terça-feira, 15 de fevereiro de 2022

 

    Año nuevo, nuevas posibilidades, nuevos desafíos, inclusive un nuevo computador –ahora un laptop última generación- que conseguimos comprar con bastante esfuerzo. Por eso esta publicación tiene una fecha totalmente diferente a la última que posteé em portugués... Fuera eso, he entrado em una nueva etapa de absoluta creación, realización y felicidad que me ha tenido absurda y deliciosamente ocupada desde el inicio del año. Nuevas puertas, nuevas fuerzas, nuevos desafíos y un inesperado y añorado coraje para emprender nuevas aventuras que sólo me han hecho bien... Entonces, aquí voy yo de nuevo, renovada, tranquila, llena de fe y alegría, con la certeza de que vuelvo a cumplir el destino que me fue ofrecido y que yo acepté.

 

 

    Hago todos los días el mismo recorrido, pero nunca había mirado para la copa de aquel árbol, hoy desnudo por causa de la poda de invierno. Tal vez por eso poco atrayente para mí... Venía caminando, sintiendo el viento refrescar mi cuerpo húmedo de sudor, cuando un ruido diferente me hizo disminuir la marcha. Miré a mi alrededor, tratando de encontrar su procedencia. A aquella hora de la tarde se destacaba entre los murmullos de la calle, que se preparaba perezosamente para la cena. Traté de identificar el sonido, pues no me era extraño. Entonces percibí que venía de lo alto, de algún lugar justo encima de mí. Paré y erguí la mirada. Allí estaba: el volantín colorido, nuevito, enroscado entre las ramas peladas del árbol y los cables de alta tensión. Su cola de franjas se debatía furiosamente bajo el impulso del viento en cuanto el volantín parecía temblar, desesperado, produciendo aquel sonido que había llamado mi atención. Permanecí un momento contemplándola. Un pedazo de hilo aún colgaba de él, enroscado em el árbol... Y de pronto aquella sensación de tristeza fue tomando cuenta de mí. ¡Aquel volantín debería estar em el cielo, danzando y haciendo piruetas, desafiando al viento para subir más y más alto, haciendo la alegría de algún niño! Y sin embargo, alguna fatalidad lo había derribado, condenándolo a morir allí, preso entre las ramas y los cables... Mismo así, todavía se debatía, en vano, y reaccionaba a las ráfagas de viento... Mi corazón se encogió, angustiado, al ver este cuadro, pues me pareció la representación de nuestros sueños, a veces arrastrados por malos vientos y lanzados al suelo, o em medio de las ramas de los árboles, de los cabos eléctricos, detenidos en su ascenso, llorados, mas finalmente olvidados a la intemperie hasta perder los colores, hasta el papel rasgarse y deshacerse, restando tan sólo un esqueleto de varetas. Pues siempre sobra este armado , triste, resistiendo, como que diciendo que todavía sirve, que si alguien la rescata y le pega un nuevo papel y una nueva cola, será todavía capaz de elevarse y desafiar al viento... Así, el volantín me traía la imagen de los sueños que, a pesar de abandonados porque sufrieron un revés, persisten en algún lugar dentro de nosotros, como el esqueleto de varetas que nos convida a colar em él nuevos papeles coloridos, a esmerarnos em una cola larga y orgullosa, a comprar otro hilo, más resistente, a mejorar nuestras habilidades y a lanzarla de nuevo al viento... Nunca es tarde para los sueños, mismo que quien soñó no sea el mismo de cuando los soñó.

    Pero cuántos de ellos quedan así, como aquel volantín, enroscados, abandonados... Tendría que subirse al árbol y libertarlos en vez de darles la espalda y desistir de ellos. Otra oportunidad. Un nuevo esfuerzo. Algunos arañazos. Mucho, mucho cuidado. Pues los sueños deberían tener infinitas chances.

 

 

quarta-feira, 29 de dezembro de 2021

 Casi el último día del año. La última semana... Esperanza? Miedo? Frustración? Tristeza? Emoción?... Lo que fue, ya fue, ahora tenemos la chance de recomenzar, de renovar, de crear nuevos caminos y recorrerlos con coraje y optimismo. ¿Serán diferentes? ¿Serán una nueva versión? No lo sabemos aún, mas hay que intentarlo. Yo ya comencé el mío y pretendo seguir en frente, mismo se existirán tropiezos. No importa, la cosa es estar ahí, vivo y vibrante, conectado. Estar, ser. ¡Eso sí que es un feliz año Nuevo!

