sábado, 29 de janeiro de 2011

Bueno, y finalmente lo que era dulce se acabó!... El miércoles volví al trabajo y, como esperaba, no vá a ser fácil porque con la falta de profesores, toda el área de teatro quedó en mis manos: aulas, ensayos, montajes, eventos y el musical, fuera otras cositas muy antipáticas llamadas "burocracia" para las cuales, espero, mi jefe contrate a alguien porque yo, francamente, no tengo el menor talento para ese tipo de desgracia. Fuera que, con todo el trabajo que me espera -para el cual ni sé si mismo con mi horario aumentado (31 horas semanales en vez de las antiguas 20) voy a conseguir dar cuenta- créo que no me vá a sobrar mucho tiempo para correr atrás de otras cosas que no séan aulas, ensayos o montajes, eventos y presentaciones, entonces... Un ayudante no me caería mal, jefecito!.
Entonces, como pueden percibir, realmente voy a tener que organizarme e llevar muy en serio esa cuestión de mi salud, sobre todo si pretendo llegar hasta el final del año viva, entera y lista para otra. Así, me digo a mí misma de nuevo, poniendo una cara bien fea: "Se acabó la fiesta!", y es mejor que me dé oídos ahora porque más tarde no voy a tener tiempo de reclamar o lamentarme.
Y yendo a lo que nos interesa, aquí vá la crónica de la semana (al día)... Y antes de que se me olvide, hasta mañana voy a terminar de postear el final de la historia de "Silvestre", entonces, pueden pasar por el blog para conferir el descenlace. Y les juro que de ahora en adelante no voy más a demorarme tanto tiempo para publicar las próximas historias.


    Será que todo es realmente una cuestión de fé? De aquella fé que derriba las apariencias y nos salva en el último instante, cuando estamos casi despeñandonos en el abismo aterrorizante y sin fondo?... Será que se trata, simplemente, de perseverar a través de las tentaciones, probaciones y tropiezos, de las caídas, las dudas e ilusiones? Será que entregarse dócil y confiante a los planes de Dios -mismo que no los conozcamos- es suficiente? El siempre nos socorrerá (a veces de las fomas más inusitadas) no importa cuán apavoradora pueda parecer la situación? Mas, hasta cuándo debemos esperar? Hasta dónde tenemos que ir? Qué es lo que nuestra fé nos ayudaría a enfrentar? Y la serenidad y el valor para ir adelante residen solamente en esta fé? Ellos se equiparan en el instante de la decisión, de la acción? De dónde viene nuestro miedo? Por qué estamos siempre recelando hundirnos, como el apóstol Pedro en las águas revueltas del mar, cuando Jesús le ordena que se aproxime caminando sobre ellas?... Y de dónde viene la calma, de dónde el coraje, el optimismo para volvernos dueños de la situación, para decidir lo que es correcto, para actuar con justicia y rectitud?... Todavía más: de dónde proviene la fé? Nace de un acto voluntario, conciente, como si abriésemos algún tipo de puerta o apretáramos un botón que la hace funcionar y después de este primer impulso ella crea alas propias y crece por sí sola? Es una parte de nuestro instinto de sobrevivencia? Un milagro? Una ley del universo?...
    Mantener la consciencia constantemente en la presencia de Dios y estar atento a sus mensajes es una de las "puertas", de los "botones" que la hacen surgir; es una práctica nada fácil, sin embargo el esfuerzo y la persistencia siempre son recompensados. Es un acto de voluntad, de porfía, de disponibilidad, que casi siempre choca de frente con las apariencias y reglas de este mundo actual, volviendo todo mucho más difícil. No digo que en un convento de claustro se esté protegido de las debilidades, desafíos, errores, dudas o tropiezos de cada día, pues en él viven os mismos seres humanos que corren y sufren aquí afuera; la ventaja es que todos allí tienen un mismo objetivo y hay aquellos que aconsejan, apoyan y comparten las experiencias, cosa que raramene sucede en el mundo exterior, donde la regla que impera es : "cada uno por sí".
    Mantener encendida la llama de la fé es, a veces, una lucha muy solitaria y sembrada de decepciones,  trampas, caminos sin salida y apariencias asustadoras. Sin embargo, es alentador saber que no somos los únicos en este barco y que nuestro ejemplo puede hacer que más gente embarque en esta aventura!.

