segunda-feira, 23 de abril de 2012

"Objetivo"

Bueno, las cosas acontecen, el tiempo corre, nada lo detiene y por eso aquí estoy, a un mes y poco de concretar mi sueño -ese que no les podía contar todavía- entre la felicidad, la angustia y la incredulidad: estoy volviendo a mi patria, Chile. Mi hija y yo partimos para allá el día 29 de mayo (si nada imprevisto ocurre) con camas y petacas (en realidad, sólo con las maletas con ropa y zapatos) y nos preparamos para empezar una nueva vida... Qué tal la sorpresa?... Bueno, apuesto que algunos ya se lo estaban imaginando, pero no podía contar nada hasta que toda la parte legal de mi divorcio estuviera concluída, para así no correr el riesgo de tener sorpresas desagradables. Gracias a Dios, todo corrió tranquilamente - sólo con los sobresaltos esperados, claro-  y ahora la noticia ya es de dominio público: estamos volviendo a Chile, dejando todo para atrás, virando la página, saltando al abismo atrás de nuestra felicidad. Parece una locura, pero estoy totalmente convencida de que vá a valer la pena. Créo que, en el fondo, yo deseaba esto hace mucho, mucho tiempo, y este vacío enorme que no conseguía llenar con nada finalmente vá a desaparecer... No digo que no fué positivo vivir aquí en Brasil, que no aprendí, no crecí, no maduré; no voy a negar que encontré personas fantásticas, que tuve experiencias divinas, inolvidables, que me desenvolví profesional y humanamente de una forma que tal vez no habría conseguido en Chile, pero créo que mi tiempo aquí ya se cumplió; lo que tenía que aprender y realizar aquí ya está completo. Ahora empieza otra etapa, tal vez la final, y tengo que seguir adelante.
    Pero no piensen que me voy a olvidar de ustedes! Este blog continúa, ahora con sede en Santiago, así como el blog en portugués. A lo mejor hasta retomo aquellos blogs de historias! Voy a tener tiempo, inspiración, serenidad y, sobre todo, felicidad para producir incansablemente, hasta mi último aliento, entonces no se preocupen, que todavía vá a llevar un tiempo para que se véan libres se mí!... En realidad, como falta un mes y algunos días para partir, estoy con la cabeza medio enrollada, sin mucha inspiración o disposición, porque tenemos mucha cosa que hacer, inclusive vender los terrenos para tener plata, conversar con corredores y abogados, dejar algunos poderes y encontrarles un nuevo hogar a las perritas (cosa que me está matando de angustia) porque mi amigo que se iba a quedar con ellas tuvo un problema y no puede hacerlo más, entonces... Ya me encomendé a san Francisco para que me ayude en esta búsqueda y confío que no habrá de fallarme, así como santa Rita -de la cual mi madre era muy devota- con el asunto de los terrenos... Tenemos un mes y poco, no es un gran plazo, pero confío en la providencia divina, que hasta ahora no nos ha abandonado... A final, qué es uno sin la fé?.
    Entonces, y todavía desde Brasil, aquí vá la crónica de la semana:

