sexta-feira, 23 de abril de 2010

Sentidos

Sinceramente, espero que este fin de semana, en algún momento improbable, pueda postear ese cuento que les prometí la semana pasada, pero no sé, las cosas están apretadas por acá y no tengo certeza de si, después de tanto ensayo, interferencia y sermón sin educación de jefe, voy a tener ánimo para redactar la famosa historia. No es que esté enojada con tanto trabajo -por el contrario!- lo que sucede es que, por causa de él y de "otras cositas más", no estoy consiguiendo organizarme ni tener la disciplina y la perseverancia que mi condición de diabética exigen, y esto es lo que está dejándome verdaderamente irritada, porque tengo la desagradable sensación de que de, alguna forma, perdí el control de mi propia vida y que son las circunstancias y los otros quienes están determinando cómo tengo que vivir... Yo sé que esto es tan sólo una impresión, porque nadie puede tomar cuenta de mi vida si yo no lo permito, pero créo que están habiendo tantos cambios y novedades en mi vida últimamente, que estoy poniendome descuidada y floja y permitiendo que los acontecimientos dicten mis horarios y procesos en vez de ser yo quien ponga los límites, las reglas, las rutinas y mantenga aquel saludable equilibrio que me está haciendo tanta falta ahora... Pero no se preocupen, porque este estado de confusión momentánea ya se vá a terminar y voy a volver a ser la dueña de mí misma. Es que las novedades siempre nos dejan medio mareados y fuera de control, no es verdad?... Pero ésta tiene hora para acabar y devolvernos a nuestras rutinas. Créo que la mía está llegando también, hasta porque mi salud no puede esperar demasiado...
Entonces, como todos los viernes -o casi, deliciosa rutina- aquí vá la crónica de esta semana, lo que ya es una buena señal de normalidad, no les parece?...



