pero estoy convencida de que si me quedara en la casa y tratara de crear alguna cosa, mi cerebro simplemente se negaría a funcionar. necesitaría hacer un esfuerzo enorme para programar mi cuerpo y mi mente para que se acostumbraran a producir en las tardes... En realidad, estoy siempre intentándolo, pero hasta ahora no tuve éxito en mi empresa...
Me gusta la noche para desvestirme de todo y prepararme para el nuevo y constante mañana, para sus desafíos y descubrimientos, sus encuentros y lecciones; para el diario renacer y rehacer. La luz se vá, las imágenes se zambullen en la obscuridad inmóvil del cielo, la definición se desvanece, los contornos se vuelven dudosos... En el aire, olor a cena, duchas abiertas, coches volviendo para casa, música y voces de noticiero, de novela... El mundo se recoje, entra en el silencio de su cansancio y, finalmente, adormece. Todo termina, de nuevo... para recomenzar mañana, y mañana, y mañana de nuevo. Mañana para siempre, ya séa que estemos todavía aqui o no.

sábado, 12 de dezembro de 2009

La experiencia

Y como prometido, aquí vá la segunda crónica para que quedemos al día... Pero la verdad es que estoy tan contenta que sería capaz de postear algunas otras por puro placer, pero como no pretendo que tengan una indigestión, me voy a atener solamente a estas dos este fin de semana.

Llego a la conclusión, después de un año de trabajo duro y ni siempre muy gratificante en todas las áreas, de que lo que realmente importa en esta vida, es la experiencia, la vivencia; son los procesos de descubrimiento, comprensión y conclusión por los cuales pasamos a lo largo de los años, pues es solamente a través de ellos que crecemos y maduramos, que aprendemos a convivir, a interactuar, a aceptar y a donarnos para el bien del otro. Ahora, para medir el éxito de estas experiencias no es necesario que nos hayamos vuelto ricos, famosos o poderosos, pues no es por estos motivos que pasamos por ellas, sino para tornarnos más sabios, compasivos y pacíficos. La experiencia es compuesta por una serie de procesos que pueden ser sumamente enriquecedores, por lo tanto, no debemos subestimarla o tratar de minimizarla, mucho menos esquivarla o descartarla. Es una pena que, con demasiada frecuencia, las personas sólo se preocupen con los resultados, sin que les importe mucho la calidad de la experiencia, los detalles, las señales, los mensajes, el percurso en sí. Lo que quieren sobre todo es mostrar de lo que son capaces, pero yo pienso que no es preciso montar una exposición en el Louvre para decir que pintamos, o publicar un best-seller mundial para llamarnos escritores. No tenemos que subir al escenario de la Ópera de Paris para probar que cantamos ni hacer piruetas asombrosas bajo los reflectores del Bolshoi Ballet para probar que danzamos... Mas, por qué será que siempre buscamos más una experiencia límite, que se vuelva conocida y nos dé prestigio ante la mídia, en vez de invertir en acciones más discretas pero efectivas y que, al final, pueden llevarnos a los mismos resultados? Créo que es así porque este es el comportamiento patrón, aquel que es aceptado por la sociedad, y nadie está dispuesto a correr el riesgo de quedar al margen de ella.... Pero la intención primordial de nuestra existencia es poder compartir la felicidad de nuestra experiencia y así animar a otros para que se aventuren por estas veredas tan gratificantes y llenas de descubrimientos y emociones únicas y transmutadoras. Lo pequeño también tiene su mérito -que, por señal, es enorme- y no podemos olvidarnos de que las grandes cosas son formadas por partículas minúsculas, las obras más célebres por palavras, notas, granos de arena, pasos y frases.
Una experiencia vivida plenamente puede, efectivamente, transformar nuestra vida, abriendo puertas y desvendando caminos inesperados y mucho más duraderos y enriquecedores que los conocidos y recorridos por la mayoría.