 

 

     Existe mejor forma de redimirnos, de realizarnos, de encontrarnos  que a través de nuestras acciones? Y si este actuar envuelve el amor, mejor entonces. Amar lo que hacemos. Hacer lo que amamos... Los tres bailarines em el filme “One last dance”, con Patrick Swayze, su esposa Lisa Niemi y George de la Peña, em aquella última coreografía em la cual todas las heridas y frustraciones, los miedos y dolores fueron lavados em el esfuerzo, em el sudor, em los movimientos sentidos em el alma, me emocionaron profundamente, pues percibí cómo realizar nuestra vocación puede curarnos, erguirnos, purificarnos y transformarnos. Nos santifica porque siempre hay un toque divino em ella. Es donde mejor nos expresamos, donde más nos entregamos, donde nos donamos sin límites. Aquellos bailarines ya maduros, con menos performance física, y mesmo así yendo al palco a reencontrar sus verdades, me enseñaron que siempre hay tiempo, siempre existe una oportunidad, siempre hay espíritu para alcanzar muestro objetivo de la realización, de la cura, de la felicidad. Porque ese es o nuestro destino.

 

 

  

sexta-feira, 24 de dezembro de 2021

 

 

    Y llega la Navidad una vez más, pero esta tiene un algo de derrota, de tristeza e incerteza, incluso de miedo por el futuro de nuestro amado país después de estas elecciones chantas, lideradas por gente sin noción, sin historia, presa a ideales sin sentido, agarradas a un pasado que ya no existe y que ellos tratan mantener presente en la mente del pueblo sólo para tener el gustito de la venganza sin sentido y del poder que “les robaron” durante treinta años... Mas, será que merecen tenerlo?...

 

 

    ¡Cómo es bueno sentir los aromas de la vida!... Ropa lavada, carne em la parrilla, porotos granados, tierra mojada, café, flores, pan, sopa, choclo, queque, pasto... Vengo por la calle y ellos surgen, me envuelven, me despiertan. Vienen despacito, o como una ola, desde las cocinas, los jardines, las veredas, las panaderías y restaurantes, y yo respiro hondo, dejo que tomen cuenta de mí y me recuerden la vida a mi alrededor, las cosas de cada día, la dulce rutina del hombre y su universo, la rutina de la creación. Es así como los aromas y los sonidos también me rodean y traen la sinfonía de la vida hasta mí: pájaros, motores, radios, ladridos, voces, lluvia, teléfonos, campanas... Aromas, sonidos, movimiento perpetuo y yo, tan viva cuanto ellos, tengo el don maravilloso de percibirlos.

domingo, 12 de dezembro de 2021

 

    ¡Caramba, y yo que pensé que el invierno se había acabado!... Hace algunos días, 34 grados y un sol de freír huevos, y  estos dos últimos nublado, amenazando llover, frío, viento... Quién entiende?... Y después hay gente que dice que no está pasando nada con el cambio climático... Mas, para eso tengo unos cobertores, una estufita y mucho tecito calientito, entonces, vamos a trabajar!.

 

    La paciencia es una virtud de muchas faces, pues es diferente en cada caso. A veces precisa ser lenta y persistente, otras silenciosa. A veces es necesario que hable, que presione, otras, que deje al otro libre. Algunas veces tiene que elogiar, otras cobrar, criticar. Puede incentivar, sugerir, o entonces, permanecer quieta y permitir que la experiencia acontezca por si sola... Paciencia es espera, es amor, es percepción, es estar totalmente abierto al tiempo y al movimiento del otro, es acompañar sus evoluciones, es oír, observar, esperar. Esperar siempre lo mejor. Esperar que la puerta se abra, que la luz se encienda, que la mente comprenda, que la armonía tome cuenta del gesto. Adecuar nuestro ritmo al ritmo del otro, nuestras palabras, nuestras expectativas. Ver con los ojos del otro, trabajar con la energía del otro.

    Ser paciente es salir de nosotros mismos y ser el otro, visto con nuestros ojos y con sus ojos. Es el equilibrio entre estas dos miradas.

 

 

 

domingo, 5 de dezembro de 2021

 

 

 

   Hoy la cosa va a arder, literalmente...¡ Treinta y tres grados sin ni una nubecita em el cielo!. Por lo menos hay un viento ahora por la mañana, aún fresco, mas el sol ya empieza a esparcir su calor sofocante.¡ Ni quiero imaginar cómo va a estar a las cuatro de la tarde, cuando me despierte de mi siesta y me siente para pintar!.... Bueno, por lo menos este calor será puro, sin contaminación, y los pájaros continuarán cantando y volando, el paisaje verde y el cielo azul... Eso ya compensa el sofoco...

