domingo, 14 de agosto de 2016

"Cuando crecemos"

    Es increíble cómo este bicho se resiste a irse... Estoy al final de mi tercera semana de "gripe" y todavía no me siento cien por ciento. Tengo mareos y debilidad, y realmente no sé si esto es secuela de la enfermedad o los remedios tan fuertes, o si tiene algo que ver con mis neurosis particulares... Bueno, la mitad de Santiago anda más o menos así, entonces creo que debo suponer que sea debido al virus y que luego se me pasará... Porque es muy desagradable, realmente. Por eso les digo, ¡cuidense! Nada como estar saludable.
    Y aún con algunas toses y temblores y una agradable feriado largo con mi hija en casa, me siento aquí para publicar la crónica de esta semana.


    Me da risa ver como nos ponemos tan dignos y valientes al crecer. Aguantamos firmes y hieráticos cosas que cuando chicos nos provocaban llanto, pataletas, gritos de miedo, dolor de guata y furiosos intentos de fuga. Situaciones frente a las cuales hacíamos un tremendo escándalo y no teníamos la menor vergüenza de rechazar de las formas más indignas y espontáneas. No, cuando adultos nos vacunamos, vamos al dentista, nos sometemos a exámenes escalofriantes (como una endoscopía) aguantamos retos injustificados, jefes tiranos, dolor de estómago y frustración con un estoicismo digno del más valiente espartano... Y yo me pregunto: ¿es la madurez, la resignación o el miedo al ridículo lo que nos hace sufrir este cambio? ¿Deberíamos continuar demostrando lo que realmente sentimos delante de ciertas situaciones o deberíamos ser pulidos y dignos y tragarnos el temor, la rabia, la frustración, el dolor porque ya estamos grandes para tonterías? Porque con certeza continuamos teniendo las mismas sensaciones que cuando éramos niños. Pero ahora las racionalizamos, las negamos, las disfrazamos, sólo que siguen ahí porque son instintivas, y los niños son instintivos. Pero parece que nuestro sentido de supervivencia social se vuelve más fuerte que el de la supervivencia de la espontaneidad.... No digo que hay que andar por ahí teniendo berrinches por cualquier cosa, pero a veces esta supuesta dignidad social de adultos puede volverse una carga insoportable.

Nenhum comentário:

Postar um comentário