terça-feira, 8 de dezembro de 2009

Cambios

Atrasada por fallas técnicas y humanas, pero siempre fiel e inspirada, aquí vá la crónica de la semana pasada y este viernes postearé la de esta semana, lo prometo. Créo que todo va a volver a la normalidad ahora que me mejoré de la virosis - y mi viejo samurai (léase: computador) también- y como estoy a punto de, finalmente, salir de vacaciones (ví alguna carita de envidia?) ahora voy a tener tiempo para escribir, pasear, para observar y reflexionar con calma y profundidad, para renovarme y llenarme de inspiración y paz. Las cosas malas serán olvidadas y esperaré por felices novedades el año que viene, que de desgracias éste ya llenó su cuota y hasta se rebalsó! Entonces, como el péndulo vá y vuelve, créo que está llegando la hora de que vuelva trayendome alegría, optimismo, nuevos desafíos, abriendo puertas y mostrandome nuevos caminos y posibilidades que no pretendo desaprovechar.... Porque, al final, qué sería de nuestro éxito y nuestra felicidad si no conociéramos la tristeza y las dificultades?...

Pantalón social negro, camiseta negra, zapatos cerrados negros y cartera negra... La muchacha rubia, de piel clara, ojos verdes y bastantes kilos demás atraviesa con paso veloz y firme la calle en dirección a su trabajo, una obscura tiendecita de auto-piezas casi al final de la avenida principal de la ciudad, exprimida entre un lava-carros y un pequeño bar siempre lleno de trabajadores ruidosos y sus bicicletas atravesadas en la vereda. No mira el paisaje ni a las personas, no saluda a nadie, nada parece capaz de hacerla mudar el ritmo de su caminar decidido y pesado, sin gracia... Está tan absorta en algún pensamiento grave que el mundo a su alrededor dejó de existir o, simplemente, no está interesada en aquello que la rodéa?...
Todos los días la véo pasar así, rápida, seria e indiferente, siempre vistiendo negro -que no es el uniforme de la tienda, ya lo averigué- a través del portón abierto de la academia mientras sudo y jadéo en la estera, y todos los días no puedo evitar preguntarme por qué usa sólo ropa negra, por qué parece tan seria y por qué anda tan rápido (Será que todos los días pierde la hora y tiene que correr para llegar a tiempo al trabajo?) No me es totalmente desconocida, pues forma parte del coro de la Fundación Cultural donde trabajo -allí también sólo vá con ropa negra- y ya me saludó algunas veces con una tímida sonrisa al cruzar conmigo a camino de su ensayo, pero ahora consiguió despertar mi curiosidad con su comportamiento, pues su presencia pasó a hacer parte de mi rutina diaria, lo que pare mí significa un tipo peculiar de intimidad y cumplicidad, de partija que me autoriza a tratar de descubrir alguna cosa sobre ella y su vida... No sé su nombre y, a pesar de su aspecto algo rudo, en realidad es muy tímida y habla casi siempre en un murmullo que parece pedir permiso para salir de su boca y ser escuchado. Tiene unos dientes lindos, blancos y perfectos, el color de sus cabellos es de un dorado luminoso y, cuando suelto, se desparrama bellamente sobre sus hombros como una cascada de rizos solares. Sus ojos son de un verde en el cual se mezcla un poco de azul y, a pesar de pequeños y de pestañas cortas, se iluminan toda vez que sonríe, lo que es bastante raro... Yo la observo por un largo rato, sin que ella lo perciba, y al mismo tiempo observo el escenário a su alrededor: nadie parece notarla, no hace ninguna diferencia en el cuadro, pasa como el aire, como una sombra huidiza, un bulto ignorado por todos... Será que ella se dá cuenta de este hecho o, en una respuesta inconciente, también ignora al mundo a su alrededor? O entonces, realmente no percibe nada?...
