domingo, 25 de dezembro de 2011

"Vejez"

    Pasé las últimas dos semanas resolviendo unos asuntos impostergables y por eso dejé de cumplir mis compromisos literarios con ustedes, pero ahora que las cosas están empezando a moverse con más facilidad, rapidez y serenidad, y como estoy a punto de salir -finalmente!- de vacaciones el día 02, voy a volver a tener tiempo para escribir y poner en día todas mis cosas. En realidad, estoy yendo a la fundación solamente para cumplir horario porque todos los espectáculos de navidad terminaron, pero como yo no quería salir de vacaciones ahora porque tendría que volver en el medio de enero para cocinar en este calor y no hacer nada, decidí esperar hasta el día 02 de enero, ya que todas las actividades de la fundación están en receso hasta marzo. Felizmente descubrí que tengo cuatro semanas y media de banco de horas, entonces mis vacaciones (que en realidad vencen en abril) van a ser más largas de lo que pensé... Ah, qué gloria! Vá a ser tan rico quedarme lejos de la fundación y todo su stress, de las clases, reuniones, ensayos, presentaciones y jefes problemáticos! Sinceramente, ya estaba totalmente exhausta (como si no bastara todo el stress del divorcio) con tanto trabajo y tanta presión y disgusto. Si trabajar con cultura ya es difícil, imagínense tratar de hacerlo en un lugar en el cual, en vez de que todos estén unidos por un mismo objetivo, cada uno se preocupe solamente con su parte y que el resto se vaya a la cresta!... Desgraciadamente, las cosas por aquí están más para intenciones políticas que para objetivos culturales. Y ahora que tenemos año electoral, no quiero ni imaginarme cómo vá a ser!... Y es por eso mismo -y otras cositas más que después les cuento- que saldré de la fundación en abril el próximo año. Después de trabajar aquí durante 25 años -y de adorarlo- llegué a la conclusión de que, desgraciadamente, mis objetivos y métodos no tienen más nada que ver con los de la fundación, entonces encontré mejor salir en busca de otro lugar u otro trabajo en el que me sienta bien, séa valorada, respetada y pueda trabajar y crear con libertad, porque es así que se crece, cosa que es vital para alguien como yo.
    Vieron que mudanzas radicales de fin de año? Divorcio y cambio de empléo de una sola vez!... Y a lo mejor otras sorpresitas... Puchas, qué revolución! Y miren que a mí me  cargan las mudanzas y las sorpresas!...  Pero estos cambios eran impostergables, necesarios para mi felicidad, realización y tranquilidad. Estoy segura de que, pasados los primeros momentos de  dificultades y dudas, de desafío y readaptación, me espera una vida plena y feliz, llena de nuevos proyectos y realizaciones, de paz y equilibrio. Qué más se puede pedir para el año que viene?Todo vá a valer la pena, créanme.  Pues sólo se gana algo cuando se acepta perder algo a cambio.
    Y después de todo este rosario de explicaciones, aquí vá la crónica de esta semana. Espero que les guste.


