sábado, 20 de agosto de 2011

"Éxtasis y vacíos"

Tengo que confesar que todavía se me hace bien difícil acostumbrarme con las cosas aquí después que volví, lo que me tiene bien desinspirada, medio lenta, medio desubicada... Juro que no pensé que la ida a Chile iba a tener tantos efectos colaterales!... Yo no sé lo que está sucediendo -y es lo mismo con mi hija- pero tengo que ponerme las pilas luego y desenterrar de un agujero bien hondo mi ánimo, mi inspiración (tengo que escribir una pieza para el encerramiento de la oficina de teatro de la fundación este fin de semana!!!!) las ganas y el envolvimiento con mi trabajo, tengo que reencontrar aquella sensación deliciosa de felicidad y realización que me movía al escribir y montar mis piezas, y aún el coraje para encarar los desafíos que me aguardan hasta el fin de año... Mas lo que en verdad deséo es salir de vacaciones permanentemente, mandarme mudar para Chile y no volver nunca más... Sin embargo preciso luchar contra esto, porque a final de cuentas tengo deudas para pagar, toda una vida familiar y profesional aquí y no puedo, simplemente, largar todo así, de repente. Cada acontecimiento tiene su lugar exacto en nuestras vidas y tenemos que respetar esta línea de tiempo para no cagarnos la existencia por actuar precipitadamente. Ya hice mucho esto y parece que todo el arrepentimiento del mundo nunca es bastante, créanme...
   Ayer en la noche fué el reestreno del musical con el nuevo elenco bajo la dirección de mi alumno y, a pesar de todas mis dudas y recelos (y todas aquellas peloteras gratis), la cosa hasta que fué muy bien. Al público le encantó -sobre todo porque ahora los actores son niños y no adultos, lo que le confiere una gracia toda especial- y los chicos fueron muy eficientes a pesar de haber tenido no más que ocho o diez ensayos. Hay muchas cosas que tienen que ser trabajadas para que mejore y adquiera una calidad más profesional, pero créo que el objetivo fué alcanzado y me siento realmente felz por ello. Sin embargo, todo este trabalho de perfeccionamiento no estará más en mis manos. En realidad, estoy metida en un montón de otros proyectos, inclusive las presentaciones de mis propios alumnos en los próximos dos fines de semana, el encerramiento de la oficina de circo, los espectáculos de fin de año de la danza y la música y todavía nuestro festival de teatro estudiantil, entonces, trabajo no me vá a faltar... Pero es que es tan tremendamente extraña esta súbita certeza de que uno es substituible, de que hizo un trabajo tan eficiente con los alumnos (especialmente con el que tomó mi lugar en la dirección del espectáculo) que nuestra intervención no es más necesaria para que la cosa funcione!... Cuendo pienso en esto soy tomada por todo tipo de sentimientos encontrados: alivio por un lado, porque estaba realmente muy cansada con toda la correría que el musical implica, pero también preocupación porque tal vez mi tiempo esté pasando y me estoy volviendo obsoleta; una cierta y honda tristeza, una sensación de despedida y al mismo tiempo, el sentimiento de haber recuperado mi libertad creativa... Ustedes entienden?... Bueno, créo que todavía me vá a llevar un tiempo asimilar este descubrimiento y aprender a lidiar sin angustias con este proceso de substitución (que, por lo demás, es lógico y natural... hasta que le acontece a uno mismo, claro) Porque la vida continúa y hay muchas cosas esperándonos más adelante, no es verdad? Entonces, no podemos parar cada vez que acontece un cambio, porque ellos ocurren, justamente, para hacernos crecer y avanzar, y no para detenernos o dejarnos deprimidos. Pero ya sé que aprender esto vá a demorar un tiempito bien sufrido, desgraciadamente. De cualquier forma, estoy convencida de que será para el bien de todos, entonces, voy a respirar hondo, virar la página y lanzarme a la próxima aventura!.
    Entonces, aquí vá la de esta semana que, escogida al azar, parece que fué escrita para mí -por mí misma- para aliviar la situación por la que estoy pasando. Es divertido, mas parece que a veces sabemos o que vá a sucedernos en el futuro, no es verdad?


    Plenitud o vacío? Luz o obscuridad? Acción o inmovilidad? Ruido o silencio?... Créo que  ambos, siempre, pues no conoceríamos ni sabríamos apreciar uno sin la existencia del otro. El vacío puede haber sido el origen de la creación que conocemos y la plenitud podría ser el sentimento que precede a la muerte, por qué no?... No existen reglas sobre los opuestos, que pueden manifestarse en cualquier ocasión. El vacío tiene su fin cuando comenzamos a crear nuevamente, y la plenitud, por su vez, tiene su ocaso cuando e ciclo que vivenciamos se completa y nos damos cuenta de que tenemos que "partir para otra". Entonces, precisamos darle un final; y es inevitable, casi instintivo, que nos desestructuremos después del clímax, que nos sintamos perdidos y asustados... Sin embargo, nadie permanece en el vacío para siempre -a no ser que no séa dueño de sí mismo física o mentalmente- y nadie créa sin cesar, esta es una ley, el proceso del péndulo que nos mantiene en equilibrio, es por eso que en nuestra vida existen estos períodos de  descanso, de "limbo", de muerte y aparente vacío. Ellos son imprescindibles para que nos reevaluemos y podamos reformularnos cuando séa necesario, ya que reciclandonos y abriendo nuevas puertas podremos dar un paso más en nuestro desarrollo, pues tendremos un nuevo impulso, una nueva perspectiva, una claridad que no alcanzaríamos sin esta parada... No es en vano que el ser humano carga vida y muerte dentro de él y está siempre manifestando estos dos extremos en todos los ámbitos de su vida... Sostener indefinidamente el vacío o la plenitud, la luz o la obscuridad, la felicidad o el dolor acaba por dejarnos exhaustos y estacionados, nos pudre, nos descompone por la rutina y la acomodación, pues no hay renovación, no tenemos nuevas opciones ni actitudes, no existen desafíos ni descubrimientos porque nos acostumbramos con aquello que conocemos y aprendimos a manipular con seguridad. Le tenemos miedo a los cambios, a la novedad, al desafío, a la conquista de nuevos caminos, al encuentro con personajes desconocidos y a la relación que estableceremos con ellos. Pero es justamente el fin de cada experiencia lo que nos lleva automáticamente al início de la siguiente, lo que siempre significará crecimiento y sabiduría. No podemos viciarnos en clímax o vacíos, en dolor o felicidad, pues con el tiempo fatalmente van a perder su significado y detendrán nuestra evolución.  Tenemos que recordar que todo está en constante movimiento, siempre cambiando, expandiendose, pidiendonos idénticas transformaciones y acciones. Así, el éxtasis y el vacío no son estáticos -mismo que tratemos de sujetarlos, robandoles su real significado y objetivo- e invariablemente darán lugar a nuevas experiencias... Y es de ésto que la vida está hecha: de novedad, de expectativa, de cambios, desafíos, fé y, principalmente, de lucha.

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