sábado, 17 de julho de 2010

El paisaje de la ventana

Bueno, otro fin de semana sin contratiempos, entonces estoy posteando la crónica puntualmente, a pesar de estar con los dientes castañeteandome de frío y los dedos rígidos y adoloridos. Es en estos momentos en que bendigo la idéa que tuve de comprar este teclado nuevo, suave y liviano, porque con el anterior, estaría martilleando y maldiciendo hasta digitar la última letra del texto!... Por otro lado, mi grupo de teatro tuvo una presentación relámpago este jueves (lo que quiere decir que el montaje, el texto, los ensayos, el escenarios, las ropas y el maquillaje también fueron relámpago!) durante un sarau (evento multicultural que atraviesa la noche) que la fundación organizó como despedida del primer semestre de aulas y, por lo que me contaron, todo salió a las mil maravillas, a pesar de algunos contratiempos creados por un montón de chiquillos eléctricos y extremadamente ansiosos por la novedad de pasar una noche en vela acampados en las dependencias de la fundación, lejos del control de los padres. Yo no estuve presente porque estaba lloviendo y el frío era tanto que mi espalda terminó por trabarse definitivamente y tuve que salir corriendo a ver al médico, pero uno de los participantes ya me adelantó que a mi jefe le encantó la presentación. Bueno, montamos y presentamos en dos días -todo un record!- y antes que quedarme paralítica tuve tiempo de escribir el texto y de ensayar con los alumnos, dándoles todo tipo de recomendaciones con respecto al público que iban a enfrentar: los propios alumnos de la fundación... Pero, al parecer, todo resultó bien y todo el mundo quedó satisfecho... Lo que significa un montón de "trabajitos-sorpresa" apareciendo por ahí, pueden creér! Pero ya le avisé a mi grupo: Prepárense!... Bueno, este es el tipo de desafío que me encanta, y como el grupo está muy bien afinado, son capaces de montar casi cualquier cosa en tiempo record. Más tarde voy a telefonear al muchacho que quedó en mi lugar en la dirección para saber más detalles de este nuevo pequeño éxito. Este tipo de acontecimiento es excelente para que ellos practiquen y usen lo que aprenden en las clases, para que ganen desenvoltura e experiencia en el escenario. Por eso yo siempre digo: cuanto más, mejor!.
Y ahora, aquí está la crónica de esta semana tranquila.


El paisaje en la ventana va desapareciendo lentamente, tragado por las sombras crecientes del atardecer; los árboles y las casas con sus antenas y ventanas iluminadas, las rejas y muros van perdiendo los contornos, el cielo obscurece, los pájaros van silenciando y los insectos empiezan su enloquecida danza alrededor de las lámparas blancas de los postes. El exterior parece haberse desvanecido. Mi sala iluminada y cálida es como una isla de realiad en medio de la obscuridad que me rodea... Y entonces me pregunto, mirando el espejo negro de la ventana: Las cosas sólo son reales mientras somos capaces de verlas?... La luz y las sombras vuelven un paisaje breve, casi efímero, como los acontecimientos de la vida, que son reales y están presentes sólo durante el instante en que los vivenciamos. Después, son tragados y desaparecen en la noche del pasado. Mi sala, este cuaderno, la música de Beethoven, son reales ahora, son importantes en mi vida justamente porque están en mi presente inmediato. Sin embargo, ellos se marcharán y lo que quedará serán las sensaciones, las lecciones, las conclusiones, aquello que de alguna manera afectó y transformó mi vida. Estos presentes son los que le dan un significado, un sentido, un propósito al todo que es mi existencia, mismo si no permanecen, porque hay algo mayor, un paño de fondo, un cimiento que sostiene estos momentos para que alcancen su verdadero significado y propósito. Pasado y futuro no existen en este tiempo actual, pero este presente brevísimo posée una fuerza, una intención, una dirección descomunales. Aplicarse total y concientemente a lo que está sucediendo en este instante, actuando y percibiendo de forma natural y sobrenatural, es la manera cierta de actuar. Nuestro presente inmediato, sin embargo, fué construído por todos los tiempos, recuerdos, enseñanzas, percepciones y conclusiones corporales, espirituales, sicológicas e histórias que acumulamos a lo largo de nuestra vida y cada presente vivido agrega otro capítulo al equipaje que vá al próximo momento. Es una cadena, una suma fascinante e ininterrumpida.
El paisaje de la ventana desaparece despacio delante de mis ojos, mismo si no desaparece de la creación, y deja de ser real. Mañana volverá a aparecer, pero no será el mismo. Yo, todo y todos habremos cambiado irremediablemente. Queda saber si habrá sido para mejor.

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