La grande performance

Bueno, y para empezar a recuperar el tiempo perdido por causa de virosis, presentaciones, ensayos y reuniones de todo tipo, visitas al médico y al departamento técnico de la tienda de computadores, aquí vá la primera crónica de las dos que les estoy debiendo. Hoy día, mañana y hasta el jueves de la próxima semana todavía voy a estar bastante ocupada porque en vez de salir de vacaciones (pero pueden continuar con caritas de envidia porque salgo el próximo viernes) como yo pensaba, voy a tener que presentar una pieza para recaudar dinero y pagar unas cuentas de la fundación porque la plata no alcanzó este año -cosas de la oposición, dicen ellos- y sobramos solamente nosotros para dar cuenta de esta misión. En todo caso, en vez de esto ser alguna espécie de castigo extra, en realidad, más está pareciendo un tremendo regalo de navidad porque, finalmente, estoy haciendo lo que más me gusta: teatro adulto. Estoy bien cansada (ando por ahí durmiendo en pié) con la glicemia disparada y una anemia medio seria, pero estoy completa y absurdamente feliz por esta oportunidad justo al final de lo que pensaba -y todavía pienso- ser el peor año que ya viví en la fundación. Todo parece estar recomponiendose, volviendo a sus ejes, retomando el rumbo lógico... Sólo espero que la cosa continúe así el año que viene y que todo este esfuerzo valga la pena. En todo caso, de cualquier forma tendré mi grupo de teatro de nuevo, lo que va a compensar cualquier disgusto que pueda aparecer... Entonces, como pueden percibir, mi año nuevo ya comenzó, y de la mejor forma posible!...
Y aquí vá la primera crónica, que fué publicada en el diário esta semana.

Observo a mi alrededor y me doy cuenta -supongo que como artista que soy- de que todo es una gran, interminable y perfecta performance. Escenarios, personajes e historias transcurren sin cesar; algunos son protagonistas, otros co-ayudantes, iluminadores, escenógrafos, maquilladores. Algunas veces somos público, otras actores; otras pocas nos aventuramos a escribir guiones, a crear textos y a vivir personajes e ilusiones que ni siempre acaban en aplausos o elogios, ni nos vuelven ricos o famosos. A veces nos perdemos entre los escenarios, las máscaras y el maquillaje, nos engañamos -y tratamos de engañar a los demás- con palabras y marcaciones que no sentimos, nos olvidamos del diálogo. Nos dejamos seducir por la luz de los reflectores, por el ruido ensordecedor de los aplausos, nos envolvemos en una historia que no es la nuestra.
Casi siempre nos olvidamos de que el actor necesita ser dirigido por alguien más sabio, tiene que aprender, tiene que adquirir técnica, desenvoltura, dominio, equilibrio, tiene que desarrollar su creatividad, su humanidad, tiene que trabajar su talento con ahínco y perseverancia, pues un diamante sin lapidar es tan sólo una piedra y un actor que solamente memoriza y repite palabras y gestos no pasa de un papagayo. La tierra es un teatro de infinitos escenarios por los cuales vamos pasando, como los personajes de un guión, en los cuales interactuamos, crecemos y tenemos la oportunidad de agregar preciosos detalles a la trama. Encontramos en esta historia incontables ayudantes, protagonistas, héroes y bandidos, princesas en peligro, ladrones buenos y reinas malas, nos encontramos con santos y traidores, con sabios e idiotas, somos envueltos por el amor y por el odio, por la codicia, por la compasión, por las mentiras que nos confunden y obscurecen nuestro camino, y por la verdad que todo revela y todo liberta, mismo delante de los mayores desafíos.
Observo a mi alrededor y me siento parte viva y real de esta pieza fantástica que es la existencia, con todos sus altos y bajos, sus incontables finales y recomienzos, sus mil caras y voces, los encuentros y desencuentros, los fracasos y las victorias, la gloria y la miseria, y una inmensa onda de gratitud me arrastra hacia el seno infinito y cálido de Dios que, a pesar de ser el creador y el director, siempre nos brinda la posibilidad de escoger nuestro papel y de improvisar.

terça-feira, 8 de dezembro de 2009

Cambios

Atrasada por fallas técnicas y humanas, pero siempre fiel e inspirada, aquí vá la crónica de la semana pasada y este viernes postearé la de esta semana, lo prometo. Créo que todo va a volver a la normalidad ahora que me mejoré de la virosis - y mi viejo samurai (léase: computador) también- y como estoy a punto de, finalmente, salir de vacaciones (ví alguna carita de envidia?) ahora voy a tener tiempo para escribir, pasear, para observar y reflexionar con calma y profundidad, para renovarme y llenarme de inspiración y paz. Las cosas malas serán olvidadas y esperaré por felices novedades el año que viene, que de desgracias éste ya llenó su cuota y hasta se rebalsó! Entonces, como el péndulo vá y vuelve, créo que está llegando la hora de que vuelva trayendome alegría, optimismo, nuevos desafíos, abriendo puertas y mostrandome nuevos caminos y posibilidades que no pretendo desaprovechar.... Porque, al final, qué sería de nuestro éxito y nuestra felicidad si no conociéramos la tristeza y las dificultades?...

