sexta-feira, 18 de fevereiro de 2011

Familia

Con una semana de atraso por causa del viaje que tuve que hacer a Porto Alegre para resolver ese negocio de mis documentos, pero cumpliendo mi deber, aquí está la crónica de la semana pasada. En realidad van a ser dos con la de esta semana, entonces espero que haya valido la pena esperar!... Para mí, el viaje a Porto Alegre valió la pena, gracias a Dios!


     Encuentro increíble, admirable y heróico el hecho del hombre hacer de todo para constituir una familia, un núcleo de personas que pueda llamar de "suyas". Observo a mi alrededor: padres, madres, hijos, abuelos, tíos, hermanos; una, dos, hasta tres o cuatro generaciones pasando tradiciones, historias, experiencias, lecciones que no tienen precio, todo para sobrevivir, para dejar un legado personal, un rastro que otros puedan encontrar. Los seres humanos se buscan, se encuentran, se funden, se multiplican venciendo cualquier barrera o dificultad, a pesar de as desgracias, de las guerras y pestes, del hambre, de la pobreza, de la ignorancia. Un día se despiertan y deciden que llegó el momento de volverse responsables por otros, deciden que llegó la hora de generar nuevos seres humanos que heredarán sus bienes materiales y espirituales, que le darán continuación a su nombre y le ofrecerán la ilusión de inmortalidad. Seres que, por su vez, repetirán este proceso y le darán continuación a la especie, al legado, a  la historia... Y así, las alimentan, las visten, las educan, las protegen, cada cual de una manera diferente, mas siempre con visceralidad, con un instinto casi animal... Y yo me pregunto: en qué momento toma esta decisión  empieza su búsqueda? Por qué lo hace? Es algo invevitable, superior a la lógica, a la practicidad, a la sobrevivencia? Es un instinto que ya viene en su DNA? Es la expresión de su anhelo por la inmortalidad? Es parte de su destino?... Es verdad que ni siempre escoge correctamente -en realidad, casi siempre lo hace equivocadamente- pero escoge, nada lo detiene y vá adelante, asume, se entrega, corre el riesgo y junta a los escogidos y los procreados a su alrededor, bajo sus alas protectoras, y trata e trazar sus destinos, transmitirles lo que sabe, perpetuarse, perpetuar la raza, la tradición, la sangre, su lenguaje peculiar, sus procesos y conclusiones; trata de dejar algo impreso en la brevedad de su tiempo de existencia para así darle un sentido, un propósito, para hacer alguna diferencia. Se entrega, se lanza, se mezcla, comparte, depende, interfiere, forma sociedades, créa leyes, descubre curas  venenos, pero en el fondo continúa solo... Y él tiene conciencia de esto. Tal vez éste séa el mayor motivo para que desée tan fuertemente formar esta familia, para sentirse seguro, parte de algo mayor, para poder compartir sus experiencias y su sabiduría, porque sabe que es único e insubstituible, que no existe otro con sus características, cualidades éstas que le confieren un papel absolutamente personal en la historia de la humanidad y que tiene que asumir y cumplir para que los acontecimientos a los cuales está destinado sucedan. El mismo es sólo un eslabón, un complemento de todos los otros, que tambiém poséen sus propios roles que desempeñar en este rompecabezas universal Sin embargo, presiente que no está unido solamente a la familia que créa por opción, mas que, de un modo distinto pero igualmente fuerte y profundo, también está ligado a todo lo que existe. De esto, desgraciadamente,  tiene muy poca o casi ninguna conciencia, pero ciertamente hace pate del infinito que habita dentro suyo y de aquel otro en el cual se mueve y al que, al fin, siempre  regresará.
    Pienso que esta es, en el fondo, su interminable búsqueda, que él materializa en el concepto de descendencia, de herencia, pues de alguna forma -ni que séa en el DNA- anhela regresar a su punto de partida y sabe que la duración de su vida terrena no será suficiente para que ésto ocurra. Este infinito no es tan sólo material, carnal, sino también -y principalmente, dada nuestra brevedad biológica- espiritual. Es lo que verdaderamente nos perpetuará... Padres, hermanos, hijos, todos lo somos, pero no solamente de aquellos que pertenecen a nuestra familia, sino también de estos otros que no conocemos y de otros que nunca llegaremos a conocer. Somos parientes de la historia, de cada capítulo, de todos sus personajes. Somos parte de un todo que no tiene pasado, presente o futuro, por eso somos únicos y tan importantes y por eso traemos esta sensación de soledad que nada mitiga. Nuestra participación en la história es vital, porque somos todo y todos, como las piezas de un mosaico divino que están aqui con un propósito determinado. Nadie más puede hacer nuestra parte pues somos los únicos responsables por lo que nos toca y por el éxito o fracaso de nuestra misión, no importa cuán difícil pueda parecernos algunas veces. Cuando esto suceda, tenemos que recordar que siempre nos es dado tan sólo el peso que somos capaces de soportar -y que, a veces, es mucho más de lo que suponíamos- y que, dependiendo de nuestro ejemplo, nuestros hijos, nietos, sobrinos, hermanos y todos los que vendrán después de nosotros, se volverán capaces de hacer cosas todavía mejores.

Nenhum comentário:

Postar um comentário