 

 

   Quién es mi maestro?... Creo que cada uno que cruza mi camino. Todos tienen algo que enseñarme, pues en todos ellos vive la chispa divina, el propio Dios. Por eso no sólo es verdad que “Aquello que hicieres al menor de los míos, es a Mí a quien hicisteis”, mas también: “Aquello que el menor de os tuyos me hizo, fuiste Tú quien lo hizo”.

   Todos[  somos maestros unos de los otros. Asumiéndolo o no, todos poseemos un bien que ilumina a los otros, todos tenemos el don de enseñar. Sin embargo, debemos tener y cultivar también el don de la humildad, que nos posibilita aprender de nuestros hermanos. Ser un maestro es tan importante cuanto ser un discípulo. Sólo aprendiendo podremos enseñar. Somos unos complementos de los otros. Criaturas únicas, construidas del saber universal que se muestra, mas no se impone. La diversidad es infinita entre maestros e alumnos, por eso su sabiduría es infinita también.

Aprendamos la vocación del maestro, sin embargo, practiquemos primero la vocación de alumno.

 

domingo, 28 de novembro de 2021

     Estoy siendo repetitiva, ya lo sé, pero realmente no le deseo a nadie una artritis reumatoide em las manos... Hoy casi no estoy consiguiendo digitar em el teclado de tan trabadas y adoloridas que están!... Mas, como las ganas de botar para afuera toda esta maravillosa inspiración que me rodea y tengo dentro de mí es tan grande e imperativa, acá estoy, sentada en mi escritorio, escuchando la canción del viento allá afuera y los pájaros al rededor, respirando hondo y cumpliendo mi vocación... Y más tarde voy a pintar!...

 

    Cuáles son los milagros que iluminan nuestra vida? Pues son todo aquello que nos rodea: el pan, el agua, las flores, los pájaros, las nubes, el trabajo, las conquistas, las lecciones, el maestro que subsiste en cada persona que encontramos. Pequeños y grandes descubrimientos, pequeñas y grandes transformaciones, pequeños y grandes éxitos. Las palabras, las miradas, los gestos. Pensar, entender, concluir, son milagros constantes que nos ayudan a crecer y a aproximarnos de lo divino que permea cada segundo.

    Em este instante pensemos em el milagro que es nuestra vida y en cómo llegó a eso. Es que los milagros se obtienen, no son gratis, dependen de nuestra fe, de nuestra perseverancia. Merecemos el milagro porque luchamos por él, porque nos aventuramos –mismo llenos de duda y dolor, exhaustos, resentidos, vacíos- en el universo de lo nuevo, de lo que nos aguarda, de aquello que merecemos porque somos hijos de Dios.

 

 

 


quinta-feira, 25 de novembro de 2021

 

    Bueno, yo creía que tener un computador agonizante era penca –a pesar de que ahora ha estado impecable- pero en verdad, creo que peor es tener artritis reumatoide severa... Uno empieza a escribir y después de un tiempo los dedos se “engatillan” y se traban... y ahí se acabó la inspiración y la capacidad física de continuar... Pero no importa. Ya sé que la tendencia es ir empeorando, sin embargo, no pretendo echarme a morir ni rendirme ¡y voy a continuar escribiendo ni que tenga que  apretar las teclas con la nariz!. Entonces, vamos que se puede!

 

 

   Es increíble cómo somos capaces de olvidarnos de lo obvio, de lo esencial, que es el cimiento sobre el cual, al final, construimos nuestra vida. Y lo más divertido es que por más que nos compliquemos y nos disfracemos y nos llenemos de reglas, manías, conveniencias, prejuicios, vanidades e ilusiones, lo obvio continúa allí, lo esencial continúa siendo esencial, lo que es bueno no muda y lo que es malo siempre nos lastima, nos detiene, nos deforma... Precisamos tener consciencia de esto, no perderlo de vista, continuar usándolo para nortear nuestra existencia, para impedir que ésta se pierda en las trampas que nosotros mismos creamos. Lo obvio, lo simple, lo esencial, son puertas para los misterios y las respuestas de la vida. Abrazan mucho más que sólo aquello que vemos o sentimos. Lo sobrenatural es esencial, es obvio, forma parte indivisible de lo  aparentemente banal.