sábado, 7 de novembro de 2015

"Viejos"

    Y después de otro pequeño temblor que hizo mi móbil de campanas danzar un verdadero rock and roll a las cuatro y media de la mañana, aquí estoy con la crónica de esta semana, liberada de hacer almuerzo -porque vamos a comprar unas deliciosas empanadas y la ensalada ya está lista- y con un sueño atroz porque después del remezón me desvelé por completo... Menos mal que tengo la suerte de poder dormir siesta, entonces me aguanto hasta la tarde. Fuera eso, ya estoy preparando unos cuentecitos para el próximo fin de semana. Había pensado publicarlos mañana, pero todavía no estoy conforme con cómo quedaron, entonces me voy a dar el tiempo para corregirlos hasta quedar satisfecha.
   La crónica de hoy es cortita, pero muy querida a mi corazón, quizás porque en un tiempo más voy a ser uno de estos personajes, o entonces porque, en verdad, siempre me sentí conmovida por este tema.


    No sé por qué me conmueven tanto las manos de los viejos, así como sus rostros surcados de arrugas, sus ojos que retornan a la infancia, sus expresiones sabias y serenas, construidas en la lucha, la perseverancia, la fe y la experiencia... Cuando los miro puedo leer todas las historias, puedo sentir los sacrificios, la paciencia, la persistencia, la garra. No siempre son manos blancas, con anillos, piel suave y uñas cuidadas, ni caras maquilladas o protegidas del sol. No, la mayor parte de las veces son manos callosas, ásperas, nudosas, de uñas cortas y sin ninguna vanidad. O rostros curtidos, marcados, resignados o valerosos... Pero cuando empiezan a moverse, a trabajar, a hacer lo que saben, se vuelven casi divinas. Mismo cuando ya tiemblan y les falla la motricidad, continúan enseñándonos, esforzándose, produciendo, y a veces ni lo hacen por necesidad, sino porque aquello es parte de su identidad, es inherente a su existencia.
    Observando las manos y los rostros de los viejos me doy cuenta de que casi nunca es la belleza lo que queda al final, mas los actos, los ejemplos, lo que se produjo material y espiritualmente.

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