sábado, 24 de janeiro de 2015

"Hay que vivir"

    Sábado tranquilo -a no ser por el estruendo de la construcción en la esquina, pero que se acaba después de almuerzo, justo cuando me voy a dormir mi siesta- y soleado, inspirado y con una buena noticia: esta semana hay cuentos en mi blog pazaldunatehistorias. blogspot.com. Son las historias cortas que envié el año pasado y el antepasado al concurso "Santiago en cien palabras". Me las sufrí para redactarlas porque, sinceramente, para alguien como yo, que adora detalles, reducir un relato a sólo cien palabras fue una verdadera y heroica odisea. Pero lo conseguí y quedé muy satisfecha. No me desanimé porque no fui clasificada en estas dos primeras ediciones en las que participo porque sé que hay una cantidad incalculable de participantes muy buenos, entonces la cosa es irse abriendo camino de a poco. ¡En una de esas me resulta y puedo ver mi cuento estampado en las estaciones del metro!... Voy a intentarlo de nuevo este año y veremos lo que pasa. Mientras tanto, y para que esos cuentos cortísimos no se pierdan, los publico en mi blog... ¡A final de cuentas, algo es mejor que nada!¡ Espero que les gusten!
    Y aprovechando un tiempito antes de ir al mercado -cosas de dueña de casa- aquí va la crónica de esta semana:


    Y hay que vivir, simplemente. Levantarse cada mañana, salir, trabajar, comer, conversar, comprar, cocinar, ver televisión, dormir, jugar, meditar, observar... Hacer lo que se debe hacer cada día, pero no como un robot, porque no basta respirar, abrir los ojos o moverse. Hay que tener consciencia, hay que disfrutar esta vida, este acto, este proceso de vivir, de aprender, de crecer, de volverse alguien y cumplir un papel en la historia de la humanidad. Porque todas nuestras acciones -las buenas y las malas- afectan al mundo, no importa si son pequeñas y simples. Por eso, hay que vivir sin esconderse, sin mentirse, sin huir. No hay que tenerle miedo a la vida, no importa cuán difícil se nos presente porque, por sobre todo, es un regalo inestimable, tanto que, por más problemática que sea, nadie quiere perderla.
    Siento que tengo consciencia de esto cada amanecer que contemplo por mi ventana. ¿Me estoy poniendo vieja? ¿Están apareciendo los achaques? ¿Estoy apretada de plata? ¿Tengo una enfermedad que me limita un poco? ¿Echo de menos a mi hijo que está en Brasil? ¿Las cosas están caras? ¿Tiembla a cada rato? ¿La ciudad es ruidosa y llena de smog? ¿Hay demasiada gente?.. Los inconvenientes son infinitos. Cada cual podría hacer una lista inmensa con los suyos, pero ellos no deben -o no tienen que- ser motivo para detenernos, para amargarnos y robarnos el placer de vivir, porque siempre hay algo positivo, siempre, en todo, si lo buscamos. No digo que hay que ignorar los problemas, pero tenemos que concentrarnos en enfrentarlos y solucionarlos de la mejor forma posible y no dejarnos abatir por ellos.
    ¿Es fácil?... ¡En absoluto! La mayoría de nosotros preferimos lamentarnos y renunciar a hacerle frente a las incontables vicisitudes de la vida, pues las interpretamos como castigos inmerecidos en vez de como lecciones necesarias... Pero vivir -sólo el hecho de existir- es aprender, es mejorar, es ser constantemente desafiado. Y no nos queda otra: hay que vivir.

Nenhum comentário:

Postar um comentário