domingo, 31 de agosto de 2014

"Conjuros"

    Ya sé que les había prometido un cuento para la semana pasada, pero anduve medio ocupada corriendo atrás de exámenes (los rutinarios de una diabética que se precie) y consultas en el médico lo que, como deben saber, consume una cantidad de tiempo y energía inimaginables. Pero hay que hacérselos si uno no quiere encontrarse de repente con alguna sorpresa desagradable... En todo caso, el tiempo y la energía valieron la pena porque está todo bien. Alguna cosita con episodios de presión alta (pero todavía no soy hipertensa) y unas décimas en el colesterol malo, pero nada que una pildorita y una dieta razonable no arreglen. Lo demás está bien, mi corazón contento y lleno de expectativas, el colon tranquilo, el alma inspirada... Entonces puede ser que esta semana sí salga ese cuento.
    Y aprovechando esa inspiración, aquí va la crónica de esta semana.


    Es divertido cómo, a veces, hay palabras o frases que descubrimos o aprendemos, que nos caen tan perfectamente y que, al decirlas o pensarlas con claridad en ciertas situaciones, parecen actuar como conjuros o fórmulas mágicas. La mía preferida -y que funciona a las mil maravillas- es: "No lo quiero. No lo necesito. No lo merezco". Fue algo que aprendí con mi psicóloga en tiempos muy difíciles y que siempre me ha ayudado a resolver o salir de situaciones complicadas. En el instante en que respondo las tres frases -sea con un "sí" o un "no"- todo queda claro y me siento preparada para actuar. Hay otras también, pero éstas las he ido descubriendo poco a poco, a medida que los acontecimientos y los encuentros han sucedido. "Mi decisión está tomada y sé que es la justa." "Es verdad que me voy a preocupar, pero eso no me va a hacer cambiar de opinión". "He hecho todo lo que he podido, de todo corazón, pero no funcionó"... Todas estas últimas relacionadas con problemas personales que, de verdad, me han tenido con la cabeza -y el colon- hirviendo... Pero en el momento en que estas frases surgieron en mi cabeza, firmes y claras, después de una larga y sincera reflexión, la tranquilidad y la certeza alejaron mi angustia y mis recelos y me sentí confiada para seguir adelante... Por eso, creo que la "receta" para descubrir y aprender a usar estas fórmulas mágicas es, justamente, parar el tiempo que sea necesario y meditar, analizar, ser honesto y firme, realista. Entonces, las palabras irán surgiendo naturalmente, hasta formar la frase final, la respuesta y el apoyo que necesitamos para actuar.
    Creo que todos tenemos nuestros conjuros y fórmulas mágicas que nos ayudan a salir adelante en los conflictos, nos hacen tomar decisiones y actuar para nuestro bien y progreso. Por eso, en  cada problema que enfrentamos hay que zambullirse sin miedo, porque sólo llegando al fondo encontraremos las palabras o frases que nos libertarán y nos llevarán nuevamente a la superficie.

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