    Cuando salto de la cama temprano, a pesar del sueño que todavía me pesa en los ojos, tengo un objetivo: salir para dar una caminada de por lo menos una hora -mientras aún está fresco- pues el ejercicio es vital para mantener mi artrosis y mi glicemia bajo control. Cuando me pongo el delantal y separo las verduras y el pollo también tengo un objetivo: preparar mi salpicón de pollo desmenuzado o en filés para el almuerzo. Cuando hago anotaciones el objetivo es desenvolverlas, o entonces -si se refieren a asuntos de trabajo- para resolver problemas, dudas o aclarar planes de aula o actividades. Aceptar desafíos como escribir, ensayar y presentar piezas tiene como objetivo el desenvolvimiento de mis aptitudes, de mi creatividad o perfeccionamiento personal... Y es así en todo en la vida: si prendemos la televisión tenemos como objetivo ver algo que nos gusta, si vamos a la playa queremos descansar, tomar sol y jugar en las olas. Si no, por qué otro motivo hacemos las cosas?... Tener un objetivo es vital para existir, para actuar, envolverse, aprender, compartir. Yo me quedo horrorizada todas las veces que estoy conversando con alguien, especialmente alumnos o colegas de trabajo, y de repente escucho un:"Ah, a mí me importa un pito la fundación. Hago lo que me mandan y al fin de mes voy a buscar mi cheque. Y nada más." O entonces: "No sé por qué quise hacer teatro... Es que no tengo nada que hacer en la tarde... No sé, créo que es por eso..." En ese segundo soy tomada por una ganas casi irrestibles de apuntarle la puerta a esta persona y mandarla de vuelta a su casa para que continúe "haciendo nada" por allá...
    Quando me encuentro con gente así -y cómo hay de esas, Dios mío!- me pregunto cuál es la razón que las mantiene vivas, moviéndose, hablando, pensando; qué es lo que las hace salir de la cama todas las mañanas y encarar el mundo... Pero ahí me pregunto: "Será que estas personas enfrentan realmente el mundo, o hacen de cuenta que no existe, que están aquí por accidente, que dá lo mismo, que la vida es así mismo y que solamente basta ir llevando las cosas como dé?"... Bueno, esa me parece una actitud monstruosa, suicida, peligrosamente contagiosa, que nos aleja de la conciencia, de la realidad, de nuestro compromiso con la histotria -la nuestra y la de los otros que están en contacto con nosotros- y con el crecimiento de la humanidad. Tenemos objetivos materiales, físicos y espirituales que no podemos  despreciar si pretendemos continuar siendo llamados de humanos. El hombre necesita un propósito para existir racionalmente, necesita trazar metas para él mismo, profesionales, afectivas, colectivas, individuales. Cualquier persona tiene que desenvolver y vivenciar esas ganas de superarse, de mejorar, de progresar en todas las áreas para que su pasaje por este planeta, por esta vida, valga la pena y deje algun legado, no importa si grande o pequeño... Puede ser que a veces no concordemos con algunos objetivos, con algunas filosofías o métodos, pero por lo menos vemos que estas personas tienen algún tipo de inspiración, de camino a recorrer, hicieron una opción y son fieles a ella a pesar de todo y de todos.
    Tener un objetivo requiere una buena dosis de coraje y mucha persistencia, pues en el momento en que uno lo define, automáticamemnte se compromete a llevarlo a cabo, y de la mejor forma posible, porque sabe que esto significa realización, mismo que cueste algunos sacrificios y mucho tiempo, tal vez una vida entera. Sin embargo, también tiene conciencia de que valdrá la pena y de que la sensación de deber cumplido será una recompensa que sobrepujará cualquier gano material... Y sabiendo esto, ahora yo me pregunto: Y esa gente que vive así, ni chicha ni limonada, sin leyes, sin expectativas, sin planes por los cuales luchar, sin un lugar donde llegar y sentirse victorioso? Será que se preguntan por qué existen? Y la respuesta que deben recibir de ellos mismos, cuando lo hacen, no es el resumen trágico del concepto "fracaso"? Por qué el vacío que alarga desesperadoramente sus días y noches no los hace reaccionar? O ya están tan hundidos en esta nada que ni siquiera se incomodan, o peor, ni siquiera se dan cuenta de la situación?... Sé que "objetivo" parece palabra  de reunión administrativa, de jefe, de pai, de profesor, pero créo que tener una noción de ella y practicarla no es solamente acatar una orden hierárquica, sino el llamado de sobrevivencia física y espiritual que todos recibimos en algún momento de nuestras vidas.

sábado, 7 de abril de 2012

"Granos buenos, granos malos"

