domingo, 20 de março de 2016

"Prisiones y disfraces"

    Bueno, como lo prometí, hoy tengo un cuento nuevo para que se entretengan el domingo. Sé que había prometido dos o tres, pero las cosas han estado un poco agitadas por aquí, entonces, la inspiración sólo me alcanzó para este que, espero, les guste. A medida que el espíritu se vaya libertando de sus cadenas la producción crecerá y tendremos fines de semanas con más historias, con certeza.
    Entonces, por el momento, aquí va la crónica de esta semana. Y no se olviden de ir a pazaldunate-historias.blogspot.com y se divertir un poco con esta nueva historia.



    ¡Es tan agradable meterse en la cama con las sábanas recién cambiadas! También es una delicia secarse con una toalla limpia y perfumada, o vestir una ropa nueva, ponerse un zapato acabado de salir de la caja... Cuando somos tocados físicamente por algo nuevo, limpio, perfumado, virgen, nos invade esa sensación de inexplicable alegría, de levedad y liberación. Parece que algo nuevo empieza, que tenemos otra oportunidad, que adquirimos un nuevo tipo de fuerza, de ganas y de fe en nosotros mismos. No es sólo querer tener algo, sino lo que eso puede significar. Un nuevo corte de pelo, un cambio en nuestro estilo, un mueble nuevo, unos  labios pintados son capaces de transformarnos íntima y radicalmente, por más fútiles que estos acontecimientos puedan parecer. A veces, por detrás de ellos se esconden experiencias que nos han marcado y que salen a la luz y son hasta exorcizadas por estos pequeños cambios, por estas cosas nuevas, limpias, perfumadas.
    Siempre digo que grande parte de quienes somos se refleja fielmente en nuestro escenario, nuestros rituales, ropas, alimentos y opciones de cada día, por eso, a veces, conseguir cambiarlas puede ser realmente libertador, pues pueden haberse transformado en prisiones o disfraces que destruyen nuestras chances de ser felices y realizarnos.

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