Pantalón social negro, camiseta negra, zapatos cerrados negros y cartera negra... La muchacha rubia, de piel clara, ojos verdes y bastantes kilos demás atraviesa con paso veloz y firme la calle en dirección a su trabajo, una obscura tiendecita de auto-piezas casi al final de la avenida principal de la ciudad, exprimida entre un lava-carros y un pequeño bar siempre lleno de trabajadores ruidosos y sus bicicletas atravesadas en la vereda. No mira el paisaje ni a las personas, no saluda a nadie, nada parece capaz de hacerla mudar el ritmo de su caminar decidido y pesado, sin gracia... Está tan absorta en algún pensamiento grave que el mundo a su alrededor dejó de existir o, simplemente, no está interesada en aquello que la rodéa?...
Todos los días la véo pasar así, rápida, seria e indiferente, siempre vistiendo negro -que no es el uniforme de la tienda, ya lo averigué- a través del portón abierto de la academia mientras sudo y jadéo en la estera, y todos los días no puedo evitar preguntarme por qué usa sólo ropa negra, por qué parece tan seria y por qué anda tan rápido (Será que todos los días pierde la hora y tiene que correr para llegar a tiempo al trabajo?) No me es totalmente desconocida, pues forma parte del coro de la Fundación Cultural donde trabajo -allí también sólo vá con ropa negra- y ya me saludó algunas veces con una tímida sonrisa al cruzar conmigo a camino de su ensayo, pero ahora consiguió despertar mi curiosidad con su comportamiento, pues su presencia pasó a hacer parte de mi rutina diaria, lo que pare mí significa un tipo peculiar de intimidad y cumplicidad, de partija que me autoriza a tratar de descubrir alguna cosa sobre ella y su vida... No sé su nombre y, a pesar de su aspecto algo rudo, en realidad es muy tímida y habla casi siempre en un murmullo que parece pedir permiso para salir de su boca y ser escuchado. Tiene unos dientes lindos, blancos y perfectos, el color de sus cabellos es de un dorado luminoso y, cuando suelto, se desparrama bellamente sobre sus hombros como una cascada de rizos solares. Sus ojos son de un verde en el cual se mezcla un poco de azul y, a pesar de pequeños y de pestañas cortas, se iluminan toda vez que sonríe, lo que es bastante raro... Yo la observo por un largo rato, sin que ella lo perciba, y al mismo tiempo observo el escenário a su alrededor: nadie parece notarla, no hace ninguna diferencia en el cuadro, pasa como el aire, como una sombra huidiza, un bulto ignorado por todos... Será que ella se dá cuenta de este hecho o, en una respuesta inconciente, también ignora al mundo a su alrededor? O entonces, realmente no percibe nada?...
Entonces, de repente, se me ocurre imaginarla usando una blusa con estampas claras, sandalias y blue jeans, unos aritos llamativos, rouge y sombra en los ojos, tal vez una presilla colorida en los cabellos... Pareceria tan diferente, tan más leve y amigable! Realzaría el color de su piel, el pelo, los ojos claros, suavizaría sus facciones tan serias y poco graciosas... Será que nunca nadie le dijo esto? Será que cuando se mira en el espejo todas las mañanas no siente ganas de cambiar, de transformarse, de hacer parte del mundo en que vive?... Bueno, tal vez no. Tal vez ni se mire en el espejo. Pero ciertamente que todo eso sería un estupendo cambio. Sin embargo, el negro continúa prevaleciendo, junto con mi curiosidad.