terça-feira, 25 de janeiro de 2011

A través de la noche

Estando a exactamente un día de volver al trabajo, aquí estoy, preparandome física, sicológica y espiritualmente para retomar mis actividades profesionales -o será que debería decir "empezar", ya que parece cierto que voy a tener que acabar asumiendo algunas cositas más por causa de la falta de profesores?- y a encarar nuevos alumnos, desafíos y compromisos. Es verdad que mi salud no está cooperando mucho, pero de cualquier forma no pretendo que esto me impida producir, inclusive porque estoy confiando en lo que la reumatóloga me dijo (que, por el momento, se trata de artrosis) y en el remédio que me dió y que -ella dice- me vá a quitar los dolores e impedir que me quede con las "manitos chuecas", me entienden?... Bueno, eso espero, porque a pesar de no haber conseguido descansar como quería ni de haber producido como lo había planeado, me siento bastante animada para volver a mis actividades y empezar con las aulas, los nuevos montajes e los proyectos. Ya sé que voy a tener que aumentar mi horário de trabajo, pero la ventaja de trabajar más es que mi salário también va a aumentar, lo que me va a caer muuuuuy bien!... Ahora, hablando bien en serio, voy a tener que cuidarme mucho y organizar mi vida para que estos achaques no estorben mi rendimiento, pues desgraciadamente, su aparición e sus consecuencias son inevitables cuando uno vá envejeciendo. Esto, claro, significa: "Se acabó la fiesta! Atención a la dieta!  Atención a los ejercicios! No deje de tomar sus remedios!" (que a esta altura ya podrían llenar una piscina!)... Entonces, no voy a esperar que el trabajo extra me caiga encima para tomar una actitud o reclamar. Voy a empezar ahora mismo!.
Y con este firme propósito en mente (es mi segunda promesa de año nuevo) ahora vamos a lo que interesa: la crónica de esta semana (quiero decir,de la semana pasada) También espero poder terminar de publicar la famosa historia de "Silvestre", que ya se transformó en una verdadera novena!...


    Corriendo a través de la noche, queriendo alcanzar a las estrellas, hendiendo la obscuridad inmóvil con el aliento jadeante, expectante, de ojos desorbitados y corazón desbocado. La noche está dentro o fuera de nosotros? Por que corremos? Para dónde corremos? Atrás de qué? O nuestra carrera es el inicio de alguna danza cósmica, el preludio de nuestra conversación espiritual com la creación, con Dios?... Entonces, de improviso, paramos y nos vemos a nosotros mismos, reflejados en los ojos de lo divino, y un abismo se abre delante de nuestros piés. No hay más camino, no hay más opciones, tenemos que saltar... La noche avanza. Qué luz nos iluminará? O será nuestro propio movimiento el que habrá de producir este relámpago salvador?... Quién somos? Hacia dónde estamos corriendo? Nos detenemos, tratamos de volver atrás, de recomenzar, de escoger otro camino, sin embargo, continuamos corriendo porque algo nos empuja, nos jala, nos llama, nos desmiembra y nos arroja en el mundo, donde nos diluimos. Entonces, llega el tiempo de la reflexión, llega el tiempo de sosegar, de crear coraje y experimentar, de viajar en la lentitud de esta nueva realidad que surge delante de nosotros. La exaltación dá lugar a la percepción, a la quietud, a la lenta y deslumbrante intensidad que desgarra la carne y el alma, al dolor que busca las respuestas, a la soledad aplastante de las revelaciones que no conseguimos compartir.
    Pero  tengo tantas preguntas y tan poca paciencia! Casi me ahogo en el deséo de salir gritando las cosas que descubro! Mis ganas de despertar y transformar el corazón de los hombres es tan violenta y verdadera, tan llena de vanidad y sincera compasión!... Por qué alcanzar la comprensión y la aceptación de nosotros mismos tiene que ser algo tan doloroso, tan complejo y lleno de trampas (que nosotros mismos ponemos por el camino)? Por qué tiene que exigir tanto sudor, tanto desprendimiento, tanta entrega y fé? Realmente tenemos que quedarnos desnudos delante de lo que creémos ser, olvidar nuestros cómodos y protectores disfraces y aceptar este cuerpo y este corazón, este espíritu sin adornos, esta alma en su pureza original? Sin discusión? Sin posibilidad de negociación?... Porque es esto lo que somos, y lo sabemos perfectamente. Todavía somos los seres originales, aquellos santos que un día van a reunirse en una comunión sin fin. En el fondo, nunca fué diferente y lo sabemos, por más que tratemos de huir o arreglar las cosas según nestros miedos y egoísmos.
    Ahora, tenemos que movernos en busca de la unión con nuestra escencia, que espera. Quien está despierto y es valiente y perseverante tiene esta obligación.
    He aquí el desafío para cada uno de nosotros: lapidar nuestro cuerpo y nuestro espíritu para alcanzar lo que nos está destinado... Pero, he aquí mi recelo: cuántas capas de ilusiones, cobardía, egoísmo, miedo y vanidad tendremos que arrancar y arrojar antes de que vislumbremos ni que séa una minúscula chispa de nuestra escencia, aquella donde nuestra divinidad interior reposa y aguarda? Cuánto tiempo esto nos irá a llevar? Y seremos capaces de ir hasta el fn, hasta quedarnos totalmente desnudos e indfensos, para ser poseídos por ella?... Y qué es lo que vá a suceder después?... Tendremos la humildad suficiente para arrodillarnos delante de nuestra propia sabiduría, contenida en la brevedad de esta encarnación? Tendremos el valor de inclinar nuestro cuello desnudo, como lo hacían los mártires?... Sé que la sabiduría posée el poder de aniquilar toda ilusión que esconda la verdad de aquel que verdaderamente quiere verla y practicarla, aquella verdad que ya traemos con nosotros... Una muerte, mil muertes  a cambio de la verdadera vida!... Porque la muerte es inevitable para que los cambios acontezcan y así podamos crecer y madurar, volviendonos responsables por nosotros mismos y por nuestras acciones en esta vida.

