segunda-feira, 12 de abril de 2010

Ejercicio diario

Voy a aprovechar la mañana para postear mis crónicas porque en la tarde me espera una montaña de trabajo, así como en el resto de la semana... Se acuerdan de ese espectáculo sobre la historia del café que empezamos a montar? Bueno, tal como lo predije, la cosa toda acabó viniendo a parar en mis manos, entonces, haya hora extra para cumplir el encargo!... Gracias a Dios todo lo que envuelve este montaje es del tipo que me encanta: creación en todas las áreas, (que deberá ser supervisionada por mí, lo que significa que voy a poder meterme en el trabajo de todos). Entonces, fuera la duda sobre las horas extra (la lata es que me gusta tanto este trabajo, que voy a hacerlo mismo si no me pagan) no tengo de qué reclamar. Bueno, tal vez sólo del hecho de que me vá a sobrar menos tiempo y aliento para escribir, pero como todo esto tiene que ver con arte, con desenvolvimiento y concretación de ideas y con personas produciendo juntas, en realidad no me siento perjudicada en absoluto. Por el contrario, créo que mucha cosa positiva va a salir de este trabajo, porque tengo certeza de que voy a aprender y a compartir un montón de experiencias que me harán crecer humana y profesionalmente... Eso sin contar con la moral con que me voy a quedar en la fundación si este famoso musical resulta un éxito rotundo!... Para ser bien sincera, no créo que vayamos a presentar algo de hecho espectacular como quiere mi jefe -tipo Broadway- pero si tiene calidad y cautiva a la platéa, entonces para mí está sensacional. No soy mucho ambiciosa en lo que se refiere a escenarios, figurines o tecnología de punta cuando se trata de montar espectáculos. Lo que realmente me interesa es el desempeño de las personas que están en el escenario, séan ellas actores, cantores o bailarines. A final de cuentas, ellos son el espectáculo y no el escenario, las ropas o los efectos especiales. Un buen texto, una buena música, bien coreografada, buenos actores o bailarines y ya se tiene algo digno de ser visto, no es verdad?...
Y sin más demoras porque de aqui a poco el músico que va a hacer los arreglos de las canciones viene a buscarme, aquí va la crónica de esta semana.

Me siento completamente fascinada por el arte de observar y meditar -también llamado de "contemplación"- cosa que jamás pensé que diría, siendo la persona ansiosa, inquieta e inmediatista que soy. Pero estoy empezando a descubrir que esta actividad puede llevarnos a procesos de comprensión y conclusión absolutamente reveladores, pues es algo tremendamente enriquecedor y relajante, que promueve un equilibrio y una clareza que nunca conseguí con ninguna de las otras actividades con que lo intenté -fuera la de escribir, claro- Y lo más importante: este ejercicio diario me ayudó a desenvolver la capacidad de transformar todas estas experiencias -hecho que también se debe a la contemplación- en textos que serán una herencia de las más sinceras, pues pienso que es algo que valerá la pena compartir con el mundo.
Hay días en que, en medio de uno de estos momentos espontáneos de contemplación, me vienen a la cabeza todo tipo de preguntas: "Será que todo el mundo piensa tanto como yo sobre la existencia? Será que miran a su alrededor y descubren las mismas cosas que yo? Y será que meditan así sobre ellas, o su pensamiento es automático, instintivo, se reduce a lo escencial? Será que lo que sucede alrededor de ellos los afecta, los modela, los hace ver una nueva realidad? Será que interactúan realmente con el mundo?"... Créo que alegar que no tienen tiempo para hacerlo no es una disculpa válida, porque yo descubrí que no es necesario que abandonemos ninguna otra actividad que estemos realizando ni tampoco nuestro modo de vida para observar, meditar y llegar a conclusiones. Una cosa no estorba a la otra. Créo que el término más acertado para esta carencia espiritual sería "falta de costumbre", o tal vez "falta de consciencia", o quién sabe, mejor, "falta de paciencia", porque tenemos esta manía de vivir la vida como si se tratase de una carrera, de algo ajeno a nosotros, de un río en el que nadamos, pero del cual no hacemos parte. Despreciamos todos los regalos que ella nos ofrece, todas las lecciones, todos los milagros, los encuentros y las revelaciones, pues creémos tan sólo en aquello que podemos ver, tocar, comprar, comer o vestir. Crecer no es una cuestión interna para la mayoría de las personas, sino un proceso totalmente externo y superficial, que tiene que tener más valor a los ojos de los demás que a nuestros propios ojos, algo que sólo nos proporciona poder y riqueza, influencia, status, y no sabiduría y compasión... Pero cómo aprender, y entender, e interactuar efectivamente con el universo y sus criaturas, cómo hacer parte de su historia si no se observa ni se medita sobre la existencia? El espíritu necesita este alimento, este ejercicio diario para estar en sintonía con los acontecimientos, con las personas, con la propia vida!... Sin embargo, no créan que se trata de alejarse de la realidad concreta para pasárselo el tiempo entero observando y meditando sobre asuntos transcendentales, se trata más bien de vivir plena y conscientemente, de percibir, reflexionar y concluir sobre los hechos más simples de la vida, pues es en ellos que encontraremos las mismas respuestas y revelaciones que obtendríamos si permanecieramos por horas interminables meditando en la celda de algun monasterio. Los seres humanos comunes -como yo misma- sin ninguna preparación espiritual, no consiguen transcender lo que no pueden ver, entonces su camino es el aprendizaje a través de aquello que tienen cerca y que conocen bien, de aquello con lo cual tienen intimidad, que los acompaña todos los días en sus rutinas... A veces, quería pararme en el medio de una plaza y gritar: "Sientan el viento! Miren los árboles! Toquen sus propias manos! Acompañen la mudanza de las nubes! Levanten la cabeza hacia el cielo y llénense de su azul luminoso! Miren las hormigas, los pájaros, los perros, las otras personas!"... Hay un pequeño milagro aconteciendo a cada instante, bien delante de nosotros! Entonces, por qué nos nos acercamos y lo aprovechamos? Por qué no hacemos parte de él? Mejor aún, por qué no ser nosotros quienes lo creamos?... Los descubrimientos nunca acaban y es nuestro deber -y placer- estar siempre atentos para no perder ninguno, ya que es de ellos que podemos aprender a vivir mejor en todos los sentidos.
Podemos desperdiciar una parte de nuestra vida corriendo, consumiendo, sacrificandonos en favor de la vanidad, representando papeles falsos y luchando por poder y prestigio, porque esto parece ser algo inherente al ser humano, pero no toda ella. Esto sería un pecado imperdonable que tendría consecuencias trágicas. La vida tiene un principio, un apogéo y un final, y cada uno de estos períodos posée inmensas riquezas que podemos disfrutar y compartir con los otros; sin embargo, no seremos capaces siquiera de darnos cuenta de ellas si vivimos el tiempo entero con prisa, compítiendo con alguien, luchando por más bienes materiales, tratando de ganarle al tiempo, viviendo apariencias y pensando que sabiduría es tan solamente aprender a destacarse en prejuicio de los demás.
Pienso que este es el motivo por el cual envejecemos. Es algo necesario. Es imprescindible para que maduremos, nos purifiquemos y nos volvamos más comprensivos y pacientes, pues solamente con el pasar de los años aprendemos a vivir de verdad y a darle valor a aquello que realmente lo tiene.

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