Falto algunos días a la academia por causa de una gripe y cuando retorno para tomar mi lugar en la torturadora estera me encuentro con una nueva e inesperada visión. He aquí que la muchacha surge en el rectángulo del portón, como todos los días, pero en seguida percibo el cambio: está usando una camiseta café!... No consigo contener una sonrisa e inmediatamente me pregunto qué habrá sucedido para ocasionar esta transformación. Será que conoció a alguien especial? O resolvió aquel problema grave y esto la dejó leve y dispuesta a arriesgarse en algún cambio, mismo que pequeño? Será que algo o alguien la hizo tomar coraje para llevar adelante una actitud hace mucho postergada?... Porque el color de la camiseta es solamente el reflejo de que algo sucedió dentro de ella, haciendola revisar su vida y optar por nuevas actitudes. Y en seguida me pregunto: y los demás? Será que ellos notaron la diferencia? Será que le van a decir alguna cosa, será que van a elogiarla, a incentivarla?... Ah, si yo pudiera saltar de esta estera en este segundo, lo haría, para que ella se diera cuenta de que su cambio no pasó en blanco y dejó a alguien contento. Y me dejó, de verdad, pues me gusta ver cambios positivos aconteciendo en la vida de las personas que me rodean, ya séa que las conozca o no! Me gusta alegrarme con ellas y por ellas, porque siento como si fuesen mías también.
La muchacha desaparece del espacio del portón pocos instantes después (será que también estaba andando más despacio o fué impresión mía?) y yo me quedo sonriendo en mi estera, sudando en cascadas y aguantando las confidencias sin gracia de los monitores, pero con el corazón leve y agradecido, sintiendome de alguna forma importante en el día de esta chica por el hecho de haber notado su discreta pero osada hazaña... Y mientras me seco con la toalla cerca del bebedero, pienso en todos os cambios por los cuales pasamos a lo largo de nuestras vidas, esos que son consecuencia de nuestras propias decisiones, nuestro riesgo y nuestro modo de manifestar nuestra libertad de opción, nuestra responsabilidad, nuestras ansias por mejorar y ser felices, y me pregunto cuántos de ellos son realmente notados e incentivados por aquellos que nos rodean, sin importar su tamaño o su obviedad; cuántos son sinceramente conmemorados por quien nos ama e comparte nuestra vida, cuántos son usados como ejemplo, como puerta para transformaciones mayores. Es tan importante recibir esa fuerza en esos momentos! Cambiar es tan sufrido, tan difícil, requiere tanto coraje y perseverancia, tanta fé y fuerza de voluntad, que cada paso rumbo a la transformación tendria que valer un carnaval!... En verdad, es exactamente esto lo que tengo ganas de hacer. Salir corriendo atrás de la chica y abrazarla, felicitarla y alentarla a continuar, pues con certeza, su cambio personal es tambiém parte de un cambio en la historia de la humanidad, no importa cuán diminuto pueda parecer. No podemos olvidar que es de granos minúsculos que un desierto es formado y que es de ellos que depende su belleza, su forma y su duración... Hoy, la camiseta café, mañana, quién sabe, un rouge transparente, una sandalia verde, o blanca, un arito discreto, y la imagen irá transformandose hasta transformarse en un punto de luz en el cuadrado del portón de la academia.

