sábado, 4 de abril de 2015

"Darse cuenta del otro"

    El tiempo sigue su curso y yo trato de dejar que las cosas sucedan, de no oponerme por mis miedos y prejuicios, porque estoy descubriendo que, no importa cuánto uno se resista y se haga el leso o trate de retardar los acontecimientos, éstos siempre terminan ocurriendo y, a veces, como no dejamos que sucedieran en su tiempo, terminan no siendo todo lo positivo que deberían y hasta pueden volverse negativos... Pero lo que tiene que pasar, pasa, como decía mi compañera de gimnasio en Brasil, por eso hay que estar tranquila y saber aprovechar el presente con todos sus sucesos, positivos o negativos, porque al final todo es una lección que necesitábamos aprender para ser mejores y cometer menos errores.
    Y después de esta reflexión que hace varios días me persigue y acorrala mi ansiedad habitual sobre ciertas cosas, riéndose de ella y dándome un cálido abrazo de serenidad, aquí va la crónica de la semana.


    Es curioso y agradable, y aún sorprendente, cómo a todas las personas  en que me fijo cuando ando por la calle parece que les descubro un pedazo de su historia. A veces es la del momento (está apurado, no tomó desayuno, se puso poca ropa, le duelen los pies) y otras siento que es la de fondo, la que no estoy viendo cuando me cruzo con ellas (vive lejos y ya tomó dos buses, no sabe cómo va a pagar las cuentas, tiene un matrimonio desastroso, odia su trabajo)... No podría asegurar que las impresiones que tengo sean verdaderas, pero la mayor parte de las veces pienso que lo son, que si hablara con ellos, confirmarían mi percepción. Hasta porque no tienen nada de tan oculto. Quiero decir, si todos estuviéramos atentos, si nos diéramos el tiempo -lo que no es imposible a pesar de la vida corrida que llevamos- si saliéramos un poquito de nuestro pequeño y egocéntrico universo, si tuviéramos la real intención de conectarnos, tengo certeza de que podríamos desarrollar esta capacidad de empatía y "conocimiento" de los demás, lo que ciertamente nos haría mucho más receptivos, serviciales, compasivos y altruistas, lo que, por consecuencia, nos volvería personas mejores... Porque hace bien darse cuenta del otro, percibir sus necesidades, sus sentimientos, la situación en que se encuentra, olvidarnos un poco de nosotros mismos como centro del mundo y pasar a ver el resto de la realidad y a los otros que existen en ella. Esto es vital para que nos situemos y tengamos equilibrio y aprendamos, para que actuemos no sólo guiados por nuestras propias necesidades, sino también por las de los demás.
   Todos necesitamos estar bien -o por lo menos lo mejor posible- sentirnos apoyados, consolados, darnos cuenta de que importamos, de que no somos invisibles y de que tenemos un papel en la historia de todos para que la sociedad funcione y prospere.

Nenhum comentário:

Postar um comentário