segunda-feira, 17 de janeiro de 2011

Ropa blanca

Y así, entre toses, estornudos, escalofríos e una docena de remedios para tratar de dar un fin a este resfriado que está asolandome estos últimos días (no es justo, un calor de estos y yo aquí, con la nariz escorriendo y el cuerpo todo adolorido!) aquí estoy, fielmente, a una semana de regresar al trabajo -y todavía con aquella sensación de que acabé de salir de vacaciones. Alguien robó los días del calendario!) y rezando para estar recuperada cuando cruce las puertas del complejo cultural... Yo no sé si fueron los sucesivos choques térmicos que sufrí el día en que fuí a ver a la reumatologista, pasando de locales con un aire acondicionado absolutamente glacial al calor calcinante de la calle, o si fuí pescada por alguna virosis que anda por ahí, de esas típicas de verano en este país, la cosa es que lo pasé bastante mal, con fiebre y un tremendo dolor de garganta, que ahora se transformó en esta tos indecente de fumante empedernido. Hasta las perras se asustan cuando me oyen toser!... Y es curioso, pero recuerdo que el año pasado, también durante las vacaciones, me agarré una virosis parecida que me dejó a mal traer por dos semanas. Bueno, el médico me explicó que cuando  uno sale de vacaciones, sobre todo después de mucho tiempo de trabajo excesivo, de presión y stress -situación que resume mi trabajo el año pasado- nuestras defensas también salen de vacaciones y ahí quedamos susceptibles a pescarnos hasta el mosquito que pasa volando en la calle vecina. Entonces, un simple resfriado puede virar una catástrofe ecológica... Ya estoy hasta la coronilla de tomar tanto remedio, pero tampoco quiero dar una de Mujer Maravilla y pasármelo el resto de las vacaciones toda apolillada, entonces... Haya estómago para tanto comprimido milagroso! Y no sé si la reumatóloga no me vá a recetar más algunos cuando vaya a verla este  Jueves para que me dé el diagnóstico final sobre mis dolores. Por el momento sólo sé que estoy con tendinitis en el hombro izquierdo, lo que ya es un saco si lo juntamos con el malestar que la gripe me provoca. Ahora, el resto... Ya lo sabré el Jueves.
    Y antes de que esta crónica empiece a parecer un informe médico, aquí vá la de hoy:


