segunda-feira, 27 de setembro de 2021

 

Día de milagros? De revelaciones? De inspiración y felicidad? Día de reencuentro, de perdón, de gratitud?... Creo que todo eso junto y todavía más, tanto que ni consigo traducir... Hasta parecía que era el día de mi cumpleaños!... Abran bien los ojos del cuerpo, de la mente y del alma y verán de lo que estoy hablando.

   Medio misterioso, no?... Pero hagan la prueba y después me cuentan...

 

Siempre me llamó la atención esta frase anónima: “No hay que buscar nuevos paisajes sino mirar el paisaje con nuevos ojos”. Me parecía un poco desconcertante, como si el consejo fuera permanecer parado, sin ir en busca de nuevos horizontes en la vida. ¿Era una frase digna de ser publicada y conocida? Pero me quedé pensando en ella. Vengo recordándola desde que la leí en esa hoja de papel pegada en la pared de una de las salas de la  Fundación Cultural. Quién la había impreso y colocado allí? Con qué propósito?... Sin respuesta.

   Pero entonces, aconteció que otro día volvía del centro al final de la tarde, por aquella misma calle de siempre cuando, no sé por qué, decidí atravesar y venir caminando por la otra vereda. Primero no percibí nada, pero después de andar algunos metros, erguí los ojos y los dejé ir por la calle abajo. Qué sorpresa! Una visión totalmente diferente, nueva, de la vieja calle, se descorrió delante de mí! Paré, totalmente sorprendida. Cómo eran distintas las cosas desde este outro ángulo! Las sombras, los árboles y las casas, la perspectiva de las otras calles perpendiculares, de los jardines, de los colores...     ¡Hasta los sonidos parecían tener matices diferentes! Estaba pasmada. Mudar el ángulo –los ojos- muda realmente el paisaje. Todo es nuevo, tiene otras dimensiones, Uno ve lo que no veía desde la otra posición. Todos los conceptos se reformulan, secretos son revelados, nuestra propia postura muda... Viejo paisaje, nuevos ojos, transformación. Comprendí entonces aquella frase de la hoja en la pared. No hay que cansarse de mirar, pues el paisaje posee mil matices y lecciones que solamente con nuevos ojos, nueva disposición, podremos ver y aprovechar. La rutina es una asesina. Nos aplasta, nos embrutece, pero somos nosotros mismos quienes permitimos que nazca, crezca y se instale en nuestras vidas aniquilándolas, robándoles la alegría, el frescor, la creatividad, la percepción, la inocencia, volviéndonos viejos parados y hastiados, sin esperanza.

   Encarar la vida cada día como el milagro y la diversidad que es, es un tónico para la salud y el crecimiento del alma. Basta una pestañada y todo habrá mudado, inclusive nosotros mismos.

 

segunda-feira, 20 de setembro de 2021

 

Hoy siento que di un paso atrás... pero en el mejor  de los sentidos. Después de tanto tiempo, uno que creía que jamás acabaría, vuelvo a ser yo al escribir, y ustedes saben que para mi, esta vocación, así como componer, coreografiar o dibujar, es la más importante de todas ellas, pues es la que más me ayuda a entender, a descifrar, a aprender y disfrutar todo lo que hay dentro de mi u a compartirlo con ustedes e todos los que me rodean... Inicio de primavera, renacimiento, reencuentro... Las revelaciones, los caminos y la felicidad me aguardan, junto con la verdadera paz!... Como dice mi nombre...

 

 

Me pregunto hasta que punto alguien puede ser capaz de mudar para ser amado, valorizado, aceptado. Cuánto de nosotros aceptamos sacrificar, esconder, aniquilar para no vernos aislados, para no ser abandonados? Qué precio osamos pagar para no ser juzgados o condenados, criticados?... La coherencia entre lo que somos y lo que aparentamos en pro de la estima y el elogio de los demás es nula. Somos dos seres en eterno conflicto, llenos de dudas, de luchas sin tregua, de choques y contradicciones por cuenta de esa incoherencia... Y cómo queremos, cómo necesitamos ser amados para poder sobrevivir! Cómo nos duele el desprecio y la indiferencia de los otros! Cómo es dulce el cariño, el elogio, la sonrisa, la aprobación, el calor de la sociedad!.

Y ahora me pregunto: ¿no sería mejor cambiar para amar en vez de para ser amado? Qué enorme diferencia! Lo mejor de nosotros vendría a flote, haríamos tanto bien, llegaríamos tan lejos! Ganaríamos infinitamente más que sólo siendo amados. Mudar para amar no mutila, da alas. No duele, nos hace florecer. Nos integra, nos identifica, nos entibia, nos purifica. Nos salva.

Amar e y ser amado: uno consecuencia del otro.

 

domingo, 12 de setembro de 2021

 

Bueno, yo había dicho que el  Sr. Invierno se había cansado e estaba a fin de irse de uma vez, mas parece que todavía quiso dar una última señal de vida este fin de semana e nos brindó una tempestad de lluvia y viento –que aún continúa hoy y mañana por la mañana- pero no me intimida, no. Continúo feliz de estar aquí y de vivir lo que estoy viviendo... Volver a ser quien yo era y a tener lo que mi espíritu tenía de magia e inspiración, de percepción y comunicación no tiene precio. ¡Entonces, Sr. Invierno, puede continuar con sus alardes que no voy a entregarle mi felicidad ni que um rayo caiga en mi jardínl!...

 

Voy temprano al centro. Sábado por la mañana. Cuentas para pagar. Hay uma frescura más de primavera que de otoño. Brisa perfumada, cielo azul... Las mañanas tienen um no sé qué de renovación, de promesa, de inocencia y vigor que siempre me encanta, por eso me gusta levantarme temprano, para dejarme abrazar por esta vibración generosa y vital que se extiende por las calles, por los jardines, por las casas y almacenes donde los vecinos lavan las veredas, refregándolas con el escobillón y detergente. El aire queda aún más perfumado, húmedo, limpio como el  suelo. El água se lleva el dia anterior y su ajetréo, sacude los restos de la noche, alarga el milagro del amanecer desconocido... Lavar la vereda cada mañana es como un ritual y todos parecen tan animados y empeñados restregando y enjuagando! Se saludan, llenos de optimismo, se deseam buenas cosas, se animan mutuamente para vivir este nuevo dia. Es contagioso... Respiro profundo y sonrío, mirando mi reflejo em las pozas de água de la vereda. Mi alma parece lavada tambiém, renovada, perfumada, revigorada. Veo en la calle lo que tambiém podemos hacer en nuestro corazón: limpiarlo, renovarlo, adornarlo cada dia, olvidando los resentimientos y dolores del día anterior y la obscuridad de la noche. Hacerlo vivir em una eterna mañana, lleno de fé e inocencia.

La vereda lavada, todavía mojada, es el camino de cada momento.