segunda-feira, 19 de março de 2012

"Si el arrepentimiento matase..."

Bueno, fueron tres semanas de silencio, yo sé, pero les aseguro que valieron la pena. Hoy día retomo el blog como una mujer divorciada, aliviada,  llena de planes y en paz. Fueron meses de dudas, de paciencia, de ansiedad, gastos, correrías, llamadas telefónicas, reuniones y situaciones bien poco agradables, sin embargo todo corrió de forma razonablemente tranquila y justa, y ninguna de las catástrofes que yo preveía acontecierion, porque mi ex-marido se portó de forma muy leal y considerada (bueno, en ese sentido no puedo reclamar de él: siempre fué justo y honesto en los asunto de la ley) sobre todo llevando en cuenta el tremendo choque que debe haberse llevado cuando me senté frente a él en esa tarde de domingo y le pedí el divorcio... Créo que nunca se le pasó por la cabeza que yo sería capaz de tomar una decisión de esas y, todavía más, sostenerla hasta el fin. Pero todo el mundo puede sorprendernos de vez en cuando, no es verdad? Hasta yo misma estoy espantada con mi valor y mi determinación!... Pero ahora todo eso es una página virada y de aquí en adelante la cosa es ser feliz, trazar nuevos caminos y metas, entrar en otros procesos, vivir en paz y equilibrio (sobre todo con mi diabetes, que espero que después de esta odiséa -y lo que nos falta todavía- vuelva a tener medidas decentes) junto con mi hija, en nuevos paisajes. Nos espera una larga jornada, pero estamos dispuestas y animadas, optimistas y llenas de proyectos, contentas y con esta sensación delciosa de libertad llenando nuestro espíritu y dándole alas a nuestro corazón. Realmente, el peso de una relación desgastada, llena de resentimientos y malos entendidos, tensa y distante puede volverse insoportable y robarnos toda la energía. Separarse no es fácil, eso es verdad, pero yo prefiero enfrentar este desafío a continuar agonizando al lado de alguien con el que no tengo nada más en común. No niego que es bien asustador verse sola así, de repente, dependiendo solamente de uno misma, pero cuando se tiene el apoyo de otros (como el que tengo de mi hija) las cosas son bastante más fáciles, todo se nos antoja posible, pues se tiene una energía extra que nos apoya y nos empuja para que corramos atrás de nuestro sueño. Y con certeza será esto lo que sucederá!


    "Si el arrepentimiento matase", reza el dicho, y es la más pura verdad. Cuántas veces nos pillamos tomados por el remordimiento, la indignación o el resentimiento porque no tomamos una actitud justa, honesta, caritativa; porque no enfrentamos una situación, una persona, porque nos quedamos callados y quietos, porque preferimos preservar nuestra tranquilidad y nuestra conveniencia en vez de levantarnos y hacer algo para ayudar o aclarar, para poyar, consolar o dar valor, para defender nuestro punto de vista... En cuántas ocasiones hemos sido testigos o víctimas de injusticias, crueldades o desencuentros porque alguien prefirió ignorar la compasión, la justicia, el coraje que podría haberle dado un descenlace feliz a alguna historia! El cine y los libros están llenos de estos ejemplos, pero en la vida real ellos tienen resultados mucho más desastrosos y traumatizantes para sus protagonistas, pues su desgracia no acaba cuando viramos la última página o se encienden las luces del teatro, cuando guardamos silencio y nos tapamos los oídos, cuando cerramos los ojos y desviamos nuestros pasos para no cruzarnos con aquel a quien decidimos abandonar. Será que no se nos ocurre que, así como hoy le negamos una actitud salvadora a alguien, otros podrán hacer lo mismo con nosotros? Una acción siempre provoca una reacción, mismo que no la esperemos ni la deseémos, y una actitud no tomada puede significar no solamente la perdición de otro, sino la de nosotros mismos, de esa chispa de justicia y bondad, de santidad que traemos con nosotros y que está siempre lista para actuar. Si insistimos en negarle en cada ocasión la oportunidad de manifestarse y hacer su trabajo -y no sólo por los otros, sino también por nosotros mismos- vamos a terminar por sofocarla hasta que nada de ella brille en  nosotros.
    Actitudes son capítulos dentro de los capítulos de la historia; son sus cimientos, generadores de cambios, de milagros, de crecimiento, de envolvimiento y compasión con la humanidad. Tomarlas o no depende de nosotros y de nuestra conciencia, así como las consecuencias que deberemos enfrentar dependiendo de la opción que hagamos.