Y ahora todos los días parecen feriado!... Esto es de veras fabuloso, pero por eso mismo estoy teniendo que reorganizar mi vida, porque después de 25 años seguidos trabajando en la Fundación no es tan fácil así quedarse en la casa el día entero sin nada específico que hacer. Créo que voy a tener que cuidarme para no ponerme floja, comilona  ni descuidada con la apariencia!... Es bien raro -y delicioso también-  quedarme en la casa por las tardes y poder organizar mi día como se me antoje, disponiendo de todo mi tiempo para escribir, escuchar música, pasear, meditar... Es un tremendo cambio, es verdad, y espero ajustarme bien a él, pero como las etapas tienen que cumplirse para que mi vida continúe, recomience y se renueve, la cosa es esa. Hay que seguir adelante, trazando nuevos planes. Ya fueron dos: primero el marido, después el trabajo,en seguida será la casa, el país; los amigos, calles, estaciones, descubrimientos, reencuentros... Lo que más me admira es el coraje que estoy teniendo para realizar este sueño. Nunca me concentré tanto en un objetivo, nunca tuve tanta fé, tanto optimismo, tanta perseverancia, tanta paciencia y disposición; nunca estuve tan convencida de que una actitud radical a este extremo valdría la pena. Y sé que la valdrá.
    Falta la última parte del plan, pero desgraciadamente, ésta no está solamente en mis manos, entonces sólo me resta rezar, hacer barra, mucha barra, y mantenerme activa, productiva, interesada. No pretendo ponerme como todas esas personas que empiezan a sentirse inútiles y vacías después que paran de trabajar! No, por el contrario, ahora es el momento de reunir fuerzas, optimismo, creatividad y salud física, espiritual y financiera para dar este último salto hacia la felicidad!.

    Siempre me fascinó la destreza y velocidad con que las dueñas de casa o las empleadas consiguen escoger los porotos o el arroz, separando con firmeza y sin equivocarse los granos obscuros, secos, quebrados o manchados de los enteros y saludables encima de una mesa limpia. Los ojos ni siempre están fijos en la taréa, pues parece que ellas consiguen sentir en la punta de los dedos el grano defectuoso, entonces se dan al lujo de conversar, vigilar a los niños o la tetera en la cocina, escuchar la máquina de lavar allá afuera o el camión de la  basura que se acerca por la calle sin perder la eficiencia ni la rapidez. Los dedos se mueven, con experiencia y levedad y el montón de porotos limpios y suculentos vá creciendo mientras otro menor vá siendo tirado a la basura sin el menor remordimiento, porque ellas saben que un grano malo no sirve y que es solamente con los buenos que prepararán un plato delicioso para el almuerzo de la familia...
     Y hoy en la mañana, fuí yo quien se sentó en la mesa de mi cocina, toda blanca y recién limpiada, para realizar esta taréa que, no sé por qué, tiene un qué de terapia relajante, de serenidad, concentración y simplicidad que parece alejar todas las preocupaciones de nuestra mente, que sólo se concentra en la inspección y separación de los granos estragados para que los buenos vayan a la olla... Entonces, en medio de aquella taréa y percibiendo cómo es fácil distinguir los granos damnificados de los que sirven, empezó a ocurrírseme que nosotros, en realidad, tenemos la misma percepción y eficiencia para ver y dejar de lado las cosas erradas en esta vida, nuestras propias faltas, nuestra cobardía, nuestros miedos y actitudes egoístas y mezquinas. Pues no son éstas como granos que no sirven para hacer un plato de comida? Y así como podemos escoger y botar aquellos y quedarnos solamente con los buenos, que nos alimentarán y nos darán fuerza, ayudandonos a crecer y desenvolvernos física y mentalmente, créo que también podemos aprender a distinguir y separar lo que nos faz mal, lo que nos aparta del buen camino, de la compasión, de la comprensión, de la unión. Y lo mejor es que de esta forma no alimentaremos tan sólo nuestro propio corazón con buena comida, sino que también alimentaremos el de los otros que, con certeza, van a querer repetir el plato y hasta aprender la receta!