domingo, 4 de outubro de 2015

"La experiencia de la necesidad"

    Y se quedó en el puro pololeo mi resfriado. No hubo casório... ¡Menos mal, porque detesto sentirme enferma y más todavía tener que estar en la cama! Parece que sólo se trató de una  pequeña crisis alérgica debido a la llegada de la primavera que, a propósito, está bien reticente... Hoy, por ejemplo, amaneció lloviendo y el otro día tuvimos hasta una tormenta al más puro estilo brasilero, con relámpagos, truenos y cascadas de agua empapándonos desde un cielo que daba miedo... Bueno, es que aquí la primavera es como una señorita que se hace de rogar delante del novio. Se demora un motón para decidirse, pero cuando lo hace, deslumbra a todos con su belleza.
    Entonces, aprovechando este día delicioso para quedarse en casa al lado de una estufita o con un guatero y una tacita de té, aquí va la crónica de la semana.


    Me encantan esos programas o esos reportajes que muestran la vida de personas que tienen poco más que lo esencial y tienen que esforzarse cada día para llevar sus vidas de la mejor forma posible. Es gente que vive lejos, en lugares casi inaccesibles, que no tiene una estructura decente en la cual apoyarse, que reside en lugares inhóspitos y casi olvidados, que tiene que arreglárselas sola, pidiéndose ayuda mutua, que gana una miseria y trabaja de sol a sol en la tierra o con animales de cría, que disfrutan sus pequeñas y modestas, breves alegrías y fiestas con gratitud y unión... Barro, frío, goteras, calefacción precaria, sin electricidad, agua potable, baños, sin hospitales ni medios de transporte, sin mercados ni tiendas de ropa o farmacias... Y ahí están, sobreviven, resisten, son hasta optimistas y bien humorados. Nos enseñan que nada es capaz de derrotar al ser humano cuando éste tiene la fuerza, la creatividad, la porfía, la capacidad de soñar y de luchar por su futuro.
    Me gusta verlos como ejemplo porque me animan, son como un tirón de orejas delante de mis quejas, de mi ansiedad e impaciencia, de mi ingratitud... Y al verlos, a veces no puedo evitar preguntarme: ¿será que todos no deberíamos pasar alguna vez en la vida por la experiencia de la necesidad, de tener sólo lo básico para vivir, para que aprendiéramos a valorar, a agradecer y compartir lo que tenemos?...

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