Los ojos... Qué son estos dos pozos de luz y sombra por donde el alma se escapa? Llevan la imagen al cerebro, al raciocinio, al fondo del corazón, construyendo secretos que nuestra razón a veces nunca desvenda. Perspectiva, colores, movimiento, sombra, luz, tonos... Los ojos perciben densidades, distancias, intenciones, gestos, belleza, maldad. Hay una intuición sobrenatural en la mirada del hombre; mirada asociada al pensamiento, a la reflexión, al descubrimiento, a la creación, a la conclusión. El ojo que pestañéa e habla, que desagua, incendia, toca, penetra; palabras mudas que emergen del corazón y revelan sus dudas y sus éxtasis, sus pesares y alegrías, sus amores y sus odios... Cuando nos miramos los unos a los otros, qué milagros, qué miserias y esperanzas, cuáles intenciones descubrimos? Nos vemos reflejados en los ojos de la humanidad? La mirada de la creación nos encanta, o preferimos huír de ella? Miramos la verdad o la mentira?... Será que existe vergüenza en la mirada, ya que no consigue mentir? Y será que es por eso que siempre porfía en esconderse, en disfrazarse?Quién sabe mirar al otro e interpretar correctamente lo que vé? Nos preguntamos alguna vez acerca de lo que vemos? Estamos realmente viendo lo que sucede a nuestro alrededor? Sentimos lo que vemos, o las imágenes son solamente referencias muertas, ajenas, sólo un cuadro en el cual existimos, mero complemento y no reflejo de lo que somos?... Al mirar, somos realmente capaces de percibir con todo nuestro ser la tierra, la madera, las nubes, el asfalto, el tejido, el vidrio, la lana, el viento, el água, las tejas, los pétalos, los pájaros? Lejos, cerca, grande, pequeño, moviendose, parado, arriba, abajo?... Casi siempre miramos el universo como si no hiciéramos parte de él y, de la misma forma, contemplamos las imágenes dentro de nosotros. No creémos en ellas, porque el ojo interior es reflejo da la visión interior. Yo créo que todavía no comprendimos lo que es "ver", lo que debemos ver, para qué vemos, pues la visión no es un simple don, un placer, un sentido del cuerpo. El ojo llega solamente hasta donde se lo permitimos, hasta donde osamos llevarlo, así como también es ciego para lo que no aceptamos, nos asusta o nos parece imposible.
La primeira pregunta que tenemos que hacernos al abrir los ojos es: "Qué es lo que soy capaz de ver?"... O, tal vez: "Qué es lo que deséo ver?"... Y la respuesta no es, definitivamente, una cuestión de imaginación, capricho o ilusión. Es la verdad. Pues es para esto que sirven los ojos, es para esto que nuestra mente y nuestro corazón están ligados a ellos, pues son instrumentos de revelación y transformación.
Esto vale también para los otros sentidos, ya que todos son caminos para nuestro desarrollo y aprendizaje. A veces me pregunto, espantada: Qué es lo que estamos haciendo con nuestros sentidos? Ver, escuchar, tocar, saborear, olfatear, qué es lo que hacemos con estos instrumentos preciosos?... Estamos constantemente poluyendo sus funciones, desviando sus objetivos, mutilando sus capacidades. Porque, a final de cuentas, qué es lo que despierta la reflexión sino lo que nuestros sentidos nos traen? Ellos nos proporcionan experiencia, nos muestran caminos, abren ventanas y encienden luces que pueden cambiar nuestra existencia! Nos instigan y despiertan nuestra mente con sus cuestionamientos y reflexiones hasta alcanzar nuestro espíritu, haciendo que él llegue cada vez más cerca de Dios... Del cuerpo para el alma... Manos, boca, oídos, nariz y boca no son meros informantes, sino maestros, experiencias físicas que, de alguna forma, nos lanzan al plano de las revelaciones divinas. El cuerpo en plena percepción se abre a la sabiduría de la creación. A través de la catarsis de los sentidos -casi una muerte de éstos por una fusión extremada de percepción del redor- podemos aprender a desenvolver y vivenciar nuestra escencia que es, al final, la expresión perfecta de cada uno de ellos.
Los ojos: qué son estas dos ventanas de horizontes ilimitados? Las manos: qué son estas antenas que danzan en el aire y sostienen la magia? Y La boca: qué es este milagro de sonidos y sabores por donde la voz del alma estalla? La nariz, túnel de oxígeno que nos mantiene vivos, pasaje de perfumes instintivos y espirituales. Los oídos: qué son estos incansables canales que nos traen los mensajes de los hombres, de los dioses, del universo vivo?... Vivir es sentir. Sentir es vivir. Más que carne, huesos, años, éxitos o fracasos, somos sensaciones, sentimientos. Más que razón y lógica, que proyectos y prestigio, somos instinto humano y divino empujándonos siempre, remeciendonos, resucitandonos, reinventandonos, lastimandonos cuando necesario, pero siempre conduciendonos hacia la vida.
Siento el viento que pasa por mí como una caricia. Escucho las campanas lejanas de la iglesia. Me balancéo lentamente en la hamaca. Apreto la lapicera. Huelo la cena calentando en la cocina. En el silencio del atardecer presiento mi voz, pues la conozco, mismo que nadie más la escuche. Mis sentidos me vuelven parte viva y actuante del universo y su historia, do los planes de Dios, del destino de la humanidad.

