domingo, 8 de fevereiro de 2015

"Vida inconsciente"

    Hoy está exepcionalmente agradable, algo nublado y con una leve brisa que se pasea por el departamento, que está con todas las ventanas abiertas... Delicioso, inspirador. El verano decidió darnos una pequeña tregua para que podamos refrescar nuestros cerebros medio cocidos, y se le agradece. Así sí que dan ganas de sentarse a escribir, entonces voy a aprovechar, antes de que el sol cambie de idea y decida ponerse a brillar y a calentar y mi pieza se vuelva un sauna justo cuando me voy a dormir la siesta... Entonces, aquí va la de la semana:


    Es increíble cómo hay gente que no se da cuenta -o no le importa, lo que es peor- de nada: si hace sol, si la loza quedó bien lavada, si el cuarto está ordenado, si los jardines están florecidos, si los pájaros cantan. No perciben lo que comen, lo que huelen, lo que oyen, si hay algo nuevo, si el paisaje es bonito... Entiendo que haya personas que están absolutamente agobiadas y superadas, obsesionadas por sus problemas, pero también creo que salir un poco de ellos, alejarse para prestar atención en otras cosas puede servirles para renovar la perspectiva, para encontrar ejemplos alentadores, para darse cuenta de que no todo en la vida es negativo ni gira en torno de ellas. A veces, estas personas fueron siempre así. Otras, se fueron volviendo alienadas con el paso del tiempo y un acumulación de experiencias negativas que no consiguieron resolver, y no son capaces de vivir de otra forma, mismo sintiendo ganas de cambiar porque saben que tendrán una mejor calidad de vida. Debe ser duro, sobre todo cuando se tiene miedo de cambiar, cuando está convencido de que las cosas son así mismo y que no hay nada que hacerle. Pero lo peor es cuando se piensa que uno se lo merece, que cometió tantos errores que ahora tiene que pagarlos llevando esta existencia gris y sin consuelo, sin belleza ni alegría, sin salida. Lo único que cuenta y de lo que hay que ocuparse son los problemas y las culpas, que sólo parecen agigantarse con esta actitud. El círculo va cerrándose y se deja de ver a los demás, las oportunidades, las soluciones, los regalos de Dios.
    Vida inconsciente, sin propósito, sin salida. Es terrible, pero es la vida que muchos llevan sin darse cuenta o sin poder escapar.

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