quarta-feira, 22 de junho de 2011

Nuestro lugar y nuestro tiempo

Atrasadísima por culpa de mi trabajo y sus horarios locos, pero aliviada porque conseguí resolver este último enredo del musical sin muchos arañazos o dolores de estómago, lo que significa que voy a poder actuar de acuerdo con lo que pienso sin que esto  tenga algún tipo de consecuencia catastrófica -eso espero- para mi parte profesional. No se trata de ser porfiado, sin respeto o de desafiar a la autoridad por pura comodidad o deslealtad, sino de ser realista y sincero con respecto a algunas cosas que sabemos que no van a funcionar de la manera en que nos están siendo pedidas, pues nuestra experiencia de 25 años está con la alarma disparada y es imposible ignorarla. Nunca me negué a realizar nada de lo que me fué pedido porque tenía certeza de que era capaz de dar cuenta de la taréa, sin embargo, en este caso, estoy más que segura de que no será así, entonces, para qué arriesgar el resultado final, mi salud y mi reputación en un proyecto destinado al fracaso?... Siempre estoy bien dispuesta a encarar todos los desafíos de mi profesión -y que no son pocos- pero encuentro una estupidez lanzarse a un fiasco sólo por mantener este comportamiento o por agradar a los superiores. Y créo que todo este lío que ocurrió con el espectáculo sirvió para que me diera cuenta de esto y para que aprendiera a actuar de acuerdo con mi intuición profesional sin miedo, porque no la tengo por nada, no es verdad?... Ella me dá derechos indiscutibles y un poder de decisión y opción que se basan no en algún tipo de conveniencia personal, mas en una búsqueda constante de una mejor calidad de la producción. Y esto no puede ser irrespetado ni ignorado.
    Y ahora, vamos a parar con esta conversa profesional, que ya me tiene hasta la coronilla, y vamos a pasar a algo mucho más agradable, que es esta crónica y los cuatro maravillosos días de descanso que me esperan... Podría pedir algo mejor?


    Será que puedo afirmar que sé bien dónde estoy? Que estoy yendo en la dirección cierta? Que estoy haciendo lo correcto con los dones que me fueron dados? Que estoy siendo capaz de entender todo lo que me está siendo enseñado?... Qué es esta inmensidad que siento tomando cuenta de mí?... A veces tengo esta impresión de ser todas las sensaciones, percepciones, ligaciones, procesos de comprensión y asimilación; parezco estar en un constante y profundo aprendizaje que me lleva a escenários, encuentros y descubrimientos, a opciones que jamás pensé tener delante de mí, pero que son, como todo lo indica, justamente lo que necesito para crecer y realizar mi trabajo. Llamo esto de "providencia divina", o entonces de "Dios vigilándome", y también de "Lo divino y sus métodos personalizados". Siempre sorprendiéndonos, siempre creativos, siempre diferentes.
    Me acuerdo cuando les decía a mis alumnos: "Ustedes no tienen que imitar al viento, sino transformarse en el viento, ser el viento con  cada célula de sus cuerpos y mentes"... Y ellos se me quedaban mirando con esa cara de extrañeza, pues parecía algo tan subjetivo, tan inalcanzable, tan fantasioso y hasta ingénuo, tan "ejercicio de teatro de primer año"!.... Pero tengo que confesar que hasta a mí misma me resultaba difícil tratar de expicar o desarrollar una manera didáctica para el proceso que los llevaría no a imitar, sino a  fundirse con el viento, a ser verdaderamente el viento a través de la observación y la identificación, pues ninguno de ellos estaba acostumbrado a este tipo de comportamiento. A final de cuentas, los jóvenes no acostumbran detener su carrera hacia el futuro para quedarse contemplando una hoja que cae de un árbol, ya que piensan que esta experiencia no les vá a servir para nada... Pero hoy, a través de mi propia vivencia, me doy cuenta de cuán verdadero -y posible- es este concepto, cuán útil y revelador, porque gracias a todas las veces que me detuve, me volví capaz de sentir, de ver, de escuchar y entender, de ser el viento, o cualquier otro fenómeno. Comprendo el viento porque entendí que él forma parte de mí, así como todo lo que me rodéa, entonces no necesito imitarlo. En realidad, todos nosotros formamos parte indivisible del enmarañado fascinante e infinitamente diverso que es la creación, entonces no deberíamos tener tantas dificultades para entender los acontecimientos, los personajes y los fenómenos que nos rodéan, ni para expresarlos o entender su lenguaje. Si desenvolvemos la conciencnia de que somos parte de una misma manifestación podremos comprender todas las cosas que suceden en ella de una forma tan natural y profunda que hasta será difícil de creér. Todos tenemos nuestro lugar en el tiempo y en el espacio, ahora, antes y después, y estamos de cierta forma diluídos en la eternidad de la historia como peces en un océano en el cual podemos nadar sin dificultades rumbo a la eternidad.

Nenhum comentário:

Postar um comentário