sábado, 23 de janeiro de 2016

"Tiempo no es dinero"

    Poder ver el amanecer cada día desde tu ventana es una bendición, no sólo porque ya sabes si va a haber sol o va a estar nublado, sino porque tienes por delante todo un nuevo día de oportunidades para descubrir, ser feliz, amar, ser solidario, aprender y agradecer por estar vivo... Cada amanecer es una bendición, una puerta que se abre, un camino que se nos revela. ¡Entonces, aprovechémoslo!


    El fuego se extingue, la inundación se seca, la herida cicatriza, el hambre y la sed se sacian, el invierno pasa... Pero el tiempo no se detiene. Este es un hecho absoluto, inflexible, indiferente a nuestros deseos o intentos de control. El tiempo es como un río en el cual nadamos durante algún tiempo, tiene sus propias e insobornables reglas y somos nosotros quienes debemos adaptarnos a ellas y sacarles el mejor provecho, porque él viene y se va, jamás se queda. Es un regalo que recibimos tan sólo una vez, por eso tenemos que descubrir la mejor forma de usarlo. Tenemos que aprovechar todas las oportunidades, aprender el mayor número de lecciones, no perder el sueño, la creatividad o la alegría por cosas o personas que no son realmente importantes. El tiempo de que disponemos es demasiado precioso como para eso.
    Estoy convencida de que es una de las cosas que el hombre, aún con toda su creatividad, ambición y sed de control jamás conseguirá dominar y manipular a su antojo. Tiempo no es dinero, es vida que no podemos desperdiciar, y vale lo mismo cuando se es joven o viejo, porque no cambia su ritmo. Nosotros somos los que creemos que transcurre más lento cuando somos jóvenes y más rápido  a medida que envejecemos. Pero eso es una ilusión. El tiempo siempre corre a la misma velocidad y nos lleva a todos al mismo lugar... Y no es pesimismo, es una realidad que hay que aceptar y por eso mismo, ese tiempo por el que transcurrimos tiene que ser el mejor que podamos vivir.

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