Estoy siendo repetitiva, ya lo sé, pero realmente no le deseo a nadie una artritis reumatoide em las manos... Hoy casi no estoy consiguiendo digitar em el teclado de tan trabadas y adoloridas que están!... Mas, como las ganas de botar para afuera toda esta maravillosa inspiración que me rodea y tengo dentro de mí es tan grande e imperativa, acá estoy, sentada en mi escritorio, escuchando la canción del viento allá afuera y los pájaros al rededor, respirando hondo y cumpliendo mi vocación... Y más tarde voy a pintar!...
Cuáles son los milagros que iluminan nuestra vida? Pues son todo aquello que nos rodea: el pan, el agua, las flores,
los pájaros, las nubes, el trabajo, las conquistas, las lecciones, el maestro
que subsiste en cada persona que encontramos. Pequeños y grandes descubrimientos,
pequeñas y grandes transformaciones, pequeños y grandes éxitos. Las palabras,
las miradas, los gestos. Pensar, entender, concluir, son milagros constantes
que nos ayudan a crecer y a aproximarnos de lo divino que permea cada segundo.
Em este instante pensemos em el milagro que
es nuestra vida y en cómo llegó a eso. Es que los milagros se obtienen, no son
gratis, dependen de nuestra fe, de nuestra perseverancia. Merecemos el milagro
porque luchamos por él, porque nos aventuramos –mismo llenos de duda y dolor,
exhaustos, resentidos, vacíos- en el universo de lo nuevo, de lo que nos
aguarda, de aquello que merecemos porque somos hijos de Dios.