    Acontece algunas veces, si cierro los ojos o me quedo durante un buen tiempo delante del espejo, que consigo verme vieja, de cabellos blancos y rostro surcado de arrugas y marcas, cuerpo curvado, manos arrugadas y llenas de manchas... Sin embargo, esto no llega a asustarme, porque lo que véo, más allá del exterior decrépito, es una anciana sabia y sonriente, con la certeza de que los años y las experiencias que vivió y las decisiones que tomó la transformaron en alguien mejor, útil, serena, satisfecha, que construyó algo para dejarle a los que vendrán después... Sin embargo, esto es algo que puede no ser definitivo, porque pueden suceder muchas cosas que cambien el resultado, pero mismo así, créo que, a final de cuentas, somos nosotros mismos los que tenemos el poder de construír la imagen de nuestra vejez. Pero entonces, viene la pregunta: en qué momento ocurre esta opción? Existe un marco, un acontecimiento, un encuentro, alguna revelación íntima que marca este instante? Es esto lo que nos quedamos esperando, parados, mientras vemos el tiempo pasar con la velocidad de la luz?  Existe realmente una señal que nos dice que el momento llegó? O esta opción es hecha, en verdad, a cada día, en cada gesto, con cada pensamiento, a través de nuestras palabras y acciones más simples y rutineras? Es de esta forma que construímos la imagen de nuestra vejez?... Esta imagen del futuro, en realidad, no existe. Nosotros la estamos moldeando hoy, ahora, pero somos capaces de presentirla, de esbozarla mientras caminamos... Entonces, por qué dejamos tantos espacios vacíos? Por qué no nos envolvemos? Por qué ignoramos las consecuencias? Pues cada segundo tiene una consecuencia que tal vez no seamos capaces de medir ahora (pero que sabemos que sucederá) y es por eso mismo que tenemos que ser tan cuidadosos y sembrar buenas semillas, en tierra fértil e irrigada, tenemos que abonarla y al final, compartir los frutos.
    Me quedo sentada aquí en la hamaca, balanceandome lentamente mientras contemplo la calle, los árboles, los pájaros en los alambres eléctricos, las nubes que se reúnen para una lluvia, y pienso: debemos tener algún sentido en esta historia, fué para eso que vinimos,  debemos ser una de las piezas de este quebra cabezas fantástico que es la vida. Créo que, en el fondo, todos sabemos quiénes somos, entonces, por qué a veces nos resulta tan difícil actuar de acuerdo con este conocimiento?... El tiempo corre, no vuelve; las cosas acontecen, las personas van y vienen, nada detiene lo que no es dominado por el hombre: llueve, hace viento, sale el sol, llega el otoño, las mariposas mueren, los hombres envejecen. Esto sucede, pues los ciclos son sagrados e impertubables, y tienen su propósito: todo tiene que renovarse... Entonces, por qué nos quedamos sentados aquí, perdiendo el tiempo, si hay tantas coisas que hacer? Es nuestro propio futuro lo que estamos construyendo! Cuál es el motivo de este desierto de tédio y auto compasión, de inconciencia y superficialidad en que estamos presos? No son los otros los que tienen la llave de nuestra jaula! Depende de nosotros abrir las puertas y volar atrás de nuestros sueños, porque éstos no nacieron en nuestra alma para pasar en blanco. No envejezcamos para lamentar no haberlos realizados, sino para sentarnos al atardecer en el porche y contemplarlos sonriendo.  Es de este modo que la vejez tiene sentido y la muerte se vuelve menos cruel.

domingo, 11 de dezembro de 2011

"Tránsito"

Y después de dos semanas de silencio y suspenso puedo, finalmente, decir que todo en mi vida empieza a resolverse y a desenredarse, corriendo como un río sin piedras (por lo menos unas no tan grandes!)... Quien apostó en un divorcio acertó y, gracias a Dios, todo transcurrió bien, armoniosamente, a pesar de que al principio parecía lleno de malos resentimientos, miedos y desconfianzas. Pero créo que como somos dos adultos pudimos darnos cuenta y admitir que las cosas no estaban funcionando y que la separación era la salida más civilizada. Yo no le deséo mal a nadie, pero también quiero ser feliz, sentirme realizada y tranquila, y cada día que pasa me queda menos tiempo para conseguirlo, entonces no tengo tiempo que perder. Tengo que aprovechar todas las oportunidades!... Espero sinceramente que, así como yo tengo planes y proyectos para el futuro, y coraje, fé y ánimo para tratar de hacerlos realidad, mi esposo también encuentre un nuevo camino para su vida. Desgraciadamente, no será a mi lado... Hasta mis hijos concordaron en que fué la decisión cierta a tomar! Y miren que yo estaba bien preocupada con la reacción de ellos, a pesar de que ya son audltos y tienen sus propias vidas con que preocuparse. Bueno, ustedes ya saben, un hijo es siempre un bebé indefenso para los padres, no es verdad?...
    Todavía faltan algunas etapas de esta jornada, pero créo que van a correr con una cierta facilidad, pues el primer paso -y el más importante- ya fué dado con éxito y no tiene retorno, entonces lo que queda por hacer es levantar la cabeza, respirar hondo y continuar por este camino enfrentando las dificultades, las novedades y las incertezas que significan recomenzar la vida a los 55.
    Y como todo ya está más definido y tranquilo y estoy a punto de salir de vacaciones, puedo volver a mi rutina con los blogs y las crónicas. Estoy medio desanimada con el diário porque ya hace cuatro meses que no me publican nada, pero puede ser algún tipo de indirecta para que pare de ahogarlos con mis textos cada semana. Todo en mi vida está lleno de significados, mensajes y simbología últimamente, y no puedo dejarlos pasar por alto porque están siendo como luces que me guían durante esta transición.
    Entonces, volviendo a la dulce rutina, aquí vá la crónica de esta semana, dedicada especialmente a la Sol, mi hermana del alma, de la cual nunca me olvido a pesar del silencio y la distancia. Gracias por el apoyo, hermanita, y ten por cierto que siempre seremos como una sola!.

