domingo, 5 de fevereiro de 2017

"Ese primer paso"

    Bueno, creo que nadie se merece pescar una gripe en pleno verano, pero yo tuve esa capacidad, aunque no me quedó claro si fue mismo una gripe o el resultado de todo el humo y las cenizas que vinieron a parar en Santiago de los incendios forestales que estaban asolando el centro sur de Chile... La cosa es que estuve algunos días tirada en el sofá con la garganta inflamada, dolor en el cuerpo y todas esas cositas deliciosas y tan agradables inherentes a la gripe... Por lo menos me sirvió para tener algunas ideas para cuentos y escribir uno o dos, entonces no fue todo prejuicio... Menos mal que ahora los incendios están controlados -pero no apagados- con la valiosa y generosa ayuda de aviones y bomberos de otros países, y el humo y las cenizas desaparecieron. Ya da para ver de nuevo mi amada cordillera y estoy de pie y lista para seguir escribiendo y publicando, entonces, ¡aquí vamos de nuevo!...




    El tipo no me cayó bien así que lo vi. Me recibió con la cara larga y se disculpó de mala gana por no estar usando el delantal blanco, pero es que el calor estaba insoportable y no tenía aire acondicionado en su sala. Me examinó desganado y fue bastante desagradable para responder mis preguntas, por lo que terminé quedándome callada y dejándolo reclamar y retarme por estar estresada... ¡Bueno, por lo menos no me pidió una endoscopía! Y eso ya fue un lucro.
    Salí de la consulta con una receta de un remedio para gases y digestivo y la desagradable sensación de no haber resuelto nada porque no había sido realmente atendida. Y lo peor es que tenía que volver como en un mes para una revisión. Estuve varias veces a punto de cancelar la consulta, a pesar de lo mal que me sentía. Es decir, fui allá porque lo estaba pasando pésimo y estaba súper preocupada y resulta que salí peor de lo que entré. En todo caso, podía buscar otro médico en otro lugar -lo que me saldría mucho más caro porque mi plan no lo cubriría- pero justo poco antes de la segunda consulta decidí empezar a ir a la psicóloga para resolver también la parte emocional de mis malestares y me tomé un par de ansiolíticos... ¿Resultado?... Los síntomas casi desaparecieron, entonces cuando regresé donde el médico antipático, mi ánimo era completamente diferente, por lo que resolví encararlo de una forma positiva, empatizando con sus malestares y escuchándolo con buena voluntad e interesandome por lo que él tenía que decir. Porque probablemente nadie le daba esa oportunidad.
    ¿Y qué fue lo que pasó? Pues que él se transformó en otra persona. Se relajó, sonrió, me dio consejos positivos y hasta hizo algunos chistes. Nos despedimos como viejos amigos y yo con la más absoluta certeza de que todo depende de NUESTRA actitud positiva y empática para con el otro. Siempre nos quedamos esperando que los demás den ese primer paso, dejándoles toda la responsabilidad -y la culpa- de un buen resultado, en vez de tomar nosotros la iniciativa. No todos van a reaccionar tan bien como este médico, claro, pero algún tipo de comunicación positiva que actuará a favor de ambos va a generarse. Y así todo será más fácil y placentero. Y esto vale también para situaciones complicadas: enfrentarlas con un espíritu positivo y valiente, con fe, con certeza la volverá más soportable y hasta podremos resolverla y ganar esa batalla.
    Vale la pena el esfuerzo de dar el primer paso, de llegar con el espíritu positivo, con una empatía sincera que nos haga olvidarnos un poco de nosotros mismos para calzar los zapatos del otro... La reacción es casi siempre un pequeño milagro.

Nenhum comentário:

Postar um comentário