terça-feira, 1 de dezembro de 2009

Nuestra expresión

Bueno, dicen que las desgracias nunca vienen solas, y es justamente por esto que esta semana estoy taaaaan atrasada para postear mi crónica. Resulta que el jueves pasado me robaron la cartera, con todos los documentos, dinero, tarjetas, medidor de glicemia, llaves y agenda y mi precioso celular nuevo, que ni comencé a pagar todavía!... Imagínense cómo me quedé!... Totalmente desesperada, porque para sacar una segunda vía de mi identidad de extranjera residente es un rollo tremendo y cuesta super caro; y furiosa por la impotencia absurda delante de alguien que se encuentra en el derecho de tomar mis cosas, escoger lo que le gusta o le sirve, y botar el resto por ahí... Confieso que aún tengo la esperanza de haberme topado con un ladrón gentil -si es que eles existen- que se compadezca de mí y me devuelva, por lo menos, los documentos para evitarme un poco de transtorno... Vamos a ver si santa Rita de Cassia me dá una mano en este problema...
La segunda desgracia es un vírus que me pesqué, por causa del calor tremendo que anda haciendo, y que me tiene igual a un pollo mojado, mústio y soñoliento. Como tuve que presentar dos espectáculos para cerrar mi año de trabajo en la fundación, no pude cuidarme bien y acabé deshidratándome y debilitandome, entonces estoy de reposo pos dos días completos... que pretendo aprovechar poniendo al día mis blogs (que ya pasaron de las mil visitas, vieron?) y mis otros escritos... Bueno, y aprovechando el poco de frescor que todavía reina antes de que el sol empiece a derretir nuestras cabezas -con sombrilla o no- aquí vá la crónica de la semana pasada... El viernes postéo la de esta semana, así tienen más para leér. Y gracias por las más de mil visitas!...
Cabecitas agachadas, mirada compenetrada, pinceles o lápices en la mano, espaldas curvadas sobre la mesa... A veces paran, se enderezan, mano en el aire, y ladeando la cabeza permanecen durante algunos instantes apreciando su trabajo. Unos sonríen, otros fruncen el entrecejo, no muy contentos con lo que ven; ya otros se quedan pensativos, buscando el próximo trazo, el color perfecto, la forma que revolotéa en sus cabezas. Unos pocos están tan compenetrados que no prestan atención en nada más. Ya otros garrapatéan distraidamente la hoja blanca del block, sin ganas, o le dan una espiada a los trabajos de los otros para ver cuál es más fácil de copiar o aprovechar como idéa básica (Estos, me pregunto yo, una y otra vez, qué es lo que están haciendo aquí, pero tengo certeza de que su presencia en mi sala debe ser culpa de los padres que quieren un poco de descanso de sus travesuras)...
A cada cierto tiempo, se vuelven y me muestran el trabajo, preguntan mi opinión, me piden que corrija algunos trazos o que pase una línea negra alrededor del dibujo, que les haga el margen, o mezcle un color... Nos reímos, conversamos, escuchamos músicas, chismorreamos, creamos, analizamos. La hora y media de aula pasa a veces rápido, a veces con una lentitud desesperante, y me deja invariablemente muy cansada, pero contenta y satisfecha, pues los resultados están siendo excelentes y elogiados por quienes ven los trabajos. Sin embargo, no es solamente por esto por lo que me siento realizada, sino principalmente por la experiencia sobre la expresión del alma, del lenguaje peculiar de cada uno, que estos alumnos están vivenciando. Esto es lo que realmente tiene valor para mí: la libertad y el auto-conocimiento, el despertar de la consciencia del universo interno y externo en el cual existimos y la expresión de las imágenes y conclusiones a que esto nos lleva. La búsqueda de un lenguaje personal, único, la experimentación sin compromiso, el placer del acto creador, el descubrimiento y desarrollo de las propias capacidades de expresión y la aceptación de la diversidad que existe entre las personas son las matérias más importantes en mi clase. Estas experiencias y sus resultados son lo que hacen que todo valga la pena. Imagino lo que estos alumnos sienten cuando contemplan su obra terminada: son sus proprios trazos allí en el papel, los colores que ellos mismos escogieron, las formas y texturas, la interpretación que le dieron al tema o la libre opción del él... Yo las véo colgadas en la pared o encima de los estantes y me parecen maravillosas, a despecho de cualquier "defecto técnico", pues tengo certeza de que son el fiel reflejo de una experiencia única y verdadera. Son brillantes, espontáneas, graciosas, originales, osadas, puras. Poséen una belleza intrínsica que desafía cualquier patrón establecido o crítica, porque fueron creadas con amor, con cuidado, sin miedo, siempre atrás de la expresión más íntima. Así, son tan valiosas cuanto aquellas que están expuestas en las paredes de los grandes museos, protegidas por vidrios, rejas, lazers y alarmas, valoradas por una iluminación especial y con confortables poltronas o bancos en frente para que el público pueda tomar su tiempo en contemplarlas, copiarlas o analizarlas.
Sin embargo, lo más importante en la producción de estas obras es la adquisición de la conciencia de que cada cosa que producimos é una parte vital de nuestra existencia, inclusive la más banal y breve, pues expresa lo que somos y lo que queremos decir, lo que soñamos, lo que deseamos compartir con el mundo. Comida, ropa, decoración, jardines, objetos, textos, cuadros, músicas, poesias, palabras, gestos, todo es parte de lo que somos, todo lo que producimos nos revela delante de los otros, por eso todo acto de expresión es tan valioso y debe ser llevado en cuenta, no interesa si viene de un niño, de una dueña de casa, de un viejo, de un mendigo o de un príncipe... Estos alumnos en mi sala están dando los primeros passos no sólo en el camino del arte, del dibujo, sino también de la expresión personal, y no importa si van a tornarse grandes artistas o simples albañiles, ejecutivos, vendedores o dueñas de casa. Lo importante es que tengan esta experiencia y se vuelvan capaces de llevarla adelante en sus vidas, enriqueciendo la historia de la humanidad de la cual forman parte.