domingo, 7 de agosto de 2016

"En el límite"

    Sé que los he tenido abandonados por dos semanas, pero tengo una excelente disculpa... si es que puede llamársele de "excelente"... Me pesqué uno de esos rotavirus de invierno y he estado estas dos semanas tosiendo, con fiebre, dolores en el cuerpo, durmiendo pésimo y luchando para comer, tomando unos remedios tan fuertes que casi me dejan peor que el virus... Pero ya empiezo a recuperarme -dicen que esta cosa se demora unas tres semanas para salir completamente del organismo y yo voy en el final de la segunda- y puedo sentarme a escribir sin dormirme encima del teclado, quedar con dolor de cabeza y la espalda chueca, entonces, ya estoy de vuelta. Con la inspiración un poco perjudicada por los remedios, pero aún funcionando... ¡Hasta una de mis perras anduvo enferma! Y mi hija también está en vías de recuperación. El apé está con cara de hospital con tantos frascos de remedio, pero si son para mejorarse, no me importa...
    Y todavía un poco temblorosa y con los ojos hinchados, aquí va la crónica de la semana... ¡Y cuidense, porque nadie merece pasar dos semanas como yo pasé!...



    Es increíble cómo existe gente que vive en el límite, bordeando el precipicio insondable, y no cae en él. Continúa allí, resistiéndose, destruyéndose un poco más cada día, pero aún de pie. Me abisma esa resistencia sobrehumana que ostentan, esa inconsciencia insolente que su propia condición de riesgo les otorga. No se curan y no se mueren tampoco. Sólo deambulan por el mundo a tropezones, sobreviviendo por milagro, enfrentando cada día no se sabe cómo, desafiando a la muerte con sus interminables agonías, haciendo que el mundo se vea un poco más, cruel, más feo, más triste. No hay esperanza para estas personas, no hay salida, porque parece que no la quieren. No se sabe si desean morir o vivir, pero tan sólo sobreviven malamente, solos, perdidos, prostituidos, derrotados.
    Es siempre un maravillado espanto toparse con ellos, saber noticias suyas... ¿Se lo buscaron? ¿Fueron engañados? ¿Cayeron en una trampa sin darse cuenta y ya no consiguen salir? ¿O lo escogieron? ¿Es una forma de suicidio público y lento, como para echarnos en cara su desgracia? ¿No quieren ayuda, o es demasiado tarde para ellos? ¿Se lo merecen? ¿Qué es lo que están tratando de pagar o exorcizar?...
    Querría saber las respuestas...

Nenhum comentário:

Postar um comentário