    Hay solamente ropa blanca tendida en la cuerda: sábanas, fundas, camisetas, medias, pañuelos, toallas, pañales, paños de cocina, y verlos balancear bajo el impulso del viento como si ejecutasen algún tipo de coreografía me dá la impresión de estar delante de las cumbres nevadas de la cordillera o entonces de un grupo de ángeles que huyeron del cielo y vinieron a divertirse aquí en la tierra. Realmente lo encuentro una gran y bella coincidencia y supongo que, lógicamente, la próxima cesta de ropa llenará la cuerda de color, pues la lavandera debe haber separado las ropas para evitar que se mancharan... De nuevo compruebo que los espectáculos no ocurren solamente encima de los escenarios...
    Estoy de vacaciones finalmente, y me quedaré en casa hasta el dia 26, porque, gracias a Dios, mi jefe tomó la sabia decisión de cancelar las presentaciones del musical hasta Marzo, cosa que me dejó deliciosamente aliviada, porque si bien es verdad que adoro mi trabajo, llega una hora en que parar y se alejar para permanecer aquí se vuelve algo realmente imperioso. A final de cuentas, en qué otro lugar sino en nuestro hogar podemos reunir nuevas fuerzas, inspiración, aliento y optimismo para continuar enteros nuestra misión? Y yo estoy necesitando de verdad reponer mis energías físicas y espirituales. Necesito pensar, registrar las experiencias, reflexiones y conclusiones de este último período en mi diario; necesito trabajar en mi jardín, cuidar a mis perras, jugar con ellas y llevarlas a pasear, ponerle pan y água a los pájaros, recorrer la casa fresca y quieta y salir por las calles de mi ciudad, re-conocerlas y sentirme parte de su acontecer nuevamente;  tengo que tenderme en la hamaca nuevamente a contemplar el paisaje, prepararme para el trabajo que se avecina -y que, nuevamente, será mucho- conversar con mi hija, respirar hondo, serenarme, reencontrarme... Cosas que me revigoram, me relajan, me renuevan, me hacen sentir con más fuerza y certeza el transcurrir de la existencia, sus personajes e historias y a mí misma como parte viva y real de ellos. Regresar a las raíces, al blanco de la cuerda de ropa, al aislamiento, al aprendizaje, al canto de los zorzales y chincoles, al vuelo de las palomas y los halcones, al silencio sereno del amanecer, a la quietud del hogar... Mi espíritu necesita este sosiego, este tiempo solamente mío para avanzar otro poco, para conversar con la creación y su creador y así renacer y llenar de nuevo los vacíos que quedaron después de todo este tiempo de tanta entrega y desgaste.
    Siento mi organismo debilitado, clamando por paz y silencio. Hubo mucho esfuerzo, mucha presión, mis rutinas fueron quebradas una y otra vez, sufrí de bastante ansiedad, tuve plazos y expectativas para satisfacer y muchos desafíos para vencer -tal vez demasiados. El clima no me ayudó mucho, así como las frecuentes escapadas de la dieta; las emociones fueron muy intensas, casi angustiantes, sobre todo durante la época del estreno del musical. Créo que todavía no me recuperé por completo de todo aquello. Me duele el cuerpo y estoy sin apetito y soñolienta por causa de esta virosis, y a veces tengo la sensación de que mi luz flaquéa y pide un poco de descanso y silencio, unas gotas de ese "nada" benéfico y dulce que cura cualquier herida... Bueno, es lo que pretendo hacer ahora: tener paciencia con mi cuerpo y esperar serenamente los próximos acontecimientos.
    Paso caminando bien despacio frente a la casa donde las ropas blanquísimas se balancen al sol y algo en mi espíritu se siente reconfortado, acariciado, pacificado, como si volviese lentamente a un acogedor vacío, al silencio, a la virginidad, como si nunca hubiera abandonado su celda ni los patios tranquilos y floridos del convento. Una mezcla de serenidad y agonía me recorre: la quietud del claustro es imprescindible en la preparación para los nuevos combates, las nuevas peregrinaciones y los nuevos descubrimientos. La meditación solitaria que nos muestra los  caminos hacia la práctica de las conclusiones alcanzadas se torna vital, alimento indispensable para la mente y el espíritu. Es en el silencio y la inmovilidad que toman forma, poco a poco, las nuevas palabras, las futuras acciones y lecciones, que nace y crece la inspiración que habrá de guiar los movimientos... Entonces, me dejo llevar, tranquila y segura, pues es así mismo que esta dinámica funciona. Es lo que escogí y nada me detiene. La certeza de que Dios está infiltrado en todos mis planes le dá paz y firmeza a mi miséria, transformandola en resultados positivos no sólo para mí, sino para los otros también.

sexta-feira, 7 de janeiro de 2011

Hay tantas otras cosas!

