domingo, 9 de outubro de 2016

"Mis perritas"

    Todavía estoy con esa pila de ideas para escribir nuevos cuentos, pero así como mis intenciones de empezar cada lunes a hacer ejercicio de nuevo, salir a caminar y disfrutar de la mañana temprano, las tengo ahí, esperando... Ando con la cabeza demasiado -y negativamente- ocupada en cosas, síntomas y fantasías que sólo perjudican mi creatividad y mi iniciativa. Menos mal que tengo a mi psicóloga para ayudarme en estos trances tan inútiles como agotadores, entonces, no pierdo la esperanza de que voy a escribir finalmente esos cuentos y voy a volver a salir para caminar en las mañanas para disfrutar el paisaje, el aire fresco y descubrir nuevos personajes e historias para inspirarme, aprender y crecer y compartir todo eso con ustedes... Estas cosas no son fáciles, pero con un poco de rabia, persistencia y optimismo siempre llegamos donde queremos.
    Y confiando en mi fuerza de voluntad, mi inteligencia y coraje, me siento a escribir la crónica de hoy, que trata de alguien entrañable para mí.


    Unos vienen serios, otros conversando ,algunos en pareja, en grupos, otros están sentados en los bancos del paseo con sus teléfonos o tomando un helado, pensativos, soñolientos, esperando algo o a alguien. Son viejos, jóvenes, pobres, ricos, niños, barredores, oficinistas, vendedores... Los hay de todo tipo, a todas horas, todos los días, nada parecidos unos con otros, sin embargo, todos ellos tienen algo en común: se les abre una linda sonrisa cuando se cruzan con mis perritas, mis quiltritas blanco y negro, chiquititas y receptivas a todo y todos. Parece que ellas tienen algo especial que hace que las personas se fijen en ellas e inmediatamente sonrían. Cada cierto tramo de nuestro recorrido alguien es tocado por esta especie de magia y se detiene, hace un comentario, se agacha y las acaricia, las bendice, me pregunta por la raza, los nombres, por su historia. Unos son tímidos, otros amigables, pero todos se sienten súbitamente encantados por las perritas. Pueden estar totalmente concentrados en otra cosa, pero es sólo aproximarse  a nosotros que su actitud cambia súbita y radicalmente, mostrándose absolutamente derretidos por mis dos bellezas peludas.
    Es algo realmente sorprendente y divertido, porque veo un montón de otros perros paseando por la calle y ninguno de ellos produce este efecto en los transeúntes. Este "fenómeno" hace que el paseo de cada tarde termine durando más y me haga conocer un montón de gente interesante por todas las veces que debo detenerme para escuchar elogios y preguntas y para que les hagan cariño... Definitivamente, mis perritas son mi mejor tarjeta de presentación con una buena parte del mundo.

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