domingo, 12 de fevereiro de 2012

"Ataques de felicidad"

    Bueno, tengo que admitir que el regreso al trabajo no fué tan traumatizante así, principalmente porque, como no me voy a quedar por mucho tiempo, no seré incluída en ninguno de los proyectos de la Fundación, lo que me salva de reuniones interminables y discusiones donde siempre el que gana es mi jefe, plazos, fechas, cobranzas desmedidas y todo ese tipo de burocracia y correría que implica entrar en estos proyectos. De lo único que creé que no voy a conseguir escaparme vá a ser del maldito carnaval -una fiesta brasilera que nunca conseguí entender- que es esa semana en la cual todos empiezan a enloquecer y a querer hacer desfiles, montar bloques de payasos, bailarinas, picaflores y cosas por el estilo para salir haciendo escándalo por las calles, a coser disfraces esdrújulos, comprar cajas de cerveza y serpentina, pasajes para Rio de Janeiro o Salvador, a planear matinés en la plaza para ese bando de niñitos enloquecidos que lo único que quieren es hincharle las pelotas a todo el mundo, y así por delante... Y, claro, la Fundación no vá a escapar de esta tradición, entonces ya estamos preparándonos para un fin de semana infernal (el próximo) entre desfiles, barracas, foliones, bandas ensordecedoras tocando hasta la madrugada, borrachos queriendo pelear con cualquiera y un montón de gente con ganas de irse a la casa (estos somos nosotos, los funcionarios de la fundación) Pero es la tradición y tenemos que respetarla y entrar en el juego, por más que nos cargue, no es verdad?
    Bueno, y antes de que se imponga la locura  en esta ciudad, aquí vá la crónica de esta semana, posteada el domingo y no el lunes, porque no sé qué será de mi vida la semana que viene.  Están a punto de suceder cosas importantes, vitales para el comienzo de mi nueva vida, cosa que espero hace tanto tiempo que ni me había dado cuenta. Está  todo en las manos de Dios y tengo certeza de que, como siempre, El no me abandonará. Estará conmigo y con todos los envueltos a cada momento, cuidando para que todo salga de la mejor forma para todos en este capítulo tan importante de nuestras vidas... Y no se preocupen, que ustedes van a saberlo todo brevemente, ok?.

    Pueden ocurrir en los momentos más inesperados, casi siempre banales, cuando estoy totalmente desprevenida (y parece que mientras más desprevenida mejor!) y duran apenas algunos segundos, pero me dejan una sensación tan buena, mi alma y mi corazón se llenan de tal alegría, leveza y gratitud, de un optimismo tan brillante que parecen limpiar por completo todo lo que pueda haber de malo dentro de mí. De hecho, cuando se desvanecen parece que me vuelvo capaz de ver el mundo, a las personas y las situaciones -inclusive las más problemáticas- con nuevos ojos, frescos y claros. Parece que una ráfaga de aire perfumado y poderoso barriese todas mis angustias, todas mis ansiedades y pesimismos y yo me quedara libre, desnuda e iluminada delante de mi propia existencia, tomada por la más absoluta gratitud. De repente, cuando esta  sensación de invade, consigo percibir la simplicidad y la maravilla de la vida, los detalles preciosos, los milagros que me rodean, la suerte que tengo, los éxitos que alcancé, el futuro feliz que puedo constuir si me mantengo en este estado de espíritu positivo y confiante, sin complicaciones innecesarias; me doy cuenta y agradezco por mis talentos, por las experiencias por las cuales pasé y estoy pasando, por reconocer claramente las lecciones que cada una de ellas contiene y me siento feliz por conseguir  absorver la mayoría de ellas -mismo que a veces demore un poco-por aprovecharlas y pasarlas adelante a través de mis textos o de las aulas que ministro. Estos son instantes de claridad y seguridad absolutas, de una certeza sobrenatutral sobre las verdades que deben guiar mi vida, de una felicidad tan intensa, profunda y real, gratuita, que sólo puedo creér que vienen de Dios, o de mi ángel de la guardia, o entonces del propio corazón de la creación que en ese segundo escoge conectarse conmigo y revelarme sus secretos... Sé que parece bien ingenuo, pero piensen un poco: Por qué no? No somos por acaso parte de una misma manifestación? No poseémos unos las cualidades físicas y espirituales de los otros? No existe un lenguaje que hace posible nuestra comunicación e interacción?... Por qué, entonces, sería algo tan improbable?...
    Estos son lo que yo llamo de mis "ataques de felicidad", pero créo que no debo ser la única que los sufre, pues todos tenemos la oportunidad de abrirnos, de entregarnos, de optar sentirlos y disfrutarlos para después guardar en nuestros corazones y mentes esa sensación magnífica de dicha y claridad, de optimismo, de gratitud plena, que nos servirán de soporte y consuelo cuando vengan días difíciles. Basta alejarse por algunos momentos de nuestros problemas, dudas y recelos y permitir que el viento nos acaricie, el sol nos caliente, los pájaros canten para nosotros, el água sacie nuestra sed, el cielo se abra o la lluvia nos arrulle a la hora de dormir... La felicidad está aquí, a nuestro lado, rodeándonos, hablándonos constantemente, en la simplicidad de nuestra rutina diaria, de nuestros quehaceres cotidianos, en los encuentros que tenemos, en los actos, miradas y palabras positivas que distribuimos o recibimos a lo largo de cada jornada. Todas estas buenas acciones, de las cuales tenemos tan poca conciencia, son recompensadas, pero tenemos que prestar atención para no perderlas, porque casi siempre están escondidas en aquellos detalles que solemos dejar pasar, pensando que sólo podremos encontrar nuestra cuota de alegría en la grandiosidad, en el exceso, en la notoriedad, en las grandes empresas y éxitos. Algunos tienen realmente esta misión y es así que se realizan, pero, y nosotros, simples mortales que llevamos nuestra vidita modesta y anónima? Será que no tenemos esta oportunidad?... Pues yo estoy convencida de que nosotros, más que aquellos que tienen tanta responsabilidad y sufren tantos ataques justamente por ser demasiado conocidos, tenemos muchas más oportunidades de encontrar y disfrutar la felicidad, de ser asaltados por ella a cualquier hora, en cualquier lugar, por los motivos más simples... La felicidad es semejante a un cimiento que sostiene nuestro vivir todo el tiempo, basta que, de vez en cuando, la dejemos aflorar y tomar cuenta para que podamos renovarnos, reciclarnos y aprender a ver el mundo con más compasión, paciencia, optimismo y confianza. Porque esto es lo que el mundo necesita.


 

Nenhum comentário:

Postar um comentário