sábado, 11 de junho de 2011

Nuestra melodía

Hoy día estoy excepcionalmente ociosa con todo este negocio del cancelamiento de las presentaciones del musical hasta septiembre -si todo salir como se espera y encontramos un puñado de super-bailarines y actores que aprendan sus papeles en tiempo record, cosa que dudo mucho- y este fin de semana también estaré más descansada porque sólo tendré que presentar nuestra pequeña pieza de la fiesta de san Juan el domingo a las 14:00h, y en seguida podré volver para mi casa para ver el final de "So you think you can dance" con mi hija... Ahora, créo que a partir del lunes la cosa se vá a poner realmente difícil porque vamos a empezar este nuevo y estresante maratón para remontar el musical con los testes para escoger el nuevo elenco, los ensayos, las lecturas, las pruebas de ropa y maquillaje, los arreglos del escenario y todos eses horários absurdos que me dejan la glicemia con los pelos de punta. Voy a tener que organizarme muy bien porque no tengo la menor intención de que mi salud pague el pato por las idéas descabelladas que mi jefe tiene! Ya me bastó la primera vez!... Y como voy a viajar el mes que viene, él quiere que las cosas ya estén encaminadas para que así pueda continuar los ensayos sin mucho problema hasta mi regreso... Bueno, sinceramente, espero que consigamos esta proeza, pero de todos modos ya le avisé sobre el riesgo de que las cosas no estén realmente listas para septiembre (es decir, un espectáculo de calidad, con los actores y bailarines seguros) entonces espero que, si el espectáculo no alcance sus expectativas, no me venga con críticas, cobranzas o ataques histéricos, porque está avisado. Aquí hay un dicho que reza así: "Quien avisa, amigo es"... Bueno, estoy siendo muuuuy amiga, entonces espero que no se le olvide cuando la situación aprete...
    Pero ahora, en cuanto las cosas están bajo control, serenas y claras, voy a aprovechar para postear no una, sino dos crónicas. Es que estaba leyendo mi diario para escoger la que iba a publicar cuando me encontré con estos dos textos que hablan de cosas parecidas y que no son muy largos, entonces decidí juntarlos en uno solo porque créo que vale la pena leérlos. y separados iban a quedar demasiado breves. Entonces, aquí vá la crónica de la semana: dos en una.


    Todos nosotros poseémos nuestra melodía personal, única, original e intransferible, como lo he comprobado durante mis aulas, y ella está siempre ecoando dentro de nosotros, dándole el ritmo y el tono a nuestras acciones y sensaciones, a nuestras decisiones y movimientos, a nuestras palabras y gestos. Es como nuestra marca registrada, que nos proporciona un carisma absolutamente original. El cuerpo vibra al compás de esta música intraductible, que es oída solamente cuando se hace el completo silencio interior, y que proviene  de los sonidos que escuchamos durante nuestra gestación biológica y espiritual. Es el recuerdo de nuestro hogar, del centro de la vida, del útero humano y divino donde fuimos generados y desde el cual fuimos lanzados a esta vida. Es el sonido de la creació humana y sobrenatural a la cual pertenecemos, de nuestras primeras memorias, y cuando conseguimos oírlo  expresarlo de alguna manera, pasamos a interpretar nuestra parte en la sinfonía universal, adquirimos la capacidad especial de comunicarnos directamente con la historia, pues esta melodía no es tan sólo música, sino una especie de ley cósmica en acción que puede transformarnos en una única expresión... Estoy convencida de que estas son las notas del amor eterno y absoluto y que, por eso, todas nuestras melodías juntas conforman el cántico de la vida.
    Por esto, a veces me pregunto, observando a algunos de mis alumnos durante un ejercicio de danza espontánea, hasta dónde somos capaces de perceber, de experimentar, de zambullirnos en lo que somos escencialmente, y hasta qué punto nuestro cuerpo consige traducir, a través del movimiento, de los sonidos y de la creación en toda su diversidad, esta percepción. Cuántos lenguajes pueden ser usados para este fin? Hasta qué punto nos arriesgaremos para ser fieles a los descubrimientos y conclusiones a las cuales llegamos?... Todo en nosotros está hecho de percepciones intuitivas, intelectuales, espirituales y viscerales; son movimientos internos y externos, de los miembros y del intelecto, de los órganos, de los sentidos naturales y sobrenaturales; entonces: cómo exteriorizarlos de una forma comprensible y aceptable -en nuestro caso, para el público?... Pensamiento, creación, acción en el tiempo y el espacio, entrega y docilidad, respiración, movimiento, conclusiones, anulación e  integración, quiebra de límites. La mirada, el cerebro, el corazón, los músculos, la conciencia; materia y espíritu se mezclan durante esta danza que es la existencia, se tornan una sola manifestación y cosas que normalmente no vemos aparecen delante de nosotros, tan reales cuanto el suelo que pisamos o la ropa que vestimos, a través del movimiento y  del sonido. El cuerpo espeja la percepción intelectual, visceral y espiritual y en algún momento pierde la noción de sus límites, lo que lo empuja a derribar los límites de los otros y a hacerse uno con ellos. Pasa a contener y expresar lo abstracto, lo ilimitado, lo que no tiene forma ni voz mas forma parte indivisible de nuestra existencia. El diálogo con el público sobrepasa la superficie de lo estético conciente y y alcanza un plano tan sutil e íntimo que no es más posible traducirlo. Se hace entonces el silencio más absoluto y pleno entre bailarín y platéa y todos quedan al mismo tiempo aislados y profundamente ligados. El lenguaje es puro y directo, pues se habla de ser humano a ser humano, en lo que ellos tienen de más verdadero y único: su humanidad.

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