sábado, 14 de novembro de 2009

Semillas

Como hoy es el día mundial de la biabetes y yo formo parte de este contingente devorador de dulces y refrigerantes diet, agujereadores de dedos y horarios rígidos para cada refección -incluyendo porciones bien específicas de cada alimento- y, más encima, estoy de un humor estupendo porque finalmente mi glicemia está donde quería y mi hija viene a visitarme este fin de semana, decidí postear otra crónica en honor a los posibles diabéticos que léen estos textos... Hermanos, la lucha continúa! Vamos a ser fieles y honestos, perseverantes y optimistas porque, al final de cuentas, existen los productos diet! El mundo no se olvidó de nosotros! Entonces, vamos a hacer nuestra parte y vivr más y mejor porque, realmente, vale la pena!.
Y después de esta manifestación cívica, aquí vá la otra crónica, que es la misma que envié para el diario la semana pasada.

Semillas caídas en el suelo, centenas de ellas desparramadas alrededor del árbol formando una crujiente alfombra de galletitas café con manchitas rojas... Las noté porque empezaron a estallar debajo de mis zapatos como pequeños fuegos artificiales cuando pasé bajo aquel árbol. Entonces, curiosa y sorprendida, me detuve y observé a mi alrededor: las bolitas achatadas cubrían casi completamente el cemento de la vereda alrededor del tronco, haciendo que pareciese que yo estaba en el medio de una isla perfumada... Permanecí algunos instantes contemplándolas, mientras un pensamiento me venía a la cabeza: "Qué desperdicio estas semillas cayendo en la vereda! Ciertamente van a ser pisoteadas y trituradas o se van a quemar bajo este sol inclemente. Qué destino diferente tendrían si cayesen en la tierra y fueran regadas y adubadas! Cuántos nuevos árboles perfumarían el aire! Probablemente un bosque entero! Sin embargo, tiradas en esta calzada, no fructificarán, qué pena! Todo el trabajo de la naturaleza perdido!"...
Continué mi camino, siempre con la imagen de las semillas en la cabeza, y de repente se me ocurrió que sucede lo mismo con nuestras acciones, palabras y pensamientos. Si son sembrados en suelo fértil, regados y cuidados, prosperan, florecen y dan frutos. Mas, si lanzados al asfalto, de cualquier manera, sin água ni adubo, acaban por morir y desaparecer, transformandose en una pérdida de tiempo y energía. Entonces, con cuánto cuidado tendremos que escojer el terreno en el cual sembraremos nuestra existencia para que, de esta forma, ella séa valiosa y deje un legado a los que vendrán después de nosotros! Caso contrario, seremos como aquellas semillas que fueron aplastadas en la vereda alrededor del árbol. Hicieron mucho ruido, pero nada produjeron.

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