sábado, 17 de abril de 2010

La cajita

Bueno, hoy día hasta que no voy a tener mucho trabajo porque voy a postear la crónica que salió publicada -finalmente, después de un laaargo ayuno!- esta semana en el diario. Fuera eso, acabé de arrancarme la punta del dedo índice cuando cortaba la ensalada para hoy en la noche, entonces estoy medio estropeada para escribir... Menos mal que no tuve ninguna hemorragia -ustedes saben cómo sangran las puntas de los dedos- que tiñiera el lavaplatos, la cocina, el suelo o los otros muebles dramáticamente de rojo -una cosa curiosa es que todas las veces en que me hiero, no sangro casi nada, no sé si porque levando inmediatamete el miembro herido (consejo de mi madre) o si porque, sin saberlo, tengo algo de vampiro...- Pero que la porquería duele... ay, cómo duele!... Es medio raro digitar con el dedo del medio, pero qué le vamos a hacer, son los gajes del oficio porque, fuera ser escritora, también soy dueña de casa, entonces como todas ellas, estoy siempre expuesta a este tipo de accidente idiota como cortarse los dedos, rallarse los nudillos, agarrarse una bruta tortícolis haciendo las camas, pescarse una gripe lavando la terraza, recoger toda la basura que cayó cuando el saco se rasgó justo en el momento en que iba a ponerlo en el depósito, dejar caer los anteojos dentro del horno cuando le daba una miradita al pollo que estaba asando, quemarse con aceite hirviendo al freír nuggets, pisar en la caca del perro mientras riega las plantas, ser picada por un enjambre de insectos asesinos o acabar toda arañada por querer dar una de jardinera y salir podando los arbustos del jardín o casi morir electrocutada al poner el cable de la máquina de lavar en el enchufe con las manos mojadas... A final de cuentas, no hay de qué avergonzarse porque, quién ya no tuvo uno de estos pequeños accidentes domésticos en su vida? Entonces, no es que yo séa una retardada, son cosas del destino, simplemente...
Por otro lado -y esta puede ser la verdadera causa para que yo ande tan distraída y desastrada- las cosas de mi famoso musical están yendo de viento en popa. Ya grabamos todas las músicas y pusimos las voces -hasta yo me metí en el estudio y me puse los fonos para cantar! Imagínense, después de casi 30 años sin grabar!- y mañana es el primer ensayo con todo el mundo: bailarines, coro, actores y figurantes, entonces, imagínense mi expectativa! Parece que finalmente las cosas están empezando a tomar forma y estoy cada vez más convencida de que el rersultado vá a ser muy bueno y de que vamos a divertirnos un montón... Es así que me gusta trabajar y producir (a pesar del dedo sin punta). La semana que viene les cuento cómo fué el ensayo. Quiero decir: si tengo que suicidarme o puedo salir celebrando. Por el momento, aquí vá la de esta semana. Espero que les guste. Estaba pensando postear un cuento también, pero no sé si voy a tener tiempo...

Fué uno de esos cumpleaños que lo pescan a uno con la billetera completamente vacía, entonces no se espera mucha cosa fuera de los buenos deséos, besos y abrazos; pero como madre es madre y le saca leche a una piedra, la mía desenterró no sé de dónde esta cajita de bronce con una aplicación de porcelana coloreada en la tapa y vino a entregármela bien temprano, con la ceremonia que se hace para ponerle alguna ofrenda a los dioses. Parecía que aquella cajita contenía todos los secretos del universo!... Ella me la dió, diciendo: "Guarde en ella solamente las cosas más importantes", y sonrió, enigmática, dandome un beso y un abrazo especialmente caluroso y largo. Después, volvió a su desayuno, llamó el taxi y salió atrasada para el trabajo, como casi todos los días... Yo me quedé con la tal cajita en las manos, intrigada por las palabras de mi madre, observandola de todos los ángulos y preguntandome qué cosas tan importantes debería guardar allí.
El tiempo fué pasando y yo, tal vez inconcientemente, fuí realmente colocando dentro de ella algunos objetos que adquirieron un significado todo especial por cada episodio que vivimos juntos. Y, quieren saber? Está realmente llena de pequeños tesoros que me recuerdan lo que es verdaderamente importante en esta vida... Y créo que llegó la hora de compartirlos con todos.
Dentro de esta cajita guardo una mariposa muerta para acordarme de la brevedad y de la belleza de la vida, una bolita plateada para recordar que nunca debemos dejar que el niño en nosotros séa arrancado de nuestro espíritu y olvidado en algún rincón inexpugnable de nuestro corazón, sepultado y callado por las obligaciones, conflictos y deberes de la edad adulta. Guardo también en esta cajita una alianza de plata, ya medio enverdecida, que me recuerda que todo es cíclico, que no tiene fin, que está siempre en movimiento, en transformación, y regresando a nosotros. Guardo un pedacito de una barra de incienso para no olvidarme del Paraíso y sus promesas, del perfume de mi alma que siempre quiere volar hacia el cielo, y de la misericordia infinita de Dios. Tengo alli una piedrecita brillante, pedazo de una montaña, que me recuerda la fuerza de mi espíritu y la inmutabilidad de las leyes divinas. Y por último, hay también dentro de esta cajita, algunas hojitas ya secas, que con la filigrana de su nervura me traen a la mente los medios sorprendentes y creativos que nuestro Padre usa para comunicarse con nosotros y hacernos escuchar Su voz... Ayer, agregué un pedacito de cordel con tres nudos, para nunca olvidarme de que todos estamos entreligados, que nuestras acciones tienen consecuencias y que por eso tenemos que actuar en conjunto, comunicarnos, intercambiar experiencias, crecer y aprender juntos, luchar por un mundo mejor haciendo nuestra parte alegremente, con fé y perseverancia.
Estos son mis tesoros, todos cosas simples, banales, que están a nuestro alrededor y que a primera vista no valen nada... De vez en cuando abro mi cajita y me quedo mirándolos, recordando una vez más quién soy y lo que vine a hacer aquí. A veces los saco cuidadosamente, poniéndolos en la palma de mi mano, los palpo, juego un poco con ellos y los pongo contra mi pecho para sentir todo su significado y para que éste pase a mi corazón y lo renueve, dandome nuevas fuerzas, más esperanza, claridad y determinación... Y recordando hoy la expresión en el rostro de mi madre y sus misteriosas palabras, entiendo el por qué de ese gesto tan solemne al colocarla en mis manos. Creo que ella estaría contenta si la abriese y viese lo que guardé allí dentro.

