segunda-feira, 1 de fevereiro de 2010

Ballenas azules

Bueno, dicen por ahí que todo lo que es bueno, termina -menos mal que hay siempre más, verdad?- y sólo para confirmar este dicho infeliz, mis vacaciones acaban este jueves. Bueno, en realidad parece un chiste retornar al trabajo un viernes y, una semana después, parar de nuevo por causa del feriado de Carnaval (siempre me pregunto por qué este país no toma una actitud razonable y empieza el año escolar, comercial, político y cultural después del carnaval ya que, de todos modos, todo para durante esos días) pero como la burocracia impera orgullosa e irreductible en todo órgano público que se precie, acá estoy yo, volviendo a la fundación -y sin conocer mi destino todavía porque con los cortes en el presupuesto todos los proyectos dejaron de existir- en pleno viernes para decir: "Hola!", y tratar de encontrar un rincón para pasar la tarde sin hacer nada... Bueno, puede ser que mi jefe ya haya pensado alguna cosa para mí y me llame para ponerme a trabajar de inmediato, pero como ese momento no llegó, no voy a desperdiciar mi tiempo y mi creatividad, mi tranquilidad y mis últimos días de relajamiento y glicemia baja, preocupandome con este asunto... Es divertido, pero en los últimos días de vacaciones uno empieza a volverse loquito de ganas de volver a trabajar porque no aguanta más quedarse en la casa sin hacer nada, pero como estas vacaciones han sido muy productivas y relajantes para mí, no tengo ni un poco de ganas de regresar, a pesar de adorar mi trabajo... que espero poder realizar a contento este año, porque otro como el que pasó, ni muerta!...
El otro día abrí los blogs de cuentos y me encontré con tres visitas (calma, mi hijo puso la misma cara, pero recuerden que los abrí solamente hace dos semanas!) lo que me dejó totalmente animada, entonces hoy voy a postear el primer capítulo del segundo cuento. Hoy no los abrí aún, lo que significa que puedo tener otra sorpresa agradable. Al final, la esperança es la última que muere, no es verdad?.

Como inmensas ballenas azules, las nubes surcan pesadamente el cielo gris sobre nuestras cabezas y algunas gruesas gotas de lluvia ya chocan contra el vidrio da la ventana entreabierta... Las contemplo desde el suelo, donde estoy tendida sobre un colchoncillo, y su vista me trae sensaciones y recuerdos de algo indefinido... De mi infancia, tal vez; el cielo infinito e inmaculadamente limpio sobre el desierto y los solitarios rieles del tren de los mineros. La ventanía indomable de Quinteros. Los bosques de pinos susurrando y embalsamendo el aire con su perfume picante y salvaje. Las calles de Santiago y sus mil alambres y vitrinas, los buses y las personas arrebujadas en sus abrigos. El mar azul, verde, gris, anaranjado, en eterno movimiento, empujando su sal y su olor hacia las playas de arenas amarillas... Pienso en todo esto, y en las formas que la vida toma para comunicarse con nosotros, para enseñarnos e interactuar con nuestra historia. Y pienso en las formas que mi vida vá asumiendo, conforme los acontecimientos. Formas lentas, completas, de movimientos grandes y suaves, llenas de mudanzas sutiles, pero definitivas, tal cual as ballenas en el cielo o la entrada del otoño, cuando el escenario se transforma y pinta nuevos paisajes, trae otras temperaturas, días de viento y sol, de lluvias repentinas, de hojas amarillas e rojas, tazas de té y veladas junto al fuego... El pasaje del verano para el invierno. El tránsito que es el vehículo para las definiciones. El eterno movimiento que transforma, irreversiblemente, todo lo que vive. Todo lo que se mueve cambia, no vuelve atrás, siempre renace, construye, crece...
Estoy sola en la sala, tendida en el suelo, esperando a mi próxima alumna -que, por lo visto, no vendrá, ciertamente por causa de las ballenas azules que toman cuenta del cielo- El edificio está en absoluto silencio. Mi corazón latiendo parece ser la única cosa viva allí, que se mueve y procura algo en las sombras calladas. Tal vez el próximo capítulo de mi historia? Pero, eso es posible? Hay cómo saber lo que viene después, o es todo como aquellas nubes que ahora son ballenas, ahora pájaros, árboles o borboletas, caballos o ángeles? Cada foma depende de la velocidad y la dirección en que el viento sopla, así como nuestro futuro depende de lo que hacemos en el presente, de cómo y por qué lo hacemos, de lo que pretendemos. Las nubes se rinden al viento. Nosotros nos rendimos a los planos de Dios...
De repente, una bandada de golondrinas invade el cielo gris. Las ballenas se deshacen perezozamente, y van a nadar sobre otros lugares... Mi vida camina, serena, en permanente transformación, a veces silenciosa, a veces ruidosa, veloz o lenta, brillante o poblada de sombras. Siento que las cosas se aproximan y créo que estoy preparada para recibirlas, no importa cuáles séan pues, como las ballenas azules en el firmamento, soy capaz de transformarme, de moldearme, de construirme o desconstruirme sin perder nunca mi escencia.

Nenhum comentário:

Postar um comentário