sexta-feira, 25 de março de 2011

Grandes personalidades

Y con una semana de atraso, aquí estoy posteando esta crónica. Simplemente, no tuve tiempo para digitarla antes porque tuve que correr atrás de texto y actores para una presentación para la Páscua que a mi jefe se le ocurrió inventar de última hora. Entonces, ya estoy llena de horarios extra para ensayos y grabaciones, pero hoy día y mañana voy a disponer de algún tiempo -porque mi hija está de turno en la televisión- entonces voy a aprovechar para enviar esta crónica y poner al día mis apuntes (algún día voy a terminar con ellos, lo juro!) El domingo ya no es más posible porque estoy dando aulas, entonces, los viernes y  sábados se convirtieron en días sagrados. Fuera esto, desde ayer estaba con un problema de conexión con la internet y después de haberle pedido ayuda a Dios y al Diablo y haber revisado todos los cabos, conexiones, enchufes, botones e interruptores de la casa, de repente, así sin más ni menos, justo cuando ya me había resignado a quedarme sólo en el Word, la cosa se arregló como por encanto... Será que mi frustración y mi neura lo dejaron nervioso y por eso no conectaba?... Bueno, séa lo que haya sido, ahora está funcionando y voy a aprovechar... Y no puedo olvidarme de desmarcar la visita del técnico!...
Entonces, aliviada y llena de planes nuevamente, aquí vá la de la semana pasada.


     Leyendo sobre grandes personalidades que dejaron un legado que transformó a los hombres y a las sociedades en que viven, pienso que, a veces, toda una vida acontece solamente para que otros puedan percibir y practicar la verdad de manera que mejoren sus existencias y las de aquellos que los rodean. Pena que ni siempre los idealizadores tienen la oportunidad de ver el resultado de sus proyectos y hasta llegan a creér que fueron un fracaso, pero todos los cambios que hemos presenciado a lo largo de los siglos demuestran que, en realidad, tuvieron éxito, unos más, otros menos, pero las obras están aquí y son perpetuadas por  aquellos que creyeron en ellas y siguieron su ejemplo. Entre tanto, también pienso que no solamente las grandes águilas tienen el poder o la oportunidad de promover cambios positivos, sino también los gorriones y zorzales, las personas comunes -inclusive esas por las cuales no damos nada- nuestro vecino, el médico de la posta, la profesora de la escuelita rural, el dueño de una empresa o de una tienda, el padre de nuestra parroquia y, por qué no? hasta nosotros mismos!... Quién dijo que las personas sin nada especial, sin grande sabiduría, medios económicos o poder no puedenn hacer alguna diferencia en la historia de la humanidad? Pues ni siempre su acción tiene que alcanzar el mundo entero; su vecindad es suficiente, su ambiente e trabajo, su sala de clases, su círculo de amigos y familiares, porque si vamos a contar todas estas pequeñas iniciativas -casi invisibles a primera vista- descubriremos una inmesa y poderosa red de acción comunitaria en movimiento, que será capaz de transformar mucha cosa, parte por parte, una cada vez, con paciencia y perseverancia, así como los granos de arena del desierto mudan el paisaje al ser transportados por el viento. Nosotros somos los granos de arena y el gran viento, que todo puede y todo transforma, es Dios.

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