quinta-feira, 25 de novembro de 2021

 

    Bueno, yo creía que tener un computador agonizante era penca –a pesar de que ahora ha estado impecable- pero en verdad, creo que peor es tener artritis reumatoide severa... Uno empieza a escribir y después de un tiempo los dedos se “engatillan” y se traban... y ahí se acabó la inspiración y la capacidad física de continuar... Pero no importa. Ya sé que la tendencia es ir empeorando, sin embargo, no pretendo echarme a morir ni rendirme ¡y voy a continuar escribiendo ni que tenga que  apretar las teclas con la nariz!. Entonces, vamos que se puede!

 

 

   Es increíble cómo somos capaces de olvidarnos de lo obvio, de lo esencial, que es el cimiento sobre el cual, al final, construimos nuestra vida. Y lo más divertido es que por más que nos compliquemos y nos disfracemos y nos llenemos de reglas, manías, conveniencias, prejuicios, vanidades e ilusiones, lo obvio continúa allí, lo esencial continúa siendo esencial, lo que es bueno no muda y lo que es malo siempre nos lastima, nos detiene, nos deforma... Precisamos tener consciencia de esto, no perderlo de vista, continuar usándolo para nortear nuestra existencia, para impedir que ésta se pierda en las trampas que nosotros mismos creamos. Lo obvio, lo simple, lo esencial, son puertas para los misterios y las respuestas de la vida. Abrazan mucho más que sólo aquello que vemos o sentimos. Lo sobrenatural es esencial, es obvio, forma parte indivisible de lo  aparentemente banal.

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