Y con el misterio de mis dolores a punto de ser solucionado -eso espero!- este lunes, más la acción casi mágica de un antiinflamatorio, finalmente estoy empezando a entrar en los ejes con respecto al último ítem de quien está de vacaciones: hacer solamente lo que más le gusta, que en mi caso es escribir, claro. Esta supremacía sólo es amenazada por la compañía de mi hija, que también adoro... El problema es que ambas cosas no son muy compatibles que digamos, porque cuando ella está aquí no llego ni cerca del computador, pero ayer mi sabia hermana me aconsejó no ser tan extremista y dejar todo de lado cuando mi hija venga a visitarme y aprovechar para disfrutar su incomparable y divertida compañía... Y quieren saber? Mi hermana tiene toda la razón! Al final, voy a tener todos los otros días del mes para escribir!.
     Entonces, y como hace mucho tiempo no acontece, aquí vá la crónica de la semana, puntualmente.


    Sentada en la platéa, rodeada por el público que esta noche vino a ver la premiación del festival y que se asemeja a un avispero ruidoso e irritantemente agitado (hasta parece que pusieron hormigas en las poltronas, porque nadie consigue quedarse sentado por más de cinco minutos!) respiro hondo, cansada de este vaivén interminable, y me pregunto, otra vez: "Qué es lo que realmente vale la pena?"... Miro a mi alrededor y véo hombres y mujeres con ropas de gala -casi disfraces, para ser sincera- maquillados y peinados como maniquís o esos personajes típicos que encontramos en todos los festivales de danza, unos tratando de hablar más alto que los demás, contando ventajas, riéndose escandalosamente, exhibiendose, casi haciendo el ridículo... Parece una verdadera feria de vanidades, pero pensando bien, todos estos eventos en sí son algo totalmente absurdo: hombres juzgando las capacidad de otros hombres, creando premios para entregarse mutuamente, elogiando o criticando cruelmente a los coreógrafos y bailarines que, al final de cuentas, son iguales a ellos. La diferencia es que unos fueron escogidos para juzgar y los otros para ser juzgados (y éstos últimos se pusieron la cuerda en el cuello por propia voluntad, por pura vanidad!)... Los miro a todos, aplaudiendo y sonriendo, elogiando, pero llenos de secreta envidia, o entonces, sintiendose de alguna forma seres superiores, diferentes, vencedores, intocables...... Mas, será que ya se preguntaron lo que es realmente un vencedor? Es aquel que se lleva el troféo? Aquel que es ovacionado y asediado por los fans después del espectáculo? Es el que posée un estilo impecable, osado, hasta insolente? O, quién sabe, el que dirige la mayor compañía?... Qué es lo que estas personas están verdaderamente aprendiendo o realizando para llamar a sí mismas de ganadores o perdedores?... Miro a mi aldededor nuevamente y me pregunto qué hay aquí para mí, para nosotros. Cuál es la real importancia de toda esta ceremonia, de todo este exhibicionismo, de los discursos, los trofeos, las miradas de admiración y los comentarios elogiosos? Cuánto tiempo durarán la imagen, las voces, la sensación de triunfo, el eco de los aplausos?... Y después, qué vendrá? Será un eterno recomienzo en busca de la repetición de esta noche? Será ésta la motivación para nuestro crecimiento, nuestra maduración, nuestra superación? El aplauso del mundo?...
    A veces el mundo y su pompa, sus apariencias y medallas, sus breves explosiones de luz y ruido, me parece tan ridículo y absurdo, tan vacío, que no sé cómo podemos vivir alimentandonos de ellas... Hay tantas otras cosas! Tantas!.

