sábado, 30 de janeiro de 2016

"Opiniones"

    Un día bien, otro más o menos... La vida es así... Pensando, analizando, esperando, tratando de vivir cada momento aquí y ahora, una de las cosas más difíciles del mundo, porque uno está siempre en el pasado o en el futuro, suponiendo, planeando, recelando, o entonces, sintiendo nostalgia, lamentando, recriminándose... Y todo esto no sirve de nada porque unas cosas ya pasaron y otras ni siquiera existen todavía.Todo puede cambiar en este instante y depende de nosotros darnos cuenta y vivir este momento de manera que, juntando todos los presentes, tengamos una existencia plena, feliz y serena, con todo lo que merecemos.
    Y aprovechando que hoy es uno de esos días buenos, aquí va la crónica de la semana... ¡Y la próxima habrá nuevos cuentos!


   Unos dicen una cosa. Otros opinan diferente. Alguien te dice algo. El siguiente te dice otra cosa diferente. Hay gente que se fija en ciertos detalles -concernientes a aquello que conocen- y te habla solamente de eso. Otros se fijan en cosas diferentes y te dan una clase sobre ello... ¿Y a quién se le cree? ¿Quién es verdaderamente imparcial? ¿Quién tiene una mirada general y sin prejuicio? ¿Qué, de todo lo que le dicen a uno, sirve de verdad? ¿Hay que tomar las partes y juntarlas para poder tener la perspectiva exacta, equilibrada, justa? Y cuando nos preguntan a nosotros, ¿hacemos lo mismo?... Las opiniones -mismo de personas tan precisas e instruidas como los médicos, de cuyas sentencias puede depender una vida- forman una especie de rompecabezas que debemos montar, o entonces del cual podemos escoger las piezas que nos parecen más autorizadas, mas convenientes o próximas a nuestra realidad, esas piezas que tocan algo especial dentro de nosotros y nos hacen cuestionarnos honestamente. O entonces podemos optar por aquella más diferente, por la novedad, porque estamos cansados de lo mismo o porque no tenemos más salida, porque creemos y esperamos que esa diferencia pueda ser la solución.
    Hay que escuchar siempre porque, en último caso, podemos aprender muchas cosas, pero también porque así podemos escoger, pesar, considerar, experimentar, tener más opciones y oportunidades... Y oportunidad es algo que no se puede desperdiciar en esta vida.

sábado, 23 de janeiro de 2016

"Tiempo no es dinero"

    Poder ver el amanecer cada día desde tu ventana es una bendición, no sólo porque ya sabes si va a haber sol o va a estar nublado, sino porque tienes por delante todo un nuevo día de oportunidades para descubrir, ser feliz, amar, ser solidario, aprender y agradecer por estar vivo... Cada amanecer es una bendición, una puerta que se abre, un camino que se nos revela. ¡Entonces, aprovechémoslo!


    El fuego se extingue, la inundación se seca, la herida cicatriza, el hambre y la sed se sacian, el invierno pasa... Pero el tiempo no se detiene. Este es un hecho absoluto, inflexible, indiferente a nuestros deseos o intentos de control. El tiempo es como un río en el cual nadamos durante algún tiempo, tiene sus propias e insobornables reglas y somos nosotros quienes debemos adaptarnos a ellas y sacarles el mejor provecho, porque él viene y se va, jamás se queda. Es un regalo que recibimos tan sólo una vez, por eso tenemos que descubrir la mejor forma de usarlo. Tenemos que aprovechar todas las oportunidades, aprender el mayor número de lecciones, no perder el sueño, la creatividad o la alegría por cosas o personas que no son realmente importantes. El tiempo de que disponemos es demasiado precioso como para eso.
    Estoy convencida de que es una de las cosas que el hombre, aún con toda su creatividad, ambición y sed de control jamás conseguirá dominar y manipular a su antojo. Tiempo no es dinero, es vida que no podemos desperdiciar, y vale lo mismo cuando se es joven o viejo, porque no cambia su ritmo. Nosotros somos los que creemos que transcurre más lento cuando somos jóvenes y más rápido  a medida que envejecemos. Pero eso es una ilusión. El tiempo siempre corre a la misma velocidad y nos lleva a todos al mismo lugar... Y no es pesimismo, es una realidad que hay que aceptar y por eso mismo, ese tiempo por el que transcurrimos tiene que ser el mejor que podamos vivir.