segunda-feira, 12 de abril de 2010

Ejercicio diario

Voy a aprovechar la mañana para postear mis crónicas porque en la tarde me espera una montaña de trabajo, así como en el resto de la semana... Se acuerdan de ese espectáculo sobre la historia del café que empezamos a montar? Bueno, tal como lo predije, la cosa toda acabó viniendo a parar en mis manos, entonces, haya hora extra para cumplir el encargo!... Gracias a Dios todo lo que envuelve este montaje es del tipo que me encanta: creación en todas las áreas, (que deberá ser supervisionada por mí, lo que significa que voy a poder meterme en el trabajo de todos). Entonces, fuera la duda sobre las horas extra (la lata es que me gusta tanto este trabajo, que voy a hacerlo mismo si no me pagan) no tengo de qué reclamar. Bueno, tal vez sólo del hecho de que me vá a sobrar menos tiempo y aliento para escribir, pero como todo esto tiene que ver con arte, con desenvolvimiento y concretación de ideas y con personas produciendo juntas, en realidad no me siento perjudicada en absoluto. Por el contrario, créo que mucha cosa positiva va a salir de este trabajo, porque tengo certeza de que voy a aprender y a compartir un montón de experiencias que me harán crecer humana y profesionalmente... Eso sin contar con la moral con que me voy a quedar en la fundación si este famoso musical resulta un éxito rotundo!... Para ser bien sincera, no créo que vayamos a presentar algo de hecho espectacular como quiere mi jefe -tipo Broadway- pero si tiene calidad y cautiva a la platéa, entonces para mí está sensacional. No soy mucho ambiciosa en lo que se refiere a escenarios, figurines o tecnología de punta cuando se trata de montar espectáculos. Lo que realmente me interesa es el desempeño de las personas que están en el escenario, séan ellas actores, cantores o bailarines. A final de cuentas, ellos son el espectáculo y no el escenario, las ropas o los efectos especiales. Un buen texto, una buena música, bien coreografada, buenos actores o bailarines y ya se tiene algo digno de ser visto, no es verdad?...
Y sin más demoras porque de aqui a poco el músico que va a hacer los arreglos de las canciones viene a buscarme, aquí va la crónica de esta semana.