terça-feira, 4 de janeiro de 2011

La cruz de san Damián

Bueno, y después de tanta fiesta, tanta comida, tantos sobres de antiácido; todo ese ruido a la medianoche del dia 31, algunas decepciones -casi esperadas- muchos planes y, claro, aquella montaña de promesas y buenas intenciones para el año que empieza, aquí estoy yo, llena de gas (a pesar de mis dolores)  e inspiración, dispuesta a retomar las rutinas saludables y a mantenerlas mismo cuando vuelva al trabajo. También rezo para que no me falte el valor, la serenidad y la fé cuando llegue el momento de tomar algunas decisiones con respecto a mi vida que no puedo continuar retrasando por más tiempo, pero como tengo a mi hija de mi lado, créo que esta vez no me voy a echar para atrás... Espero... De cualquier manera, es siempre vital tener a alguien amado apoyándonos en estos momentos cruciales, porque normalmente nuestra confianza en el apoyo de Dios no es así muy convincente, entonces... La cosa es no desistir, sobre todo cuando sabemos que es lo que tiene que ser hecho, no importa cuán asustador o incierto pueda parecernos en este momento.
    Entonces, dejando de lado los enigmas de mi vida personal (pero van a saberlo todo más adelante, claro, cuando esté oleado y sacramentado) vamos al propósito principal de este texto, fuera el de desearles un feliz año nuevo y todas las realizaciones posibles: la crónica de esta semana.


    Me gusta especialmente la cruz de san Damián, aquella que le habló a Francisco de Asís ordenandole que reconstruyera su iglesia.El encuentro del joven fiestero e mujerengo con este crucifijo, miserablemente iluminado por una pequeña lamparilla de aceite sobre su altar arruinado, rodeado por los escombros de lo que un día fuera su casa, fué el punto de partida para la tranformación definitiva de Francisco que, algún tiempo después, abandonó la opulencia y el futuro promisorio que su padre le había preparado para dedicarse a la práctica de la pobreza absoluta y a la divulgación de una filosofía, entre laicos y religiosos, totalmente nueva para los patrones de la época, en la cual la distancia entre ricos y pobres era un abismo intransponible... Me gusta esta cruz porque me parece uno de los mejores símbolos de cómo el alma humana puede transformarse y las consecuencias positivas que esto puede suscitar en la historia de la humanidad, en mayor o menor escala. También me gusta porque muestra la dulzura y la paciencia, la comprensión y la humildad que Dios usa con nosotros para mostrarnos sus caminos e incluirnos en sus planes, dándonos el tiempo que necesitamos para entender sus mensajes y llevarlas a la acción... Pues Francisco no pensó, en el primer momento, que El se refería literalmente sólo a la iglesita de san Damián, que se encontraba abandonada y en ruínas, olvidada en medio del valle?... Demoró algún tiempo antes de que él entendiera -y aceptara- que la reforma que le fuera pedida no se refería a la san Damián de piedra, madera y vitrales, sino a la iglesia católica como un todo, a la institución que estava igualmente arruinada, saqueada y corrompida por el poder y la riqueza... La cruz de san Damián, con su Cristo triste y suplicante, de mirada paciente y misericordiosa, nos recuerda que, a pesar de todo -y tal como Francisco- podemos ser santos, mismo cometiendo todos los errores del mundo, que podemos transformarnos y recorrer nuevos caminos, no importa cuán diferentes de los anteriores, cuán extraños puedan parecer ante los ojos de los que nos conocen -y hasta delante de nuestros propios ojos!- y cuán difíciles se muestren al comienzo. Créo que es este mismo Cristo el que vive en nuestro corazón y, mismo sin homenajes o escondido en el último y más obscuro de los rincones, olvidado y casi sepultado por todos nuestros errores, mismo en las sombras, sin siquiera aquella lamparilla que persistía encima del altar de piedra, mismo en medio de las ruínas de nuestra existencia, El permanece y aguarda, paciente y compasivo, y susurra nuestro nombre en el viento, en el movimiento del follaje de los árboles, en el murmullo de la lluvia o el estallido del trueno. Nos llama incesantemente en las fiestas, en la guerra y en la enfermedad, en el silencio del amanecer, en la algarabia de nuestros pensamentos y preocupaciones, en el canto de los gorriones, zorzales y cuculies, en el reptar de las serpientes y el  vuelo de las águilas para recordarnos que, como ellas, podemos subir y dejar el peso de nuestra mortalidad y nuestra culpa para atrás porque siempre, siempre existe un nuevo comienzo, na nueva oportunidad... Reclama nuestra entrega tan encantadoramente que siempre me pregunto cómo somos capaces de resistir!
    Créo que la cruz de san Damián fué hecha especialmente para nosotros, seres humanos falibles y cobardes, volubles e ignorantes, porfiados, vanidosos y escépticos, porque no amenaza castigarnos por lo que somos, no nos cobra, no se impone ni muestra su tremendo poder, sino su infinita misericordia. Ella sólo promete la transformación que tanto necesitamos.