terça-feira, 6 de julho de 2010

Perdición y redención

Con la mundanza de mi hija de vuelta para Londrina las cosas anduvieron enredandose este fin de semana, como pudieron darse cuenta, pero hoy ya termina de instalarse en su propio apartamento y todo vuelve a sus rieles en mi rutina, a pesar de esta tristeza y de esta desagradable sensación de desamparo que está acechandome e queriendo derribarme. Sé que, si ya pasé tres años lejos de mi hija y conseguí continuar con mi vida de forma positiva y productiva, puedo hacerlo nuevamente, pero el impacto entre su compañía constante y la soledad que siento espiandome en este instante es fuerte, tal vez mucho más que la primera vez en que ella me dejó. Menos mal que este mes está de vacaciones, entonces todavía va a pasar buena parte del tiempo aquí en casa y cuando vuelva al trabajo mantendremos aquella deliciosa rutina de visitas los finales de semana. Sólo espero haberme adaptado a la idea de la separación en esa época y así evitar sufrírmelo todo de nuevo!... Sé que criamos a nuestros hijos para el mundo, pero mismo así no es nada fácil cortar los lazos, créanme. Sobre todo cuando los hijos son tan compañeros y especiales como los míos... Menos mal que tengo este trabajo que me encanta y me mantiene lo suficientemente ocupada como para no ponerme a pensar tonterías!... Entonces, y a pesar de esta pequeña pero densa nube que está suspendida sobre mi cabeza, me voy a sentar aqui para postear la crónica de la semana, pues las rutinas continúan, los rituales se mantienen, las acciones positivas tienen que ser cultivadas y perfeccionadas, las obligaciones y los placeres vividos y aprovechados, los peldaños escalados, los objetivos alcanzados. Sólo así tendremos una vida que valerá la pena, no es verdad?... Por eso, aquí vá, y espero que les guste. También voy a ver si durante la semana consigo traducir otro cuento para publicar el fin de semana; yo les aviso, ok?


