sábado, 12 de março de 2011

Días de ángel, días de demonio

    Y ahora que el carnaval es tan sólo un recuerdo exótico, ruidoso y coloreado y que los terremotos y tsunamis sosegaron por el momento, créo que las cosas van a empezar a funcionar por aquí de una vez por todas. Todavía pasmada con el hecho de que un carnaval simplemente para un país entero y feliz porque las clases en la fundación van a empezar finalmente, aprovecho mi último fin de semana libre -a partir de la semana que viene vuelvo a trabajar los domingos- para meditar, conversar con mi hermana de Chile, ver "American Idol" y unas películas con mi hija y colocar al día otro poco de mis escritos (a pesar de que con mi nuevo horario de trabajo van a sobrarme bastantes horas libres para dedicarme a esto). Pasamos los últimos tres días después del feriado corriendo para arriba y para abajo para dejar todo preparado para la llegada de los alumnos y ya estamos todos listos para empezar nuestro trabajo, a pesar de que todavía están faltando algunos profesores... Imagínense que esta personita aquí hasta colocó un cartel de bienvenida en la puerta de la sala de aula -que no fuí yo que lo hice, porque soy podrida para ese tipo de frescura- y voy a poner dos tiestos adornados con dulces y golosinas para la felicidad de los alumnos!... Yo no soy de hacer ese tipo de cosa. Para decir la verdad, nunca me acuerdo de celebrar fechas como el día de la madre, el día de la independencia, el día del niño y por ahí vá. Nunca envío tarjetas, doy fiestecitas, organizo juegos o les entrego regalitos -probablemente porque estoy acostumbrada a trabajar solamente con adultos, que no se interesan por ese tipo de cosas- no adorno la sala con motivos pertinentes a la fecha conmemorativa ni invento rifas ni competencias de acuerdo con la celebración... Decididamente, soy una negación para estas fechas. En la fundación parece que todos tienen el don de inventar este tipo de evento, en cambio yo... Lo que me interesa son las aulas! Pero como hay que entrar en el clima y este año tengo alunos más jóvenes, voy a tener que hacer un esfuerzo... Bueno, ser un poco festiva no me vá a matar!...


    Para madurar es vital que aprendamos a ser compasivos y comprensivos, que desenvolvamos la virtud de la paciencia, que tengamos coraje y conozcamos nuestras propias debilidades antes de juzgar y condenar las de los otros. La fealdad, la maldad, la cobardía, el comodismo, la envídia, la ambición, la vanidad, la inseguridad.... Todas estas cosas forman parte de nuestra humanidad y tenemos primero que reconocerlas y aceptarlas en nosotros mismos, tenemos que aprender a lidiar con ellas si no podemos derrotarlas,  controlarlas y transformarlas en material para lecciones positivas, para así poder usar la comprensión, la sabiduría y la compasión con los demás cuando estén siendo víctimas de sus propios errores. Sólo teniendo esta consciencia y pasando nosotros mismos por la experiencia estaremos realmente completos, pues el todo que somos está formado por el bien  el mal, por la luz y las sombras, este es un hecho que no podemos ignorar, ya que es inherente a nuestra condición humana y falible. Los defectos,  en realidad, deben ser utilizados como experiencias que en determinados momento se transforman en grandes lecciones, y no en castigos, como estamos acostumbrados a creér... Para entender y perdonar a los otros primero tenemos que entender y perdonarnos a nosotros mismos y comprender que, si fuimos hechos de contradicciones no fué por um mero capricho, sino porque uno de los opuestos le dá sentido al otro, le dá propósito, pues si no conocemos la fealdad, cómo sabremos lo que es la belleza? Si no vivenciamos el egoísmo y la maldad, cómo sabremos distinguir el altruísmo y la bondad? Si no encaramos nuestras sombras, cómo podremos ser capaces de reconocer la luz que puede salvarnos?... Las semillas de todos los vícios y de todas las virtudes ya están dentro de nosotros, entonces lo que nos resta es escoger cuáles sembrar, cuáles cultivar y cuáles arrancar, pero, antes que nada, tenemos que aprender a reconocerlas.
     El ser humano es un enmarañado -a veces muy enredado- de opciones positivas y negativas, y tiene la oportunidad única de tomar sus decisiones personales, que llevará a cabo a través de sus actos, que tanto puedem construir como destruir a ele mismo o a otros. Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer, todas las opciones son, de una forma o de otra, útiles. Todos tenemos días de ángel y días de demonio, pero esto no debe amedrentarnos o desanimarnos, sino fortalecernos y transformarnos en verdaderos e incansables luchadores. Es imprescindible conocer y travar intimidad con la vastitud del ser humano para lidiar con él con justicia y no condenarlo, porque nosotros somos ese ser humano también.

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