terça-feira, 23 de janeiro de 2018

"Dar la pelea"

    Bueno, esto está pareciendo un complot, porque la semana pasada me agarré una indigestión -culpa mía, por comer porquerías que sé que me hacen mal- y claro, mi inspiración se fue por el inodoro abajo... Pero con una dieta civilizada y lejos de todas aquellas tentaciones chatarra, aquí estoy de nuevo con la crónica de la semana, cortita, pero contundente... ¡Y por un buen tiempo, sólo ensaladita, tallarines con verdura y yoghourt!...



    Vamos a dar la pelea, cada día, cada hora, cada segundo si es necesario, pero no vamos a desistir. Puede ser nuestro ejercicio diario, desde temprano y hasta irnos a dormir. Vamos a pelear con fe y persistencia y así, poco a poco, mas con certeza, vamos a ir ganando terreno, transformándonos en el capitán de nuestro barco, dirigiendo su timón hacia puertos seguros, serenos y felices donde podamos realizar nuestros sueños y vivir en paz con nosotros mismos y con los otros.Esta gimnasia es indispensable, no importa cuánto nos cueste, para alcanzar finalmente ese bienestar físico, psicológico y espiritual que todos merecemos... Y como por el camino iremos aprendiendo a reconocer los trucos y asaltos del "bandido" (culpa, miedo, castigo, desánimo, escepticismo, orgullo, prepotencia, envidia...) será cada vez más fácil hacerle frente y detenerlo... Y lo seguiremos haciendo hasta que la felicidad sea algo normal y tranquilo, hasta callar todas esas voces y detener sus acciones por completo. Porque dar la pelea siempre, siempre vale la pena.

quinta-feira, 11 de janeiro de 2018

¿Y por qué no?

    Bueno, dicen que "año nuevo, vida nueva", y supongo que así debe ser. Pero creo que puedo ir más lejos: día nuevo, vida nueva, porque cada día empezamos de nuevo, con nuevas energías, sueños, fe, planes, actividades, encuentros y descubrimientos... Entonces, vamos a dejar atrás lo que ya pasó (en mi caso desempleo, muerte, conflictos y dudas, mucha angustia y cobranzas exageradas) y empecemos este año como un cuaderno en blanco. Vamos escribiendo nuestra nueva historia cada día para después poder leerla y aprender de ella, de sus aciertos y errores, porque de todo se aprende, con certeza.
    Las cosas están un poco revolucionadas por aquí, entonces no tendré, por el momento, un día fijo para publicar mis crónicas y cuentos, pero pueden entrar al blog cada domingo, como antes, y leer lo que escribí... ¡Apuesto que creyeron que me olvidaría de ustedes y enterraría mis ganas de escribir y mi inspiración junto con esa última racha de cosas negativas! (entre las cuales, a pesar de todo, siempre brilló una luz)... Pero eso no sucederá jamás. Puedo dar unas paradas, pero abandonar la escritura y todo lo que significa para mí... ¡jamás!
   Entonces, retomando y renovando, aquí va la de esta semana, en pleno jueves!



    ¿Y por qué no un poco de felicidad, de paz y dulzura? ¿Por qué no una vida simple y tranquila, anónima? ¿Cuál es el pecado de ello?¿Por qué no hacer cosas por y para nosotros mismos en vez de hacerlas para y por los otros? Eso no es egoísmo, es aprendizaje sobre quienes somos y lo que podemos hacer de nuestra vida, lo que con certeza puede ayudar a otros... ¿Por qué no disfrutar y agradecer los pequeños regalos diarios, esos que, si no estamos atentos, dejamos pasar, desperdiciando el placer que pueden traernos, la enseñanza, la conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida?... ¿Por qué no todo esto en este año? ¿Por qué no parar de anticipar, de controlar, de seguir la rutina? ¿Por qué no vivir y disfrutar plenamente lo que cada momento nos trae? ¿Por qué no dejar de culparnos, de castigarnos, de cobrarnos y de hacer lo mismo con los demás? ¡Al final, somos todos humanos!...
    La frase "¿Y por qué no?" será mi propósito de año nuevo, y espero conseguir cumplirlo fielmente cada día, cada hora, cada minuto de 2018, porque estoy cansada de tanta negrura, tanto castigo, miedo y pesimismo. El mundo no necesita más de esto. Quiero despertarme cada mañana con el alma leve y optimista, abrazar con ánimo, coraje y alegría, con serenidad y equilibrio, las horas y lo que ellas me traigan y terminar mi día en una silenciosa, agradecida y sonriente paz.
    Ojalá que muchos se unan a mí, porque todos juntos podemos hacer de este mundo tan convulsionado y feroz un lugar mejor, más justo, amable y lleno de sueños cumplidos, sin importar su tamaño o dificultad. Tenemos que ayudarnos entre todos, interesarnos en los otros, apoyarlos, acompañarlos, celebrar juntos sus triunfos y consolarlos en sus derrotas. Tenemos que ser humanos y aceptarnos como tales. Nadie espera la perfección, ni siquiera Dios, porque nos conoce de verdad y entiende y perdona nuestras fallas. Y si El lo hace, ¿cómo nosotros no lo vamos a hacer también?... Sí, ¿por qué no?...