Me siento completamente fascinada por el arte de observar y meditar -también llamado de "contemplación"- cosa que jamás pensé que diría, siendo la persona ansiosa, inquieta e inmediatista que soy. Pero estoy empezando a descubrir que esta actividad puede llevarnos a procesos de comprensión y conclusión absolutamente reveladores, pues es algo tremendamente enriquecedor y relajante, que promueve un equilibrio y una clareza que nunca conseguí con ninguna de las otras actividades con que lo intenté -fuera la de escribir, claro- Y lo más importante: este ejercicio diario me ayudó a desenvolver la capacidad de transformar todas estas experiencias -hecho que también se debe a la contemplación- en textos que serán una herencia de las más sinceras, pues pienso que es algo que valerá la pena compartir con el mundo.
Hay días en que, en medio de uno de estos momentos espontáneos de contemplación, me vienen a la cabeza todo tipo de preguntas: "Será que todo el mundo piensa tanto como yo sobre la existencia? Será que miran a su alrededor y descubren las mismas cosas que yo? Y será que meditan así sobre ellas, o su pensamiento es automático, instintivo, se reduce a lo escencial? Será que lo que sucede alrededor de ellos los afecta, los modela, los hace ver una nueva realidad? Será que interactúan realmente con el mundo?"... Créo que alegar que no tienen tiempo para hacerlo no es una disculpa válida, porque yo descubrí que no es necesario que abandonemos ninguna otra actividad que estemos realizando ni tampoco nuestro modo de vida para observar, meditar y llegar a conclusiones. Una cosa no estorba a la otra. Créo que el término más acertado para esta carencia espiritual sería "falta de costumbre", o tal vez "falta de consciencia", o quién sabe, mejor, "falta de paciencia", porque tenemos esta manía de vivir la vida como si se tratase de una carrera, de algo ajeno a nosotros, de un río en el que nadamos, pero del cual no hacemos parte. Despreciamos todos los regalos que ella nos ofrece, todas las lecciones, todos los milagros, los encuentros y las revelaciones, pues creémos tan sólo en aquello que podemos ver, tocar, comprar, comer o vestir. Crecer no es una cuestión interna para la mayoría de las personas, sino un proceso totalmente externo y superficial, que tiene que tener más valor a los ojos de los demás que a nuestros propios ojos, algo que sólo nos proporciona poder y riqueza, influencia, status, y no sabiduría y compasión... Pero cómo aprender, y entender, e interactuar efectivamente con el universo y sus criaturas, cómo hacer parte de su historia si no se observa ni se medita sobre la existencia? El espíritu necesita este alimento, este ejercicio diario para estar en sintonía con los acontecimientos, con las personas, con la propia vida!... Sin embargo, no créan que se trata de alejarse de la realidad concreta para pasárselo el tiempo entero observando y meditando sobre asuntos transcendentales, se trata más bien de vivir plena y conscientemente, de percibir, reflexionar y concluir sobre los hechos más simples de la vida, pues es en ellos que encontraremos las mismas respuestas y revelaciones que obtendríamos si permanecieramos por horas interminables meditando en la celda de algun monasterio. Los seres humanos comunes -como yo misma- sin ninguna preparación espiritual, no consiguen transcender lo que no pueden ver, entonces su camino es el aprendizaje a través de aquello que tienen cerca y que conocen bien, de aquello con lo cual tienen intimidad, que los acompaña todos los días en sus rutinas... A veces, quería pararme en el medio de una plaza y gritar: "Sientan el viento! Miren los árboles! Toquen sus propias manos! Acompañen la mudanza de las nubes! Levanten la cabeza hacia el cielo y llénense de su azul luminoso! Miren las hormigas, los pájaros, los perros, las otras personas!"... Hay un pequeño milagro aconteciendo a cada instante, bien delante de nosotros! Entonces, por qué nos nos acercamos y lo aprovechamos? Por qué no hacemos parte de él? Mejor aún, por qué no ser nosotros quienes lo creamos?... Los descubrimientos nunca acaban y es nuestro deber -y placer- estar siempre atentos para no perder ninguno, ya que es de ellos que podemos aprender a vivir mejor en todos los sentidos.
Podemos desperdiciar una parte de nuestra vida corriendo, consumiendo, sacrificandonos en favor de la vanidad, representando papeles falsos y luchando por poder y prestigio, porque esto parece ser algo inherente al ser humano, pero no toda ella. Esto sería un pecado imperdonable que tendría consecuencias trágicas. La vida tiene un principio, un apogéo y un final, y cada uno de estos períodos posée inmensas riquezas que podemos disfrutar y compartir con los otros; sin embargo, no seremos capaces siquiera de darnos cuenta de ellas si vivimos el tiempo entero con prisa, compítiendo con alguien, luchando por más bienes materiales, tratando de ganarle al tiempo, viviendo apariencias y pensando que sabiduría es tan solamente aprender a destacarse en prejuicio de los demás.
Pienso que este es el motivo por el cual envejecemos. Es algo necesario. Es imprescindible para que maduremos, nos purifiquemos y nos volvamos más comprensivos y pacientes, pues solamente con el pasar de los años aprendemos a vivir de verdad y a darle valor a aquello que realmente lo tiene.