Discutía el otro día con mi hermana sobre la reencarnación -tema por el cual ella es fascinada y en el que crée píamente- cuando de pronto, en el medio de la conversación, empecé a percibir que, a pesar de haber pasado algunos años afirmando que formaba parte del grupo de personas que siguen esta filosofía, en realidad no tenía ningún argumento o prueba para sostener aquella afirmación. Realmente, este es un tema bien nebuloso para mí porque entré en él medio que por casualidad, más porque me pareció una buena forma de redimirse o concertar errores y pérdidas, de volverse de una cierta forma inmortal, que por creér realmente en este proceso de karmas y vidas sin fin. Sin embargo, mientras la conversación fluía a través del computador, comenzaron a venir a mi mente algunas cosas interesantes, sobre las cuales jamás había reflexionado, y me parecieron bastante lógicas y coherentes con mis descubrimientos personales a través de la práctica del Butoh (danza-teatro japonesa)... No es que me convencieron o cambiaran mi opinión al respecto, o atizaron mis ganas de conocer más sobre el tema; mucho menos aclararon mis dudas y reticencias sobre la filosofía, pero no dejaron de ser interesantes.
Créo que reencarnación no séa exactamente haber vivido otras vidas em diferentes cuerpos y épocas, sino estar conciente -en esta vida que experimentamos hoy- de la existencia ininterrumpida (casi inmortal) de la humanidad dentro de la historia del universo, de la vida. Cada ser y su jornada personal hace parte activa e insubstituible de esta especie de rompecabezas de tiempo-espacio. Nosotros realmente poseémos la memoria ancestral de las vidas de todos los seres, ya que vinimos de una única fuente que nos mantiene en constante unión y comunicación a través del tiempo y del espacio, pero esto no significa que hayamos, de hecho, experimentado todas ellas... Tampoco diría que se trata de una conciencia colectiva e idéntica, pues cada un es afectado, siente y expresa esta ancestralidad a su manera totalmente peculiar.
Créo, sí, que existan planos en los cuales aprendemos lo que somos capaces de asimilar en aquel momento y que cada plano contiene un número determinado de respuestas y experiencias según nuestras capacidades, entonces, cada uno se desenvuelve espiritual y físicamente según ellas. Con respecto a "pagar" o "redimirse" de los errores y faltas cometidos a lo largo de la vida, puedo decir que es algo poco lógico, ya que no podemos decir que no sabemos lo que es bueno y lo que es malo, lo que puede provocar consecuencias negativas o positivas, lo que nos hará progresar o estacionará nuestra evolución. Nosotros sabemos, con certeza, entonces, las opciones que hacemos podrán o no llevarnos a respuestas, salidas, descubrimientos, cambios o acciones que tendrán su reacción en la historia. Nuestra noción de lo cierto y lo errado es lo que dirije nuestras opciones, y créo que puedo afirmar que ella es casi instintiva, como uno de los elementos que constituyen el instinto de sobrevivencia. Así, nuestros errores no son bien una "cosa del destino", y tampoco recibimos en el presente un castigo por fallas en el pasado, Tenemos, sí, lecciones para aprender, y una de ellas es que nosotros somos los únicos -aquí y ahora- que tenemos el poder de la opción por lo cierto, no importa si somos ricos e instruidos o pobres e ignorantes. Lo cierto y lo errado es idéntico para todos los seres. Lo cierto lleva al bien espiritual y material; lo errado lleva al desastre y a la obscuridad... Esto es tan obvio! Cómo podemos ser incapaces de percibirlo en esta vida o en cualquier otra? El bien y el mal están más allá de cualquier condición externa, son lo que son y no otra cosa, por lo tanto, cuando escogemos sabemos lo que nos espera. Otra encarnación no vá a cambiar este hecho. Podemos optar, no importa dónde estamos o quién somos, y podemos arrepentirnos, cambiar de actitud, concertar el error, pero será en esta vida, pues ella siempre nos ofrece esta oportunidad. El bien lleva al bien. El mal lleva al mal. Esta es una ley inalterable.
Créo que vamos de plano a plano, experimentando diferentes energías, aprendiendo de diferentes maestros, vivenciando las mas diversas manifestaciones. Siempra habrán desafíos, nuevas preguntas, nuevos encuentros y descubrimientos, nuevas respuestas -que completan las anteriores- en cada uno de estos planos, que forman una escalera que nos conduce a la plenitud: Dios. Sin embargo, esto también es una opción personal. Cada plano tiene su duración, su momento cierto de acontecer, y esto es algo que tiene que ser respetado. Sabemos con certeza que tenemos que evolucionar y encontrar nuestras respuestas, mismo así, acabamos desperdiciando el tiempo en niñerías y futilidades, en luchas estériles, vanidades y egoísmos que solamente nos estorban. Entonces, cuando nos damos cuenta de que este tiempo terminó y que todos nuestros sueños quedaron truncados, queremos encontrar una alternativa afirmando que todavía tendremos muchas vidas para conseguir lo que no fué posible en la actual. El problema es que los errores en la enseñanza y práctica del bien, de la verdad, la compasión y la sabiduría empezaron hace mucho tiempo y ya están cristalizados, haciendo que se repitan generación tras generación... Así mismo, el amor continúa clamando: "El hombre tiene el poder de crear y diseminar el bien!" El hombre es el señor del bien. El bien y el mal son siervos del hombre y no lo contrário; él puede cultivarlos y expandirlos según su voluntad... Pero será que nosotros nos damos cuenta del poder que nos fué dado? Será que sabemos realmente qué hacer con él?... Hitler se dió cuenta y lo usó. La madre Teresa de Calcuta también: estos son dos ejemplos perfectos de los extremos a los cuales podríamos llegar utilizando la misma conciencia de este poder.
Decididamente, la perdición y la redención caminan de manos entrelazadas en la senda de los hombres, y sólo corresponde a ellos la opción de su destino. Y no hay reencarnación que pueda cambiar esto.

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