domingo, 17 de janeiro de 2016

"Hay que celebrarlo"

    La crónica de hoy tiene todo que ver con el momento que estoy pasando ahora, difícil, lleno de incertidumbres, misterios e recelos, de algunos fantasmas y muchos síntomas desagradables que no hacen más que aumentar la ansiedad... Pero por suerte ya tomé una actitud positiva, encontré alguien con quien conversar acerca de todo esto - como ya les conté la semana pasada- y estoy llena de optimismo y bastante más calmada. Un poco soñolienta por el efecto de un ansiolítico que hace muchos años no tomaba, pero muy bien dispuesta para mi cura, no importa  cuánto tiempo me lleve... A final de cuentas, somos humanos y estamos sujetos a este tipo de desequilibrio de vez en cuando. Lo importante es no esconderse, enfrentar el problema y trabajar para solucionarlo, porque lo que interesa aquí es ser feliz y no vivir acorralada por nuestros miedos, traumas, inseguridades o mitos... Y yo hago cualquier cosa para ser feliz, porque fue para eso que volví a mi patria. Y continúo pensando que ser feliz y estar en paz es más importante que tener plata, fama, poder o cualquier otra cosa. Salud es el bien más preciado, sea física o mental, y si podemos hacer algo para obtenerla, entonces... ¡manos a la obra!
    Y aquí va la de esta semana, entre un bostezo y otro y muuuucho calor.


    Uno pasa junto a centenas de personas a lo largo de la vida. Se cruza con ellas en el metro, en las tiendas y restaurantes, en los consultorios, filas de banco o mercados, o entonces las ve en la televisión, lindas, alegres, profesionales, y no se le pasa por la cabeza que tal vez estén pasando por algún tipo de dramática lucha interior ... A veces criticamos o juzgamos y condenamos las acciones de los otros sin preguntarnos si actúan así porque están atravesando por algún tipo de conflicto. A nosotros nos parece injusto cuando alguien comenta sobre nosotros sin saber por lo que estamos pasando, pero no tenemos escrúpulos para hablar mal de los otros, dejándonos llevar por las apariencias. Es verdad que hay actitudes inexcusables, mismo causadas por profundos traumas, y que necesitan ayuda profesional urgente, pero de todas maneras creo que siempre tenemos que considerarlo un poco antes de emitir un juicio que hasta puede acabar perjudicando a alguien.
    ¡Cuántos rostros! ¡Cuántas batallas! Grandes y pequeños secretos, victorias y fracasos de los que jamás llegaremos a enterarnos. Así sucede también con los nuestros, esos que no se cuentan, que son diarios, que requieren de toda nuestra fuerza de voluntad y coraje, esos que se vencen cada día y que a veces ni percibimos... Pero todos los combates ganados hay que celebrarlos, no importa cuántas veces debamos volver a librarlos. El momento de cada victoria es único e irrepetible, no importa si es grande o pequeña, y tener consciencia de ella nos dará más fuerza para la siguiente batalla... Porque, sin dudas, lo que no va a faltar en nuestra vida son batallas.

domingo, 10 de janeiro de 2016

"El guión de cada día"

    ¡Antes de que yo me olvide, no se olviden ustedes de que hoy hay cuentos nuevos en pazaldunate-historias.blogspot.com!...
     Y dicho esto, aquí vamos con la crónica de esta semana, que termina llena de expectativas positivas, un estómago "milagrosamente" casi curado (¡oh, el poder de la mente!) y más expectativas positivas para la semana que viene... Porque no hay nada que pague el tener alguien con quien conversar abiertamente, sin recelos ni vergüenzas, sólo para desahogar el corazón y la mente y encontrar salidas para nuestros conflictos. Y si esta persona es un profesional, ¡mejor entonces!... No es necesario estar loco para ir a visitar a un psicólogo, eso es prejuicio retrógrado. Basta darnos cuenta de que hay alguna cosa que no estamos consiguiendo resolver y que está minando nuestra felicidad y realización y que necesitamos ayuda para salir adelante. Para eso sí hay que tener valor. Hacerse el leso no es ninguna solución, porque podemos esquivar la angustia, pero tarde o temprano ella regresará, más fuerte porque no ha sido encarada y resuelta, y así viviremos en una eterna montaña rusa de falsa felicidad  y tranquilidad invariablemente seguidas por días de miedo e inseguridad... Y, francamente, vivir así no vale la pena, ¿no encuentran?...


