sábado, 12 de dezembro de 2009

La experiencia

Y como prometido, aquí vá la segunda crónica para que quedemos al día... Pero la verdad es que estoy tan contenta que sería capaz de postear algunas otras por puro placer, pero como no pretendo que tengan una indigestión, me voy a atener solamente a estas dos este fin de semana.

Llego a la conclusión, después de un año de trabajo duro y ni siempre muy gratificante en todas las áreas, de que lo que realmente importa en esta vida, es la experiencia, la vivencia; son los procesos de descubrimiento, comprensión y conclusión por los cuales pasamos a lo largo de los años, pues es solamente a través de ellos que crecemos y maduramos, que aprendemos a convivir, a interactuar, a aceptar y a donarnos para el bien del otro. Ahora, para medir el éxito de estas experiencias no es necesario que nos hayamos vuelto ricos, famosos o poderosos, pues no es por estos motivos que pasamos por ellas, sino para tornarnos más sabios, compasivos y pacíficos. La experiencia es compuesta por una serie de procesos que pueden ser sumamente enriquecedores, por lo tanto, no debemos subestimarla o tratar de minimizarla, mucho menos esquivarla o descartarla. Es una pena que, con demasiada frecuencia, las personas sólo se preocupen con los resultados, sin que les importe mucho la calidad de la experiencia, los detalles, las señales, los mensajes, el percurso en sí. Lo que quieren sobre todo es mostrar de lo que son capaces, pero yo pienso que no es preciso montar una exposición en el Louvre para decir que pintamos, o publicar un best-seller mundial para llamarnos escritores. No tenemos que subir al escenario de la Ópera de Paris para probar que cantamos ni hacer piruetas asombrosas bajo los reflectores del Bolshoi Ballet para probar que danzamos... Mas, por qué será que siempre buscamos más una experiencia límite, que se vuelva conocida y nos dé prestigio ante la mídia, en vez de invertir en acciones más discretas pero efectivas y que, al final, pueden llevarnos a los mismos resultados? Créo que es así porque este es el comportamiento patrón, aquel que es aceptado por la sociedad, y nadie está dispuesto a correr el riesgo de quedar al margen de ella.... Pero la intención primordial de nuestra existencia es poder compartir la felicidad de nuestra experiencia y así animar a otros para que se aventuren por estas veredas tan gratificantes y llenas de descubrimientos y emociones únicas y transmutadoras. Lo pequeño también tiene su mérito -que, por señal, es enorme- y no podemos olvidarnos de que las grandes cosas son formadas por partículas minúsculas, las obras más célebres por palavras, notas, granos de arena, pasos y frases.
Una experiencia vivida plenamente puede, efectivamente, transformar nuestra vida, abriendo puertas y desvendando caminos inesperados y mucho más duraderos y enriquecedores que los conocidos y recorridos por la mayoría.

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