domingo, 12 de junho de 2016

"Bajemos las barreras"

    El invierno nos rodea, pero el otoño todavía le opone resistencia. Ayer, un día esplendoroso, soleado y cálido, y hoy ya se avecinan nubes de lluvia, corre un viento helado y la cordillera empieza a esconderse... También hay algunas nubes negras aquí en casa, corazones pesados, cuerpos adoloridos, pensamientos tristes que, desgraciadamente, un guatero o una taza de té no alivian... Pero hay que seguir adelante, conservar la fe aunque no veamos una luz todavía, y no dejarnos abatir por las dificultades. A fin de cuentas, existe mucha gente bien peor que uno y están ahí, luchando ¿verdad?...
    Y para olvidar un poco esas nubes e poner un poquito de sol, aquí va la crónica de la semana.


    Me encanta salir a la calle y encontrarme con mis amigos: el carabinero en la entrada del garage de La Moneda, la señora que hace el aseo, el mendigo en la puerta del museo, el viejito que sale a caminar por Teatinos con su bastón, los guardias del carro fuerte, la vendedora de nueces y almendras, la cajera del mercado, la enfermera del laboratorio... La lista es enorme y me deja muy contenta. No es que seamos amigos íntimos y nos visitemos los fines de semana, pero ya son caras y voces -unidas a lugares- que pasaron a formar parte de mi rutina diaria y le dan esa dosis de calor y alegría a mis días. Parece que esta inmensa y apresurada urbe se vuelve más acogedora, más cercana. Parece que todavía hay gente abierta, confiable, empática y dispuesta a comunicarse, ni que sea con un cordial "Hola", "Buenos días", "Buenas tardes, ¿cómo le va?"... Se puede tener un amigo en cada esquina y sentirse amparada, acompañada, solidaria, segura... Pero no dejemos que los otros tomen la iniciativa. Mirémonos a los ojos y digamos la primera palabra, iniciemos la sonrisa, bajemos las barreras y acerquémonos. Vamos a darnos cuenta de que existe mucho más gente receptiva, que está allí aguardando nuestra aproximación, de lo que pensábamos.

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