sábado, 3 de abril de 2010

El secreto

Eso es lo bueno de los feriados largos como este: uno no tiene que correr para hacer las cosas ni planear nada con mucha exactitud porque se tiene tiempo para hacer lo que estaba pendiente y para descansar también. Pero lo curioso es que es justamente en estas fechas cuando menos lo hacemos, ya notaron eso?... Parece una paradoja, es verdad, pero suele suceder que nos desesperamos más para hacer cosas en los feriados que en los días de trabajo, lo que nos deja exhaustos y con esa bizarra sensación de que el feriado se nos pasó de largo. Estoy totalmente convencida de que esto ocurre porque tenemos la manía de ir dejando que las pequeñas obligaciones domésticas y personales se acumulen -pensando que en el fin de semana o el próximo feriado daremos cabo de ellas- hasta que se vuelven absolutamente impostergables, todas al mismo tiempo... Resultado? Pasamos nuestro día de descanso corriendo como locos, estresados y mal humorados, sublevados y profundamente arrepentidos de no haber aprovechado el aliento de los días de trabajo para ir haciendo poco a poco estas cosas nada atractivas -pero indispensables- que nos negamos a aceptar como parte de nuestra rutina... Esta actitud es, definitivamente, el mejor ejemplo de cómo echar a la basura un feriado y volver al trabajo con esa cara de disgusto y el corazón frustrado, aguantando su aflicción sólo por la certeza distante de que el próximo fin de semana o feriado largo vamos a conseguir descansar de verdad porque habremos hecho las cosas que teníamos que hacer cuando teníamos tiempo y disposición... Pues no hay nada mejor que abrir los ojos en la mañana de sábado, de domingo o de un feriado de fin de semana, y percibir, sonriendo, que tendremos todo el tiempo sólo para nosotros mismos porque fuimos organizados y dejamos la flojera de lado para hacer lo que necesitaba ser hecho... Eso sí que es descanso, y no solamente para el cuerpo, sino también para la mente y el espíritu, pues están sosegados y satisfechos por haber cumplido sus obligaciones en la hora cierta. La tranquilidad del deber cumplido es la mejor de todas y nada puede perturbarla, pues no estamos en deuda con nadie, principalmente con nosotros mismos.
Y aprovechando que estoy sosegada porque ya hice todo lo que debía y tengo estos tres días enteros para relajarme y hacer lo que se me antoje, aquí vá la crónica de esta semana. Iba a postearla ayer, pero la net dió un problema, entonces vá hoy. Inclusive voy a tener tiempo para postear otro cuento!... Pasen en el pazaldunate-historias.blogspot.com y lean! Espero que les guste.

