quinta-feira, 28 de maio de 2009

Mañanas

Hoy día voy a empezar posteando la crónica que salió publicada esta semana en el diario, pero como es muy corta (porque ahora la exigencia es de 30 líneas máximo) en seguida voy a postear otra. No sé cómo conseguí la proeza de redactar un texto tan corto, pero fué interesante y probó que soy capaz de hacerlo, mismo si todavía prefiero los más largos. De hecho voy a tener que acostumbrarme a escribir corto si quiero continuar participando de la columna del diario. No tengo nada contra la brevedad, al final ni todo el mundo tiene el tiempo o la paciencia para leér un testamento cada semana!... Pero voy a postear la segunda porque estaba pensando que mis lectores pueden sentirse medio frustrados con un texto tan corto. Después de todo, esperaron una semana entera para leér mi crónica siguiente!... Entonces, no voy a dejarlos con água en la boca. (Esta es una frase de puro optimismo, pero en el fondo realmente espero que haya mucha gente queriendo leér más de lo que escribo)
Entonces, aquí vá la primera:

Las mañanas son, definitivamente, gloriosas. Gloriosas en cualquier lugar, en cualquier estación, en todas las edades. Mañanas significan nuevos comienzos, nuevas oportunidades, nuevas experiencias, promesas que van a cumplirse, esperanzas renaciendo. Son la luz del arrepentimiento, la acción reparadora, la palabra de aliento, la caricia de la fé, el perdón para nosotros mismos. Los ángeles se transforman en gorriones, zorzales, golondrinas, cuculíes y canarios que cantan al amanecer, llamandonos para que presenciemos otra aurora de expectativas. El sol invade nuestras vidas, hasta ayer miserables y obscuras, sin pedir permiso, y el aire frío renueva nuestros sentidos, remece nuestros sentimientos... Es como si todo sucediera por primera vez. Volvemos a ser niños, vírgenes, valientes, crédulos, alegres e inocentes como el cielo que se anuncia. Nada existe todavía fuera de los límites de nuestro corazón intocado, entonces es tiempo de crear, de planear, de aprender y asumir, de ver y comprender. De comenzar a amar y a ser amados.
Deberíamos vivir todos los días, el día entero, en la mañana, siempre atentos y optimistas, expectantes; deberíamos conservar la frescura, el vigor, la paciencia y la conciencia del amanecer... Cómo Dios y los ángeles están cerca en la mañana! Nada tenemos si no a ellos a esta hora. Si viviésemos en la mañana los sentiríamos siempre junto a nosotros, dentro de nosotros, en todo lo que nos rodea... Como sería morir cuando el día nace? Sería como decirle adiós a la noche, abrir las alas y volar hacia la vida que se avecina? O sería como entrar en el sol y desparramarse por el mundo junto con su luz?...

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