sábado, 10 de maio de 2014

"Los sueños no son de piedra"

    Y finalmente, ayer desencanté, me senté aquí y en aproximadamente una hora, escribí mi cuento. ¿Qué tal? Promesa cumplida... Bueno, él ya estaba casi escrito en mi cabeza, entonces no fue tan difícil. Creo que a veces es cuestión de hacerse el ánimo, armar el escenario, medio que obligarse a poner la cabeza en el asunto y, simplemente, sentarse a escribir y ver lo que sale. El arte y la inspiración también necesitan de un poco de ejercicio y disciplina, aunque no lo crean... Y ya hacía tanto tiempo que yo estaba con esa idea en la mente, que fue increíblemente fácil y agradable...
    Entonces, vayan a pazaldunate-historias.blogspot.com ¡y disfrútenlo!
    Y aquí va la crónica de la semana. ¿Vieron cómo estoy creativa y productiva este fin de semana? Debe ser la neblina que cubre hoy la ciudad y lo deja a uno lleno de ideas. O entonces es por el día de las madres; es mi forma de celebrarlo: escribiendo.


    Cada día es un nuevo comienzo, literalmente. Esta afirmación no tiene nada de poético o idealista, es una realidad absolutamente concreta y posible, pues todo está renovándose constantemente -y esto ha sido comprobado científicamente- y nosotros podemos entrar en este flujo sin fin y aprovechar esta energía transformadora para rehacernos, para recrear nuestros universos, crear nuevas oportunidades, abrir nuevos caminos. Podemos cambiar de idea cada atardecer y despertar al día siguiente con nuevos objetivos y líneas de acción. Podemos dar vuelta la página cada amanecer y prepararnos para otros desafíos y otras victorias. Cada mañana podemos cambiar nuestras tácticas, nuestro punto de vista, las dinámicas y los procesos con los cuales regimos nuestra vida. ¿Qué nos lo impide? Pensar que no tenemos el derecho, que no nos lo merecemos, que es prohibido cambiar de idea, que el castigo por equivocarnos es permanecer para siempre en el error, que los planes tienen que seguirse contra viento y marea, mismo que no funcionen, que cambiar de idea es señal de fracaso, de debilidad, de inseguridad, de inmadurez... ¿Pero quién más cuerdo y adulto que aquel que tiene el coraje de desviarse del camino original para luchar por su felicidad y realización, mismo que esto signifique empezar de nuevo? ¡Los sueños no son de piedra! Ellos nacen, crecen y se transforman junto con nosotros y nuestras experiencias, pues tienen que estar vivos para que formen parte de nuestra vida, para que podamos seguirlos.
    Por eso cada día es una nueva oportunidad, un nuevo comienzo que no podemos dejar escapar por quedarnos presos al miedo a los cambios, a lo que los demás van a decir, a los proyectos de los otros. Toda mañana podemos hacernos una promesa -la misma de ayer, que no conseguimos cumplir, o una nueva- y luchar para hacerla realidad, porque es lo nuevo lo que nos impulsa, nos desafía y, aunque la promesa o el proyecto de hoy sean los mismos de ayer, si los encaramos como si fuera la primera vez, como si se tratara d nuestro primer movimiento, no nos parecerá pesado o aburrido, añejo. No, va a formar parte de este nuevo día, de este nuevo comienzo y así jamás perderá su frescura.
    Al abrir los ojos mañana diré, como el conejo Buggs: "¿Qué hay de nuevo, viejo?"...

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