Entonces, de repente, se me ocurre imaginarla usando una blusa con estampas claras, sandalias y blue jeans, unos aritos llamativos, rouge y sombra en los ojos, tal vez una presilla colorida en los cabellos... Pareceria tan diferente, tan más leve y amigable! Realzaría el color de su piel, el pelo, los ojos claros, suavizaría sus facciones tan serias y poco graciosas... Será que nunca nadie le dijo esto? Será que cuando se mira en el espejo todas las mañanas no siente ganas de cambiar, de transformarse, de hacer parte del mundo en que vive?... Bueno, tal vez no. Tal vez ni se mire en el espejo. Pero ciertamente que todo eso sería un estupendo cambio. Sin embargo, el negro continúa prevaleciendo, junto con mi curiosidad.
Falto algunos días a la academia por causa de una gripe y cuando retorno para tomar mi lugar en la torturadora estera me encuentro con una nueva e inesperada visión. He aquí que la muchacha surge en el rectángulo del portón, como todos los días, pero en seguida percibo el cambio: está usando una camiseta café!... No consigo contener una sonrisa e inmediatamente me pregunto qué habrá sucedido para ocasionar esta transformación. Será que conoció a alguien especial? O resolvió aquel problema grave y esto la dejó leve y dispuesta a arriesgarse en algún cambio, mismo que pequeño? Será que algo o alguien la hizo tomar coraje para llevar adelante una actitud hace mucho postergada?... Porque el color de la camiseta es solamente el reflejo de que algo sucedió dentro de ella, haciendola revisar su vida y optar por nuevas actitudes. Y en seguida me pregunto: y los demás? Será que ellos notaron la diferencia? Será que le van a decir alguna cosa, será que van a elogiarla, a incentivarla?... Ah, si yo pudiera saltar de esta estera en este segundo, lo haría, para que ella se diera cuenta de que su cambio no pasó en blanco y dejó a alguien contento. Y me dejó, de verdad, pues me gusta ver cambios positivos aconteciendo en la vida de las personas que me rodean, ya séa que las conozca o no! Me gusta alegrarme con ellas y por ellas, porque siento como si fuesen mías también.
La muchacha desaparece del espacio del portón pocos instantes después (será que también estaba andando más despacio o fué impresión mía?) y yo me quedo sonriendo en mi estera, sudando en cascadas y aguantando las confidencias sin gracia de los monitores, pero con el corazón leve y agradecido, sintiendome de alguna forma importante en el día de esta chica por el hecho de haber notado su discreta pero osada hazaña... Y mientras me seco con la toalla cerca del bebedero, pienso en todos os cambios por los cuales pasamos a lo largo de nuestras vidas, esos que son consecuencia de nuestras propias decisiones, nuestro riesgo y nuestro modo de manifestar nuestra libertad de opción, nuestra responsabilidad, nuestras ansias por mejorar y ser felices, y me pregunto cuántos de ellos son realmente notados e incentivados por aquellos que nos rodean, sin importar su tamaño o su obviedad; cuántos son sinceramente conmemorados por quien nos ama e comparte nuestra vida, cuántos son usados como ejemplo, como puerta para transformaciones mayores. Es tan importante recibir esa fuerza en esos momentos! Cambiar es tan sufrido, tan difícil, requiere tanto coraje y perseverancia, tanta fé y fuerza de voluntad, que cada paso rumbo a la transformación tendria que valer un carnaval!... En verdad, es exactamente esto lo que tengo ganas de hacer. Salir corriendo atrás de la chica y abrazarla, felicitarla y alentarla a continuar, pues con certeza, su cambio personal es tambiém parte de un cambio en la historia de la humanidad, no importa cuán diminuto pueda parecer. No podemos olvidar que es de granos minúsculos que un desierto es formado y que es de ellos que depende su belleza, su forma y su duración... Hoy, la camiseta café, mañana, quién sabe, un rouge transparente, una sandalia verde, o blanca, un arito discreto, y la imagen irá transformandose hasta transformarse en un punto de luz en el cuadrado del portón de la academia.

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