    Levantarse a la misma hora todos los días -incluyendo el fin de semana, feriados y vacaciones- hacer el desayuno, tomarlo, salir a hacer ejercicio, a dejar a los niños al colegio. Hacer el aseo, ir al mercado, lavar la ropa, la loza. Preparar el almuerzo, poner la mesa, ir a buscar a los niños. Ir a la peluquería, al médico, a la misa, a la feria, a la panadería, al mercado... Todos los días. Una vez por semana. Una vez al mes... Rutina implacable, aplastante, tirana, pero sin la cual nuestra vida simplemente no funcionaría. Tormento necesario. ¿Quién no la tiene? Por más desprejuicioso, despreocupado y libre que sea, siempre existirá un ritual que cumplir, pues algunos de ellos aseguran nuestra supervivencia.
    Sin embargo, también es imprescindible para esta supervivencia -sobre todo psicológica y espiritual- que nos reservemos algún tiempo para salir de la rutina, para quebrarla y sorprender a nuestros sentidos. Pero no es necesario que este escape sea algo extremo o exagerado, un acontecimiento radicalmente fuera de nuestros patrones. No, nuestro corazón y nuestra mente se conformarán y agradecerán pequeños cambios, modestas y placenteras variaciones al guión de cada día: una caminata por un lugar diferente, una buena lectura, un helado, un juego, una conversación, un tiempo para la belleza, compras, cine, comida, reflexión. Tiempo sin presión, sin obligación. Tiempo para darse cuenta de que se está haciendo algo diferente, para disfrutarlo, para tomar consciencia de que es posible, de que lo merecemos, de que nos hace bien y que no va a descalabrar esa rutina en la cual somos obligados a vivir. Al contrario, la volverá más soportable, menos asfixiante.
    Saber que tenemos la oportunidad y el derecho de escaparnos de ella cuando lo deseemos con certeza nos hará enfrentar cada día con nuevos bríos y buscar las formas de hacerlo aguzará nuestra creatividad y buen humor, nuestra capacidad de disfrutar de las cosas y nuestra sensación de gratitud hacia todo y todos los que nos rodean, ya que es de ellos que obtendremos ese momento diferente de paz, felicidad y placer.

sábado, 2 de janeiro de 2016

"Inmortalidad"

    Los dejé botados el fin de semana pasado, ya sé, pero es que navidad es siempre una correría tremenda, y como tuvimos invitados para la cena, realmente no me sobró tiempo para sentarme a escribir nada... Pero pasados los festejos -inclusive el del año nuevo con sus fuegos artificiales y las fiestas bulliciosas e interminables- aquí estoy de nuevo, al pie del cañón... Pero como sé que todavía deben estar medio atravesados con tanta fiesta, o tal vez aprovechando el feriado en la playa, la crónica de hoy será cortita. Lo que sí les aviso es que el próximo fin de semana habrá cuentos, porque a pesar del sueño, la inspiración está siempre despierta y llenándome la cabeza de nuevas historias, entonces soy obligada a escribirlas y publicarlas. Ando medio floja, como que todavía no asimilé que se acabó 2015 y ya estamos en un nuevo año, con todo lo que eso implica... Pero me voy a poner las pilas y les voy a tener esos cuentos, lo prometo.
    Y ahora, la cortita:


    De una cierta forma, se puede decir que tenemos algo de inmortalidad, ese estado que tanto buscamos los humanos. Pero no la tenemos porque traemos descendientes al mundo o dejamos algún tipo de legado material, sino, principalmente, por cuánto somos recordados. Nuestro cuerpo desaparece, pero nuestras acciones y palabras -no importa el radio que alcancen, si es mundial, sólo en nuestro barrio o entre nuestra familia- nuestra imagen, nuestros momentos de amor, misericordia, paciencia y felicidad permanecen en la memoria de todos los que conocimos, en mayor o menor grado, y así, de cierta forma, continuamos existiendo, dejando ejemplos, sirviendo de inspiración, enseñando, participando de la historia de vida de otros que, a veces, ni siquiera llegamos a conocer. Podremos no ver ni escuchar, pero tal vez sintamos esto desde donde estemos y creo que será reconfortante saber que, a pesar de habernos marchado, continuamos viviendo entre aquellos que amamos y que nos amaron y aún nos aman a través de la memoria.