sexta-feira, 20 de novembro de 2009

Personas y animales

Hoy día estoy extraordinariamente contenta, llena de nuevas y positivas resoluciones -por qué ser desagradable y destilar resentimiento cuando se tiene la capacidad de ser amable y sembrar gestos de simpatía y solidariedad, de comprensión y aceptación?- muy animada por la posible vuelta a las actividades de mi grupo de teatro (voy a saberlo este domingo) inspirada, segura respecto a las presentaciones de mis alumnos en los espectáculos de fin de año (el viernes, día 27 y el lunes, día 30) y muy feliz porque mi hija viene este fin de semana, cosa que no esperaba porque está de turno en la televisión... Sin embargo, lo que me dejó más contenta y hasta me emocionó fué ver, al abrir este blog para conferir si había comentarios, que mi hijo había leído mi última crónica y posteado un comentario lindo... Es la primera vez que visita mi blog! Imaginense mi alegría! (A propósito, él escribe muy bien también. Créo que es cosa de familia) Me quedé sonriendo que ni una boba y estoy muerta de ganas de encontrarlo para darle uno de esos abrazos de oso!... Como ven, la opinión y participación de la familia es siempre lo que más importa. Créo que si el propio presidente de la república elogiase mis textos, no me sentiría tan contenta así... Miren mi cara de boba!...
Y después de esta montaña de felicidad, amor, ánimo y optimismo, aquí vá la crónica de esta semana, más inspirada que nunca.

Créo que aquello que le hacemos a los animalels, bueno o malo, puede ser un reflejo de lo que somos capaces de hacerle a los seres humanos, lo admitamos o no. Pegarle a un perro o tirarle unas migajas a los pajaritos demuestra lo que tenemos en el corazón y lo que estamos dispuestos a hacer por los otros... Personalmente, yo le doy galletas a perros que ni conozco, pongo pan encima del muro para los pajaritos y hasta compré un bebedero para que beban y se refresquen en este calor asesino... Meditando sobre esto, llego a la conclusión de que me gustaría hacer lo mismo por las personas, pero no con pan y água, claro, sino con acciones, con palabras, con paciencia y creatividad, con persistencia y humildad, con optimismo. Si no desisto de un perro bravo hasta conseguir su amistad, por qué desistir de acercarme a un ser humano, mismo que éste séa lleno de problemas o completamente fuera de los patrones?... Bueno, en este punto, tengo que confesar que tengo más exito con gorriones y boxers, pues son bien menos complicados de satisfacer que los hombres, y que cuando los véo posar en el muro o bajar hasta el bebedero, o entonces acercarse hasta la reja meneando la cola de alegría, no sé por qué, me siento tomada por nuevos bríos para actuar amorosamente con mis semejantes, por eso pienso que las dos cosas están ligadas. Lo que me conmueve especialmente en los animales es la simpleza de sus necesidades y su ilimitado agradecimiento, entonces, por consecuencia, también busco en las personas la misma necesidad primordial. Pero ésta, para nosotros, es más difícil de satisfacer: el amor. Así como para el animal domesticado, la necesidad más urgente y vital del hombre es el amor, entonces, siempre trato de guiar mis acciones en esa dirección, preocupada de que mis gestos y palabras séan destinados a despertar, a tocar, a compartir el amor que a veces siento transbordar en mí... El pan no cuesta caro -o entonces podemos usar el de ayer, que es gratis- El bebedero tiene que ser lavado una vez por semana y el água cambiada todos los días. El perfume de las galletas para perros en mi cartera no es de los mejores... Pero es el precio para mantener pájaros y perros cerca, para entrar en contacto, para desenvolver una relación. Algunos sacrificios valen la pena... Y para amar a mis hermanos? Cuál es el precio? Será que es necesario mucho sacrificio?...
Bueno, sin duda tenemos que hacer algunos. Es un ejercicio diario que requiere perseverancia y optimismo, cosa que a veces es difícil de mantener, sobre todo tomando en cuenta cuán complicados, desconfiados e ignorantes somos. Pero si yo pico pan todos los días, cambio el água, desparramo las migajas en el muro y silbo; si pongo galletas en mi cartera y tengo siempre una sonrisa y un saludo alegre para los canes, haga frío o calor, no podría hacer el mismo esfuerzo cuando se trata de los hombres? Tal vez la misma beatitud que me invade al tenderme en la hamaca para observar a los pajaritos tome cuenta de mí al contemplar a aquellos por quienes me esforcé hoy día, mismo no viendo el resultado de mis acciones, pero estando casi cierta de que mi pequeño acto de amor puede haber pintado una sonrisa -mismo que medio sin gracia- en la cara de alguien o apartado las nubes sombrías en algún ambiente.
Pan y água: alimentos escenciales. Amor, amar: estado escencial.

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