sábado, 29 de janeiro de 2011

Bueno, y finalmente lo que era dulce se acabó!... El miércoles volví al trabajo y, como esperaba, no vá a ser fácil porque con la falta de profesores, toda el área de teatro quedó en mis manos: aulas, ensayos, montajes, eventos y el musical, fuera otras cositas muy antipáticas llamadas "burocracia" para las cuales, espero, mi jefe contrate a alguien porque yo, francamente, no tengo el menor talento para ese tipo de desgracia. Fuera que, con todo el trabajo que me espera -para el cual ni sé si mismo con mi horario aumentado (31 horas semanales en vez de las antiguas 20) voy a conseguir dar cuenta- créo que no me vá a sobrar mucho tiempo para correr atrás de otras cosas que no séan aulas, ensayos o montajes, eventos y presentaciones, entonces... Un ayudante no me caería mal, jefecito!.
Entonces, como pueden percibir, realmente voy a tener que organizarme e llevar muy en serio esa cuestión de mi salud, sobre todo si pretendo llegar hasta el final del año viva, entera y lista para otra. Así, me digo a mí misma de nuevo, poniendo una cara bien fea: "Se acabó la fiesta!", y es mejor que me dé oídos ahora porque más tarde no voy a tener tiempo de reclamar o lamentarme.
Y yendo a lo que nos interesa, aquí vá la crónica de la semana (al día)... Y antes de que se me olvide, hasta mañana voy a terminar de postear el final de la historia de "Silvestre", entonces, pueden pasar por el blog para conferir el descenlace. Y les juro que de ahora en adelante no voy más a demorarme tanto tiempo para publicar las próximas historias.


    Será que todo es realmente una cuestión de fé? De aquella fé que derriba las apariencias y nos salva en el último instante, cuando estamos casi despeñandonos en el abismo aterrorizante y sin fondo?... Será que se trata, simplemente, de perseverar a través de las tentaciones, probaciones y tropiezos, de las caídas, las dudas e ilusiones? Será que entregarse dócil y confiante a los planes de Dios -mismo que no los conozcamos- es suficiente? El siempre nos socorrerá (a veces de las fomas más inusitadas) no importa cuán apavoradora pueda parecer la situación? Mas, hasta cuándo debemos esperar? Hasta dónde tenemos que ir? Qué es lo que nuestra fé nos ayudaría a enfrentar? Y la serenidad y el valor para ir adelante residen solamente en esta fé? Ellos se equiparan en el instante de la decisión, de la acción? De dónde viene nuestro miedo? Por qué estamos siempre recelando hundirnos, como el apóstol Pedro en las águas revueltas del mar, cuando Jesús le ordena que se aproxime caminando sobre ellas?... Y de dónde viene la calma, de dónde el coraje, el optimismo para volvernos dueños de la situación, para decidir lo que es correcto, para actuar con justicia y rectitud?... Todavía más: de dónde proviene la fé? Nace de un acto voluntario, conciente, como si abriésemos algún tipo de puerta o apretáramos un botón que la hace funcionar y después de este primer impulso ella crea alas propias y crece por sí sola? Es una parte de nuestro instinto de sobrevivencia? Un milagro? Una ley del universo?...
    Mantener la consciencia constantemente en la presencia de Dios y estar atento a sus mensajes es una de las "puertas", de los "botones" que la hacen surgir; es una práctica nada fácil, sin embargo el esfuerzo y la persistencia siempre son recompensados. Es un acto de voluntad, de porfía, de disponibilidad, que casi siempre choca de frente con las apariencias y reglas de este mundo actual, volviendo todo mucho más difícil. No digo que en un convento de claustro se esté protegido de las debilidades, desafíos, errores, dudas o tropiezos de cada día, pues en él viven os mismos seres humanos que corren y sufren aquí afuera; la ventaja es que todos allí tienen un mismo objetivo y hay aquellos que aconsejan, apoyan y comparten las experiencias, cosa que raramene sucede en el mundo exterior, donde la regla que impera es : "cada uno por sí".
    Mantener encendida la llama de la fé es, a veces, una lucha muy solitaria y sembrada de decepciones,  trampas, caminos sin salida y apariencias asustadoras. Sin embargo, es alentador saber que no somos los únicos en este barco y que nuestro ejemplo puede hacer que más gente embarque en esta aventura!.

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