Esta es una gran verdad: suceden cosas estupendas el tiempo entero, en cualquier rincón, en cualquier agujero, en cualquier fin de mundo. En todo lugar existen personas fantásticas, inspiradas, altruístas e valientes; están en todas las clases sociales, en cada barrio, escuela o empresa, en las tiendas, cocinas, construcciones, hospitales y salones de belleza... Y créanme, ellas no necesitan dinero, publicidad, prestigio o promoción para actuar, pues no existe tamaño, espacio, condición, raza, religión, tiempo o diferencias culturales que impidan las manifestaciones del amor. Lo he comprobado una infinidad de veces, pero mismo así, siempre que soy testigo de uno de estos episodios, me quedo de boca abierta, profundamente conmovida con los milagros que podemos conseguir y muerta de ganas de imitar a estos pequeños héroes anónimos que están salvando a la humanidad... El amor es tan poderoso y tiene tal alcance que no necesita personas escogidas, lugares o situaciones que atraigan a la mídia para actuar. Y lo hace a través de nosotros mismos, enseñandonos, ayudandonos y volviendo nuestras vidas mejores, usandonos como donadores y receptores. Porque para practicar actos de amor no son necesarios requisitos, pruebas, testigos importantes, retorno financiero o grandes y complicados planes. El secreto es, simplemente, dejarse invadir, inspirar, guiar y actuar sin intimidarse por las reglas o patrones establecidos, por el preconcepto o la vanidad. Es necesario ser perseverante y paciente, compasivo, para que nuestra empresa tenga éxito, y aprender a sentirnos recompensados no con los aplausos o elogios, con la gratitud o alguna retribución material, sino con la mera conciencia de que realizamos una buena acción, de que ayudamos a alguien que lo estaba necesitando, de que no huímos del encuentro ni de la acción que Dios colocó en nuestro camino en este día, en este instante. La verdadera recompensa es saber que hicimos todo lo que podíamos para que las cosas diesen cierto, que cumplimos con nuestra parte en la historia que se cruzó con la nuestra (inclusive porque estos cruzamientos nunca suceden en vano, lo que significa que, tarde o temprano, descubriremos el don que recibimos en este encuentro) y sentir nuestra conciencia tranquila al respecto.
Yo no sé qué ley rige estas cosas (la ley de la sorpresa tal vez?) pero el amor acostumbra manifestarse sin reservas, sin restricciones. Es igual a un árbol que necesita tan sólo de una gota de água para soltar raíces y crear un tronco con sus ramas, hojas, flores y frutos instantáneamente; y esta diminuta gota de água es nuestra aceptación a su manifestación, la mera intención de realizar una buena acción es suficiente para que empiece a actuar. Nada lo inhibe. Si divisa una rendija, por menor que ella séa, luego viene e invade el corazón, tomando cuenta de él por completo... Y qué es lo que lo motiva? Pues no es nada espectacular, sólo nuestro consentimiento, mismo que le séa dado con alguna resistencia... A veces somos llevados a creér que tan sólo los corazones puros y valientes, los ángeles y los santos disfrutan de la belleza y del sabor de los frutos de este árbol, pero esto no es verdad -inclusive porque vá contra todo lo que el amor es- Nadie es discriminado, todos podemos actuar, sentir, crecer, ser iluminados por la luz del amor y recibir sus dones y recompensas. No es necesario que seamos perfectos o inmaculados para dar amor, recibirlo o dejar que él nos guie, por lo menos de vez en cuando, porque todo acto de amor es válido.
Gracias a Dios, nuestra ignorancia, nuestra futilidad y egoísmo, toda nuestra vanidad y ambición no consiguen detenerlo o dejarlo menos luminoso y poderoso, nada cambia o dismiinuye su poder transmutador, regenerador, nada lo hace desistir porque su destino es habitar dentro de nosotros y guiar nuestros pensamientos, intenciones y acciones. Y se necesita tan poco para que él actúe, para que podamos sentir sus beneficios! Es sólo decir "sí"! El hace todo el resto y no pide nada a cambio... El amor es como el viento, sopla donde quiere y nadie sabe de dónde viene ni para dónde vá. Cabe a nosotros abrirle la puerta.
Empiezo a vislumbrar las respuestas para algunos enigmas, o por lo menos un camino que me permita vivirlos, dándoles el crédito que merecen, sacándolos del limbo de los "tabús", los "imposibles", las "ingenuidades" y las "utopías". El amor se revela algo completamente concreto, una acción en tiempo y espacio reales, ejecutada por personas de verdad, con resultados tangibles y, si no inmediatos, por lo menos a corto plazo. Entonces, por qué esperamos a la mídia, el dinero, el lugar más conveniente, la cooperación de otros, la aprobación de las autoridades? Por qué no tomamos la iniciativa ya, sin más disculpas? El amor está allí, bien delante de nosotros, sólo esperando...