    Definitivamente, los seres humanos somos criaturas en tránsito, siempre envueltos en procesos, en constante movimiento físico, mental y espiritual, queriendo alcanzar algo, ir más allá, llegar más adelante. Pero pienso que, a pesar de las ansias de ganar estabilidad e identidad definitivas como un requisito para sentirnos seguros, lo que más debería importarnos no es de dónde vinimos o para dónde vamos, porque estas son solamente referencias, puntos fijos de partida y llegada, espacios y tiempos muertos porque demasiado definidos y estáticos; lo que verdaderamente es importante, interesante, lo que nos hace realmente crecer y aprender, es el proceso, el recorrido entre estos dos puntos "muertos": el tránsito. Y cabe a nosotros percibir y aprovechar esta caminada, que puede traernos informaciones, descubrimientos y encuentros capaces de cambiar nuestro destino. Cuando se parte hay una expectativa, una incerteza, pues todo está para ser hecho a partir de la inmovilidad, de la intención. Cuando se llega, esto no  existe más, la búsqueda termina, el ciclo se completa y tenemos que proponernos nuevos objetivos y partir para otros procesos.
    El bailarín marca el paso de su coreografía: primero está en el suelo, depués de pié, listo para una pirueta, entonces la ejecuta y regresa a la inmovilidad que la inició. El tiempo y la acción entre estos dos momentos pre-determinados del movimiento, ya visualizados respecto a impulso, equilibrio, tiempo y espacio (el plano imprescindible) es pasado por alto. Queda entonces este vacío, esta ausencia de conciencia, este agujero inexpresivo, sin ninguna importancia aparente. Sin embargo, este lapso, este tránsito que envuelve el proceso de ejecución, y que nos pertenece por completo, en el cual todavía no decidimos nada y del cual mal tenemos conciencia, focados como nos encontramos en el resultado final, es lo que tornará  el final de nuestra acción un éxito o un fracaso. Solamente tenemos la noción del punto de partida a medida que nos alejamos de él y del puntto de llegada mientras nos acercamos a él, pero durante el tránsito somos capaces de evaluar nuestro potencial, nuestras posibilidades, las consecuencias de nuestras acciones, nuestra capacidad de asimilar y aprender lo que el proceso tiene que enseñarnos, de avanzar, de encontrar caminos y respuestas, porque no estamos estáticos, sino en movimiento simultáneo con la creación. Este es el tiempo de las preguntas, de las transformaciones, de las percepciones, del aprendizaje real, porque estamos cien por ciento vivos y atentos.
    El secreto del conocimiento y el aperfeccionamiento se esconde en el tránsito y en la percepción y provecho que conseguimos sacarle, tal vez debido al hecho de experimentar el tiempo real de los acontecimientos, de asumir y vivenciar las dudas y los cambios con serenidad y libertad. Tal vez hasta de acercarse a la muerte inevitable que nos aguarda el final de cada ciclo y nos abraza todas las veces que alcanzamos nuestro objetivo. Entender y aceptar estas muertes porque vemos la posterior resurrección nos vuelve osados, nos lleva a vivir experiencias radicales y profundas, absolutamente verdaderas y únicas. Es entonces que nos damos cuenta de que nuestro punto de partida es siempre una resurrección, pues venimos de una muerte anterior. Cuando partimos no sabemos nada, estamos llenos de dudas y recelos. Cuando llegamos, no necesitamos preguntar nada más, porque todo lo que tenía que ser aclarado, respondido y comprendido ya aconteció.
    Créo que, de una cierta forma, las definiciones pueden paralizarnos si permitimos que se acomoden dentro de nosotros y nos impidan continuar caminando, creciendo. Mientras estamos en tránsito permanecemos en constante movimiento buscando, pasando por etapas sucesivas de descubrimiento y conclusión.. Intentamos todas las posibilidades e llegamos a la respuesta asombrosa de que nada es, en verdad, definitivo, nada está parado. Vida y muerte no son inicio y fin, mas segmentos ininterrumpidos de una energía infinita y perfecta. Nosotros estamos en el medio de "algo", del "todo", de la "nada", del tránsito de la propia creación.... Estupefacción, tristeza, revelación, beatitud, resignación, conciencia de lo pasajero, de lo efímero, de alguna forma inmaterial: con esta carga de sentimientos respecto a nuestra existencia y nuestro aprendizaje, nos reposicionamos en la histotia. Con certeza, somos el paradoxo por excelencia, la ambivalencia perfecta, porque el tránsito así lo permite, dandonos la oportunidad de escoger... Lejos, cerca. Hombre, mujer. Santo, demonio. Cuerpo, espíritu...