terça-feira, 10 de agosto de 2010

Iluminar el camino

Bueno, créo que lo más razonable y respetuoso con ustedes sería que yo parara de prometer que voy a publicar un cuento en el otro blog, porque normalmente acaba aconteciendo algún imprevisto y soy obligada a postergar la tal publicación. Ahí, ustedes van a visitarlo pensando que hay algo nuevo, y nada. Al final, van a terminar perdiendo el interés, o entonces, no van a creérme más cuando diga que voy a postear alguna história. Entonces, es mejor que haga la propaganda solamente cuando haya publicado el cuento y no antes, no créen?... Ya me demoro el doble en escribirlos -por lo tanto, las publicaciones no son tan frecuentes- y a veces están divididos en dos o tres capítulos, entonces es mejor que séa verdad cuando anuncio que hay algo nuevo en el blog, no es verdad?... Es que, créanme, tener de nuevo dos perritas llenas de energía es una cosa que dá muuuuucho trabajo! A cada cierto tiempo, uno tiene que dejar lo que está haciendo -eso incluye escribir- para ir a ver qué es lo que esas dos están inventando y prepararse sicológicamente para encontrarse con todo tipo de catástrofe ecológica por la casa, incluyendo el relleno de los cojines del sofá de la sala volando por el corredor, o la cesta indígena de paja destrozada encima de la alfombra, o entonces la pata de la mesita de centro esculpida a dientazos y los potes de yoghourt convertidos en flecos desparramados por el piso de la cocina... Es verdad que "perro es una de las mejores cosas del mundo", como reza la propaganda de Pedigree, mas también dá un tremendo trabajo, sobre todo cuando es un cachorro... Sin embargo, la alegría que estas dos están dándome, el carinho y la diversión, compensan cualquier apocalipsis doméstico... Y de cualquier manera, tener dos perras jóvenes y vigorosas tiene su lado positivo en la parte financiera, por ejemplo: no voy a necesitar un jardinero por un buen tiempo, porque desde que llegaron, ya podaron buena parte de mis plantas, escarbaron todos mis maceteros y canteros y hoy día vi -no sé por qué ni cómo- que devoraron algunos kilos de pasto del jardín del frente que, en realidad ya estaba necesitando un corte. Entonces, mientras ellas estén en la fase "me-como-todo-lo-que-encuentro" (incluyendo el zapato nuevecito y carísimo de mi hija) no voy a tener que preocuparme con el jardín. Un gasto menos, no es estupendo?...
Y ahora, vamos a lo que interesa, que sería la crónica de la semana pasada y -hoy día sí- la primera parte del cuento.


Por qué siempre tratamos de cambiar a aquellos que amamos, mismo jurando que los aceptamos así como son? Por qué no los amamos por ser precisamente así, originales y únicos, por tener esas imperfecciones, esas características, aquellos vacíos y desvios que, de alguna manera, nos completan? Por qué no conseguimos convivir serenamente con nuestras diferencias? Para qué queremos imágenes y comportamientos iguales a los nuestros? Dónde está la gracia en eso?... Es justamente en la diversidad que reside todo el encanto de la vida! A veces nos dá un poco de trabajo, es verdad, pero cuánto crecemos y aprendemos al vivenciarla!... O será que estamos poniéndonos tan flojos y y cerrados, tan preconceptuosos, que preferimos no encarar este trabajo?... No sé por qué tenemos la insana manía de querer interferir tan drásticamente en la vida de los demás, de la misma forma en que no aceptamos, con idéntica energía, la menor sugestión o crítica de parte de ellos porque, claro, nosotros somos los que tenemos la razón. Son los otros los que tienen que cambiar. Obviamente, un espejo de nosotros mismos facilita cualquier relacionamiento, evita riesgos y desacuerdos, ayuda a la manipulación y al dominio, entonces tenemos que conocer y controlar al otro tan bien cuanto a nosotros mismos. Evitar conflictos parece ser la regla vigente en estos tiempos extraños.
Pero tenemos que entender y aceptar que cualquier cambio en el otro no vendrá por nuestra imposición. Nosotros no tenemos ese derecho. Podemos aconsejar, dar ejemplos, observar de lejos y esperar, porque cualquier transformación nace de la comprensión, del equilíbrio, de una necesidad interior personal, de una visión más amplia y madura y no de nuestro propio capricho. Y ésto a veces lleva un tiempo que no siempre estamos dispuestos a esperar. Entonces, por qué no confiar en las leyes y los ciclos de la vida? Por qué no creér en la sensibilidad del otro, en su percepción, en la generosidad y docilidad de su corazón? Créo que el hecho de saber quién somos y lo que queremos a veces nos vuelve demasiado duros con aquellos que todavía no tuvieron la oportunidad de abrir las puertas ciertas para encontrar sus sueños y la fuerza para perseguirlos y alcanzarlos. Todavía nos falta la paciencia y la compasión necesarias para acogerlos y esperar que recorran sus respectivos caminos hacia la sabiduría, el equilibrio y la realización y así se aproximen al nivel en que nosotros nos encontramos.
No pretendo que nadie séa igual a mí, pues así como yo tengo peculiaridades que los otros necesitan, siendo como soy, así mismo los otros, siendo como son, poséen cosas que yo necesito. Es en esto que consiste la diversisdad. Es así que funciona. No se aprende tan sólo con las cualidades de los demás o de sí mismo, sino también -y principalmente- con los defectos, los errores y los fracasos. Nada está en nosotros o nos sucede por un simple capricho del destino, por crueldad o castigo de los dioses, sino como un desafío que tenemos que vencer para que podamos subir otro peldaño rumbo a nuestra felicidad.
Como bien dice (o canta) el maestro MIlton Nascimento: "Toda vida existe para iluminar el camino de otras vidas que uno encuentra".

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