domingo, 28 de fevereiro de 2016

"Nuestra historia"

    Yo tengo mucha suerte, de verdad. En cuanto hoy es el último día de vacaciones para la mayoría de las personas, yo continúo en ellas, sin horarios, jefes, metas, planes o estrategias, reuniones y rendiciones de cuentas, todas esas cosas que a veces le amargan a uno el pepino y le quitan buena parte de las ganas de sonreír. No digo que yo ando por ahí riéndome sola, porque el "ocio" también trae sus conflictos -sobre todo cuando uno es demasiado cobradora consigo misma- pero por lo menos tengo tiempo libre para meditar sobre ellos y tratar de encontrarles alguna salida (ahora con una inestimable y maravillosa ayuda profesional) para poder vivir en paz y ser feliz... Bueno, esta es una de las ventajas de haberse matado de trabajar por 23 años y ahora tener este merecido descanso permanente, fuera la bendición de una pensión decente, cosa que la mayoría no tiene... ¿De qué puedo reclamar entonces?... Tal vez sólo de estos 34 grados que van a cocinarnos hoy día...Y, sinceramente, comparado a las otras cosas de las cuales otros pueden reclamar, parece un chiste, ¿verdad?... Pero todos llevamos nuestra carga, grande o pequeña. De eso nadie escapa, entonces debemos tratar de hacerlo lo mejor posible cada día.
    Y antes de que la temperatura suba más por aquí, la crónica de hoy:



    Estaba viendo el otro día una película sobre la historia entre Walt Disney -interpretado por Tom Hanks- y la autora del libro "Mary Poppins" -interpretada soberbiamente por Emma Thomson- a quien él persiguió por veinte años para convencerla a que le cediera los derechos del libro para que pudiera hacer una película. La historia de la peculiar institutriz, el banquero, el limpiador de chimeneas y todos los personajes fantásticos ha encantado a generaciones desde que fue publicada, y más aún después de que se hizo la película, pero lo que nadie sabía era la dramática historia personal de la autora que se escondía detrás de la obra... Y al verla, de repente me di cuenta de que, en realidad, todo lo que hacemos está ligado de una forma u otra a nuestra propia historia. Todo se reduce a esto. Ella aparece siempre, a veces disfrazada, a veces cruda y desnuda, pero está siempre allí: en la receta del chef, el diseño del modisto, el proyecto del arquitecto, en las narraciones del escritor, en la interpretación del actor, en la educación de los hijos, la opción de la profesión... Todo está impregnado, teñido por nuestras experiencias -buenas y malas- y guía nuestras acciones y opciones a lo largo de nuestra vida.
    Esto es lo que nos otorga la unicidad, el carisma, lo que  determina nuestro futuro. Podemos abrazar nuestra historia o entonces luchar contra ella, pero mismo que hagamos lo opuesto, esto habrá sido escogido por causa de esta historia. Ella nos forma, para bien o para mal, y nadie consigue escapar de su influencia.

sábado, 20 de fevereiro de 2016

"Orejeras"

    Pescarse una virosis que te deja botada en la cama en pleno verano es el cúmulo de la mala suerte, y me tocó a mí la semana pasada, por eso los dejé sin crónica. Estaba para morirme, pero después de unos cuatro días de estornudos, pastillas, pañuelos desechables y muuuuucho reposo, aquí estoy de vuelta, lista para continuar y ya pensando en nuevos cuentos para la próxima semana. Entonces, ¡prepárense!...
    Y aprovechando que todavía no hace mucho calor, aquí va la de esta semana:



    Encuentro divertido cruzarme en la calle con tanta gente usando audífonos. Los hay de todo tipo: grandes, pequeños, coloridos, discretos, con cables o escondidos en el oído, con el sonido tan alto que se puede escuchar o silenciosos y llenos de misterios. Rostros absortos, serios o sonrientes, bocas tarareando o cantando en voz alta, conversando, silbando, cabezas gachas, pasos rápidos y algo torpes... La mayoría parece preferir escuchar música u otras voces a salir sin audífonos y mezclarse con el rugido del tránsito, los ladridos, las conversaciones, las campanas, pitos, bocinas, las voces de los vendedores, los trinos de los zorzales, chincoles y tordos, las risas de los niños... Me parece a mí que se encierran dentro de esas dos orejeras y pretenden olvidarse del mundo, escaparse del tiempo, del lugar, de la presencia de los otros y de las situaciones que puedan requerir su intervención. No quieren la responsabilidad de saber, de involucrarse, de tener que tomar alguna actitud o decisión. En vez de acercarse, de intercambiar experiencias, calor humano, hermandad, compasión y solidaridad, prefieren mantenerse aislados en su universo, pues si no escuchan y no ven, no tienen la culpa de nada.
    Ya lo que es a mí, me encantan los sonidos de la existencia, todos sus matices, pausas, murmullos y explosiones, porque son el complemento de lo que veo. Sonido e imagen forman el cuadro completo, mismo que a veces muestre algo que no nos gusta. La vida es un todo: ruido, olor, color, textura, temperatura, y si le quitamos uno de estos elementos, perderá el sabor, la cercanía, la realidad.
    Por eso, cuando salgo cada mañana a dar mi caminada, no llevo audífonos, porque quiero escucharlo todo, a todos, todo el tiempo, pues las voces del mundo son mi propia voz.

domingo, 7 de fevereiro de 2016

"Designios misteriosos"

    Entre una y otra crisis de acidez -eso porque mi cabeza anda muy revolucionada con un montón de cosas- aquí estoy de nuevo, en este fin de semana soleado, sola en el departamento porque a mi hija le tocó trabajar, pero planeando escribir mucho, que es la mejor manera que tengo que aclarar las ideas y hacer descubrimientos muy importantes que me devuelven la tranquilidad de espíritu. Esto, claro, es mejor aún cuando uno es ayudado por un profesional... Pero esto sólo va a volver a pasar cuando reemplacen finalmente a mi psicóloga, que salió anticipadamente de licencia maternidad. Todos los pacientes nos quedamos colgados, pero yo continúo trabajando sola con lo poco y nada que conseguí analizar en nuestras dos sesiones. Y lo mejor de todo es que fueron tan asertivas, que realmente he podido mejorar bastante algunas cosas... "Deber ser" y "ser", gran diferencia, palabras claves...
    Y antes de que se me olvide en medio de todo este informe médico ¡hoy hay más cuentos en pazaldunate-historias.blogspot.com!


    Existen los pequeños milagros, esos que suceden a diario y que, si no estamos atentos, dejamos pasar sin ver ni agradecer. Y existen los otros, los grandes, los que nos maravillan y nos salvan, los que nos hacen creer que hay fuerzas cósmicas, divinas o sobrenaturales por sobre nosotros que están ligadas y preocupadas con nuestro bienestar. Estos últimos siempre ocurren cuando el precipicio es insondable, insalvable, cuando las soluciones humanas se acabaron y sólo la fe nos sostiene. No parecen ser gratuitos, como los pequeños, sino que requieren de una situación extrema, de una confianza extrema, de una aceptación extrema. Es sólo entonces que suceden, admirándonos y dándonos la oportunidad de un cambio, un recomienzo. Es como una revelación, pues no sólo involucra lo pedido o esperado, sino toda nuestra existencia. Algo se transforma, fuera del cuerpo enfermo o de una situación difícil, y nos llena de nuevos bríos, fe y profunda gratitud, nos hace mejores, y creo que ese es el objetivo principal de los milagros, tanto los pequeños cuanto los grandes... 
    ¿Suceden todos los días? ¿Les ocurre a todos? ¿Es siempre la respuesta?... No,  y no sé de qué depende su frecuencia y su concretización, pero sé que, la mayor parte de las veces, es consecuencia de nuestro grado de consciencia, de comprensión, de nuestra lucha y persistencia. Los designios son misteriosos, pero creo que si empezamos por fijarnos en los pequeños milagros de cada día tal vez terminemos construyendo o descubriendo uno de esos otros milagros, uno de los grandes y portentosos.