sábado, 26 de dezembro de 2009

Lo que quiero es ser feliz!

Bueno, pasados los inevitables excesos de la cena con la familia y del almuerzo al día siguiente en la casa de la suegra con ese montón de parientes que más parecen una de las plagas bíblicas, recomenzamos la vida el día 26, entre antiácidos y dietas de desintoxicación, lánguidas y temblorosas miradas al cake de nueces y una total falta de imaginación para reaprovechar las sobras de tanto banquete... Sin embargo, a pesar del estómago en ruínas, el puntero acusador de la balanza y la llegada de una empleada nueva, nada puede abatirme hoy. No tengo la menor intención de no cumplir mis promesas de fin de año, entonces créo que mi cena de año nuevo consistirá en algunas hojas de lechuga y berro, siete tomatitos cereza, pecho de pollo asado con papas cocidas y un potecito de helado diet que devoraré en la más santa alegría. Créo que esto es suficiente para alimentarme ( y todavía tengo el bono del helado) dejar mi espíritu -y mi intestino- leve y prepararme para enfrentar todo lo que me aguarda en 2010. Por un lado, el puntero de la balanza vá a bajar, pero por el otro, el de mi felicidad vá a subir, y espero que séa mucho!....
Y aquí vá la de esta semana, la última de este año, porque la próxima ya será en el año nuevo.



Me gusta que mi día séa ocupado, activo, una hora envuelto con los alumnos, otra con mis textos, o entonces con películas, paséos, meditaciones, ollas, pájaros, perros y plantas; con compras y cuentas, con siestas y mudanzas en la decoración. Me gusta estar en constante contemplación para así aprender, me encanta vivir creando, enseñando, reflexionando. Me gusta percibir todo lo que me rodéa y estar siempre en esta batalla por el perfeccionamiento, por la mejoría de mi salud física y espiritual y, especialmente, por el crecimiento y la conciencia de mi felicidad, pues tengo certeza de que todo y cualquier bien que consiga irá a reflejarse automáticamente en el ambiente y en las personas que están a mi alrededor. En el fondo, todos somos generadores y propagadores del bien, del crecimiento, de la salud, de la sabiduría, del consuelo y de la compasión, pero ni siempre tenemos una conciencia clara de este hecho y por eso lo dejamos pasar como si ni siquera existiese, perdiendo oportunidades únicas y preciosas de experimentar esta sensación maravillosa, mágica, distinta a todas las otras, renovadora y poderosa que es la felicidad... Sin embargo, y a pesar de esto, somos nosotros mismos los que propiciamos y difundimos el paraíso a nuestro alrededor, ésta es la verdad, y el toque de amor con que lo hacemos puede verdaderamente ser capaz de transformar a los otros y de resolver la situaciones más difíciles de las formas más inesperadas... Nosotros poseémos este poder!... Cielo e infierno habitan dentro de nosotros, volviendonos mortales y eternos al mismo tiempo, pero cabe a nosotros escoger y aceptar las consecuencias. Ser feliz o infeliz es, a final de cuentas, una opción solamente nuestra que puede aparecer delante de nosotros a cualquier hora, en cualquier lugar, ya que nada es definitivo y siempre podemos cambiar nuestro camino.
Me acuerdo de cuando era adolescente y todos en la familia me preguntaban lo que planeaba ser cuando terminara mis estudios, tremendamente preocupados con mi aparente falta de ambición y definición en esta área. "Qué es lo que vas a ser? Qué vas a estudiar? Dónde vas a trabajar? Cuánto pretender ganar? Y qué es lo que vas a hacer con tu salário?"... Era la letanía, y yo, invariablemente, tenía siempre la misma respuesta: "Lo que quiero es ser feliz!", cosa que era un disparate de pésimo agüero para los tiempos en que vivíamos, exigentes y ferozmente competitivos, donde lo que valía era el status, la especialización, la post-graduación, la ambición... "Pero ser feliz no es una profesión! No dá dinero! Nosotros estamos hablando de algo concreto y no de esos sueños utópicos tuyos!", arguían, escandalizados. Y yo porfiaba, perpleja delante de su total falta de lógica: "Pero existe algo mas concreto e importante en la vida que la felicidad? Nada vá a valer la pena si uno no es feliz! No quiero un futuro próspero e infeliz!"...
Y todavía créo píamente en esto, hoy más que nunca, sobre todo viendo todo lo que conseguí entregandome sin reservas a esta "utopía", pues mi convicción en esta premisa era tan grande que consiguió cambiar mi vida, trazó mis caminos y dictó las reglas, que no dudé en seguir. Ser y construir la felicidad es lo que realmente nos realiza, no importa dónde, cómo o con quién. La verdadera ansia por la felicidad nos muestra los caminos, nos abre las puertas, nos coloca en los lugares ciertos, nos presenta a las personas y a las situaciones que irán a perfeccionar nuestros potenciales y a acelerar nuestro crecimiento para que así podamos seguir el rumbo cierto y alcanzar nuestros objetivos de vida. Con certeza, las ganas de ser feliz son siempre la luz que podemos encender en la más profunda obscuridad. Créo totalmente que perseguir y alcanzar la felicidad es "el buen encuentro", como diría Spinosa, pues es encontrar a Dios en sí mismo, encontrarse a sí mismo y esto puede cambiar todo dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Apoyados en el deséo de ser felices nos volvemos capaces de encarar cualquier desafío o probación, ya que a la felicidad se alian naturalmente el optimismo y la fé, que impregnarán nuestros actos, nuestras decisiones y procesos, facilitando así el descubrimiento de soluciones para los problemas... Y si por ventura fracasamos, la felicidad aún nos sostendrá y nos hará reunir nuevas fuerzas para continuar batallando, haciendo que de este fracaso saquemos una lección valiosa que nos ayudará en otras situaciones difíciles. No existe un solo motivo que nos haga felices, la felicidad no se basa en una única cosa, persona o situación, sino en un conjunto de todas ellas, que están diseminadas en todas las áreas de nuestra existencia. Entonces, si no tenemos éxito en una, todavía nos quedan todas las otras para mantenernos felices y dispuestos a abrir nuevas puertas y recorrer nuevos caminos
No interesa lo que se posée, lo que se hace, donde se vive, quién se es. Viviendo en felicidad, la realización es segura, mismo que ésta no signifique riqueza, fama o poder, porque ser feliz no es una profesión, sino una opción de vida.
"Lo que nos define no son nuestras habilidades, son nuestras opciones." (Dumbledore, Harry Potter)

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