domingo, 26 de março de 2017

"Ser humano"

    Bueno, no es que haya sido abducida por un ovni ni nada parecido. Simplemente las vacaciones fueron un poquito más largas y regresamos a las publicaciones en los fines de semana, porque la semana también se me puso medio complicada, por lo menos más que los finales de semana, entonces... Y después, creo que sábado o domingo son días ideales para sentarse a leer. ¡Yo misma estoy disfrutando de un libro ahora, cosa que no hacía hace mucho, mucho tiempo!... Entonces, volviendo a los viejos hábitos y la semana que viene con cuentos nuevos. Estas vacaciones le hicieron muy bien a mi cuerpo, mi mente, mi espíritu y mi inspiración, definitivamente.
    Entonces, retomando en este día soleado, fresco y tranquilo, aquí va la de la semana.



    Lo malo de querer ser perfecto -lo que es completamente imposible, no importa lo que digan- o exitoso sin tropiezos, de luchar tan denodadamente para dar esta imagen, es que con el paso del tiempo, uno acaba transformándose en un tirano monstruoso con uno mismo y con los demás y en pro de esta imagen, de esta meta que creemos, ingenuamente, nos hará ser aceptados y amados, y hasta perdonados por Dios, quien nos abrirá las puertas del paraíso terrenal y celestial... Craso error. Porque, invariablemente, va a llegar un momento en que la situación se volverá tan exigente, con estándares tan altos y crueles de comportamiento, tan tiranos y punitivos, que  será insostenible, pues el conflicto entre lo que somos -falibles, débiles, imperfectos- y lo que pensamos que deberíamos ser para los demás -y para Dios- se volverá tan violento que terminará por quebrarnos. Este tipo de actitud nos niega el derecho de decir "no", "estoy cansado", "no acepto esto", "no quiero esta situación", "yo soy más importante", nos castiga por tener sentimientos  que serían "poco nobles", por "fallar", por cambiar de idea o no concordar con la mayoría.
    Somos meros humanos y todo lo que podemos hacer, como dice la magnífica Judi Dench en esa película sobre el Hotel Marygold, es levantarnos cada mañana y hacer lo mejor que podamos, con fe, persistencia, alegría y serenidad. Eso es suficiente, porque significa aceptar y trabajar con esta humanidad llena de imperfecciones y bellezas que tenemos que aprender a equilibrar para disfrutar de una existencia plena, digna y tranquila, productiva, sin culpas, castigos ni cobranzas.
    Eso es ser humano.

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