domingo, 28 de junho de 2015

"Una persona feliz"

    Bueno, este resfriado está bien porfiado y no quiere irse, me tiene medio lacia y con una caja de pañuelos desechables al lado. Más encima, la calidad del aire tampoco mejora, entonces no ayuda en nada. Lo peor es que sólo esperamos lluvia en Julio, entonces, vamos a tener que seguir con los pañuelos, los antialérgicos y las gotas para los ojos y la nariz. Este está siendo el mes más seco de todos los tiempos y la contaminación está realmente dramática. Una nube amarillenta y amenazante se cierne sobre esta linda ciudad y nos tiene a todos tosiendo y lagrimeando, encerrados en casa, mirando por la ventana y con nostalgia de la nieve en la cordillera, que está completamente limpia... Bueno, paciencia. Por lo menos mi inspiración no está resfriada ni contaminada, entonces, aquí va la crónica de esta semana.


   Cada vez más me he ido dando cuenta -aunque supongo que a esta altura ya debería saberlo con certeza- de que las probaciones vienen para que aprendamos, para que crezcamos y nos demos cuenta de lo que somos capaces y de que, en cuanto esto no suceda, ellas continuarán allí perturbándonos, encorralándonos, llevándonos no pocas veces al límite. Sólo cuando hayamos aprendido y superado la prueba, ésta desaparecerá. Es un proceso, como una especie de esquema que veo y entiendo cada día más claramente. Sin embargo, el percibir esta dinámica no quiere decir que puedo hacer  trampa, pues la comprensión y el aprendizaje tienen que ser verdaderos y honestos. No sacamos nada con decirnos a nosotros mismos -y a la prueba- que ya entendimos, que encontramos la salida o que somos capaces de sobrellevarla para aprender y crecer si esto, de hecho, no está ocurriendo.
    Todos estos procesos, en realidad, podrían demorar mucho menos si nosotros no les opusiéramos tanta resistencia, si no les tuviéramos miedo, si aceptáramos con calma, fe y creatividad que la vida está llena de dificultades, tropiezos, decepciones y desafíos que a veces parecen sobrepasarnos. Esto no quiere decir que ella es una porquería o que Dios desea nuestro sufrimiento, sino que es necesario que pasemos por experiencias que nos enriquezcan, nos vuelvan fuertes y creativos, equilibrados y sabios. Hay quien no demora tanto en entender esto y pasar por las pruebas. Hay otros que se quedan atascados y por eso no consiguen que sus vidas avancen, mejoren, alcancen la plenitud y la felicidad. 
    Porque una persona feliz no es aquella que nunca sufrió, sino aquella que pasó por todas las pruebas -grandes y pequeñas- que la vida colocó en su camino y consiguió salir victoriosa.

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